09 junio, 2010

ARGENTINA

De nuevo, se acobardan

Por Julián Schvindlerman

La República Argentina acaba de cumplir doscientos años de vida nacional independiente. Pues bien: la comunidad judía se ausentó de los festejos. Fue la única entre ochenta colectividades invitadas que eligió no participar. Esto ha marcado un precedente lamentable para la historia comunitaria nacional y para las relaciones de los judíos con el resto de sus compatriotas.
De lo que puede reconstruirse entre tanto comentario, rumor, declaración, contradeclaración, emerge, en el mejor de los casos, un escenario de confusión; en el peor, de cobardía. En respuesta a la pregunta de una pariente preocupada, una mujer relacionada con la dirigencia de la DAIA afirmó en un email que fueron convocadas las colectividades extranjeras no religiosas, y que por ende no cabía participación alguna. A un colega periodista, dirigentes de la referida organización le aseguraron que, ante la cantidad de escuelas que querían participar, optaron por descartar a todas para no dar preferencia a ninguna. En una entrevista con Radio Jai, el presidente de la propia DAIA, Aldo Donzis, dijo que la carta oficial de invitación arribó tardíamente, lo cual limitaba las posibilidades de organización de la participación. Abraham Schwartz, representante del Consejo de Colectividades, llamó a Radio Jai para desmentir a Donzis y afirmó que el DAC (ente responsable de la seguridad comunitaria, dependiente de la DAIA) envió cartas a la red escolar judía que instaban a la no participación invocando cuestiones de seguridad. De modo similar, luego de escuchar las declaraciones de Donzis, el periodista de investigación Ariel Said declaró a Radio Jai: "Es mentira que no se avisó".

Así las cosas, parece claro que alguien no está siendo del todo franco. Si efectivamente la dirigencia política de la comunidad judeo-argentina decidió excluir a la judería de los festejos bicentenarios por razones de seguridad pública, entonces ello representaría un grave desacierto, por el que alguien debería responder. Ante los precedentes de agresiones físicas contra judíos que celebraban un pasado aniversario del Estado de Israel en la vía pública, y la intimidación de la que fue objeto un grupo de jóvenes judíos que intentó manifestarse pacíficamente frente a la embajada iraní, la preocupación no estaría fuera de lugar, pero ¿es ceder el espacio público ante los fanáticos la respuesta correcta?, ¿es conceder la victoria a patoteros armados con palos y disfrazados de fedayines una muestra de coraje? ¿Es acertado mandar el mensaje, a los antisemitas que están detrás de estas provocaciones, de que apenas unas docenas de matones pueden amedrentar a una colectividad de doscientas mil almas?

En rigor, los amedrentados no son los doscientos mil judíos que conforman esta vibrante comunidad, sino la decena de lucidos líderes comunitarios que deciden por todos los demás. Los atemorizados son individuos que necesitan unos asesores de imagen que les digan qué deben hacer como dirigentes políticos. Los acobardados son personas escandalosamente inadecuadas para desempeñar la misión para la que voluntariamente se presentaron. Bajar la cabeza no es una respuesta digna ni inteligente. Se debe exponer a los extremistas, en lugar de ocultar a los judíos.

Pero esto es mucho pedir a una dirigencia que, en enero de 2009, cuando Israel estaba bajo el fuego del Hamás y sometida a un linchamiento mediático espectacular, es decir, cuando Israel más necesitaba del respaldo de la diáspora hebrea, decidió no salir a la calle a expresar su apoyo a la nación asediada y, desoyendo los pedidos del embajador israelí, organizó un acto a puerta cerrada en el edificio de la AMIA. Una dirigencia que cuando finalmente, y ante la protesta comunitaria, llamó a un acto público, lo hizo con excesiva demora, cuando la tempestad ya había amainado; aun así, convocó "por la paz y contra el terror", dejando fuera de la consiga la palabra Israel.

La nuestra es una dirigencia de ilustres despistados que se refugia en la comodidad del acto de Iom Hashoá para mostrar a la sociedad su fidelidad a la causa judía y que justifica su existencia cuando un par de infradotados perpetra una profanación de tumbas hebreas. El verdadero desafío de nuestros tiempos le es indiferente.

Es todo un símbolo ver a nuestros distinguidos representantes elevar sus copas de champagne en el hotel Alvear cada aniversario de Israel para brindar por la salud del Estado judío, mientras en la calle rehúyen la tarea. También quedará ya para los anales la presencia de un engalanado Aldo Donzis en el Teatro Colón para celebrar el bicentenario patrio mientras, afuera, la comunidad judía quedaba excluida del desfile de colectividades por decisión de la institución que él preside.

La nueva rebelión de las gentes

ESTADOS UNIDOS

La nueva rebelión de las gentes

Por Fernando Alonso Barahona

Cuando en el otoño de 2008 publiqué mi libro Quién es John McCain, el mundo político e intelectual vivía los momentos cumbre de la seducción de Obama, que, en efecto, venció holgadamente en las Presidenciales de aquel año –aunque no de forma tan arrolladora como hizo en su tiempo Ronald Reagan–, y parecía haber enviado el movimiento conservador al limbo de las largas esperas.
En las páginas de aquel libro, enseguida arrumbado por la actualidad, se pasaba revista no solo al emergente y nuevo republicanismo norteamericano (que únicamente aguardaba un líder sólido capaz de unificar sus diversas alternativas), sino a la debilidad real de las propuestas de Obama y, sobre todo, a datos reveladores que casi nadie tenía en cuenta: los índices de rechazo del presidente George W. Bush eran, desde luego, elevados, muy superiores al 50 por ciento, pero el rechazo y desprestigio del Congreso (dominado por los demócratas y presidido por Nancy Pelosi ) era aún mayor. El estallido de la crisis hizo que se tambalearan las viejas políticas y muchos de los nombres que las habían servido. ¿Acaso nadie había previsto la catástrofe?, ¿dónde se ocultaban los auténticos responsables –más allá de un grupo de estafadores o especuladores?

Lo que se ha registrado desde entonces es una auténtica rebelión de las gentes, de millones de hombres y mujeres que, mucho más allá de las etiquetas políticas, desconfían de un sistema político que parece haber sido copado por una casta específica que desde hace demasiado tiempo tiene como principal norte su propio mantenimiento.

Durante un tiempo, Obama permitió que el aire fresco penetrara en los departamentos públicos y la Casa Blanca. Pero –y dejando de lado su buena fe y sus cualidades personales– lo cierto es que el presidente norteamericano es más imagen que realidad. La vieja política y la falta de alternativas se apoderaron enseguida de la maquinaria de Washington, y poco a poco la popularidad del demócrata se fue viniendo abajo, sin que sus muchos defensores y apologetas –sobre todo en el campo de la cultura– hayan hecho declaración alguna al respecto.

Pero la rebelión va mucho más allá del rechazo a Obama, un presidente como tantos otros, un hombre como los demás, un político convencional como docenas de colegas de su partido y del Republicano.

La crisis económica, la arriesgada reforma sanitaria, la lejanía de Washington de los problemas reales y el creciente intervensionismo del Estado han hecho florecer las famosas tea parties, un auténtico movimiento social que amenaza con provocar auténticas convulsiones en el seno de los dos grandes partidos. Los resultados electorales han sido reveladores: veteranos políticos convencionales como A. Spector han perdido elecciones primarias (demócratas, en este caso), hay candidatos que no quieren contar con el apoyo de Obama; entre los republicanos están empezando a ganar los nuevos hombres y mujeres que cuentan con el respaldo del Tea Party y se está dejando a un lado a viejos dinosaurios sobrados de respaldo oficial. El triunfo de Rand Paul (hijo de Ron Paul, ilustre candidato presidencial republicano), la popularidad de Sarah Palin o la presencia creciente en los medios de personalidades como Mike Huckabee, Scott Brown o Bobby Jindal constituyen una buena prueba de las ansias de renovación en las filas conservadoras.

Por supuesto, para dibujar un programa sólido de gobierno hace falta una reflexión profunda y unos equipos eficaces y sólidos. Seguramente, el Tea Party no puede hacerlo en soledad, pero no se puede obviar el descontento real que millones de personas expresan a través de canales como ése.

Es preciso reinventar la política, acercarla a las personas, ofrecer soluciones integrales , morales, éticas, políticas y económicas. No en vano la renovación viene desde un fondo conservador, y las réplicas a las tea parties desde posiciones llamadas progresistas han sido un rotundo fracaso.

Claro que, esta rebelión es posible en un lugar como Estados Unidos, que facilita la participación política directa en la designación de los candidatos de los partidos y donde éstos no son máquinas burocráticas que controlan todos los movimientos, todos los candidatos y todas las propuestas.

¿Un gobierno universal?

EL SUEÑO DORADO DE LOS LIBERTICIDAS

¿Un gobierno universal?

Por Alberto Benegas Lynch (h)

Barack Obama.
En estos días, son muchos los dirigentes políticos que reiteran la imperiosa necesidad de contar con un gobierno universal: Barak Obama, algunos de los integrantes de su gabinete, el ex vicepresidente estadounidense Al Gore, funcionarios de las Naciones Unidas y de otros organismos internacionales financiados con recursos detraídos coactivamente de los bolsillos de la gente...
Desde la perspectiva del liberalismo clásico, que cree en la división y limitación del poder, el gobierno universal es el mayor de los peligros, debido a la concentración de poder que implica. Esta es la razón central que esgrime tal corriente de pensamiento para defender la existencia de una multiplicidad de naciones, a su vez divididas en provincias y municipios.

Con un gobierno universal no hay defensas frente al abuso del poderoso. Con todas las complicaciones del momento, la competencia que de hecho se da entre las distintas naciones se traduce en una posibilidad de escapatoria –y de comparación– para los individuos.

De lo dicho, para nada se sigue que debamos tomarnos las fronteras como alambrados y cercos infranqueables. Muy por el contrario: la única misión de las fronteras es el referido reaseguro de las libertades individuales, puesto que se trata de artificios que en ningún caso deben bloquear el movimiento de personas ni el libre comercio.

Nada hay más repugnante que expresiones como el ser nacional y otros adefesios conceptuales por el estilo; y nada más atractivo como la idea del ciudadano del mundo. Los patrioterismos xenófobos constituyen probablemente la bazofia más hedionda de cuantas existen, pero de allí a eliminar las vallas de contención que implica el fraccionamiento del poder hay un salto lógico inadmisible.

Los megalómanos de siempre están al acecho para expandir el Leviatán y clavar sus venenosas garras en la carne de los sufridos individuos. Para ello, nada más expeditivo y contundente que la idea del gobierno universal: con éste, las personas no tendrían escapatoria. Ya no habría que lidiar con comparaciones antipáticas entre signos monetarios distintos, con fugas de capitales, con expatriaciones que revelan disgusto o inconformidad con los gobernantes del país abandonado... Bajo el gobierno universal, la sombra tenebrosa y macabra del Estado abarcaría y abrazaría cual oso hambriento todos los recovecos imaginables.

En el supuesto del gobierno universal, se allanaría el camino para expropiar a los ciudadanos de New York y entregar graciosamente el fruto de su trabajo a los ciudadanos de Uganda, y así sucesivamente. En ese supuesto, la cleptocracia planetaria disfrazada de democracia permitiría con más facilidad los atropellos brutales de los derechos de las minorías. En ese supuesto, los burócratas consolidarían sus fechorías y se reservarían los mejores lugares del mundo para vivir fastuosamente, sin temor a pedido de extradición alguno.

Sin duda, el nacionalismo constituye un peligro superlativo –una vez escribí un largo ensayo al respecto: lo titulé "Nacionalismo: cultura de la incultura", y se publicó en una revista académica chilena (Estudios Públicos)–, pero la eliminación de las naciones para establecer un gobierno universal significaría el fin de las libertades individuales y la entronización de la tiranía planetaria con que sueñan los sicarios del poder ilimitado.

La destructividad de la izquierda

CUESTIONES DE HISTORIA DE ESPAÑA

La destructividad de la izquierda

Por Pío Moa

En relación con Nueva historia de España me ha escrito Stanley Payne: "Veo que eres aun más positivo en cuanto a los visigodos que yo. Me gusta también la periodización nueva, convincente y apropiada. He detestado lo de Edad Media por muchos años".
"Sobre las izquierdas, como de costumbre, demoledor –continúa–, pero hay una pregunta que, según lo que veo, no has abordado directamente: ¿cuál puede ser la explicación de que las izquierdas en España son siempre más destructivas e irresponsables que en otros países occidentales? El fenómeno viene durando dos siglos. Es la pregunta que hacían algunos de los editorialistas más consecuentes de España en la primavera de 1936".

La cuestión de los visigodos es esencial, desde luego, y tratarla como asunto marginal e incluso "no español", como a menudo se ha hecho, deforma por completo la visión de conjunto de la historia de España. De la periodización propuesta en sustitución de la nomenclatura tradicional (edades Antigua, Media, Moderna y Contemporánea) ya he hablado en otras ocasiones. Sobre el carácter destructivo de nuestra izquierda, causa muy principal de las convulsiones y el estancamiento de España en los últimos dos siglos, harán falta estudios críticos más detallados.

El problema lo exponía implícita pero claramente El Sol al terminarse el año 1935, en medio de una crispación social exacerbada:
Los españoles vamos camino de que nada nos sea común, ni la idea de patria, ni el régimen ni las inquietudes de fuera ni de dentro, y mucho menos los postulados de convivencia nacional que fueron la aurora de esperanza que precedió al advenimiento de la República.
Cuando no queda nada común entre vastos sectores de la sociedad, esta se descompone. Y ocurría así porque los izquierdistas tenían una idea muy negativa de España, describían a las derechas con una carga desmesurada de odio y se inclinaban a creer en soluciones drásticas y utopías. Así se entienden los "¡Muera España!" de la época, o que el grito contrario fuera objeto de sospecha y animadversión. A ese ambiente corresponden expresiones como las de la socialista Margarita Nelken burlándose de quienes llamaban a la guerra civil "lucha entre hermanos", o de la anarquista Federica Montseny negando cualquier contienda fratricida, pues entre los suyos y las derechas había más diferencias que las pudiera haber entre los humanos y los marcianos. Cabría exponer bastantes ejemplos anteriores, porque en la II República y el Frente Popular culminaron procesos mucho más antiguos.

Las izquierdas han solido explicar sus actitudes pretendiendo que la derecha hispana solo representaba a los financieros, los terratenientes, los obispos y los generales, una oligarquía culpable de todos los males e incomparablemente más cruel, brutal y opresiva que cualesquiera otras derechas europeas. Pero no es que llegaran a tales ideas a partir de hechos reales, sino que partían de esas ideas para interpretar los hechos, falseándolos o exagerándolos sin cuento: así ocurría con motivo de los juicios por atentados anarquistas, de la Ferrerada, de la "represión de Asturias", etc., con sus tremendas campañas de opinión creadoras de estereotipos perdurables. La derecha española constituía el máximo de la "reacción", del "fanatismo inquisitorial", del "oscurantismo", de la "tortura y avidez de sangre". A su vez, las mentiras y calumnias quedaban justificadas como una buena arma para movilizar contra opresores tan desalmados al "pueblo trabajador", al cual decían representar las osadas izquierdas. Tópicos con escaso fundamento, pero efectivos también en Europa, donde tales campañas revivían la Leyenda Negra.

Una causa fundamental de esas conductas radica, creo, en la precaria sustancia intelectual de nuestra izquierda, la cual no ha producido un solo pensador relevante ni ha sabido adaptar las ideas recibidas de fuera a las circunstancias concretas de España. Ha vivido de tópicos simples. Uno de ellos, la lamentación por no haberse realizado aquí una "revolución burguesa" modelada sobre la de Francia. Descendiendo todavía un escalón hacia la simpleza, encontraba en la Iglesia la raíz de los males pasados y presentes: solo en ese punto coincidían todas las corrientes izquierdistas, muy enfrentadas entre sí en los demás aspectos. Y sigue ocurriendo hoy mismo, cuando al ataque exterminador anticristiano ha sido sustituido por tácticas de asfixia administrativa.

En cuanto a la aversión a España, su raíz más honda parte, a mi juicio, de la inmensa influencia de Bartolomé de las Casas: los crímenes alucinantes (según dicho fraile) en América expresarían el incomparable fanatismo, codicia y ferocidad de los españoles de la época, asimilados a los de las derechas posteriores, las cuales seguirían portándose de igual modo en el XX, particularmente al sentir amenazados sus injustos privilegios por los partidos del pueblo: tal sería la explicación de la guerra civil del 36.

La izquierda española tiene, así, rasgos distintos de otras izquierdas europeas. "España es diferente", evidencia trivial, pues un rasgo de la civilización europea es la profunda diferenciación entre sus naciones. El tema requiere mayor estudio, ya digo, pero aventuraré una hipótesis: esa destructividad izquierdista tiene alguna relación con la pérdida de vitalidad intelectual de la Iglesia española desde mediados del siglo XVII, su inclinación a un acartonamiento ritualista y formalista. La izquierda recogería, aumentado, ese acartonamiento intelectual combinado con esperanzas mesiánicas, cuya base religiosa parece también argumentable.

La economía de EEUU crecerá un 3,5% este año

La Fed prevé que la economía de EEUU crecerá un 3,5% este año

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El presidente de la Fed, Ben Bernanke. Foto: Archivo

El presidente de la Reserva Federal estadounidense (Fed), Ben Bernake, compareció ante el Comité de presupuesto de la cámara baja del Congreso. Según indicó, la recuperación de la economía de EEUU es lo suficientemente "sólida" como para soportar el ajuste fiscal que se llevará a cabo el próximo año. De hecho, prevé un crecimiento del 3,5% para este año.

"Los datos sugieren que el aumento de la demanda privada sostendrá la reactivación de la actividad económica", señaló Bernanke.

Crecimiento del 3,5%

También se refirió a los "modestos" avances de los que ha dado muestras el mercado laboral, a través de las últimas cifras de empleo, horas trabajadas e ingresos, así como de las perspectivas de contratación.

En este contexto, Bernanke anticipó que la Fed espera la economía de Estados Unidos avanzará un 3,5% en 2010 y que la expansión de la economía será incluso mayor en 2011.

Sin embargo, advirtió de que aún existen limitaciones al crecimiento y que llevará "un periodo de tiempo significativo" recuperar los puestos de trabajo perdidos. El avance del PIB tampoco será suficiente para recortar el enorme déficit presupuestario del país, insistió Bernanke.

Vigilando Europa

Por otro lado, el máximo responsable de la política monetaria de EEUU dijo prestar la máxima atención a los acontecimientos relacionados con la crisis de deuda soberana en Europa y afirmó que estos hechos subrayan la importancia de contar con unas sólidas finanzas públicas.

Así, Bernanke destacó las "fuertes medidas" puestas en marcha por los líderes europeos para hacer frente a las dificultades fiscales y destacó que "la cooperación internacional envía una importante señal a los mercados financieros de que se adoptarán las medidas necesarias para garantizar la estabilidad y la recuperación económica".

De este modo, el presidente de la Fed consideró que si los mercados se estabilizan, los efectos de la crisis sobre el crecimiento de EEUU serán "modestos", aunque admitió que dejarán cierta "huella".

En este sentido, Bernanke destacó la posición "privilegiada" de EEUU, aunque admitió que la situación fiscal del país "se ha deteriorado de manera apreciable", provocando un excepcional aumento del déficit como reflejo de la debilidad económica, así como de las políticas adoptadas para paliar la recesión.

"Incluso después de que las condiciones económicas y financieras hayan vuelto a la normalidad, en ausencia de nuevas medidas, el presupuesto federal parece seguir una senda insostenible", auguró Bernanke, quien recomendó comenzar a planear ya cómo hacer frente a los desafíos presupuestarios.

"Alcanzar la sostenibilidad fiscal a largo plazo será difícil, pero si no logramos un fuerte compromiso con la responsabilidad fiscal a largo plazo no tendremos ni estabilidad financiera ni crecimiento económico saludable", concluyó.

La situación en España es "muy grave"

La situación en España es "muy grave", según el Banco Mundial

La situación económica en España es "muy grave" y el desempleo "extremadamente alto", según ha señalado hoy un representante del Banco Mundial. Sin embargo, las medidas de austeridad fiscal adoptadas por el Gobierno van en la "dirección correcta" y podrían ayudar a mejorar el problema. Emilio Botín: las reformas del Gobierno "van a salir bien".

El director de tendencias macroeconómicas del BM, Andrew Burns, subrayó que las medidas de consolidación fiscal puestas en marcha por el Gobierno van "en la dirección correcta", por lo que es "probable" que reduzcan el riesgo de un empeoramiento de la situación.

Además, afirmó que los indicadores de mercado muestran que los inversores ven la situación en España como menos grave que la de Grecia o Portugal.

Alertó por otro lado que de producirse una crisis de deuda en España, algo que de momento el Banco Mundial considera improbable, eso impactaría en la banca española, lo que a su vez podría pasar factura a Latinoamérica.

Mejora previsiones

Burns realizó estas declaraciones tras la presentación durante una rueda de prensa en la que se presentó el informe Perspectivas Económicas Mundiales 2010. En este análisis, el Banco Mundial mejora sus previsiones de crecimiento global, que ahora sitúa entre el 2,9% y el 3,3% para 2010 y 2011.

En sus anteriores estimaciones, del pasado mes de enero, la institución internacional preveía que la economía aumentará un 2,7% en 2010.

El Banco Mundial considera que la economía mundial se está recuperando, pero advirtió sobre los desafíos de la crisis en la zona euro en el crecimiento a medio plazo. "La crisis de la deuda de Europa ha puesto nuevos obstáculos en el camino", añaden.

El Banco Mundial previó además una expansión global del PBI entre 3,2 y 3,5% en 2012.

El Libro Beige baja de los 10.000 puntos al Dow Jones

El Dow cae un 0,4% después de llegar a subir más del 1%

El Libro Beige baja de los 10.000 puntos al Dow Jones

por F. R. Ch

A los inversores neoyorquinos les entró mal de altura al conocer el Libro Beige de la Fed y los índices pasaron a cerrar con descensos moderados después de llegar a subir más del 1%. Aunque la publicación del banco central apuntó que la economía estadounidense mejora, también advirtió que al ritmo que lo hace es lento. En tono algo más optimista se ha manifestado Bernanke, que dio alas a los avances durante la mayor parte de la sesión. El jefe de la Fed cree que el crecimiento es firme, pero cree que todavía hay riesgos, principalmente en el mercado laboral.

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Los indicadores neoyorquinos se dieron la vuelta al cierre y acabaron en el terreno negativo. El vendaval bajista de las últimas dos horas dejó al Dow Jones con un retroceso del 0,41%, hasta los 9.899 puntos. Por su parte, el S&P 500 retrocedió un 0,6%, hasta los 1.055 puntos y el Nasdaq tecnológico cayó un 0,54%, hasta los 2.159 puntos.

La pájara final de Wall Street volvió a dejar al Dow Jones por debajo de los 10.000 puntos, pese a que la sesión se presumía al alza. Durante toda la jornada los indicadores repuntaron más del 1%, dejando al selectivo por encima de ese nivel. Sin embargo, la publicación del Libro Beige frenó los ánimos y desde entonces los indicadores se precipitaron de nuevo en el rojo.

El informe económico de la Fed ha recogido mejoras económicas en las últimas seis semanas, pero también ha advertido de que "en muchos de ellos el ritmo de crecimiento fue modesto". La mayoría de los sectores de la economía estadounidense registraron algún tipo de mejora en los últimos meses, aunque esos avances fueron moderados. La Fed destaca que el mercado laboral y el gasto de los consumidores "mejoraron ligeramente", pero que la inflación se mantuvo bajo control.

El Libro Beige coincidió con la intervención de Bernanke ante la Comisión de Presupuestos de la Cámara de Representantes de EEUU. El mercado recibió con tono positivo su intervención, en la que Bernanke ha asegurado que la crisis de deuda europea tendrá un efecto muy limitado en la recuperación económica del país norteamericano. Una recuperación que el jefe de la Fed ha valorado como "firme" aunque ha reconocido que encontrará importantes riesgos, como la situación del mercado laboral.

No parece que la recuperación económica vaya a marcar un ritmo que permita rebajar la tasa de desempleo, que según Bernanke se mantendrá alta durante unos años. Algo que también preocupa al jefe de la Fed es el déficit fiscal que ha calificado como "insostenible". Para ello ha recomendado como objetivo alcanzar la sostenibilidad social a largo plazo, ya que podría tener implicaciones en la estabilidad financiera y en el crecimiento económico saludable.

Las industriales, las más alcistas
El peso de los valores de las energéticas y financieras presionó a Wall Street en la recta final de la sesión Exxon (-2,12%), Bank of America (-2%), JPMorgan (-1,5%) y General Electric (-1,3%) fueron los más bajistas de la sesión. Por el lado de las compras, la oleada bajista del cierre redujo a los valores que venían cotizando en terreno positivo. Entre los pocos que quedaron fueron Boeing (+1%), Kraft (+0,7%) y Alcoa (+0,4%).

Uno de los valores del día fue el fabricante tecnológico de redes de transmisión Ciena. Esta compañía cerró con una revalorización cercana al 1,5%, después de rebajar su escalada superior al 7% y tras presentar unos resultados que han gustado en el parqué, pese a que registró un beneficio negativo de 97 centavos. También destaca el grupo de medios Viacom, que empezará a pagar su primer dividendo de su historia, de 15 centavos, a partir del 1 de julio. Sus acciones cerraron con subidas superiores al 1%.

El precio del barril Texas esquivó la presión bajista y acabó anotándose una fuerte revalorización, después de la caída de los inventarios semanales de crudo. Ganó más de dos dólares y quedón instalado al cierre en los 74,38 dólares.

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