31 marzo, 2011

La farsa de la consulta

La farsa de la consulta

Sin ningún recato se pasaron los resultados por el Arco del Triunfo. La izquierda irá con Alejandro Encinas, como quería López Obrador. El PAN, con Luis Felipe Bravo Mena, según lo ordenó Felipe Calderón.

Leo Zuckermann

“Muchas gracias por participar. Es usted un ciudadano ejemplar. Qué bueno que votó. Lástima que su opinión nos importe un comino”. Ese es el mensaje que envían el PAN y el PRD con respecto a la consulta que realizaron este domingo en el Estado de México para decidir si realizaban o no una alianza con miras a las próximas elecciones de gobernador en aquella entidad.

Por donde se vea, la consulta fue una farsa. Aunque 79% avaló la posibilidad de una alianza, unas horas después de que le preguntaron a los mexiquenses su opinión, cuando todavía estaban calientitas las urnas, cuando ni siquiera se tenía el conteo final, tanto el PAN como el PRD lanzaron a su respectivo candidato a la gubernatura del Edomex. Sin ningún recato se pasaron los resultados de la consulta por el Arco del Triunfo. La izquierda irá con Alejandro Encinas como su candidato, como quería López Obrador. El PAN, con Luis Felipe Bravo Mena, según lo ordenó Felipe Calderón. Punto.

Como no consiguieron a un candidato común, rápidamente se acomodaron para ir por la medalla de plata en el Edomex. La de oro la ganarán el gobernador Peña Nieto y su candidato Eruviel Ávila. De eso, hoy por hoy, no tengo dudas. Lo vengo diciendo hace mucho y lo reitero: estoy dispuesto a tomar apuestas de que el PRI retendrá la gubernatura del Edomex si no hay una alianza entre el PAN y el PRD.

Qué pena lo de la consulta. Ridículo por lo chabacano y grotesco. El sexenio pasado criticamos las famosas consultas de López Obrador donde el entonces jefe de Gobierno del Distrito Federal dizque preguntaba al pueblo, a mano alzada en el Zócalo o por teléfono, de una decisión que él ya había tomado. A todas luces, una engañifa. Pero lo ocurrido este domingo es peor.

Panistas y perredistas pregonan que ellos van a consultar al pueblo para ver si van o no en alianza. Le solicitan a Alianza Cívica y Propuesta Cívica que organicen este “ejercicio inédito en la historia de esa entidad”. Se forma un Consejo Ciudadano para avalarlo. Consiguen la participación de Alberto Aziz, Denise Dresser, José Antonio Crespo, Lucila Servitje, María Fernanda Garza, Miguel Ángel Granados Chapa, Sergio Aguayo, Ricardo Raphael y Tatiana Clouthier. Estas personas se lo toman en serio. Dedican su tiempo para supervisar la consulta. Se instalan 960 mesas. Los partidos ponen cuatro millones de pesos para la organización. Llegan más de 250 mil personas. Votan. Y 79% se expresa a favor de la alianza. Perfecto. Ejemplar. ¿Y luego? Pues que mejor no. Que cada chango a su mecate. Que la opinión de la gente no importa. Que melón va con Encinas y sandía con Bravo Mena. Penoso.

El nuevo presidente nacional del PRD, quien la semana pasada juraba y perjuraba que la alianza iba, dice que los “resultados no deben ser desestimados” por el Consejo Nacional de su partido. Pero Jesús Zambrano, al igual que todos, sabe que dicho Consejo los desechará. Y lo mismo hará el PAN. Increíbles: van a hacer exactamente lo contrario a la voluntad popular del ejercicio democrático que ellos organizaron. Qué vergüenza.

Dice Héctor Aguilar Camín que Enrique Peña Nieto ha de estar diciendo “esto está resultando demasiado fácil para ser realidad”. Tiene razón. ¿Cómo es posible que las piezas estén cuadrando tan sencillamente para que el PRI gane en el Edomex y su gobernador cabalgue en caballo de hacienda hacia Los Pinos? La respuesta tiene que ver con los aciertos de Peña (de los cuales hablé el lunes en este espacio) y los increíbles errores de sus adversarios. Pifias como la de convocar a una consulta para demostrar que la voluntad popular les vale un rábano. Deslices como nombrar, igual que el PRI con un dedazo de López Obrador y otro de Calderón, a dos viejos políticos, alejados de la actividad política en el Edomex, como candidatos por separado apostándole a arrebatarle algunos puntitos al PRI. Qué bárbaro.

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