Todos contra Merkel: las reformas de Alemania están en el punto de mira
En los últimos meses, a Alemania se la ha tachado como la mala de la película. Ni siquiera la imagen de Angela Merkel disculpándose ante el primer ministro británico,David Cameron, por la goleada de su selección a la inglesa (4-1) ha servido para suavizar la imagen de dóberman de la canciller.
Acusar al país germano de boicotear la recuperación, de consumir poco o de intentar hundir a España a base de rumores se ha convertido en práctica habitual entre los políticos y los economistas que buscan un mayor equilibrio en la balanza comercial, y la reunión del G-20 no ha sido una excepción.
Mensaje para Alemania
EEUU y todos los países del G-20, con Francia a la cabeza, coinciden en asegurar que Alemania debería esperar unos años para ajustar su economía y que, en cambio, debería mantener o incluso incrementar los estímulos para que su población consuma más.
En este sentido, uno de los objetivos del G-20 era trasladarle a la canciller, igual que al presidente de China, Hu Jintao, la necesidad de elevar su demanda interna hasta los niveles de los países avanzados, donde el consumo supone el 60% del PIB.
"Los estadounidenses no quieren -ni pueden- endeudarse para regalarle al resto del mundo el camino a una prosperidad duradera. Ningún país debe pensar que su camino al crecimiento está pavimentado con las exportaciones a EEUU", aseguró el presidente norteamericano, Barack Obama, durante la reunión, haciendo una clara referencia a países como China o Alemania, que confían su recuperación al comercio exterior -las exportaciones de Berlín de 2010 equivalen al 42% su PIB-.
Merkel pierde popularidad
El plan de ajuste de 80.000 millones anunciado por Alemania no dejó a nadie indiferente. El tijeretazo que la canciller alemana pretende meter al gasto público sumado a la, según el Bundesbank, inminente subida de impuestos, hace prever una mayor contracción de la demanda interna germana y un previsible aumento del ahorro, que ya en 2009 creció hasta el 12,8% frente al 10,5% registrado en 2008.
¿Por qué un país como Alemania, con el déficit más saneado de Europa (3,3% del PIB) y unas perspectivas de crecimiento del 1,9%, acomete este tipo de recortes que amenazan con lastrar su recuperación?
Un paseo por el interior del país nos permite conocer los motivos que han llevado al Gobierno de Berlín a tomar una medida tan impopular tanto dentro como fuera de sus fronteras y que ha puesto en jaque la continuidad del Gobierno de coalición, hasta el punto que Merkel tuvo que recurrir el miércoles a tres votaciones para poder conseguir una victoria pírrica para su candidato a la Presidencia de Alemania, Christian Wulff, lo que reveló la falta de apoyos de la canciller.
Qué preocupa a Berlín
Según aseguró el ministro de Finanzas alemán,Wolfgang Schäuble, Berlín está preocupada por "las consecuencias de un déficit excesivo y una alta inflación". Igual que Europa, Alemania se enfrenta a un sistema de pensiones al que no va a poder hacer frente por el rápido envejecimiento de su población y la disminución de la misma. El Estado del Bienestar germano se ha convertido en un medio de despilfarro en los últimas décadas.
Las elevadas subvenciones por desempleo disuaden a los trabajadores con menor cualificación a aceptar trabajos en el sector servicios, ya que están peor remunerados que el propio paro. En un artículo publicado en el diario Les Echos, George Soros dijo que el euro está crisis y que Alemania es la principal protagonista, ya que los alemanes no se sienten tan ricos, echan de menos al marco y no quieren seguir pagando los excesos de Europa.
Pero, lejos de lo que pueda parecer, a Alemania no le interesa ni la desaparición del euro ni la desintegración de la UE. "Alemania se juega mucho en España y Europa, le interesa que la región salga fuerte de la crisis", sentencia Manuel Balmaseda, economista jefe de Cemex.
Mucho dinero en juego
La inestabilidad de la economía y del sistema financiero español y europeo afectan de lleno a los intereses de Berlín, puesto que, entre otras cosas, la banca alemana se juega en España 195.244 millones en bonos y 1,6 billones de euros en toda Europa, por lo que lo último que le beneficia es que esa deuda entre en riesgo. Y, en este punto, gana protagonismo la supervivencia del euro.
Según un estudio de la auditora PricewaterhouseCoopers (PWC), los créditos problemáticos de los bancos alemanes ascienden a 213.000 millones y los españoles a los 97.000 millones. La banca germana, muy expuesta a la deuda pública, necesita asegurarse una vía de liquidez y para ello busca fomentar el ahorro de su población y, por otro, busca que los demás países saneen sus cuentas para asegurar el pago de los bonos.
Aunque fomentar el ahorro supone la disminución de la demanda, a Alemania no le preocupa, ya que vive de las exportaciones y en este punto, la eurozona hace las veces de su demanda interna. Algunos analistas apuntan a que los bancos alemanes estarían interesados en que España acuda al plan de rescate para asegurarse el pago de la deuda. Pero, para Balmaseda, esa teoría no es cierta, puesto que nadie sabe si el plan europeo es efectivo y, sobre todo, nada asegura que con el hundimiento español vayan a parar los ataques de los mercados.
Fernando Fernández, profesor del IE, asegura que no hay interés por parte de Alemania de que quiebre España o cualquier país de Europa, ya que si eso sucede van a tener que acudir a su rescate. Algo que no sería positivo ni para el país ni para Merkel, que ha sufrido un gran desgaste político con la aprobación de los planes de recorte.
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