Encuentran 7 cadáveres dentro de un automóvil en México: uno es hijo del escritor Javier Sicilia
México, 28 mar - Siete cadáveres de personas torturadas fueron hallados hoy dentro de un automóvil en un municipio del estado mexicano de Morelos (centro) con un mensaje de la delincuencia organizada, dijeron a Efe fuentes de la Fiscalía estatal.
Un portavoz de la dependencia explicó que los siete sujetos fueron encontrados frente al hotel “Las Brisas” de Temixco, en las inmediaciones de la autopista México-Acapulco, tres de ellos en el maletero del automóvil y cuatro en su interior.
Los cadáveres no presentaban heridas por arma de fuego y, según los primeros informes de la Procuraduría General de Justicia de Morelos (PGJM), murieron asfixiados.
Los cuerpos, encontrados en la calle Tampico de la zona conocida como Las Brisas, “siguen sin estar identificados”, “presentaban huellas de tortura” y golpes en varias partes del cuerpo, agregó la misma fuente.
Un mensaje abandonado en el lugar de los hechos apunta a que las víctimas fueron asesinadas por haber realizado llamadas de alerta a militares, quienes están al frente de la estrategia del Gobierno del presidente Felipe Calderón contra el crimen organizado, según datos ofrecidos por la dependencia.
Esta no es la primera vez que en esta zona del estado de Morelos son hallados cadáveres de personas asesinadas por grupos criminales.
Las muertes se suman a la ola de violencia asociada con el crimen organizado que hasta enero pasado había dejado más de 34.000 muertes en México desde 2006
Un hijo del escritor Javier Sicilia
Un hijo del escritor mexicano Javier Sicilia es una de las siete personas que aparecieron hoy muertas con signos de tortura en un vehículo cerca de la ciudad mexicana de Cuernavaca, informaron las autoridades.
La Procuraduría General de Justicia del estado de Morelos, en el centro de México, identificó a uno de los muertos como Juan Francisco Sicilia Ortega, estudiante de 24 años.
Javier Sicilia, que vive en Cuernavaca, unos 90 kilómetros al sur de Ciudad de México, es poeta, narrador, ensayista y ha realizado guiones para cine y televisión.
En 1990 obtuvo un Premio Ariel de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas como coguionista de “Goitía, un dios para sí mismo”, dirigida por Diego López.
En 2009 se hizo acreedor del Premio Nacional de Poesía del estado de Aguascalientes por “Tríptico del desierto”. Otras de sus obras son “Oro”, “Trinidad” y “Vigilias”.
¿Qué recortarían los demócratas?
Presupuesto: ¿Qué recortarían los demócratas?
Cuando la tercera prórroga presupuestaria temporal expire la semana que viene, la atención del Capitolio se centrará de nuevo en conseguir una ley presupuestaria definitiva que mantenga al gobierno federal abierto y en funcionamiento. La amenaza de una paralización gubernamental no existiría si el anterior Congreso, el 111º, en el que los demócratas tenían mayoría en ambas cámaras, hubiese aprobado unos presupuestos para este año fiscal. De hecho, no sólo fracasaron en aprobar unos presupuestos, sino que por vez primera en la historia del procedimiento presupuestario, el Congreso ni siquiera votó los presupuestos. Y ahora, a tan sólo días de las consecuencias de tal fracaso, los demócratas siguen sin ponerse de acuerdo sobre algún plan para recortar el gasto.
Hace treinta y ocho días, el 19 de febrero, la nueva Cámara de Representantes aprobó unos presupuestos que mantendrían el gobierno abierto durante el resto del año fiscal. En respuesta al abrumador mandato que el pueblo americano dio el pasado noviembre de recortar el gasto federal, la propuesta de la Cámara de Representantes recortaba $61,000 millones de gasto del nivel alcanzado en 2010. Luego, los demócratas presentaron un plan que decían “recorta el gasto”, pero incluso el Comprobador de Datos del periódico Washington Post no encontró ningún verdadero recorte.
Y no son capaces de declarar oficialmente qué recortes de la propuesta de la Cámara aceptarían. El Washington Post explica por qué: “Tal medida forzaría a los demócratas a defender abiertamente programas que los republicanos han identificado como despilfarro”.
Es comprensible que el Senado esté asustado de ofrecer su propio plan de gastos. Cuando el presidente presentó sus presupuestos para el año siguiente, dijo produciría un déficit de tan sólo $7.2 billones en los próximos diez años. En aquel momento, predijimos que la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO) daría unas cifras pero que muy diferentes, ya que la propuesta del presidente incluía predicciones económicas audazmente esperanzadoras y falsos recortes de gastos. Por supuesto, la CBO publicó el 18 de marzo que los presupuestos del presidente causarían un déficit de $9.5 billones en diez años. Es más deuda que la de todos los gobiernos federales juntos desde el año 1789 hasta 2010. El analista de Heritage Brian Riedl inspecciona los daños:
Estos grandes déficits persistirán porque las fuertes subidas de impuestos del presidente Obama no pueden mantener el ritmo de su desbocado gasto. En lo concerniente a promedios históricos (que también estaban a niveles pre recesión), esta administración subiría impuestos en un 1.3% del PIB, pero aumenta el gasto en un 4% del PIB. No está entre los planes implementar una reforma de los principales culpables de este gasto sin freno: Los costos del Seguro Social, Medicare y Medicaid. Por consiguiente, el costo anual de los intereses de la deuda nacional se cuadruplicaría….
Según la propuesta presupuestaria del presidente Obama, los contribuyentes sufrirían grandes subidas de impuestos, un gobierno más grande y un crecimiento económico más lento. El presidente que declaró que no había llegado al poder “para pasar nuestros problemas al siguiente presidente o a la próxima generación – Estoy aquí para resolverlos”, añadiría $80,000 más en deuda por hogar durante la década próxima cargándosela directamente a nuestros hijos y nietos.
La Casa Blanca se pasó todo el año 2010 esquivando las críticas sobre su gasto deficitario y desviándolas a la comisión presidencial sobre la deuda. Cuando la comisión finalmente publicó un informe que incluía recortes reales de gasto, la Casa Blanca ya no sabía cómo distanciarse lo más rápidamente posible de su propia creación. Los demócratas del Congreso no tienen ningún plan de recortar el gasto gubernamental este año, ni el que viene, ni ningún otro. Los conservadores tienen que mantenerse firmes en sus recortes por un valor de $61,000 millones y forzar a los demócratas a presentar su propio plan de reducción del gasto.
La agenda antiperforaciones de Obama
La agenda antiperforaciones de Obama cuesta empleos por todo el país
Por Rob Bluey
En Illinois se gastaron en los tres pasados años $376.2 millones en perforación de aguas poco profundas, según un análisis de 14 compañías de petróleo y gas que invierten dinero en proveedores y subcontratistas. El grueso de ese dinero —$242.2 millones— se empleó en el distrito de Chicago al que representa el congresista Danny Davis (D–IL).
Esto constituye pruebas frescas de que la agenda antiperforaciones está teniendo un efecto dominó en todo el país desde el derrame de petróleo del año pasado, perdiéndose empleos no sólo en Luisiana y Texas sino también en comunidades muy alejadas de los astilleros del Golfo de México.
El estudio de Shallow Water Energy Security Coalition dibuja una imagen de ramificaciones económicas de alcance nacional. Ni siquiera se puede culpar a Obama de politiquear. Cinco de los estados que más se benefician de la perforación en aguas poco profundas respaldaron su candidatura en 2008. Y los demócratas representan muchos de esos distritos electorales que pueden perder millones.
El costo en empleos es tremendo. Un nuevo análisis del profesor Joseph Mason de la Universitad Estatal de Luisiana, calcula que las pérdidas de empleos en todo el país debidas a la moratoria de perforaciones serán 19,000 y las pérdidas de salarios $1,100 millones. Alrededor de un tercio de estos empleos están fuera de la región del Golfo.
Casi un año después de imponer su agenda antiperforaciones, queda bastante claro que Obama está llevando a cabo una política equivocada que causa amplios perjuicios.
Y las pérdidas de empleo no son la única consecuencia. El deliberado retraso de la administración Obama para conceder permisos de perforaciones tanto en aguas profundas como poco profundas ha llevado a un fuerte descenso de la producción de petróleo en el Golfo de México este año. La Agencia de Información de la Energía (EIA) calcula que son 240,000 barriles menos cada día.
Con precios de la gasolina a un promedio de $3.56 por galón, no es el momento de producir menos. La única manera de disminuir la dependencia de América del petróleo extranjero es generar mayor cantidad en casa.
La reciente aprobación de nuevos permisos de perforación en el Golfo de México es una iniciativa de esta administración que es bienvenida y que debía haberse tomado hace mucho, pero tampoco es para tirar cohetes. El ritmo de concesiones es muy inferior al promedio histórico y no hay indicios de que la Oficina de Administración, Regulación y Supervisión de Energía Oceánica (BOEMRE) tenga ningún deseo de llevar la producción de nuevo a niveles anteriores al derrame.
Hasta que eso ocurra, espérese más malas noticias como las circunstancias desafortunadas de Seahawk Drilling, que tuvo que acogerse a la protección del Capitulo 11 de la Ley de Quiebras de Estados Unidos como resultado directo de los retrasos burocráticos de BOEMRE. El presidente y director general de Seahawk, Randy Stilley, en un artículo en el Washington Post, esbozaba una funesta imagen:
La drástica ralentización de la concesión de permisos por el gobierno para operaciones de perforación en aguas poco profundas —en las que las compañías trabajan en formaciones geológicas conocidas, típicamente con menos de 500 pies de agua, sobre todo para extraer gas natural— casi ha paralizado a la industria. Los sobrevivientes (por ahora) como Hercules permanecen a flote en gran medida gracias a los ingresos que obtiene en sus operaciones fuera de aguas de Estados Unidos. Dicho de otra forma, una industria antaño orgullosa, nacida en el golfo durante la administración Truman ya no puede sobrevivir sólo gracias a operaciones en su propio patio trasero.
A no ser que algo cambie pronto, Seahawk Drilling no será la única en esa tesitura. Las empresas radicadas en Illinois, Pensilvania, Wisconsin, California y Nueva York —principales receptoras de la inversión en perforación en aguas poco profundas— también se enfrentarán a consecuencias económicas.
Es hora de que los legisladores se den por enterados. El congresista John Sullivan (R–OK) que representa un distrito con inversiones de $87.2 millones en aguas poco profundas estos tres años, se da cuenta del impacto. Nos dijo: “Continuar manteniendo bajo llave los recursos nacionales energéticos por no dar permisos de perforación sólo sirve para poner en riesgo empleos americanos, hace subir los precios de la gasolina y aumenta nuestra dependencia del petróleo importado”.
Las cosas no tienen por qué ser así. La Cámara de Representantes debe continuar su rigurosa supervisión de la administración Obama, enfrentándose a las excusas que pone esta y presionando cuando sea necesario. El futuro energético de América depende de ello.
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