Pronunciada caída en la demanda de EE.UU. derrumba el precio del petróleo
Por Neil King Jr.
Las señales de que una endeble economía estadounidense está usando cada vez menos petróleo enviaron los precios del crudo por debajo de los US$70 por barril por primera vez en 14 meses, un giro dramático para un mercado donde hasta hace poco los analistas proyectaban un precio de US$200 el barril a partir del año entrante.
El pronunciado declive en la demanda estadounidense de petróleo —que en las últimas semanas ha bajado cerca de 9% frente al mismo período del año previo— ilustra la magnitud de los problemas económicos en el mundo industrializado. A medida que sube la tasa de desempleo y caen las ventas minoristas y los pedidos de fábrica, el mayor consumidor de petróleo del mundo necesita menos crudo para trasladar productos, volar aviones de pasajeros y transportar a los trabajadores a la oficina.
El sombrío diagnóstico sobre la salud de la economía mundial ha hecho colapsar los precios del petróleo a un paso frenético desde mediados de año. El crudo de referencia estadounidense cayó el jueves a menos de la mitad de su máximo, alcanzado hace apenas tres meses, de $147 por barril. En la Bolsa Mercantil de Nueva York, el crudo para entrega en noviembre cayó US$4,69, un 6,3%, para quedar en US$69,85.
Desconcertados por el declive en el precio y las señales de un derrumbe en la demanda, los miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo acordaron apresuradamente el jueves reunirse la semana que viene en Viena para considerar recortar la producción, en un intento de apuntalar los precios. El organismo, proveedor de casi un 40% del petróleo mundial, había planeado convocar una sesión de emergencia para mediados de noviembre, pero el desplome de los precios ha causado alarma en países como Nigeria y Venezuela que se han vuelto enormemente dependientes de los ingresos petroleros.
La caída del petróleo se ha exacerbado por fuerzas que van más allá de la demanda. Los fondos de cobertura, responsables de gran parte de la especulación en la cotización del crudo, han tenido que jugar a la defensiva durante la crisis crediticia deshaciéndose de operaciones que usan mucho dinero prestado, como las apuestas a los futuros de crudo. Los fondos de cobertura también están siendo golpeados por grandes retiros de inversionistas reacios al riesgo. Esto los obliga a vender en momentos inoportunos, lo que acentúa la espiral declinante.
Los temores a una recesión han provocado que el petróleo y otras materias primas caigan en tándem con las acciones, generando dudas sobre por cuánto tiempo los inversionistas tolerarán poseer commodities si pierden su tradicional capacidad de diversificar un portafolio (ver nota relacionada).
Los acontecimientos de los últimos meses han dejado atónitos a analistas, banqueros y corredores por igual. Por primera vez desde la última recesión de Estados Unidos, entre 1991 y 1992, la demanda mundial de petróleo podría terminar este año básicamente sin cambios, a pesar del robusto crecimiento de Asia y Medio Oriente.
Muchos analistas privados calculaban a principios de año que la demanda mundial de crudo aumentaría en alrededor de 1,3 millones de barriles diarios en 2008. Cuando los precios subieron en el segundo semestre, la firma de valores Goldman Sachs llegó a predecir que la sólida demanda y la escasez de suministro podrían llevar los precios por encima de los US$200 el barril el año que viene.
La crisis financiera cambió todo eso. En las cuatro semanas previas al 10 de octubre, EE.UU. consumió alrededor de 18,6 millones de barriles diarios, 1,8 millones menos, o casi 9%, comparado al mismo período del año pasado. Muchos analistas proyectan que EE.UU. podría usar medio millón de barriles por día menos en 2009, lo cual dejaría el consumo del país en aproximadamente el nivel de mediados de la década de los 90. El mundo está consumiendo cerca de 86,3 millones de barriles por día este año, sólo 200.000 barriles diarios más con respecto al año pasado.
Jeffrey Currie, jefe de investigación de commodities de Goldman Sachs, señaló que la contracción del crédito y su impacto en la economía estadounidense —más que los altos precios de mediados de año— explican la menor demanda. "Los problemas de crédito han tenido un severo impacto sobre la actividad económica y especialmente sobre la industria petrolera", observó. "Si esto fuera sólo por los precios en las estaciones de servicio, la caída hubiera sido mucho más severa en julio que en octubre. Pero ha sido al revés". Las bajas en los precios del petróleo ofrecen un raro destello de luz para la economía estadounidense. El presidente de la Reserva Federal de EE.UU., Ben Bernanke, mencionó el descenso en los costos energéticos como una fuerza que está haciendo bajar la inflación.
Muchos analistas proyectaban hace sólo unas semanas que el petróleo promediaría alrededor de US$105 por barril el año que viene. Si el precio, en cambio, se estabiliza en alrededor de US$80 el barril, como muchos esperan, "eso representará un paquete de estímulo de US$275.000 millones para la economía de EE.UU.", dice Lawrence Goldstein, analista de la Fundación para la Investigación de las Políticas Energéticas de ese país. Por ahora, todas las señales sugieren que las penurias de la economía continuarán opacando la reducción en los precios del crudo.
La gran pregunta es hasta qué punto el crecimiento de la demanda de crudo de China y Medio Oriente podrá continuar sobrepasando el bajón en los países industrializados.
Los analistas indican que la demanda crecerá el próximo año en hasta 500.000 barriles por día. La OPEP concuerda y probablemente recortará la producción en al menos 1 millón de barriles diarios.
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