Chávez inició la censura de Internet
Chávez ya había amenazado varias veces con censurar los servicios de Internet. Además se habló del papel de los funcionarios cubanos con su larga experiencia censurando Internet en su isla. En realidad, tal decisión de Chávez no era de extrañar pues ya había censurado antes a muchos medios de comunicación social, e incluso había ordenado el cierre de RCTV, no una sino dos veces. Funcionarios del Gobierno también se infiltraron hasta en los correos electrónicos de varias personas como escribí en este mismo periódico el lunes 22 de abril de 2002.
Con el colapso económico de este año y el rápido aumento del dólar en el mercado permuta, Chávez amenazó nuevamente con controlar todavía más el sistema cambiario y cerrar varias casas de bolsa. Poco tiempo después, el conocido blog dolarparalelo.blogspot.com dejó de funcionar. Unos días más tarde, páginas de Internet con información cambiaria fueron bloqueadas en Venezuela, como dollar.nu y preciodolar.info, las cuales ya no pueden ser vistas directamente en Venezuela pero siguen funcionando en el extranjero. Afortunadamente, usando unos simples trucos es posible acceder todavía a dichas páginas en Venezuela, pero la tendencia es que más servicios de Internet serán bloqueados dentro del país.
La censura de Internet no es nueva, pero sí es la primera vez que se utiliza abiertamente en Venezuela. Según indican los informes de la organización internacional Reporteros Sin Fronteras, países aliados del actual régimen, como los gobiernos de China, Cuba e Irán, continuamente censuran Internet, bloquean numerosos servicios y tratan de controlar la actividad electrónica de sus ciudadanos.
Tratar de eliminar el mercado formal sólo produce un mercado informal, y prohibir el mercado permuta sólo creará un mercado negro todavía mayor. El diferencial cambiario en Cuba es tan grande que el peso convertible sigue valiendo alrededor de un dólar, en teoría, pero el peso cubano está en más de 20 por dólar, en la práctica. En Venezuela, la tasa de cambio oficial estaba en BsF 2,15 por dólar hasta inicios de año, cuando se creó el sistema de cambio diferencial que duplicó el valor del dólar a BsF 4,30 para la mayoría de las transacciones, y cuadruplicó su valor real según indican las páginas web mencionadas. Mientras tanto la economía sigue en caída libre y es imposible tapar el sol con un dedo.
Argentina: Por qué el Gobierno quiere frenar las importaciones
Argentina: Por qué el Gobierno quiere frenar las importaciones
Por Roberto Cachanosky
Frente a un escenario económico cada vez más complicado, los Kirchner están comenzando a dar manotazos de ahogados.
Los problemas en el comercio bilateral primero comenzaron con China. A las restricciones a las importaciones desde el gigante asiático le siguieron luego las de la Unión Europea y, ahora, las de Brasil. El argumento superficial siempre es el mismo: no hemos establecido ninguna restricción, pero vamos a defender las fuentes de trabajo en la Argentina. ¿Es que el mundo se ha complotado para exportar sus productos a nuestro país, que representa apenas el 0,4% del comercio internacional, haciendo dumping? ¿Los europeos, los chinos y brasileños hicieron una reunión secreta para inundar con sus productos el “gigantesco” mercado argentino? Sólo en una mente afiebrada puede caber semejante argumentación.
¿Qué problema se ha generado que estamos teniendo inconvenientes con nuestros principales socios comerciales? Más allá de la psicología, hay algunos datos relevantes para tratar de entender esta nueva complicación que inventó el matrimonio. Veamos qué está pasando.
Para seguir el análisis, hay que tener en claro que el mercado de cambios está compuesto de la siguiente manera: la demanda de divisas proviene de los importadores y de los que giran capitales al exterior por diferentes razones, la oferta está compuesta por los exportadores y los que ingresan capitales.
Supongamos, primero, que no hay ni ingreso ni fuga de capitales. Bajo este supuesto, el mercado de cambios va a estar determinado por el saldo de balance comercial, es decir las exportaciones menos las importaciones. Si el saldo es positivo no habrá presiones cambiarias al alza, pero si es negativo sí las puede haber.
El saldo de balance comercial en la Argentina viene siendo positivo desde hace varios años atrás y, desde el tercer trimestre de 2007, los movimientos de capitales muestran fuertes fugas al exterior, aunque con algunos trimestres de interrupciones. Por ejemplo, en el primer trimestre de este año, de acuerdo a los datos del Banco Central (BCRA), se fugaron U$S 3.800 millones luego de la transitoria calma del último trimestre de 2009. Entre el tercer trimestre de 2007 y el último de 2009, la fuga de capitales fue de U$S 45.800 millones. ¿Por qué no se disparó el tipo de cambio ante semejante fuga de capitales? Porque el saldo de balance comercial, en el mismo período, fue positivo en U$S 35.240 millones. Es decir, gran parte de la fuga de capitales fue financiada con el saldo positivo del balance comercial y la diferencia con ventas a futuro del BCRA.
El problema que parece estar afrontando el Gobierno hoy es que las exportaciones ya no crecen al mismo ritmo que las importaciones y el saldo comercial tiende a achicarse, mientras la fuga de capitales del primer trimestre tendió a acelerarse. En el primer cuatrimestre de este año las exportaciones subieron sólo el 13% respecto al primer y recesivo primer trimestre de 2009, mientras que las importaciones subieron el 37%. Además, los datos revelan que las importaciones se aceleran: en enero de 2010 subieron un 16% (siempre respecto al mismo mes del año anterior); en febrero aumentaron un 30%; en marzo, 52%; y en abril, un 48%. En los mismos meses el crecimiento de las exportaciones fue positivo en: 19%, 3%, 11% y 19%, respectivamente.
¿Por qué las importaciones están subiendo más que las exportaciones? El supuesto mayor consumo (tema que da para otra nota) no fue tan determinante porque, según el INDEC, el aumento de bienes de consumo fue de sólo el 20% contra, por ejemplo, el 50% de incremento en combustibles y lubricantes gracias a la irracional política energética. Además, el aumento absoluto de bienes de consumo fue de U$S 300 millones en el primer cuatrimestre. Nada que pueda mover significativamente el amperímetro cambiario.
¿Entonces? La respuesta hay que buscarla por el tipo de cambio. Desde hace rato sostengo que la emisión monetaria llevada a cabo por el BCRA, primero bajo la dirección de Martín Redrado y ahora con Mercedes Marcó del Pont, está generando un agudo proceso inflacionario que se comió la devaluación de 2002. El matrimonio pudo evitar una nueva devaluación y mantener el tipo de cambio en niveles cercanos a los 3 pesos durante bastante tiempo gracias a que el dólar se devaluaba frente al real y al euro. Los brasileños tenían que poner cada vez menos reales por cada dólar que compraban y los europeos, menos euros. Es decir, el resto del mundo devaluaba por Argentina. Por ejemplo, en 2003 el real llegó a 3,50 reales por dólar y luego fue bajando hasta tocar un piso de 1,57 reales por dólar. Algo parecido ocurrió con el euro. En 2003 los europeos recibían 1,14 dólares por cada euro que entregaban, pero llegaron a casi 1,58 dólares por euro. Esto favorecía las exportaciones argentinas. Ahora, en cambio, los brasileños tienen que poner 1,84 reales por cada dólar (en el último mes el real se devaluó casi un 6% frente al dólar) y los europeos reciben 1,22 euros por cada dólar. Puesto de otra manera, el viento de cola se ha transformado en viento de frente en materia cambiaria.
Hay dos variables que seguramente el Gobierno intentará mantener ancladas para evitar una mayor estampida inflacionaria. Una son las tarifas de los servicios públicos y la otra el tipo de cambio. Las primeras, por ahora, las mantienen congeladas dejándole el problema al próximo gobierno. La otra es más complicada, porque se presentan dos problemas. En primer lugar, porque la cortina de humo de la devaluación de 2002 que disimulaba nuestras ineficiencias estructurales se evaporó por la inflación y, además, porque el dólar se recupera frente al euro y el real. Segundo, porque al desaparecer el tipo de cambio “competitivo” y con las otras monedas devaluándose, el saldo comercial es más chico y la fuga de capitales puede no llegar a financiarse con ese saldo. Esto obligaría al BCRA a vender reservas para contener la suba si la gente sale a comprar cada vez más dólares. Una forma de hacerlo es, por ejemplo, guardando la soja en los silos bolsa y vendiendo a medida que los productores vayan necesitando caja.
Mi impresión es que esta restricción a las importaciones que ha llevado a conflictos comerciales con la Unión Europea, Brasil y China es un manotazo de ahogado que dio el Gobierno para ampliar el saldo comercial al disminuir forzadamente las importaciones. Ya que las exportaciones no crecen como esperaban, lo que hacen es bajar las importaciones para poder financiar la fuga de capitales. Porque recordemos que el BCRA no tiene las reservas propias que dice tener y, encima, parte de esas reservas las quiere usar para financiar la fiesta de consumo interno. En síntesis: como no tienen tanta pólvora en la santa bárbara para financiar la fiesta y frenar una fuga de capitales, se les ocurrió frenar las importaciones.
Pero como en economía los errores se pagan, recibieron como respuesta del otro lado que iban a frenar las exportaciones argentinas, con lo cual el problema de balance comercial volvía a aparecer porque las menores exportaciones por represalias de los otros países achicarían nuevamente el saldo comercial, con el agravante de generar problemas de actividad en los pocos sectores que manos o menos zafan exportando.
Lo que no parece entender el matrimonio es que uno puede hacer una fiesta artificial de consumo durante un tiempo y luego dejarle la cuenta al que viene atrás. Pero es suicidarse políticamente hacer la fiesta de consumo y, encima, querer mantenerse en el poder en forma eterna sin pagar los costos políticos. Lo que le está pasando al matrimonio es que siete años de soberbia terminaron por agotar a la gente, se fue agotando la fiesta de consumo y la cuenta económica a pagar empieza a aparecer en forma de inflación, pobreza, indigencia. Para peor, el mundo ya no manda viento de cola, sino vientos de frente cada vez más intensos.
Colombia a segunda vuelta
Colombia a segunda vuelta
Una jornada admirable fue la de ayer en Colombia, en la primera vuelta de las elecciones presidenciales. En todo el país los ciudadanos refrendaron su compromiso con la democracia, soportando en ocasiones las largas filas, las dificultades de transporte y, en un puñado de casos, el acoso de los violentos. Pero tal como lo pudieron constatar los observadores internacionales, los comicios transcurrieron en un ejemplar ambiente de libertad y concordia.
Ese contexto sirvió de marco a un escrutinio lleno de sorpresas que se conocieron antes de que cayera la noche. Ello fue posible gracias a la celeridad en el conteo de la Registraduría, que superó con creces las metas que se había fijado, pues a la hora y media del cierre de las mesas de votación se sabía el 95 por ciento del total sufragado. De tal manera, los candidatos pudieron hacer sus pronunciamientos temprano y el país se fue a dormir tranquilo, sin que quedaran dudas en el ambiente.
Dentro de las incógnitas resueltas, estuvo la de un posible cabeza a cabeza con miras a la segunda vuelta. En forma contundente, el candidato del Partido de la U, Juan Manuel Santos, mostró que tiene la primera opción para triunfar el 20 de junio, al obtener casi el 47 por ciento de los votos. Su liderazgo no solo dejó mal paradas a las encuestas, que hablaban de un margen estrecho, sino que le sirvió para establecer una cómoda diferencia frente a su inmediato seguidor y ahora único rival, Antanas Mockus.
En el triunfo de Santos jugaron varios factores. Además de encarnar la continuidad de las políticas de un gobierno que es muy popular, el aspirante corrigió el rumbo cuando empezó a flaquear en los sondeos y tomó un segundo aire. Sin duda, está muy cerca de llegar a la Casa de Nariño, pero en los días que vienen tiene que mantener el ritmo y el mensaje de unidad expresado.
Por su parte, a pesar de la distancia, el representante del Partido Verde logró dar un salto enorme y obtener un segundo lugar que parecía imposible hace un par de meses. Su discurso renovador, centrado en la legalidad y la educación, atrajo a más de tres millones de personas que lo vieron como un factor de cambio. Ahora, Mockus tiene ante sí un desafío formidable, consistente en cerrar la brecha que le separa de Santos, algo que no es fácil, así sea matemáticamente factible.
Pasando a los demás nombres, es imposible ignorar el imprevisto tercer lugar de Germán Vargas Lleras, quien, a punta de tenacidad y buenas propuestas, pudo superar a Gustavo Petro, de interesante desempeño. La victoria del ex senador sobre el Polo Democrático muestra no solo una recomposición del mapa político, pues el péndulo vuelve hacia el centroderecha, sino pone al líder de Cambio Radical a la vanguardia de los aspirantes, con miras al 2014.
Lánguido, en cambio, fue el resultado de los partidos tradicionales, relegados a la retaguardia, en lo que constituye un descalabro mayúsculo. Aparte de sus cualidades humanas y profesionales, Noemí Sanín ni Rafael Pardo pudieron entusiasmar a los electores, un motivo de reflexión para dos colectividades que cuentan con una fuerza importante en el Congreso.
Fuerza que, por cierto, entrará a jugar en la definición de posibles alianzas con miras a la segunda vuelta. Y aunque es muy probable que el Partido de la U logre establecer acuerdos y hacer coaliciones, se equivocan quienes creen que las ideas se pueden supeditar a los arreglos políticos. Son las propuestas, y no la maquinaria, las que ganan las elecciones y en las semanas que vienen Juan Manuel Santos y Antanas Mockus tendrán una nueva oportunidad para exponerlas. De ese cruce de ideas depende no solo el nombre del nuevo inquilino de la Casa de Nariño, sino la fortaleza de la democracia colombiana.
Inversionistas y trabajadores superfluos
CUBA
¿Inversionistas y trabajadores superfluos en el paraíso castrista?
Por Frank Calzón
Dos noticias recientes relacionadas con Cuba han recibido algo de atención en la prensa internacional. No se trata esta vez de la muy llevada, traída y comentada posible muerte de Fidel Castro, sino de otros asuntos que, bajo la presidencia de Raúl Castro, el general-hermano-presidente, impactan en lo que algunos insisten en identificar como la última etapa del castrismo. |
Se trata, es claro, de asuntos del mayor interés para los hombres de negocios españoles, pero seguro que los cubanos encuentran mucho más interesante, y preocupante, la segunda noticia, relacionada ésta con unas declaraciones de Raúl Castro ante el Congreso de la Juventud Comunista. "Cientos de miles de trabajos no son necesarios, y algunos analistas calculan en un millón el número de trabajadores superfluos", dijo el general. Es decir, que uno de cada cuatro trabajadores cubanos puede quedarse sin sustento... al tiempo que el régimen persigue y encarcela a quien osa buscarse la vida por su cuenta, en violación de los decretos económicos oficiales.
Raúl Castro culpó al "enemigo del norte" y arremetió contra la prensa extranjera por su "guerra mediática" contra la revolución; pero los cubanos saben que no son los norteamericanos ni los periodistas los que requisan sus productos: una gallina, un poco de arroz, unas libras de carne de cerdo, cuando viajan en un ómnibus interprovincial.
Todos en la isla reconocen la eficiencia del régimen a la hora de movilizar a las masas para los consabidos mítines de condena del imperialismo: temprano por la mañana del día señalado, los cubanos tienen que presentarse en sus sitios de trabajo para recoger consignas y pancartas y ser transportados al lugar de la concentración. Algo parecido han de hacer los estudiantes, desde los más chicos hasta los universitarios, así como las amas de casa.
Reinaldo Arenas, cuya vida se llevo al cine con la cinta Antes que anochezca, lo expresó nítidamente al llegar al exilio, años antes de suicidarse:
Los cubanos con edad suficiente recuerdan que hubo un día en que la revolución proclamó el empleo para todos; aquellos que no estaban dispuestos a trabajar en el puesto que se les asignaba eran recogidos en camiones militares, acusados de "vagancia" y transportados sin ningún miramiento a las provincias a cortar caña de azúcar.Debemos ir a la Plaza de la Revolución para aprobar y aplaudir aquellas leyes que nos condenan a trabajos forzados. Todo el mundo tiene que fingir porque todos dependemos del Estado: el Estado nos puede llevar a la cárcel, mandarnos a la universidad o conseguirnos un acenso en el trabajo.
Por cierto, la industria del azúcar, motor de desarrollo y progreso de la isla por más de doscientos años, ya no existe. Después del fracaso de su grandiosa Zafra de los Diez Millones (1970), Fidel, que quería romper todos los récords de producción y había empeñado su "palabra de cubano" en el éxito de la campaña, dedicó su famosa energía a otros proyectos. El de la Zafra de los Diez Millones ha sido uno de los escasos fracasos del castrismo reconocidos por Fidel; éste, al aceptar su responsabilidad, explicó que la escasez de muchos productos de primera necesidad se debía al cierre de numerosas fábricas, cuyos obreros fueron liberados para que pudieran dedicarse a cortar caña.
Durante el primer año de la revolución: 1959, Cuba, entonces la azucarera del mundo, produjo, con sus seis millones de habitantes, seis millones de toneladas de azúcar. Este año puede que la cosecha no haya alcanzado el millón de toneladas. Hoy, la población cubana es de 12 millones de personas. Hoy, Cuba se mueve en unos niveles de producción similares a los que mostraba hace más de cien años, cuando el gobierno de Madrid insistía en que gastaría el último hombre y la última peseta en la defensa de su colonia antillana. El récord azucarero de los Castro es doble: la más pequeña producción de azúcar en un siglo, la peor zafra per cápita de la historia del país.
En años recientes La Habana se ha visto obligada a importar azúcar de Brasil y de Colombia. Mientras la industria azucarera cubana ha desaparecido, Brasil y otros países han aumentado su producción del oro blanco, un elemento importante en la producción de etanol, no lo olvidemos. ¡Qué final tan triste para una industria con una carga simbólica tal en la isla, que el pueblo cubano solía decir: "Sin azúcar no hay país"!
A Fidel y a Raúl no les falta imaginación. En lugar de tomar medidas para evitar el colapso de la primera industria nacional, han optado por explotar una alternativa. Como no pueden culpar al desde hace medio siglo inexistente sector privado, han anunciado que los ingenios serán convertidos en museos y sus trabajadores, adiestrados para que puedan desempeñar otros empleos; ¿ese millón de empleos superfluos de que hablaba Raúl?
Antes de llegar al poder, Fidel denunció "la existencia miserable" de los campesinos cubanos, la situación de los temporeros una vez se acababa la temporada del azúcar; hoy, ni siquiera ese empleo de unos meses existe, y la economía marxista no ha hecho otra cosa que empeorar la situación. A diferencia de lo que ocurría en los días pre-revolucionarios, los trabajadores no pueden sembrar y vender productos sin permiso del gobierno. Si tratan de vender gallinas o cerdos directamente al consumidor, el gobierno les confisca los animales y ellos acaban en la cárcel por perpetrar "delitos económicos". Un ganadero que sacrifica su propio ganado sin obtener el muy difícil de obtener permiso del gobierno, comete un delito grave que le puede costar varios años de cárcel.
El absurdo de la economía castrista se hizo evidente en 1967, cuando Fidel Castro, luego de confiscar bancos, fabricas, granjas y otras fuentes generadoras de riqueza, proclamó una "ofensiva revolucionaria" para confiscar igualmente puestos de fruta, peluquerías, barberías y demás restos de la burguesía isleña.
Han tenido que pasar varias décadas para que el régimen castrista comience a restaurar el derecho de las personas a comerciar con libertad. En la década de los noventa se empezaron a emitir licencias para poder ser cuentapropista (autoempleo), lo que permitió a algunos cubanos ser dueños de restaurantes en casa –los famosos paladares, que no pueden tener más de doce asientos–, o ganarse un dinero haciendo flores de papel o con otras actividades modestas. No fue sino hasta este año que Raúl dio otro tímido paso: ahora los cubanos pueden tener sus propias barberías y peluquerías; aunque los insumos necesarios para dotar esos establecimientos no pueden encontrarse en la isla... Por eso se ven obligados a obtenerlos en el mercado negro, o bien los roban en las empresas estatales.
Por varios años el régimen ha exportado a miles de trabajadores, los ha arrendando a firmas extranjeras de todo el mundo. En el dique seco cubano de Curaçao, los cubanos trabajan, bajo la observante mirada de guardias, por 15 dólares mensuales, pero los hermanos Castro reciben varios miles de dólares al año por cada uno de ellos...
Tres obreros cubanos lograron escapar de Curaçao y llegar a Florida, donde llevaron sus respectivos casos a los tribunales, que les dieron la razón; pero no recibieron el dinero que demandaban porque el gobierno de Curaçao compró la empresa con el fin de impedir el cumplimiento de la decisión de la justicia norteamericana.
Hay casos similares al de esos tres obreros que implican a doctores cubanos que trabajan en Venezuela y Portugal: en este último país, los médicos cubanos ganan 500 euros mensuales, cuando el suelo de los galenos locales es de 2.500 euros. La Habana también provee de trabajadores cubanos a compañías de cruceros que operan en el Caribe.
La cuestión ha llegado a la Organización Internacional del Trabajo (OIT), con sede en Ginebra. "Es hora de que la OIT tome cartas en el asunto", comentó Jack Otero, ex vicepresidente de AFL-CIO, la central sindical norteamericana. Otero ha denunciado prácticas como el uso de mano de obra infantil, "en violación de los acuerdos laborales de los que la República de Cuba es signataria".
Los verdaderamente superfluos en la Cuba de hoy no son los trabajadores, sino los Castro.
Mientras la Cámara del Comercio de Madrid pide al régimen que permita a los inversionistas españoles retirar sus dineros de los bancos cubanos, los trabajadores de la isla encaran una situación que sin lugar a dudas es mucho más dramática y perentoria que la de los empresarios madrileños que fueron allá a invertir sus dineros para aprovecharse de la falta de libertad sindical y de la obediencia de los trabajadores al Estado patrón y sus socios extranjeros.
¿Cuánto cuesta la Unasur?
¿Cuánto cuesta la Unasur?
Alejandro A. Tagliavini
La Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur), por ahora es un sello de goma al servicio hegemónico del líder natural, Lula, dicen los analistas. Formado por Argentina, Brasil, Uruguay, Paraguay, Chile, Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia, Venezuela, Guyana y Surinam, incluye 380 millones de habitantes, 800.000 millones de dólares en PIB y la mayor producción mundial de alimentos.
El documento fundacional pretende la paulatina fusión del Mercosur y la Comunidad Andina más Surinam y Guyana. Pero mientras que en los bloques comerciales de Asia-Pacífico, que incluye a Chile y prácticamente a Colombia, la Unión Europea y el Nafta las exportaciones entre socios superan el 50% de las totales, en el Mercosur se mantienen en apenas 15%.
La reciente cumbre que se realizó en Campana, en la provincia de Buenos Aires, pareció tener como único fin elegir a Kirchner como secretario, porque se trataron temas muy vagos. Álvaro Uribe y Alan García enviaron a sus cancilleres, mientras que el militarista Chávez (subió el sueldo 40% a sus colegas de las fuerzas armadas), aseguró que Unasur tiene que poner de lado la "posición ideológica" de cada uno. Increíble, justo él que es el más conflictivo y el ideólogo más fanático.
Pero la pregunta no es tanto cuánto cuesta, que no es poco, sino quién lo paga, básicamente por vía impositiva.
Los impuestos los pagamos todos, pero cuanto más pobre es una persona, menor capacidad tiene para trasladar esa carga y termina siendo el que más paga. Para pagarlos, un empresario sube precios, baja salarios, deja de invertir demandando menos trabajo o disminuye su alto consumo deprimiendo la demanda, la producción y los salarios. Los de menores recursos sufren la subida de precios y la baja en los salarios, así terminan pagando los impuestos. El estatismo argumenta que ese dinero vuelve a los pobres. Pero parte se pierde por corrupción, otra va a los amigos en forma de subsidios y lo poco que recae sobre los de menores recursos, después de pasar por una tremenda burocracia que absorbe mucho, se malgasta.
El Estado venezolano paga por una cama diaria en un hospital público entre 6 y 9 millones de bolívares, mientras que en los centros privados ese costo varía de 2 a 4 millones, según explica Juan Correa, jefe de cirugía del Hospital Luciani, y aclara que la diferencia de precios obedece a la burocracia y a la "excesiva cantidad de personal". Pero esta ineficiencia, que despilfarra el dinero de los pobres, ocurre en cualquier Estado. Steve Hanke explica que, en Estados Unidos, el Departamento de Asuntos de Veteranos "opera el mayor sistema de servicios de salud del país"; y añade: "El costo de construcción por cama de sus hospitales para ancianos es casi un 290% superior que en los hospitales privados (...) el equipo de administración de construcción tiene 16 veces más empleados por cama que (...) el sector privado, y los proyectos requieren de 3,5 veces más tiempo de construcción que los privados".
Está claro que no hace falta la Unasur, porque los pueblos se unen naturalmente si no fuera que los Estados lo impiden con controles migratorios, aduaneros y toda clase de "protecciones" discriminatorias. En definitiva, los dirigentes, reprimen a sus pueblos para cobrar impuestos, y los empobrecen, para viajar como príncipes a inútiles cumbres, para satisfacer su enfermiza "vocación de poder", de mandar sobre otros.
La democracia, en auge
PANAMÁ
La democracia, en auge
Por Daniel Morcate
Es una lamentable regla tácita del periodismo el que un país desaparezca de las secciones de Internacional en cuanto empieza a portarse bien. Pues eso, precisamente, es lo que está pasando con Panamá. |
Una clave de la creciente estabilidad política de Panamá es el acuerdo, cada vez mayor entre los panameños, de que la democracia, con todos sus defectos e insuficiencias, es inmensamente preferible a la dictadura, de la cual son muchos los que aún tienen fresca memoria. Cualquier duda en este sentido la disipan las frecuentes noticias sobre Manuel Antonio Noriega, el impresentable ex tiranuelo local que deambula de país en país y de prisión en prisión pagando sus cuentas pendientes con los tribunales extranjeros. En Panamá también las tiene. Y son incluso más graves, porque incluyen cargos de asesinato y torturas. Pero es un secreto a voces entre los panameños que ningún gobierno democrático, ni siquiera los del Partido Revolucionario Democrático, en el que militara aquél, se ha esmerado en reclamarle. Noriega es un símbolo no sólo de un gobierno prepotente, abusador y corrupto, sino de la humillación general que significó la invasión norteamericana que finalmente le depuso.
En las democracias jóvenes el periodismo suele compensar con inusitado celo y agresividad los años previos de censura y maltratos. Así ocurre hoy en Panamá, donde hasta los medios serios a veces tratan con irreverencia a las principales figuras del gobierno, presidente incluido. Pero esta misma impetuosidad mantiene saludablemente en jaque al poder, a esa Presidencia que, en su forma y conducta, si bien no en su contenido, aún arrastra vestigios de la dictadura. Gracias al trabajo abnegado e incisivo de los periodistas panameños, todos los líderes electos de la nueva democracia han tenido que responder a preguntas sustantivas sobre corrupción administrativa, tráfico de influencia y nepotismo. Uno de ellos, Ernesto Pérez Balladares, alias el Toro, se ha visto acorralado por un proceso judicial que dura ya casi un año.
La embajadora de Estados Unidos, Barbara Stephenson, una mujer inteligente y discreta, rehúsa hablar conmigo sobre corrupción en el gobierno. Cree que sus observaciones no aportarían nada a las buenas relaciones entre ambos países. Pero me expresa su preocupación por la inseguridad que generan las bandas de delincuentes al servicio del narcotráfico internacional, cuyos clientes principales se hallan en Estados Unidos y Europa. Su inquietud la comparten muchos panameños, que en programas de radio y televisión, así como en los diarios, reclaman a viva voz al Estado una mejor protección.
Panamá es uno de esos países que, como Colombia y México, probablemente se beneficiarían de un plan coordinado y audaz de despenalización de drogas. Pero ya se sabe que esta alternativa es políticamente incorrecta para los líderes regionales.
Además de la inseguridad y la corrupción, el otro gran problema pendiente de Panamá son las persistentes desigualdades entre ricos y pobres, aunque en la capital, donde vive la mitad de la población, abundan las señales de una emergente clase media –urbanizaciones nuevas, flamantes centros comerciales, abundante tráfico rodado–, muestra inequívoca de una alentadora movilidad social. Colegas amigos y un sociólogo opinan que la brecha entre ricos y pobres se reduciría recortando la enorme burocracia y usando esos fondos para aumentar la inversión social. Una proyectada y espectacular ampliación del Canal de Panamá, auténtica maravilla del mundo, proporcionará al Estado más recursos para perseguir este objetivo fundamental a partir del 2014.
Con motivo del estreno del tercer juego de esclusas del canal, Panamá volverá a situarse por unos días en la palestra informativa. Luego se alejará de ella, como inevitablemente sucede con las democracias en ascenso en nuestro atribulado hemisferio.
Evo Morales y su democracia
BOLIVIA
Evo Morales y su democracia
Por Jaime Daremblum
Al margen de la hilaridad que provocan sus insólitas teorías, no debemos perder de vista que Evo Morales está ejecutando al pie de la letra el plan de acción de su mentor Hugo Chávez para destruir la democracia desde dentro. |
La violación de principios y de instituciones esenciales para el funcionamiento de la democracia se inició en el momento mismo en que Morales hizo sesionar a la Asamblea Constituyente en un cuartel militar, al que se impidió el acceso a los constituyentes que no concordaban con la línea ideológica fijada de antemano por el gobierno. Las violaciones han proseguido de manera sistemática.
La noche misma del 6 de diciembre de 2009, en que festejó su reelección, Morales anunció que se postularía nuevamente como candidato presidencial en 2015, a pesar de que la nueva Constitución, aprobada a su arbitrio, prohíbe que se elija a una misma persona para el desempeño del cargo de presidente por más de dos períodos consecutivos. Además, sus partidarios en la legislatura han destituido a magistrados de la Corte Suprema cuya única falta había sido no haberse doblegado ante los deseos y presiones del gobierno. Este año, esos mismos legisladores han dado a Morales la potestad –que ya disfruta Chávez– de nombrar a los jueces de todas las cortes del país, lo cual impide al Poder Judicial cumplir con su función primordial en una auténtica democracia: actuar como mecanismo de control de los posibles excesos de los otros dos poderes, el Ejecutivo y el Legislativo.
Por otro lado, en Bolivia se persigue a líderes de la oposición, y se formulan cargos falsos contra ellos. De ese modo se les impide participar en elecciones, se los despoja de sus victorias electorales o se les fuerza a exiliarse. Esta típica receta chavista ha sido puesta sistemáticamente en ejecución por Morales y sus seguidores incondicionales.
Al gobernador del departamento de Santa Cruz, Rubén Costas, lo han acusado de peculado. Esto suena como una lucha contra la corrupción, pero el caso es que formularon esa acusación simplemente porque incluyó en su presupuesto los recursos necesarios para realizar un referéndum sobre la autonomía del departamento, a lo que Morales se opone.
La persecución política no está de ninguna manera reservada a la élite tradicional. Así, se sigue juicio por falsos cargos de irregularidades a René Joaquino, alcalde de Potosí, que es de origen humilde e indígena por los cuatro costados. ¿Su pecado? Haber competido con Morales por la presidencia del país en las elecciones de diciembre pasado y volver a ganar las municipales de Potosí, derrotando a la maquinaria del gobierno.
De las diez ciudades más importantes del país, siete están en manos de opositores, entre ellas Potosí, como acabamos de ver, y la capital, La Paz, donde triunfó el candidato del Movimiento Sin Miedo, aliado de Morales hasta principios de este año. Al presidente le preocupan estas derrotas en zonas clave.
En las elecciones del 4 de abril, el partido de Morales ganó dos tercios de las gobernaciones (6 en total, contra 3 ganadas por la oposición: las de los departamentos de Santa Cruz, Tarija y Beni); su partido obtuvo también una amplia mayoría de alcaldías. Pero el presidente, en lugar de festejar sus triunfos, denunció un "fraude" electoral en su contra.
La reacción de Morales refleja su alarma ante el significativo retroceso electoral que han sufrido él y su partido en sólo cuatro meses. A pesar de sus recientes victorias regionales, el Movimiento Al Socialismo acaba de perder un 14 por ciento del respaldo popular. En diciembre de 2009 el MAS obtuvo el 64% de los votos en las presidenciales, mientras que en abril de este año alcanzó sólo el 50% en las elecciones departamentales y locales. El MAS ha padecido retrocesos del 12% en Potosí, del 20 en Oruro y del 30 en La Paz, mientras que en los tres departamentos donde logró progresar las mejoras fueron del 3 o el 5%. Esto explica que Morales intente usar todo el poder del que dispone para destituir, con acusaciones de fraude electoral, a quienes legítimamente le vencieron.
La instauración de un régimen chavista en Bolivia ha servido para empeorar las condiciones, de por sí ya difíciles, que enfrenta la población del segundo país más pobre de América. Es hora de considerar con seriedad el poder desestabilizador del presidente boliviano.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario