por Ted Galen Carpenter
Ted Galen Carpenter es vicepresidente de Estudios de Defensa y Política Exterior del Cato Institute y autor o editor de 16 libros sobre asuntos internacionales, incluyendo Bad Neighbor Policy: Washington's Futile War on Drugs in Latin America (Cato Institute, 2002).
Incluso mientras funcionarios estadounidenses se concentran en las estancadas discusiones de política exterior sobre el programa nuclear de Corea del Norte, la creciente probabilidad de que Irán se sume a la lista de países con poderes nucleares y de que se vuelvan aún más tensas las relaciones con Rusia, un serio problema de seguridad se está formando mucho más cerca de casa. Desde hace dos años, la violencia entre organizaciones narcotraficantes y las autoridades en México ha aumentado considerablemente. La matanza es tan intensa que hasta los turistas estadounidenses evitan cada vez más ciudades como Tijuana, Ciudad Juárez, Nuevo Laredo y otras ciudades situadas en la frontera Estados Unidos con México, que solían ser destinos turísticos. Lo peor de todo es que la violencia se está contagiando a los estados sureños del oeste de EE.UU.
El problema del narcotráfico no es nuevo. El país es una importante fuente de producción de heroína, marihuana y metanfetamina para el mercado estadounidense así como también el principal punto de distribución de la cocaína procedente de Sudamérica. Por años, la gente dentro y fuera de México se preocupó de que el país sucumbiera en la corrupción y en la violencia que caracterizó al principal proveedor del drogas del hemisferio occidental, Colombia, desde comienzos de 1980 hasta los primeros años de este siglo. Cada vez hay más indicios de que esta “colombianización” de México se está convirtiendo en una realidad.
Si México se va por el mismo camino que Colombia, las consecuencias para EE.UU. serán mucho más severas. Colombia está relativamente lejos, pero México comparte una frontera con EE.UU. y está sumamente entrelazado económicamente a este país a través del TLCAN. Simplemente, no hay ninguna manera de que los estadounidenses vean las alarmantes tendencias de nuestro vecino con indiferencia.
Washington ha presionado al gobierno mexicano desde hace muchos años para que tome una postura proactiva contra los carteles de narcotráfico. Desde que Felipe Calderón subió a la presidencia en el 2006, se han cumplido sus deseos. Calderón le dio un gran protagonismo a los militares para combatir a los traficantes, postura que ningún presidente anterior había tomado. Sin embargo, el principal resultado de su estrategia ha sido un nivel aún mayor de violencia y cada vez más los militares son el blanco de esta. Los militares también han sido expuestos a la corrupción financiera que ha debilitado severamente a la policía.
Hasta las supuestas victorias de México en la guerra contra la droga demuestran que no son del todo una bendición. Así lo describe la consultora de evaluación del riesgo, Stratfor:
“La violencia entre carteles tiende a balancearse hacia arriba después de que las autoridades estadounidenses o mexicanas logran desmantelar una organización. En cualquier momento, puede suceder que si los grupos rivales sienten que una de las organizaciones no puede defender su territorio, combatirán no solo al grupo que domina sino también a todos los otros en aras de obtener el control”.
Las batallas de campo han sido feroces. En el 2005, poco mas de mil trescientas personas murieron en violencia relacionada con las drogas. Para 2007, el monto total ha ascendido a 2.673. Y esto sigue empeorando. Para mediados del agosto de 2008, la matanza de ese año ya superaba el número de muertos de todo el 2007. El Departamento de Estado de EE.UU. advirtió a los viajeros en mayo de 2008 que las batallas entre pandillas de narcotraficantes (entre ellos y contra los policías y militares mexicanos) en partes del norte de México eran tan serias que constituían “pequeñas unidades de combate”. Esas batallas incluían el uso de armas de fuego y granadas autopropulsadas.
Además de la violencia—semejante a la de Colombia entre 1980 y 1990—otra característica similar con ese país está emergiendo en México: la diversificación de las pandillas y cuarteles hacia los secuestros y otras fuentes lucrativas fuente de ingreso. Algunos reportes sugieren que el problema de secuestros en México es peor que en Colombia y que hasta estadounidenses han sido víctimas.
Los funcionarios estadounidenses aceptan que la violencia relacionada al narcotráfico en México no conoce fronteras. Según John Walters, director de la Oficina para la Política Nacional de Control de Drogas de la Casa Blanca, “la matanza de traficantes rivales ya está atravesando las fronteras. Los testigos están siendo asesinados. No creemos que la frontera funcione como un escudo”. Un oficial de drogas de Dallas llega a la misma conclusión: “estamos viendo, aquí en Dallas, un número alarmante de incidentes que tienen las mismas características de la violencia que se ha convertido algo común en México. Vemos asesinatos por ejecución, cuerpos quemados, y el propio caos… Es como si as batallas llevadas a cabo en México por control han llegado a Dallas”.
Las autoridades policiales estadounidenses en la frontera cada vez más son los objetos de la violencia. Un informe del Comité de Seguridad Nacional dice que más de una vez los contrabandistas “dejaban las drogas o las abandonaban en sus vehículos cuando se encontraban con oficiales estadounidenses”. Pero eso ya no es lo que sucede. “En el ambiente que se vive hoy, las patrullas de control de la frontera son el blanco de disparos desde la otra orilla del río, y los policías y asistentes de los sheriffs son atacados con armas automáticas mientras los delincuentes recuperan el contrabando”. Algunos de los ataques vienen de mexicanos vestidos en uniformes militares. No queda claro si los que atacan son los narcotraficantes vestidos con uniformes robados, o si son militares mexicanos—trabajando con los carteles—atacando a autoridades estadounidenses en defensa de los traficantes.
La policía estadounidense parece asumir que si el gobierno mexicano logra eliminar a los jefes narcos, sus organizaciones caerán también y, de esa manera, se reducirá la ola de droga ilegal a EE.UU. Washington ahora ha respaldado esta política con un paquete de ayuda lucrativa, la iniciativa de Merida, para ayudar a crear reformas en la aplicación de la ley y para otros esfuerzos anti-drogas. Durante el verano de 2008 el Congreso aprobó la primer reforma ($400 millones) de lo que será un programa de muchos años y muchos miles de millones diseñado de manera similar al Plan Colombia, la iniciativa que empezó en el 2000 para Colombia y sus vecinos andinos—que ya nos ha costado más de $5.000 millones.
Creer que neutralizando a los narcotraficantes clave en México alcanzará una importante reducción del trafico de drogas, es lo mismo que asumieron los oficiales estadounidenses con respecto a los que fueron las medidas tomadas en los carteles de Medellín y Cali durante los años 90. Los aontecimientos subsecuentes demuestran que fueron erróneas esas suposiciones. La eliminación de esos dos carteles solamente descentralizó el comercio de drogas. En vez de tener a dos grandes organizaciones controlando todo el comercio, hay, por el contrario, 300 mucho más pequeñas.
Específicamente, los arrestos y los asesinatos de los líderes mexicanos y colombianos de los carteles de drogas durante los años pasados no tuvieron un aporte significativo a la cantidad de droga que entra a EE.UU. Degollar a un narcotraficante implica que aparezcan mas cabezas para tomar su lugar. Jorge Chabat, un analista de políticas sobre droga y seguridad, comenta: “Por años, el gobierno estadounidense le dijo a México: ‘El problema es que los narcos siguen siendo poderosos porque ustedes no desmantelan a las pandillas’. Ahora, están haciendo exactamente eso y los narcos están más poderosos que nunca”.
México aún puede evitar el camino del caos, pero cada vez el tiempo es menor. Washington deberá prestar bastante más atención al problema de lo que viene haciéndolo y los funcionarios estadounidenses necesitarán mejores respuestas que las indeficientes y desacreditadas políticas del pasado. Si Washington continúa sosteniendo una política de estrategia prohibitiva, que crea las enormes ganancias del mercado negro de las drogas, la violencia y la corrupción se convertirán en un rasgo permanente de la vida mexicana. El comercio ilegal de drogas ya penetró en la economía y en la sociedad mexicana.
Las autoridades de los Estados Unidos necesitan preguntarse si quieren arriesgarse a tener que lidiar con un vecino caótico, generador de narcotraficantes al sur de la frontera. Si no quieren lidiar con la agitación que ello produciría, la nueva administración deberá reconsiderar la estrategia prohibitiva que impera ahora y hacerlo lo antes posible.Irak, la otra cara de la caída de los precios del petróleo
A pesar de su reserva en divisas, la caída de los precios del crudo hundió a Irak en un momento en que necesita dinero para recuperarse de años de violencia que lo dejaron exangüe. El ministro iraquí de Finanzas, Baqer Jabr Solagh, asegura que su país necesita 400.000 millones de dólares para su reconstrucción. Los economistas estiman que los futuros proyectos se ven amenazados por la extrema dependencia de Irak de sus recursos petroleros.
El sábado, Solagh anunció que en 2009 los gastos de Irak sólo alcanzarán 67.000 millones de dólares contra los 80.000 millones previstos en el verano, debido a la caída en los precios del crudo.
"Nuestro problema es que somos muy dependientes del petróleo. El deterioro de los precios del crudo nos afectará, pues el 96% de los ingresos del presupuesto del Estado provienen de los ingresos petroleros", explicó a la AFP Ayad Sali al Samarrai, presidente de la comisión de Finanzas del Parlamento. Los ingresos petroleros caerán en un 60% en 2009, a menos que los precios del barril, que oscila en torno a los 65 dólares, vuelvan a subir a pesar de una crisis financiera mundial que ralentiza la economía mundial, agregó.
"No podremos suministrar muchos servicios públicos que habíamos planificado", dijo a la AFP Abdel Hussein Anbaki, consejero económico del primer ministro Nuri al Maliki.
Las divisas no son suficiente
En agosto, un informe del Tribunal de Cuentas Estadounidense (GAO, Government Accounting Office) afirmaba que teniendo el cuenta la balanza presupuestaria en el periodo 2005-2007 y sus proyecciones para 2008, Irak había logrado un excedente de 79.300 millones de dólares. Pero solamente una pequeña parte de ese dinero fue usada para la reconstrucción de infraestructuras civiles, según el GAO, que afirma que entre 2005 y 2007, "el gobierno iraquí sólo destino a ese fin el 1% de sus gastos". El informe destacaba que entre 2005 y 2008, Irak destinó 3.900 millones de dólares a la seguridad, el combustible, la electricidad y el agua.
Sin embargo, incluso si las autoridades iraquíes gastaran sus reservas, el país tendría que recorrer un largo camino para recuperarse. El ministro de Planificación, Ali Baban, admitió que la economía está en una situación "difícil" y subrayó que es necesario encontrar otras fuentes de ingresos y revitalizar el sistema financiero para reactivar el sector privado. "La economía iraquí no tiene futuro si no logramos atraer inversores internos y extranjeros", dijo el sábado Baban durante una reunión de responsables estadounidenses e iraquíes.
Con sus 26 millones de habitantes, Irak importa la mayoría de sus alimentos y de sus productos industriales. Cinco años después de la invasión liderada por Estados Unidos en 2003, la agricultura y la industria necesitan dinero para salir de su anemia. Para Samarrai, "la economía corre el riesgo de derrumbarse".
Demasiada debilidad
Según el Banco Mundial (BM), el Producto Interior Bruto (PIB) de Irak alcanzó los 54.000 millones de dólares en 2007 contra 48.000 millones en 2006 y 45.000 millones en 2005, pero este crecimiento se debió principalmente a las exportaciones petroleras y a la ayuda estadounidense.
Para Anbaki, la recuperación pasa por una mayor flexibilidad monetaria. La tasa interbancaria está en el 16%. Ello permitió controlar la inflación, que se mantiene en el 5%, pero dificulta el acceso al crédito, indispensable para el sector privado, dijo.
La forma en que se gasta el dinero del Estado oculta la debilidad de la economía iraquí: la mayor parte del presupuesto sirve para pagar a los 3,3 millones de empleados estatales en momentos en que el desempleo supera el 40%. "Hemos disfrazado el desempleo. En el Estado tenemos cinco personas que hacen el trabajo que podría hacer una sola", subraya Abel Sahib Najim, presidente del Instituto de Estudios Financieros y Contables en la Universidad de Bagdad.
Jornada de reflexión en Wall Street en la víspera de las elecciones en EEUU
La Bolsa de Nueva York cerró sin apenas cambios con respecto al viernes y el índice Dow Jones de Industriales bajó un 0,06%, en víspera de las elecciones presidenciales de Estados Unidos y a pesar de la fuerte contracción de la actividad manufacturera en octubre. Por su parte, el petróleo ha caído casi cuatro dólares, hasta 63,91 dólares el barril, ante el pesimismo del mercado sobre la evolución de la demanda mundial en momentos en que la economía se desacelera.
Según los datos disponibles al cierre, el índice Dow Jones (DJI.NY ) de Industriales, el más importante de Wall Street, bajó 5,26 puntos, un 0,06% y se situó en las 9.319,75 unidades, mientras que el selectivo S (SP500.CH ) retrocedió 2,44 puntos , un 0,25%, para ubicarse en los 966,31 enteros. En cambio, el mercado Nasdaq (NDX100.NQ )subió 5,38 puntos, un 0,31% y alcanzó las 1.726,33 unidades.
Más datos negativos
La sesión ha estado cargada de datos económicos negativos, que, sin embargo, no han hecho mella en Wall Street. El Instituto de Gestión de Suministros (ISM) ha anunciado que la actividad manufacturera en Estados Unidos se contrajo en octubre a un ritmo más rápido que el mes anterior para quedarse en el nivel más bajo en 26 años.
El índice de actividad sectorial que elabora el ISM bajó en un mes 4,6 puntos porcentuales y quedó en 38,9 en octubre, frente a los 42 que esperaban los economistas y muy por debajo de los 50 que marcan la frontera entre el crecimiento o la contracción del sector.
Los inversores también conocieron que el gasto nacional en construcción bajó un 6,6% en el último año, mientras que el descenso solo entre agosto y septiembre fue del 0,3%.
La venta de coches cae en picado
También llegaron malas noticias del sector del motor. Las ventas en Estados Unidos de General Motors bajaron un 45% en octubre respecto al mismo mes de 2007, las de Ford un 30,1%y las de Chrysler, que no cotiza en Bolsa, un 24,5%. Ante estos datos, las acciones de General Motors perdieron un 2,42% su valor y las de Ford un 2,74%.
Los títulos de Boeing subieron un 0,82% hasta los 52,85 dólares, después de que sus trabajadores pusieron el sábado fin a una huelga de 57 días, tras aprobar el convenio colectivo propuesto por la compañía aeronáutica.
Los valores de Circuit City se dispararon un 38,46%, en una sesión en la que la segunda mayor cadena de tiendas de productos electrónicos de Estados Unidos anunció el cierre de 155 tiendas y la reducción del 17% de su plantilla en este país.
Asimismo, las obligaciones a diez años subieron en el mercado secundario de la deuda y su rentabilidad, que se mueve en sentido inverso, se situaba en el 3,92%, desde el 3,96% del cierre del viernes.
¿Quién será el próximo Secretario del Tesoro?
Los inversores están a la espera de que los estadounidenses decidan este martes quién será el próximo presidente de Estados Unidos, entre el demócrata Barack Obama y el republicano John McCain.
Obama lleva una ventaja de 8 puntos porcentuales a McCain, frente a los 10 puntos que tenía la semana pasada, según el último sondeo electoral realizado por The Wall Street Journal y NBC News.
La prensa estadounidense también se pregunta quién será el próximo secretario del Tesoro de EEUU y cuáles serán sus recetas para salir de la crisis financiera.
Otras noticias internacionales
J.P. Morgan Chase anunció que recortará los intereses de hipotecas de clientes cuyos pagos están atrasados. El cambio beneficiará a unas 400.000 personas en EE.UU. que deben cerca de US$70.000 millones. J.P. Morgan Chase sumó a su portafolio US$54.000 millones en hipotecas morosas cuando compró Washington Mutual en septiembre.
Los trabajadores de Boeing en EE.UU. decidieron poner fin a una huelga de dos meses, aceptando un contrato que incluye un aumento salarial de 15% y más garantías de estabilidad laboral. Se espera que pasen semanas antes de que la producción de aviones comerciales vuelva a su ritmo normal.
Cerberus, fondo de capital privado que posee un 80,1% de la automotriz estadounidense Chrysler, terminó las negociaciones con la francesa Renault sobre una posible fusión para concentrarse en los esfuerzos para un acuerdo con GM, según personas al tanto. Portavoces de Cerberus y Chrysler rechazaron los pedidos de comentarios. Ambas empresas ya informaron que las conversaciones sobre una posible fusión no pasan de especulación.
Panasonic, fabricante japonés de electrónicos, está negociando la compra de Sanyo, según fuentes al tanto. El valor de la transacción aún no ha sido definido. Si se concreta, la empresa resultante de la fusión competirá de cerca con Hitachi, el mayor fabricante de electrónicos de Japón.
El primer ministro británico, Gordon Brown, dijo en Arabia Saudita que consiguió el apoyo de la región del Golfo Pérsico para su propuesta de crear un fondo global para contener la crisis financiera mundial. Brown pidió a los países productores de petróleo que contribuyan para el fondo de ayuda del FMI.
Ford recortó más de la cuenta su producción de camionetas en EE.UU. como reacción al alza de los precios del petróleo, dijo el analista de ventas de la automotriz, George Pipas. Se espera que el cambio de estrategia contribuya a una parte sustancial de las pérdidas en el tercer trimestre. Cada camioneta que Ford vende genera US$8.000 de ganancia antes de impuestos.
UBS, banco suizo, informó que captó US$1.500 millones para un fondo internacional de infraestructura de su filial de gestión de recursos. El fondo ya compró participaciones en la empresa de generación de energía Northern Star, de EE.UU., la firma inglesa de servicios públicos Southern Water Services y la procesadora europea de desechos Saubermacher.
IG Metall, sindicato de trabajadores metalúrgicos de Alemania con 3,6 millones de afiliados, empezó el sábado una serie de huelgas en automotrices y fabricantes de electrónicos. Los sindicalistas dicen que las ganancias de las empresas aumentaron 220% entre 2004 y 2007, frente a reajustes salariales de 8,7% en el mismo período.
Banco Santander, gigante bancario español, invertirá 2.600 millones de reales (US$1.200 millones) en Brasil en los próximos dos años para expandir su negocio un 15%. Su director ejecutivo, Emilio Botín, informó que la compañía quiere convertirse en el mayor banco privado de Brasil en ganancias, aunque no en activos.
Ecuador anunció que cancelará su contrato con la petrolera española Repsol tras desacuerdos sobre un nuevo negocio, pero no planea tomar el control de los yacimientos. Se trata de la medida más dura del gobierno de Rafael Correa tomada en el sector petrolero.
Petroecuador, petrolera estatal ecuatoriana, informó que autorizó a la estatal petrolera brasileña Petrobras a transferir el 40% de sus derechos en Ecuador a la japonesa Teikoku Oil, filial de Impex Holdings.
Vale, gigante minero brasileño, informó que cerrará algunas minas tras los recortes de producción de las siderúrgicas. Roger Agnelli, presidente de la compañía, dijo que se trata de minas pequeñas en el estado de Minas Gerais.
Rio Tinto, gigante minero anglo-australiano, informó que sigue adelante con su inversión de US$900 millones en un proyecto minero en Argentina, a pesar de que no tiene los acuerdos que busca con el gobierno para mantener los impuestos en su nivel actual, entre otros asuntos.
Grupo Clarín, mayor conglomerado argentino de medios, anunció que ocho de sus subsidiarias de TV por cable se fusionarán bajo la entidad Cablevisión, que simplificará su estructura corporativa así como las operaciones de las firmas.
¿Cómo reaccionará el Dow Jones tras las elecciones de EE.UU.? Lo que dice la historia
Por Annelena Lobb
¿Repuntarán las bolsas con un nuevo rostro en la Casa Blanca?
La historia no ofrece lecciones claras, pero eso no ha impedido que los inversionistas busquen alguna señal de lo que se avecina después de las elecciones del martes en Estados Unidos.
Hay dos precedentes en los que el nuevo gobierno tomó posesión en medio de una crisis financiera. El ganador de los comicios, John McCain o Barack Obama, enfrentará grandes desafíos económicos al igual que lo hicieron Franklin D. Roosevelt, después de su triunfo en 1932, y Ronald Reagan, después del suyo en 1980.
El Promedio Industrial Dow Jones repuntó después del primer año de Roo‐sevelt en la Casa Blanca, pero cayó ligeramente después del primer año de gestión de Reagan.
Lo más importante, tal vez, es que las bolsas registraron grandes avances durante los períodos totales de cada uno, aunque no se sabe a ciencia cierta si ello se debe principalmente a sus políticas o a las pronunciadas caídas de los mercados antes de que llegaran al poder.
Aunque Reagan realizó un gran recorte de impuestos, el estímulo demoró un tiempo en surtir efecto y la Reserva Federal mantuvo las tasas de interés altas para combatir una inflación de dos dígitos. Entre la asunción de mando de Reagan, en enero de 1981, y finales de ese año, el Dow Jones cayó 8%.
A inicios de los años 30, en tanto, EE.UU. percibió que Roosevelt estaba emprendiendo medidas drásticas para combatir la Depresión con una serie de nuevos programas. El Dow Jones respondió con un alza de 86% entre su ascensión al mando, en marzo de 1933, y finales de ese año.
Roosevelt ganó cuatro elecciones presidenciales y sólo sirvió durante un lapso muy breve de su cuarto período antes de morir en abril de 1945. El Dow subió 194% durante su gestión que duró entre 1933 y 1945.
Si sólo se toman en cuenta sus dos primeros períodos presidenciales, que empezaron en medio de la Depresión y se extendieron hasta enero de 1941, el índice acumuló un alza de 140%. Ese período, no obstante, tuvo algunos retrocesos importantes y partió de una base muy baja establecida durante la presidencia de su antecesor, el republicano Herbert Hoover, cuando el Dow descendió 83%.
Una vez transcurridos los dos primeros años de su presidencia, que fueron duros, Reagan se benefició del auge de la economía, impulsado en parte por la derrota de la inflación galopante a manos de la Fed. En sus dos períodos al frente de EE.UU., el Dow se disparó 135%.
El precedente histórico de corto plazo es poco contundente. Entre la elección y la toma de poder, los mercados bursátiles no registraron grandes cambios en el caso de Reagan y cayeron alrededor de 17% en el de Roosevelt.
Muchos inversionistas creen que las políticas de Obama son menos partidarias del libre mercado que las de McCain. Obama pretende aumentar el impuesto federal sobre los dividendos y las ganancias de capital de los contribuyentes con mayores ingresos, mientras que McCain quiere mantenerlos en su nivel actual o reducirlos. Obama busca elevar los impuestos sobre los más ricos y ofrecer incentivos tributarios al resto. Los más ricos son, también, los mayores inversionistas por lo que podrían disminuir su participación en el mercado.
Tal vez el mercado no reaccionará al resultado de la elección estadounidense, a menos en el corto plazo. En los precios de las acciones de la bolsa ya está incorporada una victoria de Obama, el candidato del Partido Demócrata, dice Andy Laperriere, director ejecutivo de la firma International Strategy & Investment Group.
A estas alturas, los mercados ya han descontado en sus precios la asociación de Obama con un alza de los impuestos sobre los dividendos y las ganancias de capital y su favoritismo en las elecciones, explica Laperriere. Obama encabeza las encuestas más importantes y lleva una cómoda delantera (88%) en el mercado de futuros InTrade.
Por otra parte, si los inversionistas consideran que la plataforma electoral de McCain es más conveniente para el mercado, una victoria sorpresiva del candidato republicano podría desatar un repunte.
Quienquiera que resulte ganador seguirá adelante con el enérgico esfuerzo del gobierno para enderezar el sistema financiero. EE.UU. aprobó recientemente un plan de rescate de US$700.000 millones. Obama y McCain votaron a favor de la iniciativa. Además, el gobierno ha asumido participaciones significativas en los principales bancos del país, un paso que, en condiciones normales, los republicanos habrían rechazado, pero que bajo las circunstancias parece vital para la supervivencia de los mercados.
Argentina se empobrece a sí misma, otra vez
Por Mary Anastasia O'Grady
"Es imposible introducir en una sociedad un mayor cambio y un mal mayor que este: la transformación de la ley en un instrumento para el saqueo".
—Frederic Bastiat, La Ley, 1850
Nuestro tema de hoy no es el plan de "cambio" de Obama para "compartir la riqueza". Pero los lectores que quieran saber lo que le pasa a una nación que legaliza el saqueo —como denominó el economista francés del siglo XIX a la toma de posesión de la propiedad privada para fines socialistas— querrán prestar la misma atención.
Argentina es una República Constitucional con muchos parecidos históricos con Estados Unidos. Tiene una rica herencia de inmigrantes y abundancia de recursos naturales. La diferencia es que EE.UU. es un país rico y avanzado mientras que Argentina es pobre.
¿Cómo se rezagó tanto Sudamérica? Una explicación se remonta 90 años atrás, cuando la Corte Suprema de Argentina empezó a atacar los derechos a la propiedad como una forma de combatir la desigualdad económica. Los políticos argentinos aprendieron rápidamente que el saqueo legalizado era su camino hacia el poder.
La historia todavía se está escribiendo y el último capítulo debería atemorizar a los estadounidenses.
Tras elevar el gasto estatal y golpear a todos los capitalistas posibles durante siete años consecutivos, el gobierno argentino, que se desplomó en 2001, se está quedando de nuevo sin dinero.
No es una sorpresa. A lo largo de varios años, los analistas han advertido que la inflación, el proteccionismo comercial, el caso omiso a los contratos y los impuestos confiscatorios tuvieron un efecto negativo sobre los flujos de capital.
Los mismos analistas advirtieron que las tasas de inversión inferiores a lo esperado serían un problema cuando la economía global empezara a desacelerarse y terminara el auge de los bienes básicos. Pero el ex presidente Néstor Kirchner (2003-2007) y su esposa, actual presidenta Cristina Fernández de Kirchner, habían prometido un cambio en Argentina y no querían escuchar. Pensaron que tendrían mejores rendimientos promoviendo la lucha de clases mientras incrementaban el gasto público.
Era predecible que los ingresos dejarían de ser suficientes para soportar los gastos crecientes. El único misterio era cuándo se daría el golpe y qué tan profundo sería el saqueo para financiar la diferencia.
El 21 de octubre, Cristina Kirchner dio fin al suspenso al anunciar que el sistema de pensiones del país –con reservas de US$30.000 millones y un flujo de US$5.000 millones anuales— se convertiría en propiedad del gobierno.
Kirchner defendió su decisión de tomar el control de los activos pensionales diciendo que el mercado es muy arriesgado para los ahorros de jubilación y que los retornos obtenidos por los administradores de fondos del sector privado no eran adecuados.
Esa es una acusación muy fuerte si se considera que el retorno promedio anual de los administradores de fondos argentinos fue de 13,9% en los últimos 14 años. Pero es aún más absurdo si se comparan los rendimientos del sector privado con los del sistema público de seguridad social de reparto simple en las últimas cuatro décadas.
La semana pasada, el columnista de La Nación Adrián Ventura les recordó a sus compatriotas esta "historia de fraudes estatales". En los años 60, "la ley garantizaba a los jubilados el 82% del sueldo", escribe Ventura. Pero "se volvió imposible de calcular". ¿Cómo es posible? La respuesta es que el gobierno no reveló las cifras verdaderas de inflación y, de manera más amplia, los políticos no tenían ningún interés en proteger los activos. "Los gobiernos hicieron poco para mantener el compromiso de pagarles buenas jubilaciones a los trabajadores", explica Ventura, "e hicieron mucho para apropiarse de sus fondos".
El columnista no sólo estaba dando una clase de historia. Le estaba recordando a los defensores del cambio que plus ça change, plus c'est la même chose (cuanto más cambian las cosas, más siguen siendo iguales). Actualmente, el banco central de Argentina está acusado de manipular los datos de inflación y debido a que los políticos han gastado como locos, en el curso del próximo año, el gobierno tendrá un déficit de financiación de US$10.000 millones.
Por ley, la mitad de los activos administrados por los fondos privados ya están invertidos obligatoriamente en deuda del gobierno. Pero no es excesivo sospechar —tal como lo hace más del 70% de los entrevistados en una encuesta en Buenos Aires la semana pasada— que Cristina Kirchner no está actuando para obtener mejores rendimientos sino para hacerse con el control del dinero antes de las elecciones legislativas y provinciales del próximo año.
Ventura hace eco de los temores de muchos cuando escribe que la decisión de Kirchner "casi no impone límites al manejo que se puede hacer de ese dinero y, si los hubiera, nada impediría que el Gobierno los modificara o desconociera".
Los sufridos saben muy bien que una vez se convierte en un instrumento de confiscación no hay límite a los problemas que la ley puede causar. Y en Estados Unidos se sabe que cuando el gobierno es muy intervencionista, las cosas pueden empeorar.
Los bancos brasileños Itaú y Unibanco anuncian una fusión
--Banco Itaú (ITU) y Uniao de Bancos Brasileiros SA (UBB) anunciaron el lunes que fusionarán sus operaciones, creando así el banco más grande del país, señalaron en un comunicado los accionistas controladores de las dos entidades.
El acuerdo, que se ha negociado durante los últimos 15 meses, fue suscrito el lunes, pero aún debe ser aprobado por el banco central.
"El banco resultante tendrá la capacidad de competir a nivel internacional con otros grandes bancos mundiales", señala el comunicado.
El nuevo banco se convertirá en una de las 20 mayores instituciones bancarias del mundo, indica el comunicado.
Bajo el acuerdo, las acciones de Unibanco Holding SA y Unibanco se incorporarán a una nueva empresa denominada Itaú Unibanco Holding SA. El control de la nueva empresa se compartirá entre Itausa -Investimentos Itaú SA- y los controladores de Unibanco.
Ambos bancos registraron ganancias combinadas de 8.100 millones de reales (US$3.800 millones) en los primeros nueve meses del año y tienen activos totales por 575.100 millones de reales.
Banco Itaú es el segundo mayor banco de Brasil mientras que Unibanco ocupa el tercer lugar.
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