La caída de la inflación abre la puerta a más bajas de tasas
La Fed, sin embargo, duda de si la medicina surtirá el efecto deseado bajo las actuales condiciones
Por Jon Hilsenrath y Joellen Perry
La inflación empieza a ceder en Estados Unidos, un acontecimiento que aumenta el espacio de maniobra de la Reserva Federal para bajar las tasas de interés en las próximas semanas. El banco central, sin embargo, no cree que tales recortes sean una decisión clara.
El índice de precios al consumidor de EE.UU. no varió en septiembre, informó el Departamento de Trabajo el jueves, tras caer en agosto por primera vez en casi dos años. Al excluir los alimentos y la energía, la inflación subyacente apenas subió 0,1% el mes pasado. A su vez, la inflación acumulada en los últimos 12 meses ascendió a 4,9% y registra una caída importante desde los niveles de mediados de año.
El informe de la inflación mostró una debilidad generalizada en la economía estadounidense. Los precios del transporte declinaron 0,6% con sendas caídas en los precios de los pasajes aéreos y los vehículos nuevos. La vivienda, que representa un 40% del IPC, descendió 0,1% por segundo mes consecutivo, la primera vez que ello acontece desde 2001.
En otro signo de la debilidad de la economía estadounidense, la Fed informó el jueves que la producción industrial descendió bruscamente el mes pasado.
Los datos de la inflación refuerzan la opinión cada vez más generalizada al interior del banco central que las presiones inflacionarias empiezan a aflojar. En realidad, los shocks financieros como el que experimenta EE.UU. podrían eventualmente desembocar en lo opuesto a la inflación, la deflación, o un declive generalizado en precios. Tal probabilidad, sin embargo, no parece un riesgo serio.
La Fed tiene programado reunirse nuevamente el 28 y 29 de octubre. Los mercados de futuros asignan una alta probabilidad de una reducción de al menos un cuarto de punto porcentual. Ahora que la inflación deja de ser una preocupación tan prioritaria, la Fed evalúa otros temas, como el de si nuevos recortes de tasas estimularán la economía.
Mientras los inversionistas sigan temerosos de tener activos arriesgados como bonos basura o valores respaldados por hipotecas, una reducción en la tasa de referencia de la Fed probablemente tendrá un efecto limitado en otras tasas de préstamos que son importantes para las empresas y los consumidores.
En discursos pronunciados el miércoles, los dos funcionarios de mayor rango de la Fed —el presidente, Ben Bernanke, y el vicepresidente, Donald Kohn — recalcaron que la intensa aversión al riesgo que impera en los mercados es el principal obstáculo al crecimiento económico y, por lo tanto, su principal preocupación.
"La evolución de la economía dependerá mucho de la rapidez con la que se disipe la tensión en los mercados financieros", dijo Kohn en un discurso en Nueva York. "Pero estos eventos tienen pocos precedentes y por ende nuestra confianza en nuestros pronósticos económicos es aún menor que de costumbre".
Kohn destacó que el bajo nivel de la tasa de interés de la Fed —que se sitúa en 1,5%— eventualmente ayudará a estimular el crecimiento. Y el banco central cree que los recortes de tasas realizados hasta ahora han ayudado a paliar la crisis en los mercados. Sin ellos, las tasas de interés para préstamos a los consumidores y las empresas serían aún más altas.
No obstante, hay otras razones para cuestionar la eficacia de nuevos recortes de tasas en este momento. La confianza del mercado, por ejemplo, es un factor muy importante.
Cuando la Fed coordinó un recorte de tasas este mes con el Banco Central Europeo, el Banco de Inglaterra y varios otros bancos centrales, las autoridades esperaban que la medida apuntalara la confianza del mercado.
En cambio, el Promedio Industrial Dow Jones cayó 2% ese día y los inversionistas siguieron huyendo de los activos de riesgo, llevando a las autoridades estadounidenses a anunciar esta semana un programa de rescate más amplio.
Al interior del Consejo Gobernante del BCE, compuesto por 21 miembros, hubo cierta sorpresa de que las reducciones concertadas de las tasas de interés no tuvieran un impacto mayor en los mercados. A diferencia del banco central estadounidense, el BCE no alteró su tasa de referencia durante buena parte de la crisis y la elevó a 4,25% en julio, el nivel más alto de los últimos siete años.
La Fed, por su parte, está consciente de la caída en las expectativas de inflación. Asimismo, los precios de materias primas clave como el petróleo y el cobre han bajado desde septiembre. El jueves, los contratos a futuro del petróleo cayeron por debajo de los US$70 el barril en Nueva York por primera vez desde agosto de 2007.
Por otra parte, la Fed reportó que la producción industrial descendió 2,8% en lo que representa la mayor caída en casi 34 años.
Aunque el declive fue mayor de lo esperado, la Fed estima que el efecto de los huracanes Gustav e Ike sobre la producción contribuyó 2,25 puntos porcentuales al declive, mientras que la huelga de maquinistas del fabricante de aviones Boeing contribuyó alrededor de 0,5 puntos porcentuales. En los 12 meses que acabaron en septiembre, la producción industrial decayó un 4,5%.
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