Chávez: ¿cristiano y marxista?
Por Carroll Ríos de Rodríguez
Hugo Chávez hizo una especie de confesión en enero, en su discurso anual ante el Congreso de Venezuela. La noticia bomba dio la vuelta al mundo. Es sano medir las implicaciones de la revelación, aunque, característicamente, sea una frase críptica. Sus palabras exactas fueron las siguientes: “Por primera vez asumo el marxismo, como asumo el cristianismo… El marxismo es la teoría más avanzada de la interpretación científica de la historia, de la realidad y es, sin duda, la más avanzada propuesta hacia el mundo que Cristo vino a anunciar aquí en la Tierra.”
La primera parte de la frase es pan comido, pues Hugo Chávez es (o era) católico, aunque consistentemente ataca a la Iglesia Católica, incluso de “inmoralidad”. Por otra parte, canaliza fondos a pastores evangélicos afines a la revolución bolivariana y antagoniza a otros, al tiempo que fomenta las prácticas paganas y supersticiosas. Como dice el Rev. Samuel Olson en Venezuela, Chávez quiere ser todo para todos. Al final, asumir la fe públicamente es notorio por cuanto su padrino, Fidel Castro, escogió la vía del ateísmo.
El elemento jugoso es la segunda parte de la ecuación: se autodefinió marxista. La oposición ya lo había acusado de izquierdista, marxista, socialista, revolucionario y populista, señalando como evidencia no sólo sus políticas radicales sino también la amistad que le une a personajes como Castro, Gadaffi y Ahmadinejad. Sin embargo, él posiblemente no había confesado ser seguidor de Karl Marx porque, hasta este momento, no le convenía hacerlo.
Antes se escudaba en su nacionalismo. Hugo Chávez ha enarbolado el “bolivarianismo” como una ideología política alternativa y novedosa. Precisamente, la imprecisión ideológica es una estrategia del populismo, según Carlos Sabino y otros autores. Por ejemplo, Perón promovió el ambiguo “justicialismo” en Argentina como un sendero entre el colectivismo y el individualismo, insistiendo en que fuese un pensamiento flexible y vago. Hoy, la doctrina de Simón Bolívar, definida al antojo del régimen, debe ser la base de todos los programas educativos. Fuertes castigos recaen sobre escuelas o medios de comunicación que difundan “doctrinas contrarias”. Finalmente, Chávez admitió que el bolivarianismo tiene corazón marxista.
La última oración es bastante enredada. ¡Es la bomba nuclear! Chávez afirma que el marxismo es ciencia, de hecho, la más verdadera teoría científica. Ninguna otra interpreta tan bien la historia y la realidad. Pero no sólo eso: es la más “avanzada propuesta…que Cristo vino a anunciar...”. Si el marxismo es la encarnación científica de la Buena Nueva, Cristo debió haber empuñado el AK-47 y Marx debió haber renunciado a su ateísmo. Es propio del populismo hacer de la política una religión, y dotar al líder carismático de cualidades mesiánicas. El lenguaje de Chávez no es de locos ni bobos: es peligroso. No tardará en revelarnos que es el nuevo profeta, o el mismísimo Mesías, que volvió a la Tierra con boina guerrillera para sembrar el conflicto social en América Latina.
La popularidad de Rafael Correa
La popularidad de Rafael Correa sigue en descenso y baja a un 35-40%
La aprobación del gobierno del presidente Rafael Correa se encuentra entre 35% y 40% informaron encuestas divulgadas el miércoles por dos empresas diferentes.
El director de la firma Cedatos-Gallup, Polibio Córdova, dijo al canal Uno que el estudio realizado por la encuestadora indicó que “la aprobación al gobierno está en 40 puntos”. En noviembre registraba 42%.
Afirmó que los ministros del área social registran una calificación positiva de 47%, los del área política 36% y los del área económica 32% constituyéndose estos últimos en “el área que más han pesado negativamente … (porque) ha aumentado el problema de desempleo, la crisis económica familiar”.
La encuesta se realizó a principios de enero, en 10 ciudades y con 2.120 entrevistados . Tiene un margen de error de 3,7 puntos porcentuales y un nivel de confianza del 95% .
Córdova reveló que un 46% de los ecuatorianos están de acuerdo con las cadenas radiales de los sábados de Correa, que tenían un respaldo del 70% hace tres años; un 39% está de acuerdo con las cadenas nacionales que se difunden casi a diario, y un 70% rechaza la forma en cómo se hace la propaganda del gobierno.
La otra encuesta fue realizada por la empresa Market, cuyo director Diego Peñaherrera dijo a la red de televisión Teleamazonas que “el nivel de popularidad del presidente Correa se encuentra luego de tres años de gobierno en 35%”.
“Se puede observar en la línea de tendencia (a la baja) en tres años”, aunque en mayo del 2009 tuvo un repunte hasta llegar al 59%, tras las elecciones presidenciales que ganó Correa en una sola vuelta.
“La credibilidad del presidente está en un 36% … y la calificación positiva de la gestión (de Correa) se ubica en 35% en enero”, expresó.
El estudio de opinión de Market se realizó el 9 y 11 de enero, en las ciudades de Quito y Guayaquil, con base a 760 encuestas. Tiene un nivel de confianza del 95% y un margen de error de tres puntos porcentualesEvo llama a sus militares
Evo llama a sus militares “a prepararse” para enfrentar al Imperio
El presidente de Bolivia, Evo Morales, solicitó hoy a las Fuerzas Armadas de su país prepararse para enfrentar los intereses del “imperio”, como se suele referir a Estados Unidos, porque, a su juicio, quiere invadir el continente con bases militares.
El gobernante izquierdista hizo esta petición ante el alto mando militar durante un acto celebrado en el Colegio Militar de La Paz para la inauguración de su año académico, al que también asistió un grupo de estudiantes representantes de grupos indígenas.
“En una nueva doctrina, las Fuerzas Armadas deben estar preparadas para enfrentar los intereses de imperio, que quiere invadir mediante las bases militares“, dijo en su discurso.
Aunque no hizo ninguna mención explícita al acuerdo militar entre Estados Unidos y Colombia, Morales ha criticado en otras ocasiones y en los mismos términos ese convenio, según el cual los militares norteamericanos podrán usar bases colombianas.
“Siento ahora que no son los pueblos los que levantan armas contra el imperio, sino es el imperio el que levanta armas contra los pueblos”, agregó.
Según el mandatario boliviano, la presencia del “imperio” en la región con el “pretexto” de luchar contra el terrorismo o el narcotráfico, “en el fondo es por los recursos naturales”.
“Siento que hay una nueva agresión del capitalismo hacia los países, que las bases militares empiezan a crecer en Latinoamérica”, apuntó en su discurso, al pedir al Ejército que defienda la dignidad del pueblo boliviano.
Morales, al igual que su homólogo y aliado de Venezuela, Hugo Chávez, ha reclamado varias veces a Colombia que deje sin efecto el convenio militar con Estados Unidos.
También instó a las Fuerzas Armadas a “ser parte activa central del desarrollo, social pero también científico”, del país y a que incluyan en sus programas académicos también la enseñanza de la protección del medio ambiente
Jaime Bayly baraja presentarse a las elecciones de Perú
Jaime Bayly baraja presentarse a las elecciones de Perú
El escritor peruano y presentador de televisión Jaime Bayly anunció que el próximo enero decidirá si se presenta a las próximas elecciones presidenciales del 2011, informaron hoy medios locales.
Bayly, quien hace dos semanas anunció su deseo de alcanzar la jefatura del Estado, señaló en su programa televisivo dominical "El Francotirador", que aún no ha tomado una decisión definitiva sobre el tema.
Aunque la semana pasada adelantó un eventual programa de Gobierno, el escritor ha agitado con su anuncio el ambiente político e intelectual peruano, donde muchos consideran poco seria su aspiración presidencial.
Bayly rechazó este domingo las críticas que se le han hecho por la supuesta ventaja que tendría al utilizar su programa televisivo para promocionarse y por las polémicas propuestas de su plan gubernamental.
Entre éstas, están la legalización de las drogas y el aborto, la disminución de sueldos de los parlamentarios y ministros, la desaparición de las fuerzas armadas y una reforma total de la educación.
"Me parece que es un poco altisonante y destemplado decir que yo estoy traicionando a la democracia cuando yo estoy tratando de enriquecer la campaña electoral ofreciendo algunas ideas libertarias, innovadoras, tratando que la agenda del debate político se enriquezcan con algunas ideas que los políticos ignoran", comentó el domingo.
Bayly volvió a entrevistar en su programa al legislador José Barba Caballero, quien le ha ofrecido que se postule por el partido Cambio Radical, y anunció que el reconocido jurista y ex congresista Enrique Ghersi lo acompañará en un eventual equipo presidencial como vicepresidente.
El Tercer Mundo de cara al proteccionismo
ECONOMÍA
El Tercer Mundo debe plantar cara al proteccionismo
Por John A. Bennett Novey
Samuel Gregg, director de Investigación del Instituto Acton, experto en economía política, ética financiera y ley natural, nos advierte sobre el despertar nacionalista que se está registrando a raíz de la crisis económica mundial. |
Nos cuenta Gregg que en los paquetes de estímulo adoptados por los gobiernos de Estados Unidos y varios países europeos se incluyen provisiones discriminatorias contra los productos extranjeros. Con estas medidas lo que se logrará es mantener artificiosamente las industrias nacionales poco eficientes y el colapso de las más eficientes que operan en el extranjero; empresas estas últimas que a menudo son propiedad de las mismas empresas americanas y europeas.
Los paquetes de rescate bancario contienen cláusulas que presionan a los bancos rescatados para que dirijan sus préstamos al mercado interno. Están tirando por la ventana la saludable práctica de la competencia.
Es curioso que, luego de tantos años de abogar por la adopción de políticas de libre mercado, estos países ahora den marcha atrás. Todo ello afectará negativamente a las economías de las naciones latinoamericanas.
Una pregunta que debemos hacer es: ¿cómo influirá el neo-proteccionismo en un mundo globalizado? Más curioso aún es que sean los antiguos países del bloque soviético los que ahora nos echan en cara nuestro giro al socialismo, mientras ellos, que han salido de sus tenebrosas profundidades, toman bocanadas de aire fresco y nos dicen: "¿Cómo, están locos? ¿Ahora que nosotros venimos de vuelta del socialismo, ustedes van hacia allá?".
A los países emergentes nos toca hacer un llamado a la cordura al Primer Mundo. Debemos hacer un frente común y exigir el cumplimiento de los acuerdos de libre comercio. El mundo no podrá prosperar regresando al pasado. La libertad de comercio no es un simple privilegio, sino un derecho de la humanidad. Decirnos con quién podemos o no comerciar es igual que decirnos con quién podemos o no contraer matrimonio.
Enemigos de la libertad
EL PÚBLICO DESPRECIO DE LA IZQUIERDA POR LA LIBERTAD
Enemigos de la libertad, hoy y en 1931
Por Jorge Vilches
Desde hace unos años imparto conferencias en los cursos organizados por el Centro Territorial de Innovación y Formación de la Comunidad de Madrid, cuyos alumnos son profesores y catedráticos de instituto. Los temas han estado siempre ligados a la historia contemporánea de España. Este año toca la Segunda República y la Guerra Civil. |
La tontería es fruto de la radicalización de la izquierda desde el año 2002, cuando movilizó a todos sus efectivos para sacar del poder al PP de Aznar. El problema de dicha memez no está en la defensa de unos principios, ideas o intereses, ni siquiera en el cómo –para eso está el Código Penal y el Estado de Derecho–, sino en la obsesión por la penalización social de la diferencia. Una afirmación como la de Aduriz me muestra dos cosas: la primera es la incapacidad de esa izquierda para entender cómo funciona una democracia; la segunda, que esa izquierda aún no ha entendido en qué consiste la disciplina llamada Historia. Ese deseo totalitario, implícito en el textito de Aduriz, de que sólo exista una manera –la suya– de pensar, de sentir, de creer, de explicar el hombre y los procesos históricos y de anular cualquier otra, casa muy mal con la letra y el espíritu democráticos.
A esa izquierda le gustaría que hubiera un control estatal previo y punitivo de la libertad de expresión, para evitar desvíos. Este tipo de medidas representan heridas mortales a la democracia: véanse los problemas en la Venezuela de Chávez. O los que trajo la Ley de Defensa de la República auspiciada por el gobierno Azaña en octubre de 1931. Esta es su historia.
Al éxito republicano del 14 de abril le siguió, como era lógico en la Europa de entonces, una oleada de aspiraciones sociopolíticas visionarias para imponer o conservar un sistema. Ya ocurrió en nuestro país en 1868: tras la expulsión de Isabel II, republicanos y carlistas creyeron que había llegado su momento y se echaron al monte –incluso, en 1872, juntos en algunos lugares de Cataluña–. La violencia que se desató en España entre abril de 1931 y enero de 1932 sólo podía compararse con la registrada durante los primeros meses de la revolución del 68. El orden público se convirtió en el primer problema de la nueva República: a la quema de conventos de mayo le siguieron las huelgas revolucionarias anarquistas y comunistas, como las de Sevilla y Barcelona. Al socaire de esto, Ortega y Gasset escribió en Crisol el 9 de septiembre de 1931 que la República no era una revolución, y que el "radicalismo" acabaría con ella.
Manuel Azaña creía que la violencia que soportaba el nuevo régimen se debía, entre otras cosas, a la alteración que producían los periódicos que no eran abiertamente republicanos. En junio de 1931 algunos ministros ya creían obligado controlar esos medios con la ley en la mano. Existían mecanismos para suspender los derechos individuales, entre ellos la Ley de Orden Público de 1870, pero el Gobierno necesitaba un golpe de efecto. Fue Miguel Maura, conservador, ministro de la Gobernación, el que propuso una ley que sujetara a la prensa de oposición. El propósito era defender el régimen silenciando a los críticos. Así pasó en agosto de 1931, cuando los problemas con el cardenal Segura y la Iglesia llevaron al Ejecutivo a suspender varios periódicos vascos y navarros porque hacían una "labor subversiva".
La cuestión religiosa hizo que Alcalá Zamora y Miguel Maura dimitieran de sus cargos en el Gobierno, lo que permitió a Azaña asumir la presidencia. Azaña se había mostrado hasta entonces contrario a la represión de la libertad de imprenta, pero cambió de opinión y anunció en las Cortes que haría "respetar" la República; y que si no conseguía respeto para ella, el Gobierno haría que fuera temida. Días después de este discurso elaboró, junto a Casares Quiroga y Carlos Esplá, el proyecto de lo que se llamaría Ley en Defensa de la República. El 19 de octubre lo presentó al Consejo de Ministros. Indalecio Prieto quiso que se debatiera previamente en los grupos parlamentarios, dada su envergadura. La intervención de Largo Caballero, ministro de Trabajo, fue decisiva para que todos accedieran a que se le aplicara un procedimiento de urgencia.
Al día siguiente, el 20, Azaña convenció a Julián Besteiro, presidente de las Cortes, de que se saltara la vía parlamentaria habitual. De esta manera, los diputados conocieron el proyecto de boca del presidente en plena sesión de las Cortes. No hubo posibilidad de enmiendas. La norma azañista tipificaba como delitos de agresión a la República "la difusión de noticias" que pudieran quebrantar "el crédito o perturbar la paz o el orden público", así como aquellas que redundaran en el "menosprecio de las instituciones u organismos del Estado" o hicieran "apología del régimen monárquico". Se pretendía controlar la opinión y penalizar a las que no comulgaran con el republicanismo gubernamental. Lo peor era que dejaba en manos de la autoridad gubernativa la suspensión, confinamiento o extrañamiento de los medios.
El mismo día 20, en una tensa y extraña sesión en las Cortes, Santiago Alba advirtió al Gobierno: "[Será] infinitamente mayor el daño que causéis que aquel que pretendéis evitar. [La ley] no se acomoda al juicio de ningún demócrata". Ángel Ossorio y Gallardo, por su parte, proclamó: "En un sistema medianamente liberal cabe hacer la apología de sistemas contrarios al que prevalece; y si no admitimos esto, no queda ni recuerdo de la libertad". Con no poca demagogia y violencia, Azaña dijo que si había gente que aún no era republicana "de todo corazón y con plena voluntad", el Gobierno tenía "medios para, de una manera fulminante", hacerle sentir "todo el peso" de su autoridad. Había que ser gubernamental a la fuerza, sí.
Azaña señaló que existía una "mala prensa", "hojas facciosas", "pequeñas bellacadas clandestinas" que llevaban el "descrédito de la institución republicana y de sus hombres, y del Parlamento, y de los Diputados, y de su obra legislativa": "¿A eso vamos a llamar Prensa, a esos reptiles (...), [a esas] monas epilépticas que por equivocación llevan el nombre de hombres?".
La Ley de Defensa de la República, por la que el Gobierno sustituía a los tribunales para castigar a la opinión crítica, supuso un duro golpe al crédito democrático del régimen. Porque la democracia siempre ha sido la garantía de los derechos individuales, de la pluralidad de credos, pensamientos e intereses, por muy dispares que sean, cuyo control ha de estar sujeto a la decisión de los jueces.
¿Sirvió para algo la mordaza azañista? No. Los anarquistas se levantaron contra la República en enero de 1932 y de 1933. Sanjurjo y un grupo de militares monárquicos intentaron un golpe de estado en agosto del 32. Estuvo en vigor hasta agosto de 1933, cuando fue sustituida por la Ley de Orden Público. Un año y pocos meses después, los mismos que propugnaron ésta y aquélla iniciaban una torpe revolución contra el Gobierno legalmente constituido. Y antes de las elecciones de febrero de 1936, la censura previa se impuso para toda la información no parlamentaria. Sirvió de poco.
La penalización social de las opiniones, tan del gusto de la izquierda radical, es una de las enfermedades que han llevado a España a algunos de los peores momentos de su historia. La tontería de Iñigo Aduriz en Público bien podría incluirse en los periódicos más virulentos de la Segunda República. Claro, a no ser que creamos que Franco era un liberal del siglo XXI. Quizá es que se carteaba con Hayek, Popper, Arendt o Berlin, o que seguía a la escuela económica austriaca, o que leía en la intimidad a Jefferson y a Tocqueville, ahí, en El Pardo, entre la Guardia Mora y las cacerías. En fin: cuánto talento pululando.
En tiempos recientes diversos partidarios de Barack Obama le han reclamado, desde la izquierda, el haber abandonado varios de los postulados de su campaña. Le reprochan aceptar una propuesta de reforma de la salud sin la llamada “opción pública”; denuncian el envío de más tropas a Afganistán y el endurecimiento con Irán; critican su discurso de Oslo y la aceptación teórica de las guerras justas; rechazan su demora en vaciar la cárcel de Guantánamo; y lamentan su falta de avances en la reconciliación con Chávez y los Castro. Sus desencantados amigos tienen algo de razón, pero pasan por alto una variable fundamental de la actual ecuación política estadunidense.
Nadie se lo ha dicho en público, pero Obama seguramente lo sabe. Afronta un dilema desgarrador, paradójico y, en el fondo, diabólico, que explica las adversidades que lo agobian hoy, dentro y fuera de su país, y que seguramente definirán el destino y el desenlace de su gobierno. Los debates ya mencionados lo comprueban sin ambages, al mostrar que logros importantes, o esperanzas ilusas, en lugar de ser motivos de orgullo o dosis de realismo, se vuelven objeto de controversia. Obama puede ser un gran presidente progresista o de izquierda, o un gran presidente afroamericano; pero no puede ser ambos.
Entendámonos: el actual ocupante de la Casa Blanca es un hombre progresista, y es afroamericano. No existe ninguna posibilidad de que se despoje de dichos atributos en su acepción más estricta. Pero en términos políticos la alternativa es clara. No caben las dos opciones en la vida política norteamericana de hoy. Para ser un gran presidente progresista tendría que volverse blanco; para ser un gran presidente afroamericano tendrá que derechizarse, y ha empezado a hacerlo. La disyuntiva resulta odiosa, pero por desgracia cierta.
Su formulación se me ocurrió a partir de un seguimiento simple del debate sobre la reforma del sistema de seguridad social. A partir de la rebelión —en gran parte orquestada, pero en alguna medida también espontánea— de la derecha de Estados Unidos en contra de la propuesta que Obama podrá haber firmado antes de cumplir un año en la presidencia, surgió una pregunta clave. Dicha resistencia exacerbada, estridente, en ocasiones ofensiva e irreverente, ¿provenía de acendradas convicciones ideológicas o de pasiones profundamente racistas?
Obama, Bill Clinton, los jerarcas demócratas y una parte de la comentocracia progresista de Estados Unidos, ni tardos ni perezosos, respondieron que el tema racial no tenía nada que ver. Se trataba, en las reuniones populares de agosto con legisladores, en las marchas en Washington de septiembre, en la desenfrenada oposición de ciertos medios de comunicación (sobre todo la radio y la cadena Fox), de una revuelta conservadora clásica: antigobierno, antieuropea, antiWashington, “antisocialista”: nada nuevo bajo el sol.
Pero otros editorialistas, como Frank Rich de The New York Times, y otros políticos demócratas como Jimmy Carter y la bancada afroamericana en el Congreso, menos proclives al imperativo de la corrección política, aseveraron en público lo que otros piensan en privado. Por supuesto que el racismo se halla presente en el mero centro del debate sobre la salud, dijeron, pero también en las discusiones que vienen: la reforma migratoria, la postura en Afganistán, el cambio climático. Por una sencilla razón: una parte —no toda, por supuesto— de la derecha norteamericana de base, es racista; y el racismo en Estados Unidos suele ser, ideológicamente, de derecha también.
No es así siempre, ni en todas partes. A principios y mediados de los años ochenta, el viejo electorado comunista en Francia abandonó al partido de Maurice Thorez y de Georges Marchais para votar por Le Pen; las banlieux rouges de París y Marsella le entregaron sus sufragios a un partido y a un líder racista. No dejaron de ser “de izquierda” pero se volvieron, o siempre habían sido, antiinmigrantes, antiárabes: en una palabra, racistas.
Obama no puede eliminar el racismo aún profundamente arraigado en la sociedad norteamericana, que es a su vez, sin duda, la menos racista de las sociedades postindustriales. Pero puede neutralizarlo, desactivarlo, moderarlo, en su caso esterilizarlo políticamente, al lograr que los estados y los votantes menos tolerantes, aunque sigan despreciando en su vida cotidiana a los latinos, afroamericanos, y asiaticoamericanos, voten por candidatos de dichos orígenes étnicos, o por lo menos por uno de ellos: el propio Obama. No siempre, ni en todos lados, por cierto: en Luisiana, uno de los estados más pobres de la Unión Americana, por ejemplo, Obama obtuvo únicamente el 14% del voto blanco.
Pero no realizará jamás esa faena casi imposible si además de ser afroamericano propone políticas absolutamente deseables, necesarias y sensatas, pero que contradicen los cánones fundamentales de esa derecha. Al contrario: multiplicará las oposiciones a sus políticas y a su persona, al sumar las primeras a las segundas. Agudizará la animosidad de la derecha, por ser de izquierda; y la del racismo blanco, por ser negro. Tiene que escoger.
Conviene citar dos antecedentes, en apariencia contradictorios, pero en el fondo coincidentes. Algunos lectores recordarán cómo Bill Clinton y su esposa también lucharon por reformar —de manera menos ambiciosa que Obama— la protección social de Estados Unidos en 1993, y fueron derrotados, siendo no sólo blancos, sino centristas y oriundos de un estado sureño. He ahí la prueba, se dirá, que ni siquiera un blanco “derechizado” puede lograr mucho.
Pero conviene ubicar el tema en su contexto histórico. Los únicos presidentes demócratas desde 1964 en Estados Unidos —hace ya casi medio siglo— han sido sureños centristas, que realizaron transformaciones progresistas importantes, pero justamente por blindarse a su derecha. Lyndon Johnson, de Texas, a pesar de su debacle en Vietnam, consumó las reformas sociales más importantes de Estados Unidos desde Roosevelt; Jimmy Carter, de Georgia, promovió la política exterior norteamericana más avanzada de la historia moderna, centrada en los derechos humanos; y Bill Clinton, a pesar de sus taras personales, logró el crecimiento económico y el prestigio internacional más destacado de su país desde John Kennedy. La clave: provenían del sur, no espantaban, al principio, a la derecha, y supieron “recentrarse” el tiempo necesario para sacar adelante reformas fundamentales.
Obama no es del sur, no es blanco, y es mucho más progresista y preparado ideológicamente que Johnson, Carter o Clinton. Pero esto, que le favorece enormemente como orador y pensador, puede resultar contraproducente en materia electoral y política.
Si insistiera en ser un primer mandatario de izquierda en lo interno —con una ambiciosa reforma de salud, migratoria, ambiental, laboral, etcétera— puede lograrlo, pero sólo contra una verdadera insurrección de base de la derecha republicana, racista y conservadora, que cada día con mayor vehemencia esgrimirá argumentos —o insultos— racistas. Y ello pondrá en riesgo no sólo su propia reelección en 2012, sino la de cualquier afroamericano durante años.
Asimismo, si perseverara en sus intentos iniciales de reorientar por completo la política internacional de Estados Unidos —retirándose de Irak y de Afganistán, pactando con los ayatolah, con Chávez, con La Habana, con Evo Morales, aceptando las tesis chinas y rusas en materia de derechos humanos, de la India en materia de cambio climático, y abdicando de la llamada guerra contra el terrorismo en Pakistán, en Yemen, etcétera— despertaría todos los temores y fantasmas de la derecha incluso demócrata, e incendiaría una pradera siempre seca y en espera de una chispa.
El discurso del Premio Nobel de la Paz fue quizás el parteaguas, aunque el giro en materia de política exterior se venía anunciando desde varias semanas antes. Obama planteó tácitamente ahí algo que sin duda resultó inadmisible para sus partidarios más ingenuos o radicales, a saber, que el problema en muchos casos con la participación de Estados Unidos en la arena internacional hoy no residía en Bush sino en el mundo y en Estados Unidos. Racionalizó y justificó la decisión que había anunciado días antes, de enviar 30 mil tropas más a Afganistán, de seguir adelante con la guerra de aviones sin pilotos contra Al-Qaeda en Pakistán y con la que anunciaría después de Navidad a propósito de Yemen, con la evocación implícita de Munich y del costo de evadir responsabilidades y no enfrentarlas a tiempo. Trató, en Oslo, de obtener apoyo europeo, es decir, de multilateralizar al máximo la intervención de Estados Unidos, como lo hará sin duda en los primeros meses de este año a propósito de las sanciones contra Irán por seguir adelante con su programa de enriquecimiento de uranio. Pero en ambos casos, y posiblemente en el de Yemen también, lo más probable es que le suceda lo que a Bush hijo y no lo que le sucedió a Bush padre, a saber, que se verá obligado a optar entre actuar solo, o no actuar. Decidirá con infinitamente más inteligencia, cultura, suavidad y elegancia que Bush hijo, pero no necesariamente de manera distinta.
Lo mismo irá sucediendo con Caracas y La Habana, y en su caso con Bolivia y Argentina, todo ello más cerca de casa de nosotros. No pudo restablecer las preferencias comerciales andinas para Evo Morales; no puede dejar de velar por los intereses de las empresas y los “hold outs” norteamericanos afectados por las políticas de los Kirchner; ya carece de margen con los Castro en Cuba, al no haber recibido absolutamente nada a cambio de los pequeños pasos significativos que dio de manera unilateral; y con Chávez, dependiendo de los extremos a los que llegue en las próximas semanas y meses, Obama ya no está en condiciones de compartir libritos anacrónicos con el caudillo de Caracas.
No pudo siquiera en el caso de Afganistán formular el ordenamiento que muchos allegados de Obama saben que es el único que hace sentido en lo que se refiere a la manera de evitar futuros ataques de Al-Qaeda en Estados Unidos. Ese planteamiento de que de alguna manera se vio confirmado tácitamente por el fallido atentado del joven nigeriano encima de Detroit, consistiría en retirarse de Afganistán, dejar de procurar la destrucción de Al-Qaeda, y más bien invertir los recursos (según algunos cálculos un soldado estadunidense en Afganistán cuesta un millón de dólares al año) en mayor seguridad, mejor tecnología, menores agravios a pasajeros y visitantes, y la aceptación por la sociedad norteamericana de que en el mundo de hoy se antoja imposible pretender eludir cualquier riesgo de golpe terrorista. Implica resignarse a convivir con un riesgo mínimo, inaceptable por las víctimas y para sus familias, pero tolerable por la sociedad: España con la ETA, Francia al final de la guerra en Argelia, como Inglaterra con la IRA, como Alemania con la RAF, como Italia con las brigadas rojas, y al final como Israel con el cúmulo de enemigos que enfrenta desde hace 63 años. Éste es hoy un discurso impronunciable en Estados Unidos, pero no porque sea falso sino porque es políticamente inviable, sobre todo para un presidente cuyo segundo nombre de pila es Hussein, cuyo padre fue musulmán, cuya piel es canela, y que es visto por la derecha como un socialista. Obama no piensa ni siquiera contemplar este enfoque.
A la inversa, si continúa presentándose como un presidente de centro —quizás utilizando para ello la política exterior, tradicional refugio conservador de presidentes progresistas en lo interno: Truman, Johnson y Kennedy, por ejemplo— podrá lograr que amaine la tormenta racista.
Podrá demostrar que un presidente afroamericano no es necesariamente un “radical”, pero decepcionará —algunos dirán traicionará— a su base progresista. Estados Unidos, con su infinita capacidad de reinventarse y experimentar, goza hoy del lujo de plantearse este tipo de dilemas: mantener posturas duras en el exterior para lograr cambios importantes, progresistas y graduales en lo interno. Obama, sin duda el mandatario más ilustrado y pensante que ha gobernado su país en décadas, padece el dilema inverso. Tiene que optar entre ser afroamericano o progresista; claramente ha escogido ya el primer camino; por ese camino habrá que seguirle la pista.
Jorge G. Castañeda. Analista político. Miembro de la Academia de las Ciencias y las Artes de Estados Unidos. Ha publicado: La diferencia. Radiografía de un sexenio (en coautoría con Rubén Aguilar) y Somos muchos: ideas para el mañana.
Culpan a PRI de frenar reforma política
Alberto Armendáriz
Reforma
Camín y Castañeda plantearon su nuevo libro como una plataforma política en busca de candidatos para los comicios de 2012
Nueva York, Estados Unidos (2 febrero 2010).- La vieja mentalidad monopolista del PRI es el principal obstáculo para que la reforma política avance en México antes de las próximas elecciones presidenciales, señalaron Héctor Aguilar Camín y Jorge Castañeda, autores del libro "Un futuro para México", que presentaron en la Universidad de Columbia.
"A todos los candidatos que están hoy en camino, en principio, les tendría que convenir la idea de hacer la reforma ahora porque todos ellos, y en particular los que piensan que pueden ganar, deberían de tener muy claro que les convendrá ganar teniendo la casa arreglada para poder gobernar. Y lo que esto implica, refortalecer la Presidencia y refortalecer las mayorías", explicó Aguilar Camín, quien compartió un panel junto a Castañeda y sus dos colaboradores en el libro, Jesús Reyes-Heroles y Santiago Levy.
"Es un asunto que está absolutamente claro para el Presidente Calderón, que ha mandado iniciativas como éstas y sabe que si el PAN gana no ganará por mucho más de lo que él ganó, y por lo tanto ese Presidente estará en la misma situación. Lo sabe perfectamente el PRD; la única oportunidad que tiene un candidato del PRD de ganar la Presidencia y poderla ejercer es que su triunfo venga acompañado por una mayoría en el Congreso", destacó el director de la revista Nexos.
"Los que menos lo entienden son los que parecen estar más cerca de ganar, que son los del PRI, porque siguen presos de la idea vieja de que esto no ha funcionado porque Zedillo era un burócrata, Fox era un tarado, y Calderón es un panista que no sabe gobernar, y que los únicos que saben gobernar con mayorías 'a la brasileña' son ellos. Ese es el gran obstáculo de esta reforma, que los priistas tengan esa idea primitiva de que ellos sí saben cómo gobernar independientemente de las leyes que rigen el proceso democrático".
Ante un auditorio repleto de estudiantes, académicos, varios diplomáticos latinoamericanos y hasta la escritora Ángeles Mastretta -esposa de Aguilar Camín-, los autores plantearon su obra como una plataforma política en busca de candidatos para los comicios de 2012.
Su idea es impulsar, en el lapso de una generación, un futuro moderno para México, en el cual la clase media sea mayoritaria y el País se desarrolle de forma pareja.
Para ello plantearon cuatro decisiones estratégicas que el País debe tomar. En primer lugar, asumir los cambios que requiere la economía para crecer. Después, se debe decidir el lugar que se quiere ocupar en el mundo.
Universalizar los derechos y garantías sociales necesarios para construir una sociedad equitativa, donde más de las dos terceras partes de la misma vivan más o menos igual, es el tercer punto planteado y, por último, hacer productiva la democracia mediante reformas institucionales y políticas que garanticen la seguridad de los ciudadanos y la fluidez de los cambios que requiere la Nación.
"En realidad, el último punto debe ser el primero, ya que las reformas de las instituciones y de política son las que el País necesita antes para conseguir el resto. Desde que en 1997, cuando el PRI perdió su mayoría en la Cámara de Diputados, perdió el Distrito Federal, y luego en el 2000 cuando perdió la Presidencia y la mayoría en el Senado, las viejas instituciones del régimen anterior ya no funcionan y tienen paralizado al País", apuntó por su parte Castañeda.
Sin embargo, para el economista y ex director de Pemex, Jesús Reyes-Heroles, el problema principal para el desarrollo del País reside en fortalecer la inversión social y volver más eficiente el gasto público.
Incertidumbre en Wall Street
La débil mejora del ISM del sector servicios devuelve la incertidumbre a Wall Street
por F. R. Ch
La bolsa de Nueva York vuelve a dar un paso atrás. Los indicadores de la principal plaza bursátil del mundo corrigen posiciones, después de dos sesiones consecutivas al alza, lastrados por el sector farmacéutico y una mejora inferior a lo esperado de la actividad en el sector servicios estadounidense.
De este modo, al atravesar por el ecuador de la sesión, el Dow Jones de Industriales cotiza en los 10.235 puntos, al ceder un 0,58%. Por su parte, el S&P 500 lidera las caídas con un retroceso del 0,82%, hasta los 1.094 puntos, mientras que el Nasdaq tecnológico pierde un 0,44%, hasta los 2.180 puntos.
Jornada de ventas en Nueva York. Los inversores estadounidenses apuestan por las recogidas de beneficios, tras dos jornadas consecutivas de avances, después de conocer una mejora en la actividad en el sector servicios inferior a lo esperado, que ha terminado por decantar la corrección este miércoles.
Según ha mostrado el ISM de actividad no manufacturera, el nivel volvió a sobrepasar la barrera de los 50 puntos, línea que separa la contracción del crecimiento en el sector, hasta alcanzar los 50,5 puntos. El mes pasado, el indicador se había quedado a las puertas de superarla, con una lectura de 49,8 puntos. Sin embargo, esta mejora ha sido más moderada de lo esperado por el mercado. Los analistas esperan un índice de 51 puntos.
Este dato ha terminado por decantar las perdidas en el parqué neoyorquino que en los primeros minutos de sesión anduvo sin tendencia y con cotizaciones mixtas. El otro gran dato macroeconómico que deja esta sesión lo ofrece el informe de empleo en el sector privado que publica la agencia ADP.
En el último mes, las compañías privadas suprimieron 22.000 puestos de trabajo, en la que ha sido la caída número 24 consecutiva, aunque se trata del ritmo más flojo de destrucción de empleo en este sector desde enero de 2008.
El mercado esperaba que las empresas hubieran añadido un número mayor de desempleados en el pasado mes. Según los analistas consultados por Bloomberg, la media de estos expertos esperaba unos 30.000 puestos de trabajo eliminados.
Un dato que mejora las estimaciones, pero que mantiene la incertidumbre en el mercado laboral, que el próximo viernes volverá a conocer la tasa de desempleo no agrícola que el Departamento de Trabajo se encargará de publicar.
El peso de las farmacéuticas
Por otra parte, el principal lastre del Dow Jones este miércoles es Pfizer, que arrastra a todo su sector. El gigante farmacéutico ha presentado unas cuentas decepcionantes, al no cumplir con las estimaciones ni de beneficio ni de previsión para este ejercicio.
Descontando extraordinarios, el bpa alcanzo los 49 centavos, por debajo de los 51 señalados en el mercado. Mientras, su pronóstico de ganancia para este 2010 ha sido más modesto de lo esperado. Pfizer prevé ganar entre 2,10 y 2,20 dólares por acción, una horquilla sensiblemente inferior a lo esperado por los analistas, que manejaban unos 2,27 dólares de bpa para el presente ejercicio. Los títulos de Pfizer pierden un 4%, mientras que los de su rival Merck se dejan un 2%.
Turno para los medios
Hoy también ocupan la atención del parqué las empresas de medios de comunicación. News Corporation ha ganado 825 millones de dólares en el primer semestre de su ejercicio fiscal, una cifra que contrasta con las pérdidas de 5.902 millones sufridas en el mismo periodo del ejercicio anterior.
Para el ejercicio fiscal de 2010, News Corp espera un incremento del beneficio operativo ajustado de más del 20%, cuando en noviembre preveían un crecimiento entre el rango alto de los números de un dígito y el bajo de los dobles dígitos.
Además, el grupo de Murdoch ha dado una alegría a sus accionistas al anunciar el primer incremento de dividendo desde 2005. La compañía repartirá entre sus accionistas un dividendo de 7,5 centavos por acción, frente a los 6 centavos previos. Sus títulos se anotan un 6%.
Por su parte, Time Warner, propietaria de los estudios cinematográficos Warner Bros y del canal de televisión HBO, ha seguido la estela de su rival y ha anunciado que aumentará su dividendo trimestral de 18,75 a 21,25 centavos.
La presentación de sus resultados, ha mostrado un beneficio por acción de 53 centavos, aunque ha llegado a los 55 si se excluyen ciertos elementos extraordinarios, por encima de los 53 que esperaban los expertos consultados por Bloomberg. Mientras tanto, su facturación ha crecido un 2,2%, hasta 7.320 millones de dólares, por encima de los 7.200 que pronosticaban los analistas.
En el mercado de materias primas, el precio del barril de crudo Texas experimenta ligeras caídas, después de que las existencias semanales de crudo hayan aumentado en 2,3 millones de barriles. El mercado había avanzado una caída de 1 millones de unidades.
Los inversores se ceban con España
Los inversores se ceban con España y el Ibex cae un 2,27%
Expansión.com
España sigue estando en el centro de la diana de las alertas sobre la economía europea. Entre sus efectos, el repunte en el diferencial de deuda, y el correctivo del 2,27% del Ibex, el triple que el sufrido en el resto de bolsas europeas. La española perdió los 11.000 puntos arrastrada por la banca. BBVA y Santander, en el día previo a sus resultados, lideraron los descensos del Ibex y del Eurostoxx50.
Lo que fue una simple jornada de corrección en las bolsas europeas se convirtió en todo un correctivo para la bolsa española. El Dax alemán y el Ftse británico compartieron caídas del 0,7%, un porcentaje que se redujo al 0,5% en el Cac francés.
En el caso del Ibex el pinchazo se triplicó hasta el 2,27%. El deterioro fue también palpable en la deuda pública española. El diferencial de rentabilidad respecto a Alemania se amplió desde los poco más de 80 hasta los 90 puntos básicos. Los credit default swaps (CDS), o seguros de impago, a cinco años repuntaban desde los 133,5 hasta los 148,1 puntos básicos.
Aparte de firmas de inversión, instituciones y medios internacionales, algunos de los principales gurús financieros siguen activando las alertas sobre la evolución de la economía española. El último en sumarse a esta línea ha sido Paul Krugman. El premio Nobel más afín al Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero y a quien el Ejecutivo pagó 100.000 euros para que diera una conferencia en Sevilla no ha dudado en admitir que "el colapso económico" de España es el mayor problema del euro.
El rebrote de la tensión ha coincidido con la prima extra de interés que ha tenido que incluir el Instituto Oficial de Crédito (ICO) en su emisión de bonos a cinco años, y en un contexto más europeo, con la tensión generada alrededor de la salud de otras dos economías periféricas de la zona euro, Grecia, que ha recibido hoy el visto bueno de Bruselas a sus planes de ajustes, y Portugal.
La agenda, además, incluye otras dos importantes citas para mañana. Por un lado, la reunión de tipos del BCE. Y por otro, más determinante incluso para la bolsa española, los resultados de Santander. El mayor banco español ha truncado sus tres jornadas previas de remontada (+7,1%) en vísperas de la presentación de sus cuentas. El 'shock' provocado por los resultados de BBVA sigue presente en el ánimo de los inversores.
Santander y BBVA se convirtieron hoy en los dos peores valores del paneuropeo Eurostoxx50, con caídas del 3,86% y del 4,18%, respectivamente. Los dos bancos, con una ponderación conjunta del 33% en el Ibex, arrastraron a la bolsa española, y al resto del sector. Banco Popular se desinfló un 4,5%, Bankinter un 4,1%, y Banesto un 3,1%.
Para colmo, el sector financiero contempló el castigo del 4,4% otorgado a Mapfre a raíz de la publicación, este mediodía, de sus resultados. Al final, el sector financiero acaparó las cinco mayores caídas de la jornada en el Ibex.
La bolsa española sucumbió a estas presiones, y perdió, sólo un día después de recuperarlo, el nivel de los 11.000 puntos. El 2,27% de bajada sitúa al índice selectivo en los 10,888,40 puntos. Valores como Grifols, Enagás y Ebro Puleva sacaron partido a su perfil 'defensivo' para evitar los recortes. Telefónica, al menos, vivió una jornada más tranquila que la precedente (-0,7% en bolsa), en paralelo a la corrección de casi el 4% de Telecom Italia.
Roubini carga contra la gestión de Zapatero
Roubini carga contra la gestión de la crisis de Zapatero
Expansión
Nouriel Roubini, el gurú que predijo la crisis, vuelve a lanzar duras críticas contra la gestión económica del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero.
En un artículo firmado junto a Arnab Das -y que publicó ayer la web del Financial Times- señala que "España, al igual que Irlanda, tiene un exceso pasivo en su sector bancario que surge de la deuda hipotecaria". "Su modelo de crecimiento, la construcción residencial derivada del boom de los precios inmobiliarios, ya es historia", destaca el economista.
Y es que, según el experto, "España necesita consolidación fiscal y reformas estructurales para recuperar la sostenibilidad de su deuda, reanimar el crecimiento y reducir la tasa de desempleo del 20%".
El artículo remarca que en los países del sur de Europa "el exceso de burocracia y la rigidez de los mercados laboral y de servicios desalentaron la inversión en sectores de alto valor añadido, a pesar de que su nivel salarial estaba muy por debajo de la media de la UE". Roubini y Das opinan también que la «combinación nociva de un alto déficit por cuenta corriente y presupuestario provocaron un aumento de la deuda externa". "La impresionante apreciación del euro entre 2008 y 2009 sólo sirvió para agravar estos problemas", destacan.
Incapacidad
Nouriel Roubini opina que "la incapacidad de tomar las decisiones drásticas necesarias" en países como Irlanda, España, Portugal y Grecia podría «derivar en una realidad histórica preocupante". "Ninguna unión monetaria ha sobrevivido sin una unión fiscal y política", defiende.
Y es que para el gurú económico "la diferencia entre la eurozona y EEUU sería aún mayor", ya que "aunque hay muchos estados de EEUU con crisis fiscales, los problemas locales se pueden resolver a nivel federal".
Los expertos recuerdan en el comienzo del artículo que "aunque es posible que hayamos conseguido evitar otra Gran Depresión, la crisis está lejos de haber terminado". "El crédito es escaso y el efecto contagio se extiende a todos los puntos de la economía global con un elevado nivel de endeudamiento: los hogares hipotecados (Islandia, EEUU, Reino Unido, España, Irlanda y Europa Central y del Este); bancos (Islandia, EEUU, la UE, Rusia y la antigua Unión Soviética); la deuda cuasi soberana (la ucraniana Naftogaz, Dubai World); y ahora Grecia y los países más débiles de la eurozona", concluyen Roubini y Das.
Asimismo, aseguran que "hace tiempo que Grecia representaba un peligro en potencia por su falta de competitividad y su elevada deuda pública, pero sus problemas no son excepcionales". A juicio de los autores, "de su determinación depende el destino de los países vecinos, de la eurozona y, quizás, de la propia Unión Europea".
Wall Street pisa el freno
Wall Street pisa el freno
Expansión.com
No pudo ser. Pese a que los futuros apuntaban a una apertura teñida de verde, la bolsa neoyorquina no ha logrado mantener la tendencia alcista de los dos últimos días. El dato de empleo del sector privado ha frenado las ganas compradoras en Wall Street que arranca la jornada con dudas y sin rumbo definido. Los 22.000 puestos de trabajo que se destruyeron en enero no satisfacen las expectativas de los inversores, cuyos nervios incrementan de cara al dato de paro mensual que se publicará el viernes. Los insuficientes resultados de Pfizer también ejercen de lastre.
En los primeros minutos de la negociación el Dow Jones de industriales se deja un 0,03%, hasta 10.294 puntos, mientras que el selectivo Standard & Poor's 500 recorta un 0,16%, hasta 1.102 puntos. El índice tecnológico Nasdaq Composite cae un 0,02%, hasta 2.191 puntos.
A falta de dos días para que el Gobierno de EEUU publique las cifras de paro del mes de enero, Wall Street se ha llevado hoy una decepción con el dato de destrucción de empleo del sector privado. Según las cifras divulgadas por la ADP, en el primer mes del año se destruyeron 22.000 puestos de trabajo, cifra que empeora las previsiones de los analistas de MarketWatch, que esperaban un recorte de 20.000. Si bien es cierto que se trata del menor recorte registrado desde enero de 2008, inversores y mercados hacen una lectura negativa de esta cifra. Y eso que en el sector servicios la tendencia registrada fue al alza ya que se crearon 38.000 puestos de trabajo. El dato revisado de diciembre redujo los recortes a 61.000 empleos, frente a los 84.000 anunciados inicialmente.
La otra referencia macro de la jornada tampoco ha alcanzado las expectativas del consenso de analistas. En enero el ISM del sector servicios mejoró hasta una lectura de 50,5, por encima de los 43,6 de diciembre, pero inferior al 51 que esperaba el mercado. No obstante, el dato se ha situado por encima de 50, lo que indica crecimiento.
Los resultados de Pfizer presionan a las farmacéuticas
El sector farmacéutico es uno de los principales lastres a los que se enfrenta hoy Wall Street. Las cuentas con las que el gigante Pfizer se ha presentado en el parqué no han causado buena impresión entre los inversores, que castigan a la compañía en bolsa con pérdidas que superan el 2%. El grupo cerró el cuarto trimestre de 2009 con un beneficio neto de 767 millones de dólares o 10 centavos de beneficio por acción (bpa). No obstante, excluidos los costes de la adquisición el Wyeth (por la que pagó 68.000 millones), su bpa asciende a 49 centavos, cifra que está por debajo de los 65 conseguidos un año antes y de los 60 que esperaban los analistas. Otras compañías del sector como Merck (-1%) y Johnson & Jonhson (-1%) se ven arrastradas por las cuentas de Pfizer.
Mejor le han ido las cosas News Corp (+7%), cuyas cuentas han superado las expectativas del mercado en gran parte gracias al éxito de la película 'Avatar'. El grupo de medios de comunicación ha ganado 825 millones de dólares en el primer semestre de su ejercicio fiscal, una cifra que contrasta con las pérdidas de 5.902 millones sufridas en el mismo periodo del ejercicio anterior.
Zapatero se queda sin gurús
Zapatero se queda sin gurús: Krugman dice que "el colapso económico" de España es el mayor problema del euro
Expansión.com
Paul Krugman, el premio Nobel más afín al Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero y a quien el Ejecutivo pagó 100.000 euros para que diera una conferencia en Sevilla, se va a alejando de las tesis del presidente. Si Zapatero acudió la semana pasada a Davos para defender la imagen de España dentro de la zona euro, Krugman se ha desmarcado completamente de esa tesis. Hoy mismo, el gurú que predijo la crisis, Nouriel Roubini, ha vuelto a cargar contra la "incapacidad del Gobierno" de tomar medidas necesarias.
Zapatero y Krugman, durante la visita que el Nobel de Economía realizó a España en marzo de 2009 | Foto Efe
El Premio Nobel ha afirmado en su blog del diario estadounidense The New York Times que "el mayor problema de la eurozona no es Grecia, es España", y ha calificado la situación en el país de "colapso económico".
Krugman cita el ejemplo de España para justificar su argumento de que los problemas que subyacen en la economía no se derivan de los déficits públicos. El argumento es el siguiente: "El mayor problema [de la eurozona] no es Grecia, es España, que tenía superávit hace unos años. Cierto, España sufre ahora grandes déficits, pero eso es por su colapso económico".
El post de Krugman no iba realmente sobre la economía española, sino sobre su defensa de los déficits públicos como solución a la crisis. Lo de España ha sido un daño colateral, pero contundente.
Críticas al Gobierno
El ministro de Economía griego, Giorgos Papaconstantinou, aseguró ayer que a los problemas económicos de Grecia se sumarán otros países de la zona euro como España y Portugal. Los problemas fiscales de Grecia son un problema para toda la zona euro y otros países podrían verse también afectados, dijo Papaconstantinos. "Después de Grecia, llegarán otros países como España y Portugal.
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