14 junio, 2010

Venezuela: A prisión, en prisión...Todos presos

Por Liliana Fasciani M-

La Pluma Liberal

En el título de este artículo, la única diferencia entre las preposiciones "a" y "en" es meramente semántica: "a" significa hacia y "en" significa dentro. La oración completa es el reflejo de la situación en que vivimos los venezolanos. El país entero es una cárcel con calabozos de todo tipo: penitenciales, mentales, emocionales, laborales, familiares, sociales. Todos estamos en prisión, sólo que algunos lo están más que otros.

Los presos políticos están en celdas de 2 x 3 metros cuadrados, sin derechos, sin libertad, sin luz natural y algunos de ellos con condenas injustas e insólitas, mientras los otros esperan indefinidamente una audiencia o una sentencia.

Los demás que, aparentemente, permanecemos fuera, en realidad, también estamos dentro, ya sea en casas enrejadas, en comercios enrejados, en oficinas enrejadas, en centros comerciales enrejados, en escuelas, liceos y universidades enrejadas, en campos deportivos enrejados, en sitios nocturnos enrejados, en hospitales y clínicas enrejadas, en templos religiosos enrejados, en abastos y supermercados enrejados, en hatos y granjas enrejadas, en hoteles enrejados, en cafeterías y restaurantes enrejados, en parques y plazas enrejadas, hasta en playas enrejadas...

En este último grupo no son pocos los que están en la mira del Presidente y sus esbirros quienes, tarde o temprano, harán cualquier cosa, desde inhabilitar hasta crear delitos, por llevarlos hacia las celdas donde no penetran los rayos del sol, ni la Ley, ni la justicia.

Quien crea que porque no se mete en vainas, ni critica al gobierno, ni marcha en las manifestaciones, ni expresa lo que piensa, ni vota en las elecciones tiene su libertad garantizada, comete una garrafal equivocación. El silencio y la neutralidad son cárceles mucho peores que las de concreto y acero.

Por otra parte, también son cárceles las limitaciones cotidianas, como el racionamiento de electricidad y de agua, el desabastecimiento, la criminalización de las protestas, las expropiaciones-confiscaciones, la indisponibilidad del dinero propio para adquirir divisas, las alcabalas en las carreteras, la impunidad ante la inseguridad, las cadenas presidenciales...

27 millones de venezolanos somos prisioneros de la arbitrariedad de un solo hombre, pero seguimos pensando que, como aún podemos hacer algunas cosas, vivimos en libertad.

Y usted, ¿se siente bien en prisión?

Castro ensaya la "solución cubana"

Castro ensaya la "solución cubana"

Cuban Solution Por César González-Calero
La Nación

La denominada "solución cubana" parece imponerse en la isla. Preocupado por la reacción internacional que provocó la muerte del disidente Orlando Zapata en febrero, el régimen de Raúl Castro ha decidido cambiar de estrategia, iniciar un inédito proceso de diálogo con la Iglesia Católica y abrir algo la mano en su cuestionada política de derechos humanos. La liberación de un disidente enfermo y el traslado de presos políticos a cárceles próximas a sus lugares de origen han generado expectativas dentro y fuera de Cuba.

Como a los babalaos oficialistas, santeros de patria o muerte, al gobierno cubano casi nunca le fallan las predicciones. Pero nadie es infalible. Ni los sacerdotes yorubas ni los agentes del G-2 (servicios secretos) llegaron siquiera a imaginar que la muerte de Zapata, tras 85 días en huelga de hambre, fuera a poner al régimen contra las cuerdas. Pero la contundente reacción internacional a esa muerte obligó a Raúl Castro a abrir un proceso de diálogo con la Iglesia Católica para mejorar la situación de los presos cubanos.

Ese proceso de diálogo, iniciado hace casi un mes entre el gobierno y el cardenal Jaime Ortega, ha dado ya algunos frutos impensables hace unos meses, cuando el propio Castro se mostró impasible ante la muerte de Zapata. Además del traslado de prisión de doce presos, el régimen concedió una "licencia extrapenal" por motivos de salud (la fórmula aplicada por La Habana para liberar a presos de conciencia) a Ariel Sigler, por lo que rebajó a 52 el número de presos del denominado Grupo de los 75.

La Iglesia Católica no tardó en saludar los gestos del régimen. "Se continúa dentro de un proceso que no sabemos exactamente con qué plazos se regula, pero no cabe duda de que los signos que se están viendo, todavía incompletos, son alentadores", comentó ayer en La Habana José Félix Pérez, secretario de la Confederación Episcopal cubana.

El régimen suele ser inmune a las presiones externas. Ni Washington ni Bruselas han logrado nunca arrancar a la fuerza una concesión al gobierno cubano. La muerte de Zapata, sin embargo, supuso un punto de inflexión para el régimen. Como ocurrió tras la "primavera negra" de 2003, intelectuales de izquierda europeos y latinoamericanos alzaron de nuevo su voz contra los Castro. La situación de la isla es ahora mucho más dramática que hace siete años. Ya no está Fidel en el poder para aplacar las críticas con sus artes de prestidigitador ideológico, y Raúl Castro tiene ante sí una compleja tarea: no gestiona la transición, como cabría esperar; simplemente, administra una parálisis política.

El gobierno cubano ve también con inquietud el malestar que se vive en la isla debido a la angustiosa crisis económica y a la ausencia de expectativas de cambio, un desasosiego que los cubanos exteriorizan cada día más. A Raúl Castro le quedaban pocas opciones para retomar la iniciativa política. Una de ellas era otorgar a la hasta ahora silenciosa Iglesia Católica cubana el papel de interlocutor válido con el gobierno para hablar sobre la situación de los cerca de 200 presos políticos que hay en la isla. Así, la "solución cubana" fue tomando cuerpo en un proceso que, según los obispos, será "largo y complejo".

Con esa estrategia de gestos con cuentagotas y diálogo "entre cubanos", Raúl no sólo gana iniciativa política sin dar muestras de debilidad. Al mismo tiempo, envía mensajes positivos al exterior en el momento más conveniente. Mañana llega a Cuba un alto representante del Vaticano, Dominique Mamberti, secretario de Relaciones con los Estados, para presidir la Semana Social Católica, cuya visita, sin duda, contribuirá a agilizar el proceso de diálogo. Además, la Unión Europea revisa hoy su denominada "posición común" sobre Cuba. Y aunque no se esperan cambios en esa política (mínimo nivel de diálogo hasta que La Habana mejore su política de derechos humanos), Bruselas abriría un proceso de reflexión sobre sus relaciones con la isla.

Noticias de Puebla pide PAN destitución del presidente del IEE

Emilio Gamboa Patrón apoya a Javier López Zavala

Calderón cambia el enfoque

Calderón cambia el enfoque
Pablo Hiriart

En un extenso y atendible artículo, el presidente Calderón argumenta que no hay una guerra contra el narco, sino por la seguridad pública.

Se trata, sin duda, de un cambio de enfoque.

Ya había admitido que el narcotráfico es una actividad que nunca se va a acabar mientras existan consumidores. Ahora pone límites a esa lucha y la sitúa como la obligación del Estado de garantizar seguridad a la población.

Tiene razón cuando afirma que quienes proponen la retirada del gobierno parten de la falsa premisa de que los criminales por sí solos abandonarán sus actividades violentas y delictivas.

Hay que combatirlos, en efecto, con toda la fuerza del Estado.

Y ahí está el problema.

La fuerza del Estado ha sido ineficaz para realizar esa lucha que primero se planteó como guerra contra el narcotráfico, y por su propia dinámica derivó en una crisis de seguridad pública en el país.

Los 19 muchachos fusilados en un centro de rehabilitación en Chihuahua no pueden ser ubicados en la estadística de los malos que se pelean entre sí.

Los 70 ejecutados el viernes son mexicanos que murieron asesinados en territorio nacional.

¿Dónde están los homicidas? Quién sabe.

El hijo de Joan Sebastian fue muerto por un cadenero de Cuernavaca porque hay la idea de que en este país se puede matar sin que pase nada.

Tenemos un Estado que no es capaz de dar seguridad a la población.

Y el autor del texto que aquí se comenta es el Jefe del Estado.

Dice el presidente Calderón que al asumir el gobierno encontró una situación caótica, por lo que “había que actuar y actuar rápido. Ante esa situación era indispensable contener la expansión de las actividades criminales”.

Dice la verdad.

Él encontró una situación así de crítica.

Nada más que él luchó a brazo partido por hacerse cargo de la situación. Es decir, por ganar la Presidencia.

Primero le ganó a Vicente Fox y luego a López Obrador.

En lo electoral, aprobado.

Pero ¿tenemos hoy un país más seguro que antes de su toma de posesión?

La respuesta es no.

Cuando se aplica una solución a un problema y éste en lugar de reducirse se agranda, quiere decir que algo anda mal.

Hay que seguir en el combate contra el crimen, y hay que hacerlo con más fuerza todavía.

Pero es preciso corregir errores.

Y el Presidente ya reconoció el primero —y no es poca cosa—, pues escribió ayer que la lucha no es una “guerra contra el narco”, sino por la seguridad pública.

Se trata de una corrección de fondo, y no un juego de palabras.

Tenemos que preguntarnos cómo fue que, según Felipe Calderón, se salió de madre la criminalidad a partir de 1995.

Y también ahí corregir.

La lucha de Calderón

La lucha de Calderón
Otto Granados

De manera inusual pero legítima y saludable, el presidente Calderón hizo publicar en los medios el domingo pasado, con su firma, un extenso informe en el que defiende la estrategia que su gobierno ha seguido para acometer lo que él llama La lucha por la seguridad pública .



Con independencia de la opinión que se tenga sobre la efectividad de dicha estrategia, se trata de un documento que debe leerse cuidadosamente, analizar sus argumentos y, en todo caso, refutarlo con datos, evidencia dura y razonamientos que enriquezcan la discusión, contribuyan a una comprensión objetiva del problema y mejoren sustancialmente el enfoque de las políticas públicas a todos los niveles.


En cualquier caso, no puede ser examinado con el prisma de que como viene del Presidente hay que descalificarlo.


Calderón parte de que hay una lógica expansiva en el fenómeno delictivo que, si bien partió del narcotráfico, ha producido una espiral que genera, primero, un control territorial y luego un control de la sociedad, lo que lleva a que estemos no sólo ante un problema de “lucha antinarco” sino, de manera más integral, de “seguridad pública” en sus distintas manifestaciones: extorsión, secuestro, piso, etc.


Propone que tanto el aumento del consumo en Estados Unidos (uno de cada tres jóvenes entre 18 y 25 años ha probado drogas ilícitas) como en México (que se duplicó entre 2002 y 2008), la inacción de la autoridad durante “muchos años”, el descontrol en la venta y tráfico de armamento (hay 7 mil armerías en los estados fronterizos del lado americano), el agotamiento de los “arreglos” con la delincuencia y el deterioro en el “ambiente social” han sido las variables eficientes en una situación que ha desembocado en una captura territorial de diversas regiones que, por un lado, secuestra a las instituciones y, por otro, paraliza y somete a la sociedad.



En el escalamiento del conflicto, una de las expresiones más visibles ha sido la intensificación de la guerra entre las bandas por el control del negocio y los espacios, origen, según Calderón, de la violencia que se registra en estos momentos en el país.


Si su gobierno no hubiera actuado para combatir al crimen organizado, de la manera en que dice haberlo hecho, “los criminales se hubieran apoderado de una gran parte del país”.


Finalmente, Calderón explica que su Estrategia Nacional de Seguridad ha tenido como soportes los operativos conjuntos de policías y militares, el aumento de las capacidades operativas y tecnológicas, la reforma del sistema de procuración e impartición de justicia penal, la prevención del delito y la cooperación internacional o, más concretamente, la Iniciativa Mérida.


¿Son éstas efectivamente las causas reales y de fondo? ¿Es ésa la lógica correcta? ¿Son todos los instrumentos de que el Estado puede disponer para combatir al crimen? Lo veremos el miércoles.

China, distinta y distante

Tensiones

China, distinta y distante

GEES

La cuestión es si las iniciativas militares responden a la dirección general del país o se han producido de forma autónoma e incluso antagónica respecto a la autoridad civil. El poder en Pekín sigue siendo tan hermético que no disponemos de respuesta.

A nadie hay que explicarle la importancia de China, en todo caso más bien rebajársela un tanto. Tres cientos millones han salido de la pobreza y sus recursos y disciplina le permiten alardes como los juegos olímpicos y la feria internacional de Shanghai, pero todavía quedan cerca de 900 millones hundidos en la pobreza y su fuerzas armadas, a pesar de la prioridad que reciben, con aumentos anuales de presupuesto siempre superiores al vertiginoso índice de crecimiento económico, distan mucho de ser un rival de las americanas, mientras que su carácter problemático aumenta de año en año. La transición a la democracia no está en absoluto asegurada y su modelo económico no es sostenible. Con razón, lo que obsesiona a los jerarcas comunistas es la estabilidad, no sólo por interés propio. En China hace falta que muchas cosas cambien, no sólo para que todo siga igual, y no está claro que quienes mandan estén dispuestos.

En un mundo en el que no hay distancias, lo que nos aleja de China, o a la inversa, es su carácter distintivo. No es tan exótica como solía, pero todavía se mueve por valores considerablemente diferentes. La China de hoy está ya bien despierta y el despertar que nos queda por temer es el del nacionalismo, en el que siempre se refugian las elites que ven tambalearse su poder. Vimos un atisbo de lo que puede ser con la reacción interna al bombardeo de su embajada en Belgrado, durante la guerra de Kósovo, y los japoneses han tenido que tragar varias dosis de esa pócima de sus vecinos en los últimos años.

En tiempos de la posguerra fría hubo un momento en que pareció que China retornaba al áspero camino de la enconada rivalidad, con el incidente del avión espía americano que volando sobre aguas internacionales fue forzado a aterrizar en la isla de Hainán, en abril del 2001, pero luego Pekín se apuntó a la corriente de distensión tras el 11-S, que aprovechó para silenciar a sus disidentes uigures del Sinkiang y a los budistas del Tibet, manteniendo una línea internacional cada vez más afirmativa, pero huyendo de la confrontación directa con los americanos.

Esa creciente actitud afirmativa puede que esté llegando a un punto de inflexión en que el enfrentamiento empiece a sustituir las buenas relaciones formales, a pesar de todos los miramientos que Obama ha tenido con Pekín, a quien ha querido hacer socio privilegiado en la gestión de las crisis mundiales, con la esperanza de desarrollar así un sentido de responsabilidad global que trascienda estrechos intereses nacionales y propicie la evolución del régimen. Recientes roces han hecho saltar chispas, especialmente en el área militar, donde el desarrollo de las relaciones se han cuidado especialmente, con la encomiable intención de superar recelos y crear confianza. La venta de armamento americano a Taiwán, nada nuevo bajo el sol, parece haber sido el detonante del cese de una serie de colaboraciones y del desencadenamiento de duras críticas por parte de altos mandos. La diplomacia militar americana ha juzgado que había llegado el momento de abandonar las bellas palabras y los bonitos gestos y en los últimos días Gates, el secretario de Defensa, y el almirante que manda la flota del Pacífico han respondido con la misma dureza.

Lo que está en cuestión es si las iniciativas militares responden a la dirección general del país o se han producido de forma autónoma e incluso antagónica respecto a la autoridad civil. El poder en Pekín sigue siendo tan hermético que no disponemos de respuesta a esta importante pregunta. Pero hay otros signos que apuntan en la misma dirección. En manos de China está meter en cintura al peligroso e inhumano régimen norcoreano, pero no está dispuesta a hacerlo. Su apoyo sería inapreciable para detener la carrera del islamismo militar iraní hacia las armas nucleares, pero la colaboración es mínima. No hablemos de los superrealistas y poco escrupulosos tratos comerciales con regímenes africanos deplorables. Hablemos por el contrario de la ascendente presión soberanista sobre el Mar del Sur de la China, dispuesta a negar los derechos territoriales de todos los ribereños y a establecer su control sobre una de las más vitales vías marítimas del mundo.

El despertar de China no se acaba, y no es tranquilizante.


De la estrategia de Bush a la de Obama

Guerra contra el terror

De la estrategia de Bush a la de Obama

Clifford D. May

El documento nos alecciona: "Renovar el liderazgo americano requerirá sacar lo mejor de Estados Unidos: nuestra innovación y habilidad; nuestra apertura e imaginación moral". ¿Imaginación moral? ¿Qué significa siquiera eso?

¿Es posible derrotar a un enemigo que no entendemos? Ésa es solamente una de las preguntas que se le deben de ocurrir a cualquier persona que lea la nueva Estrategia de Seguridad Nacional (NSS) del presidente Obama.

Funcionarios y partidarios de la administración han estado empleándose para ponerle la mejor cara posible a este documento de 52 páginas ordenado por el Congreso de Estados Unidos.

Pero cualquier persona que le eche un vistazo a sólo una página vería que está llena de perogrulladas, quimeras y autoengaño. Hace falta un poco más de esfuerzo para ver lo poco serio y contradictorio que es el documento. Pero déjenme que lo intente aquí.

Empecemos con esto: ¿A quién cree usted que se debe culpar por el atentado terrorista más mortal de la historia contra territorio americano? Según la NSS, la respuesta es "a la globalización", la palabra de moda que describe economías integradas, comunicaciones transnacionales conectadas y la atrocidad de vender hamburguesas de McDonalds a los parisinos. La NSS afirma que: "El lado oscuro de este mundo globalizado pasó a primer plano para el pueblo americano el 11 de septiembre de 2001". ¿Será posible que los responsables políticos en la Casa Blanca crean sinceramente que eso fue lo que sucedió?

La NSS afirma que: "Para tener éxito, tenemos que hacerle frente al mundo tal y como es". Y luego se lanza a afirmar que: "Las guerras ideológicas han llevado a guerras por la identidad religiosa, étnica, y tribal".

¿Tenemos que creer que Al Qaeda, los talibanes, los jomeinistas, Hizbola, Hamas y la Hermandad Musulmana están libres de ideología? Y si la lucha es por "la identidad religiosa, étnica y tribal", ¿qué identidad religiosa, étnica y tribal puede ser ésa? ¿Quizá el presbiterianismo?

La NSS insiste: "Estamos en guerra con una red específica, Al Qaeda y sus afiliados terroristas que apoyan sus iniciativas para atacar a Estados Unidos, a nuestros aliados y socios". Pero ¿qué es lo que los miembros de la red de Al Qaeda creen? ¿Cuáles son sus metas? ¿Quién son sus afiliados? Y, puesto que se trata de un documento de estrategia, ¿qué estrategia se utilizará para derrotarlos? Los autores de la NSS evitan claramente tales preguntas. Ellos creen que han dicho todo lo que hace falta decir etiquetando a los autodeclarados enemigos de Occidente como "extremistas violentos".

La NSS rechaza "la idea de que Al Qaeda represente a cualquier autoridad religiosa. Ellos no son líderes religiosos, son asesinos; y ni el islam ni ninguna otra religión condona la matanza de inocentes". Osama bin Laden probablemente estaría de acuerdo con la anterior premisa. No obstante, él agregaría que americanos, israelíes e infieles varios, por definición, no son inocentes.

El documento reconoce que es imperativo derrotar a Al Qaeda, agregando que el "frente de esta lucha es Afganistán y Pakistán". Eso ignora el hecho de que el país en el cual las tropas americanas han matado a más combatientes de Al Qaeda que en cualquier otro lugar es Irak. Aunque Al Qaeda en Irak ha sido diezmada, todavía no ha sido eliminada. En particular, sus células en y alrededor de Mosul han sido las responsables de la mayor parte de los recientes atentados suicidas en Irak. ¿No sería útil que las fuerzas americanas, antes de que regresen a casa, acabasen con esas células? Y, conceptualmente, ¿tiene sentido seguir afirmando, como lo hace la NSS, que Estados Unidos "está librando dos guerras", una en Irak y una en Afganistán, en lugar de una sola guerra con frentes en Irak, Afganistán, Pakistán, Somalia, así como en Times Square, Fort Hood y el vuelo de Northwest 253?

Trazar estrategias es dar prioridad y apostar por una correlación entre las medidas a tomar y los resultados a esperar. Esta NSS no hace el menor intento de ello. El prometer "impedir la agresión mediante la disuasión y prevenir la proliferación de las armas más peligrosas del mundo" es una cosa, pero diseñar una estrategia para alcanzar esas metas es otra muy distinta.

La NSS tampoco da pruebas de pensamiento estratégico cuando indica que Estados Unidos buscará defender sus "intereses dentro de foros multilaterales como la ONU y no fuera de ellos". El hecho es que la Asamblea General de la ONU está ahora en gran parte bajo control de la Organización de la Conferencia Islámica (OCI), mientras que Rusia y China utilizan rutinariamente su poder de veto para frustrar los intereses de Estados Unidos en el Consejo de Seguridad de la ONU. Si hay alguna estrategia para cambiar eso, pues no está en la NSS.

Supongo que los asesores de la Casa Blanca que hicieron este documento dirían que la hoja de ruta para conseguir llegar desde donde estamos hasta donde queremos estar puede encontrarse en el "cometido de transformar nuestra economía, que es el manantial del poder americano". Pero si ése fuera el caso, ¿estaría la administración aumentando la deuda de Estados Unidos en billones de dólares (más que la deuda total acumulada desde 1776)? ¿Cree cualquier persona seriamente que el plan de la reforma sanitaria de Obama tiene que ver con el poder económico en vez de que sea con el concepto de justicia de sus propulsores? Ciertamente nadie puede cuestionar que el sistema de canje de emisiones de CO2 y otras medidas similares previstas para combatir el "calentamiento global" no ralentizarán sino que acelerarán el crecimiento económico, ¿verdad?

Desde que llegó al cargo hace un año y medio, el presidente Obama ha intentado un acercamiento con Irán. Ajena al resultado de este experimento, la NSS se compromete a "buscar el acercamiento con naciones hostiles para probar sus intenciones, dar a sus gobiernos la oportunidad de cambiar de rumbo, acercarse a sus pueblos y movilizar coaliciones internacionales".

En realidad, Irán ha movilizado una coalición internacional, una que incluye a Venezuela, Bolivia, Nicaragua, Brasil y Turquía – países todos que han demostrado su impetuoso deseo de socavar a Estados Unidos.

¿Es que nuestra estrategia cambia todo eso? ¿Quién sabe? Ciertamente no los autores de la NSS que dicen: "Las naciones deben tener incentivos para comportarse responsablemente o serán aisladas cuando no lo hagan. (...) Alternativas creíbles y eficaces a la opción militar –desde sanciones hasta el aislamiento– deben ser lo bastante fuertes para afectar el comportamiento...". Estamos de acuerdo. Por tanto, ¿cuándo habrá un esfuerzo serio para aislar a Irán? ¿Por qué no está Obama pidiendo al menos que el Congreso le dé la legislación que incluye fuertes sanciones lo más rápidamente posible?

Es loable que la NSS reconozca que "Estados Unidos debe estar preparado ahora para las amenazas asimétricas como, por ejemplo, las que apuntan a nuestra dependencia del espacio...". Pero la mejor manera de evitar que los misiles viajen a través del espacio para alcanzar sus blancos sería desplegar un sistema espacial de defensa antimisiles... un proyecto que la administración Obama rechaza.

Quizás lo más preocupante sobre la NSS sea lo que omite. El papel primordial jugado por Irán desde su revolución de 1979 nunca se menciona y mucho menos se explora. Palabras tales como "islamismo", "yihadismo", "islam radical" y "salafismo" nunca se nombran.

En su lugar nos advierten de que el "peligro del cambio climático es real, urgente y severo" aunque haya llegado a ser evidente que la ciencia en la que se apoyan esas afirmaciones es muy poco firme (y eso dejando de lado el asunto de si el "cambio climático" es un problema de seguridad nacional). Hay evocaciones frecuentes a "nuestros valores más preciados" sin intentar siquiera decir cuáles son esos valores o qué hacer cuando entran en conflicto. Los valores tradicionales como la libertad, la democracia y los derechos humanos quedan relegados a un segundo plano.

El documento nos alecciona: "Renovar el liderazgo americano requerirá sacar lo mejor de Estados Unidos: nuestra innovación y habilidad; nuestra apertura e imaginación moral". ¿Imaginación moral? ¿Qué significa siquiera eso?

Y, por supuesto, está lo siguiente: "Para negarles a los extremistas violentos una de sus más potentes herramientas de reclutamiento, cerraremos la prisión en Guantánamo". Por favor, refrésqueme la memoria al respecto: ¿Cómo está funcionando esa estrategia?


Sinonimias

Política Nacional / Gabriela Pousa
Sinonimias

Apresurarse a aventurar el desenlace de los Kirchner es como querer definir hoy si la selección nacional llegará a la final del Mundial en Sudáfrica.

Sinonimia: Figura que consiste en usar intencionadamente voces sinónimas o de significación semejante, para amplificar o reforzar la expresión de un concepto.

Clima mundialista. Guste o no. Siempre hay opciones: un libro a mano, un canal que transmita algún documental o un CD que deleite y transporte. En ese contexto hacer de la competencia deportiva un debate acerca del uso político que se le da, desde sus orígenes en 1930, no parece muy productivo. Y en el fondo esa polémica termina siendo funcional al kirchnerismo que pretende que cada partido ganado sea justamente algo más que 90 minutos de un entretenimiento masivo.

Cuando se han perdido más de seis años y desperdiciado oportunidades increíbles, un mes de tregua para la agenda política no debiera tener tanta trascendencia. A fin y a cabo, la agrupación del peronismo disidente, la negociación con Mauricio Macri que terminará jugando en esa selección si quiere tener alguna chance, la elección interna de los radicales y hasta las opciones de los Kirchner por aceitar el clientelismo que les de cierto aire, regresarán en apenas tres semanas, y la euforia del Mundial no podrá tapar nada.

En cuanto a lo deportivo, Argentina ya dio el primer paso. El gobierno no ha tenido participación alguna en ello, ni el gol del triunfo hizo que millones de ciudadanos creyeran en el índice inflacionario que ofreció el INDEC en medio de los preparativos. Si no hay discernimiento para separar el blanco del negro, la culpa difícilmente pueda ser atribuida únicamente a un Ejecutivo.

El fútbol, en definitiva, tienen limitado sus tiempos y sus efectos. Quiénes ayer fueron héroes pueden en menos de una hora terminar denostados, máxime en la Argentina donde las idolatrías son tan fútiles como efímeras. Un dato para tranquilidad de muchos: en 1986, Raúl Alfonsín salió al balcón con Maradona y la copa en alto, un año después perdía las elecciones legislativas, y antes de caducar su mandato debió dejar su cargo.

Sin embargo, hay algunas características que enmarcan el deporte que bien podrían ser contempladas incluso por aquellos que maldicen este evento por temor a que sea un nuevo lavaje de cerebro para los ciudadanos.

En primer lugar, es dable observar que en el juego de la pelota hay reglas y normas que no pueden dejarse de lado. Cualquier infracción a las mismas deriva en una amonestación que no viene secundada con teorías garantístas capaces de terminar erigiendo víctima a aquel que cometió –voluntariamente o no – el error. Por otra parte, el DT queda fuera del campo de juego. En política, en cambio, la intromisión del Estado o la autoridad en momentos impensados alterando todo el escenario no coopera a un buen resultado.

Ganar o perder no siempre depende de la habilidad y la pericia, hay un factor suerte que subyace de algún modo, y está en el equipo sacar provecho a ese “viento de cola” que hace menos pesada la pelota. Difícilmente se desperdicien ocasiones prometedoras. En contrapartida, el gobierno ha desperdiciado años de bonanza que el mercado internacional le dio a sus anchas.

Si los reglamentos deportivos existieran en la administración de un pueblo, se impedirían atropellos e insensateces como las que se suceden cotidianamente. Basta observar que Sudáfrica los estadios no poseen rejas ni ganzúas que delimiten las tribunas. ¿Por qué acá no es factible que ello ocurra? Por la simple razón de que las penas o sanciones son consideradas represivas, tiránicas, y el respeto por la autoridad fue deshecho en pro de un falso concepto de democracia y libertad.

Allá, ni los barra bravas que la dirigencia enviara, y cuya evidencia no puede ser más clara, se atrevieron a moverse de su sitio, no cayó un solo papel a la cancha. Y es que la opción a una conducta reprochable es la cárcel, sin eufemismos y sin atenuantes.

En la primera contienda, la selección nacional obtuvo una victoria, no entraremos a dirimir si fue casual o demasiado ajustada, para eso están los especialistas. Previamente a ello periodistas deportivos, mobileros, etc. daban rienda suelta a sus tareas: “¿Quién o quiénes meterían los goles para Argentina?”. La pregunta fue hecha a sabiondos e ignorantes en la materia, casi un clásico de la previa.

Ahora bien, los nombres se repetían incansablemente: Lionel Messi, Carlos Tévez, Gonzalo Higuain y Ángel Di María eran los más mencionados. Posiblemente alguna lógica hubiera para que así sucediera. Están parados en puestos claves dentro del campo, han convertido innumerables tantos en otros campeonatos, etc., etc.

Sin embargo, el gol que le dio el triunfo a la selección argentina esta vez lo marcó Gabriel Heinze, si no fue el jugador más discutido a la hora de que se entreguen las listas no estuvo lejos de ello. Ningún sondeo lo tuvo en cuenta, no estuvo en las opiniones de los hinchas, fue el jugador menos pensado. No figuraba en las encuestas.

En el 2011, a juzgar por como consideramos las elecciones los argentinos, se disputará el campeonato político. Hoy los nombres que se arriesgan son harto conocidos. Y quien sabe el gol lo termine marcando también el menos pensado… Detenernos ahora en sondeos de imagen e intención de voto es poco serio, y es más distractivo que el evento deportivo. No hay propuestas concretas a no ser que lo que se pretenda es poner fin a la dinastía kirchnerista.

Hoy por hoy, lo interesante pues sería admitir que no hay mucha idea de cómo se sacará el país adelante, y lo que se promete y está en marcha en todo caso, es un proceso de moderación y diálogo que atenúe los efectos macabros que ha de dejar esta etapa de democracia simulada. Lo demás es fantasía o predicciones con poca base científica.

Alternativas concretas no asoman a la vista, la foto del PJ disidente es una afrenta al concepto de renovación política que se agitara alguna vez en la Argentina. La seducción de una izquierda maniquea se pierde en utopías vencidas.

Este tránsito hacia una administración que puede no ser todo lo buena que se necesita pero será, sin lugar a dudas, menos perversa tiene todavía un sinfín de aristas desconocidas. Apresurarse a aventurar el desenlace es como querer definir hoy si la selección nacional llegará a la final del Mundial y, en ese caso, si el ahora héroe redentor de Gabriel Heinze durará más de una semana en su pedestal de barro.

La realidad es que los Kirchner están aún en su cargo, y lo más inteligente es prestarle atención a cada paso para no echar culpas a un deporte de aquello que puede suceder dentro de un año. © www.economiaparatodos.com.ar

Teoría del valor, pretensión de iluminados e ineficiencia económica

Al inicio de la semana / Roberto Cachanosky
Teoría del valor, pretensión de iluminados e ineficiencia económica

Los controles de precios que Kirchner le manda aplicar a Moreno implican destruir el sistema de precios que expresa las valoraciones de la gente para sustituirlo por un comportamiento arbitrario, ignorante y soberbio.

El discurso económico del Gobierno ha llegado a tal nivel de primitivismo que vale la pena hacer el esfuerzo de escribir algunas líneas explicando los palotes más elementales de la economía.
Si bien el primitivismo del discurso económico del gobierno es en varios frentes, el que me interesa abordar hoy es el que se refiere al argumento de la sustitución de importaciones, los dichos de algunos funcionarios afirmando que han detectado algunos sectores estratégicos para el crecimiento y los consabidos controles de precios que Kirchner le indica a Moreno que aplique. Para entender lo primitivo del razonamiento vayamos a la parte más elemental: la teoría del valor.
Durante muchos años se discutió sobre la teoría del valor, pero hoy día ya se sabe que el valor que tienen las cosas es subjetivo. Es decir, las cosas no tienen valor por sí mismas, sino que es la gente la que les asigna valor. Además, no todas las personas le asignan el mismo valor a un mismo bien. Por ejemplo, una determinada persona le dará más valor a una entrada a la ópera que un barrabrava de Hinchadas Unidas Argentinas que, seguramente, preferirá ir al mundial de Sudáfrica y otro le otorgará más valor a las carteras Louis Vouitton.
Por otro lado, el valor de las cosas es para determinada persona en determinada circunstancia. Una persona sedienta en el medio del desierto valorará más un vaso de agua que esa misma persona sentada cómodamente en su casa con agua potable abundante.
Finalmente, una misma persona puede darle más valor a un determinado bien pero, a medida que va consumiendo ese bien, el valor que le otorga va disminuyendo. Ejemplo, una persona que tiene hambre come con ganas la primera porción de pizza. A la segunda porción le otorga menos valor que a la segunda y así sucesivamente hasta que llega un punto que, ya sin más ganas de seguir comiendo, no le otorga valor a la próxima porción de pizza.
Los palotes de la economía nos enseñan, entonces, que el valor es subjetivo. Que cada persona le otorga un valor diferente a cada cosa. Y que una misma persona va cambiando el valor que le asigna a un mismo bien de acuerdo a la forma en que va consumiendo.
Si este concepto fundamental es entendido, el paso siguiente es determinar cuál es el mejor sistema para conocer las diferentes valoraciones que millones de personas le otorgan a los distintos bienes y servicios que se ofrecen en la economía, porque conociendo este dato se pueden asignar los recursos productivos que, como todos deberíamos saber, son escasos. Dicho en otras palabras, ¿cómo se hace para determinar qué bienes y servicios valora más la gente? ¿Cómo podemos hacer para satisfacer la mayor cantidad de necesidades con los escasos recursos productivos?
Para resolver este problema la ciencia económica descubrió que el mecanismo de precios era el mejor sistema para asignar los escasos recursos productivos de manera tal de satisfacer la mayor cantidad posible de necesidades de la gente. Los precios del mercado reflejan las valoraciones que la gente le otorgan a los diferentes bienes y servicios, y cuando digo precios de mercado me refiero a los precios que surgen sin que el Estado establezca restricciones al ingreso de nuevos competidores al mercado o regulaciones que impidan una libre asignación de los recursos productivos.
Justamente, el verdadero emprendedor es aquél que, arriesgando su capital o el de sus socios, busca aquellos sectores que ofrecen más rentabilidad que el resto de los sectores de la economía. ¿Por qué? Porque si un determinado sector ofrece más rentabilidad que otros quiere decir que en ese sector hay una necesidad insatisfecha. Los recursos productivos (capital y trabajo) van reasignándose en la economía en base a la búsqueda de mayores tasas de rentabilidad, que es lo mismo que decir, que se busca dónde hay una necesidad insatisfecha.
Como puede verse, el solo hecho de que haya millones de personas con diferentes valoraciones y, además, que una misma persona vaya cambiando de valoración ante un mismo bien o servicio, determina que la asignación de recursos sea muy difícil si no se tiene una guía que son los precios de mercado. No hay mente humana ni computadora sofisticada que pueda determinar en tiempo real cuales son las valoraciones de cada persona en cada momento y de millones de personas. Solo la libertad en las transacciones que manifiestan las valoraciones de las personas permiten tener una idea sobre cuál puede ser la asignación de los recursos. Y digo que puede dar una idea porque un empresario puede equivocarse e invertir en la producción de un bien o servicio que la gente no demanda con tanta urgencia. Por eso se dice que el mercado, que no es otra cosa que un proceso a través del cual la gente manifiesta sus valoraciones, premia con ganancias a quienes arriesgan y ganan y castiga con pérdidas a quien se equivoca al evaluar una inversión.
Si se tiene en cuenta este complejo sistema de valoraciones de millones de personas y cambiantes al mismo tiempo, hablar, como lo hace el gobierno, de sustituir importaciones, decir que detectaron sectores estratégicos para el crecimiento y controlar los precios es de una soberbia intelectual que refleja una completa ignorancia sobre el ABC de la economía y la demostración de que pretenden ser iluminados o seres superiores al resto de la sociedad porque se arrogan el derecho a decidir qué debe consumir la gente.
En definitiva, ¿en base a qué criterios pudo un burócrata haber determinado cuáles son los sectores estratégicos hacia los cuales hay que volcar los escasos recursos productivos? Como decía antes, solo alguien que pretende ser un iluminado o un ser superior al resto de los mortales puede creer que conoce valoraciones tan complejas y cambiantes. Y si no es pretensión de iluminado es ignorancia económica de lo más elemental de la economía.
El caso de los controles de precios que Kirchner le manda aplicar a Moreno implica destruir el sistema de precios que expresa las valoraciones de la gente para sustituirlo por un comportamiento arbitrario y de soberbia intelectual o, nuevamente, de profunda ignorancia.
La combinación de todos estos elementales errores económicos tiene como correlato una ineficiente asignación de los recursos productivos que nos hace cada vez menos competitivos, lo que se traduce en bajo stock de capital por trabajador, puestos de trabajo ineficientes, salarios reducidos y pobreza e indigencia crecientes.
Las distorsiones de precios relativos que produce la pretensión de los iluminados hacen imposible que existan proyectos de largo plazo porque todos perciben que los caprichos de los burócratas son de corta duración. Lo máximo que puede esperarse son inversiones de muy corto plazo que aprovechan dichas distorsiones para generar rentabilidades que no hubiesen existido si los recursos se hubiesen asignado de acuerdo a las valoraciones de la gente.
En síntesis, analizado en profundidad, el debate económico que nos propone el gobierno no es si un sistema es más eficiente que otro. El debate consiste en definir si ellos son seres superiores al resto de la sociedad que pueden determinar con certeza qué debemos consumir, en qué cantidades hay que producir y a qué precios se deben vender los bienes y servicios. Es esa pretensión de creerse seres iluminados lo que lleva a tener una economía cada vez más ineficiente por gobernar de espaldas a las valoraciones de la gente.

Decencia extraviada

Ideas y palabras
Decencia extraviada
Denise Dresser*

Es un momento electrizante, es una frase involvidable.

Durante la terrible cruzada anticomunista del senador Joseph McCarthy en Estados Unidos, alguien osa confrontarlo con la siguiente pregunta:

“No tiene usted ningún sentido de la decencia, señor?”.

Y esa es la misma pregunta que debería hacérsele hoy a Juan Molinar, a Eduardo Bours, a Daniel Karam, a todos los involucrados en la tragedia de la Guardería ABC que siguen aferrados a sus puestos.

Que intentan desacreditar el informe del Ministro Zaldívar donde son inculpados.

Que presionan a la Suprema Corte en busca de una exoneración.

Que demandan la cerrazón de filas por parte de su partido y de otro gobierno de la transción democrática que se comporta como si no lo fuera.

Dispuestos a perpetuar la impunidad a cambio de asegurar la longevidad.

Dispuestos a aceptar el descrédito de las instituciones con tal de seguir al frente de ellas.

Evidenciando así que dejaron atrás la decencia en el momento de cruzar por el umbral del poder.

Juan Molinar, conocedor de la teoría democrática, que ahora convenientemente olvida.

Daniel Karam, implorando que acababa de llegar al IMSS, como si el tiempo pasado en el puesto fuera argumento suficiente para diluir la responsabilidad inmediata que se adquiere al asumirlo.

Ellos y otros señalados, cabildeando en la Corte con modelos matemáticos y documentos a modo en un esfuerzo por romper la cadena de la culpa.

Aduciendo que el reporte Smith – donde se señala que el incendio fue provocado – exime entonces a cualquier miembro del gobierno federal.

Sugiriendo tramposamente que la Corte violó sus derechos al no llamarlos a comparecer y al no incluir sus puntos de vista en el proyecto presentado.

Ignorando con ello los preceptos basicos del funcionamiento de un régmen democrático fincado en la noción de responsabilidad.

El imperativo de la rendición de cuentas.

La confianza ciudadana de que ante errores cometidos habrá funcionarios sancionados. Ideas fundacionales que los mexicanos deben entender, exigir, hacer suyas.

Porque hubo 49 niños muertos, Juan Molinar debe renunciar.

Porque hubo más de 70 niños lesionados, Juan Molinar debe renunciar.

Porque hay más de mil 400 guarderías en las que sólo el 14 por ciento cumple con los requisitos de la ley, Juan Molinar debe renunciar.

Porque en el otorgamiento de los contratos, operación, supervisión y vigilancia de guarderías existe un desorden generalizado, Juan Molinar debe renunciar.

Porque en la postrimererías del incendio prevaleció el caos en cuanto a la llegada de las ambulancias, el traslado de los heridos y la información proporcionada a los padres, Daniel Karam debe renunciar.

Porque en muchos casos los niños no recibieron una atención médica adecuada, Daniel Karam debe aceptar la remoción.

Porque la guardería no cumplía con los requisitos básicos de seguridad, las autoridades de Sonora a cargo de la supervisión deben ser sancionadas.

Porque el caso ABC evidenció la fragilidad del sistema de protección civil y de salud en los tres niveles de gobierno, muchos merecen ser castigados.

Como nadie lo ha sido hasta el momento, un año después. Un año de padres desesperados y autoridades autistas. Un año de demandar justicia y no encontrarla en ningún lado.

De allí que el dictamen del Ministro Zaldívar sea tan importante, tan valiente, tan admirable.

Indaga causas, describe deficiencias, resalta omisiones, deslinda responsabilidades, contruye un banquillo de los acusados y sienta a prominentes miembros de la élite política allí.

Así como ocurre en democracias funcionales donde después de una equivocación, hay una sanción. Ya sea la renuncia presentada o exigida, el castigo penal o administrativo, el fin de la vida política o la sanción social que se cierne permanentemente sobre ella.

El recordatorio cotidiano de que cuando Juan Molinar era Director del IMSS, 49 niños murieron, decenas de ellos apenas pueden respirar, y una chiquita aprende a usar las palmas después de que le fueron amputados nueve deditos.

Razones de más para aceptar el retiro en lugar de atarse al mobiliario de su oficina actual.

Su reconocimiento de responsabilidad contribuiría a construir una cultura capaz de colocar la rendición de cuentas por encima de la protección política.

Su retiro voluntario constituiría el primer paso hacia un lugar donde los derechos de ciudadanos comunes y corrientes prevalecen sobre la preservación de políticos prominentes.

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