22 marzo, 2011

RESTREGANDO LAS MANCHAS

Estados Unidos ha intervenido en una guerra civil en el seno de una sociedad tribal, la dinámica de la cual Estados Unidos no comprende. Y Estados Unidos está apoyando a una facción, la naturaleza de la cual desconoce. "Apoyamos al pueblo de Libia", dice la Secretario de Estado Hillary Clinton, evidentemente confiada en que "el" pueblo constituye una unidad armoniosa.
La hora de los aficionados en la Casa Blanca
GEORGE WILL

Los ataques balísticos que inauguran la tentativa de cambio de régimen más reciente de los Estados Unidos se inician 29 días antes del 50 aniversario de otra parecida - la de Bahía Cochinos el 17 de abril de 1961. La arrogancia de los estrategas estadounidenses por entonces era proporcional a su desconocimiento de todo lo relevante, desde el sentir cubano a la orografía de Cuba. La metedura de pata fue una inversión de la fuerza estadounidense singularmente irresponsable.

¿La práctica lleva a la perfección? En el episodio actual, Estados Unidos ha intervenido en una guerra civil en el seno de una sociedad tribal, la dinámica de la cual Estados Unidos no comprende. Y Estados Unidos está apoyando a una facción, la naturaleza de la cual desconoce. "Apoyamos al pueblo de Libia", dice la Secretario de Estado Hillary Clinton, evidentemente confiada en que "el" pueblo constituye una unidad armoniosa. Muchos en los medios de comunicación llaman "luchadores de la libertad" a los detractores de Moammar Gaddafi, y puede que lo sean, pero ninguno de los que los llaman de esa forma conoce cómo se refieren entre sí los insurgentes, ni cómo entienden la libertad, ni si la libertad, con independencia de cómo la interpreten, es su prioridad.

Pero es que conocer pocas veces es requisito del oficio del cambio de régimen. The Weekly Standard, una publicación para entusiastas del cambio de régimen, afirma serenamente: "El estado libio está dirigido por un solo hombre. Elimine a ese hombre y toda la estructura puede venirse abajo". ¿Y entonces deben brotar cosas buenas por obligación? El difunto Donald Westlake puso el mordaz título de "¿Qué es lo peor que puede pasar?" a una de sus novelas gráficas. La gente que no encuentre siniestramente divertido ese título no debe encargarse de la política exterior.

En Libia, la ampliación de la misión tras los éxitos iniciales de una campaña empezó antes que la misión. Una zona de exclusión aérea no lograría lo que Barack Obama llama "un objetivo bien definido", la "protección de los civiles". De manera que la zona de exclusión aérea se convirtió rápidamente en el paraguas de la aviación que lleva a cabo operaciones de combate contra las fuerzas terrestres de Gadafi.

El objetivo bélico de América es inseparable de -- en realidad, obviamente es -- la destrucción de ese régimen. De manera que nuestro objetivo es generar un vacío político, en el seno del cual esperamos -- esta es "la audacia de la esperanza" hecha política exterior -- que surjan cosas buenas espontáneamente. Pero si Gadafi no puede ser expulsado a patadas por los rebeldes, ¿estamos dispuestos a suplir sus carencias militares? Y si la decapitación de su régimen da lugar a lo que produjo la de Saddam Hussein -- caos sangriento -- ¿cuáles serán entonces nuestras responsabilidades en las venganzas tribales que se pueden desatar? ¿Cuánto tiempo estamos dispuestos a vigilar la partición de Libia?

Al explicar su decisión de emprender la guerra, Obama decía que Gadafi "ha perdido la confianza de su propio pueblo y la legitimidad para liderar". Clichés tan meretricios parecen diseñados para anestesiar la razón. ¿En qué momento perdió Gadafi la confianza de su pueblo? ¿En qué momento tuvo legitimidad él? La doctrina estadounidense -- mire la Declaración de la Independencia -- dice que los gobiernos deben sus justas competencias al consentimiento del gobernado. De manera que siempre habrá muchos gobiernos ilegítimos. ¿En qué momento es deber de América enjuagar esas máculas sobre el planeta? ¿Existe un principio limitador del intervencionismo humanitario? Si existe, ¿intentaría Obama elaborarlo?

Las competencias del Congreso para declarar la guerra recuerdan a un músculo que se ha atrofiado fruto de la abstención del ejercicio adecuado durante mucho tiempo. Estas competencias se ejercieron por última vez el 5 de junio de 1942 (contra Bulgaria, Rumanía y Hungría) hace casi 69 años, y muchas guerras. Puede parecer por tanto curioso, y desde luego es quijotesco, que el Senador de Indiana Richard Lugar - coordinador Republicano en, y ex secretario de, el Comité de Exteriores del Senado - afirme, correctamente, que el Congreso debe debatir y someter esto a votación.

Hay quien cree que si las Naciones Unidas dan permiso a Estados Unidos para emprender la guerra, la Constitución pasa a ser irrelevante. Averigüemos quién apoya esta propuesta en el Congreso, que debe ser rotundamente refutada, sobre todo por los Republicanos que actualmente insisten en que el gobierno, y el ejecutivo sobre todo, debe ser mantenido a raya constitucional. Si todos los aspirantes presidenciales Republicanos se muestran indolentes ante el intervencionismo presidencial humanitario y bélico sin límites, el terreno Republicano es radicalmente pobre.

El 29 de diciembre de 1962, en el Orange Bowl de Miami, el Presidente John Kennedy, que ordenó la invasión de Bahía Cochinos, se dirigió a un encuentro de supervivientes y partidarios de aquel ejercicio de cambio de régimen. Siéndole entregada la bandera de la brigada de la invasión, Kennedy prometía: "Le puedo asegurar que esta bandera será devuelta a esta brigada en una Habana libre". Once meses más tarde, el 2 de noviembre de 1963, su administración era cómplice de otra tentativa de cambio violento de régimen -- el golpe contra, y asesinato de, el Presidente de Vietnam del Sur Ngo Dinh Diem. El régimen de Saigón desde luego fue cambiado, de forma que quizá este episodio cuente como éxito, incluso si Saigón ahora se llama Ho Chi Minh City.

EL PERFIL BUENO DE AMÉRICA LATINA

EL PERFIL BUENO DE AMÉRICA LATINA

¿Está cambiando la política exterior de EE UU hacia sus vecinos del sur?

Entrevista: El viaje de Obama a Amércia Latina

La fotografía ha cambiado mucho. En positivo. Del blanco y negro, al color. De un mundo dividido en dos por la guerra fría, a otro multipolar. De una América Latina estrangulada por los regímenes autoritarios, a la actual estabilidad política. De las relaciones caracterizadas por la intervención y el paternalismo, al pragmatismo económico del libre mercado. Este año se cumplen 50 desde que el presidente John F. Kennedy anunciara la Alianza para el Progreso, el programa estadounidense de auxilio económico a países latinoamericanos que escondía un intento de que la chispa de la revolución comunista cubana, no se convirtiera en un incendio en el continente.

En la actualidad, el presidente Barack Obama ha elegido la efeméride para realizar su primera gira oficial a la región, pero el país que dirige ya no es el mismo que era hace medio siglo. La población latina hace 50 años representaba menos del 8% del total. En la actualidad, según datos de la Oficina del Censo de EE UU, 16 de cada 100 estadounidenses proceden de Hispanoamérica.







Ahora el gigante americano necesita de sus vecinos para seguir creciendo






El portavoz de la Casa Blanca ha asegurado que el presidente se desplazará en marzo a Brasil, Chile y El Salvador para discutir sobre economía y seguridad, temas sin duda prioritarios en la agenda de cualquier mandatario estadounidense. Según algunos analistas, Obama va a América Latina a vender las bondades de la democracia y el libre mercado, pero con un ojo puesto en la política doméstica. Para la economía de EE UU, aún sacudida por la crisis económica y el desempleo (de un 9%, muy por encima de los ratios habituales de entre 4 y 5 %), estrechar lazos comerciales con Brasil y Chile (dos mercados internos débiles comparados con otras economías mundiales, pero en indudable crecimiento) es fundamental. El Salvador juega otro papel más inconfesable para un político: el de un electorado, el latino, que goza de gran influencia y que podría ser clave en la reelección de Obama. No en vano, la salvadoreña es la segunda comunidad inmigrante más numerosa, tras la mexicana. Pero si hay tanto en juego, ¿por qué ha pasado desapercibida América Latina en estos dos años de presidencia?

De los 34 viajes realizados por Obama, solo tres han tenido lugar bajo la frontera sur de su país: dos a México y uno a Trinidad y Tobago. En total, menos de 72 horas. La respuesta a la cuestión, paradójicamente, reside en la economía y la seguridad. EE UU tiene en el centro de su radar de política exterior a países que suponen una amenaza política y a sus socios económicos. Con la excepción de México, Latinoamérica no está en ninguno de esos dos grupos. El comercio con sus vecinos de continente es todavía muy limitado: Brasil solo supone un 3% del total y Chile un 1%. Y, salvo por los regímenes populistas de Venezuela y Bolivia, la Administración estadounidense no teme por sus intereses.

Ahora es el gigante americano quien necesita de sus vecinos para seguir creciendo. Obama lo dejó claro en la Cumbre de las Américas, durante la que dijo querer construir “una relación de tú a tú, basada en la igualdad; en la que no haya un socio pequeño y uno grande”. El respeto es mutuo. El actual Gobierno estadounidense disfruta de gran estima entre los líderes del continente, el que no tenía el de su predecesor, George W. Bush.

Con el paso del tiempo, EE UU y América Latina se ven a sí mismos más favorecidos en la fotografía. Y sin embargo, Obama ha tardado más de dos años en tomársela. Quizá sea porque en Washington se sigue dando a esa instantánea un significado más simbólico que real.

EL VIAJE DE OBAMA A AMÉRICA LATINA

EL VIAJE DE OBAMA A AMÉRICA LATINA

Entrevista a dos expertos en relaciones internacionales, a cada lado de Río Grande, sobre el próximo viaje del presidente estadounidense, Barack Obama, a Brasil, Chile y El Salvador. El especialista argentino Roberto Russell y Sebastián Royo, profesor en la Universidad de Suffolk en Boston, dan las claves de la actual relación entre EE UU y América Latina y el posible futuro de la región.







Artículo El perfil bueno de América Latina

FP en español: Cuando Obama llegó a la Casa Blanca muchos pensaron que América Latina recuperaría el lugar perdido en la agenda de la política exterior estadounidense. ¿Qué ha cambiado en las relaciones de Estados Unidos con sus vecinos del sur en los dos últimos años?


Sebastián Royo: Desafortunadamente poco ha cambiado en la relación entre América Latina y EEUU. La política de Washington hacia la región sigue marcada por ostentosas y vacuas homilías como el interés en “promover las oportunidades sociales y económicas para todos” que no se ven acompañadas ni de recursos, ni de acciones para hacerlas realidad. El país sigue semiparalizado por las guerras de Irak y Afganistán, y continúa ignorando, en gran medida, sus intereses estratégicos en la zona.

EEUU sigue considerándola como su patio trasero y le presta bastante poca atención. Con la excepción de la inmigración ilegal y la lucha contra el narcotráfico, hay pocas prioridades en la agenda con estos países. La relación con unos de sus aliados más estrechos en la zona, Colombia, se ha visto deteriorada por el retraso en la aprobación del tratado bilateral de libre comercio entre ambos países, que sigue estancado en el Congreso estadounidense. El anterior presidente brasileño, Luiz Inácio Lula de Silva, era contemplado con admiración e inquietud, y sus relaciones con Irán fueron fuentes de tensión con la Casa Blanca. Todavía es pronto para evaluar cómo cambiará la relación con Dilma Rouseff, pero al ser ella más pragmática, es posible que haya más puntos de encuentro en temas como presentar un frente común contra la apreciación de la moneda china.


Roberto Russell: Quienes así pensaron sin duda se equivocaron. En el caso de Barack Obama las expectativas de cambios en la política hacia la región se acrecentaron más que otras veces por tratarse del primer presidente afroamericano, por ser un intelectual, por su orientación centrista y pragmática y por la visión crítica, entonces dominante, sobre lo hecho en materia de relaciones internacionales por su antecesor, no solo hacia América Latina sino en general. Sin embargo, una vez más la expectativas se han frustrado.

El interesante y prometedor discurso de Obama en la Cumbre de Trinidad y Tobago en 2009, resultó tener poco o nada de sustancia. Un patrón bien conocido volvió a darse: prioridades externas y condicionamientos internos –acentuados en este período por la carga de la crisis financiera doméstica- que alejaron a los vecinos del sur del radar del presidente y del Departamento de Estado. Además nada grave pasó en la región que le pudiera quitar el sueño a la Casa Blanca.

Aunque se ha producido un cambio de estilo, en lo fundamental, la posición de Estados Unidos ha conservado su tono paternalista y mostrado una escasa comprensión de los cambios que se han producido en gran parte de los Estados latinoamericanos y de su nueva inserción en el mundo. Pese a ello, me parece que algo puede estar cambiando en la percepción del Gobierno de Obama sobre el modo en que debe vincularse con estos países. Lo que digo no tiene nada que ver con el viejo cliché de la prioridad o no de la región para Washington, tampoco con renovadas expectativas de cambios necesarios.

Me parece que hay una visión muy clara de dos cosas. Primero, el reconocimiento de la relevancia creciente del vínculo con muchos países de la zona, ya que buena parte de América Latina y lo que ella tiene o en ella sucede, bueno y malo, influye cada vez en la vida cotidiana de millones de estadounidenses. Segundo, la sensación de que EE UU no puede seguir distraído frente a su vecino que muestra una mayor autonomía en el manejo de las relaciones exteriores y despierta un fuerte interés de otros actores extra hemisféricos. Además, esto ocurre en un contexto en el que la importancia relativa de la Administración Obama para algunos Estados de América del Sur será irremediablemente menor.

Yo creo que esta es la lectura que hace la Casa Blanca de las relaciones interamericanas y de su futuro, y lo que marca los hitos del próximo viaje. El capital político del presidente no está intacto pero sigue siendo significativo. Si Washington hace bien las cosas hallará oídos abiertos en la mayor parte de América Latina para conversar sobre formas de “cooperación más productiva”. Yo agregaría, desde el Sur, formas “menos asimétricas” de cooperación.


FP: En su próximo viaje Obama ha elegido Brasil, Chile y El Salvador. ¿Qué lectura hacen de esta selección?


SR: La inclusión de Chile y Brasil parece clara por la importancia económica y política de estos países en la zona. EEUU quiere consolidar su relación con ambos y hacer que se conviertan en referentes para la región. El caso de El Salvador es interesante al haber, por vez primera desde la transición democrática, un Gobierno de izquierdas en el país. Esta decisión esta motivada por el deseo de apoyar a un Estado moderado en un lugar donde se esta produciendo un giro hacia la izquierda.

Al mismo tiempo, lo más destacado es la ausencia de Colombia (ya que el otro país no incluido en la agenda es México, y es porque el presidente mexicano acaba de estar en EEUU hace unos días) y la razón parece clara: sería humillante para el mandatario colombiano, Juan Manuel Santos, recibir a Obama en Bogotá sin haber firmado el acuerdo de libre comercio. Además la Administración estadounidense acaba de reducir 350 millones de dólares (unos 250 millones de euros) la ayuda al país. Además, tras las estrechas relaciones con el dirigente anterior, Álvaro Uribe, hay un poco de fatiga de Bogotá hacia Washington (uno de los cables publicados por Wikileaks describía al palacio presidencial colombiano como "una rama de la embajada de EEUU"). Santos esta siendo mucho más independiente e incluso ha reconstruido su relación con Hugo Chávez.


RR: La selección es una consecuencia natural de lo que ya he explicado. Simplificando las cosas diría que ha elegido Brasil por lo que es como país y por lo que promete como poder regional ascendente con proyección global; Chile por ser un modelo que Washington desea que sea imitado y El Salvador por ser visto como una pieza fundamental de las políticas que se presentarán para América Central, ligadas a la lucha contra la pobreza, el crimen organizado y el narcotráfico.

La relación con Brasil, como es bien sabido, no se ha dado ni se dará en un lecho de rosas. Hay un elemento objetivo que hace que las cosas sean de este modo: la pérdida de poder relativo de Estados Unidos en América de Sur y el ascenso progresivo de Brasil en esa subregión. Esta transición de poder de larga duración hace que el vínculo involucre a un tiempo aspectos conflictivos y cooperativos. La visita de Obama a Brasil, que acaba de cambiar de Gobierno, procura acentuar y renovar la cooperación bilateral en una amplia gama de temas, en especial, en materia de ciencia y tecnología, energía, comercio bilateral y defensa del medio ambiente. Es probable que también incluya el establecimiento de formas de consulta bilateral más amplias y permanentes orientadas a entender mejor la posición del otro, aumentar el conocimiento mutuo y evitar fallas de percepción. Un punto clave a considerar a la hora de pensar el futuro de esta relación es que Brasil seguirá diferenciándose de EE UU en numerosos asuntos, tanto regionales como globales, pero también se le acercara, dado que necesita el respaldo de Washington a sus aspiraciones de jugar un papel más activo en la política y economía internacionales. Brasil será el lugar elegido por Obama para referirse a los alineamientos de su política exterior hacia América Latina, pensando en un horizonte a largo plazo, del mismo estilo de los que pronunció en Berlín y El Cairo con el objeto de renovar los vínculos de Estados Unidos con Europa y las naciones árabes, respectivamente.

La parada en Chile tiene otro carácter, es el reconocimiento a una país que desde la óptica de la Casa Blanca es un ejemplo para la región en términos políticos, económicos y sociales. La otra cara de las experiencias populistas que se dan en algunos países. Por otra parte, la opción de El Salvador es fácil de entender. Se trata de un país amigo, que se ha mostrado como un aliado de Washington en temas importantes, que vive un proceso democrático interesante desde la firma de los Acuerdos de Paz de 1992 y que tiene una comunidad grande de nacionales viviendo en suelo estadounidense. Es el lugar cantado para lanzar una iniciativa de alcance centroamericano destinada a luchar contra la pobreza y, especialmente, contra el crimen organizado. Este será el foco de la visita.


FP: Al tiempo que Estados Unidos parecía perder el interés por la región y la Unión Europea mantenía sus distancias, el papel de China ha ido creciendo sin freno. ¿Se va a transformar el Pacífico en el eje económico y político más importante de América Latina?


SR: Sin duda. En EEUU todavía no se está percibiendo la influencia y el nivel de penetración de China en la región y hasta ahora se está haciendo poco para contrarrestarla.

El gigante asiático se ha convertido en un aliado comercial clave para los países de América Latina y, en muchos casos, ya es el primer importador. La demanda de alimentos y materias primas por parte de China está teniendo un efecto importante en estos países que están sustituyendo la producción para aprovechar la gran demanda de Pekín. En lugares como Argentina, el desarrollo de soja se ha convertido en una de las principales exportaciones del país y esta sustituyendo a otros granos más tradicionales.

Esta es la primera crisis global en la que el precio de las materias primas no ha caído y la razón fundamental ha sido la demanda china. Esto ha beneficiado mucho a los países de la región que están creciendo a un ritmo espectacular.

Este poderío económico se está empezando a traducir en influencia política. Hay delegaciones chinas viajando por la zona casi todas las semanas. Pekín acaba de proponer a Colombia la construcción de un sistema ferroviario que costaría 7.600 millones de dólares para cruzar el país y competir con el canal de Panamá, y el presidente Santos esta negociando con un consorcio de inversores chinos y europeos la construcción de una ciudad, diseñada por el arquitecto Ricardo Bofill, para albergar a 250.000 habitantes al sur de Cartagena, que incluiría un parque industrial para producir bienes y exportarlos entre los Estados vecinos.

Los países de la región se encuentran en una posición estratégica de mucha mayor fortaleza en sus relaciones con EEUU al ser menos dependientes del vecino del norte y tener otras alternativas comerciales. El viaje de Obama hay que interpretarlo también desde esa clave.


RR: En efecto, EE UU ha estado bastante alejado de la región y la visita tiene algo de recuperación de territorio y tiempo perdidos. Aunque, nada será como era antes. Hay actores extrarregionales que hoy tienen más peso y presencia en América Latina y, como dije, muchos países de la zona se muestran más autónomos y desarrollan vínculos de todo tipo con el resto del mundo. El juego ha cambiado y todos han de acomodarse a esta nueva situación, incluido, por supuesto, Washington. El Pacífico es cada vez más importante, especialmente en materia económica, pero no del mismo modo para toda la región. Lo será para la mayoría de los países de América del Sur, como para Argentina, Brasil, Chile y Perú. Sin embargo, la Casa Blanca seguirá siendo por mucho tiempo el eje económico y político de mayor significado para México, América Central y el Caribe.

Trichet mantiene las expectativas de subir los tipos de interés

"Nada que añadir": Trichet mantiene las expectativas de subir los tipos de interés

Antonio León (BRUSELAS )
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"No tengo nada que añadir", advirtió este lunes el francés Jean-Claude Trichet, presidente del Banco Central Europeo (BCE). Se refería a las declaraciones realizadas a principios de mes tras la reunión de la institución, en las que abrió la puerta a una subida de tipos a principios de abril. Los halcones del BCE vuelan alto... y el euro supera los 1,42 dólares.

Trichet ha insistido en los riesgos de que el alza de los precios sea más pronunciada de lo esperado, y se mostró confiado sobre la buena marcha de la recuperación de la economía global.

El presidente del BCE advirtió contra el alza de los precios de la energía, de los precios regulados, de los impuestos, y de que la recuperación económica añada más presión inflacionista. Y consideró crucial evitar que la actual subida de precios provoque una segunda ronda de inflación si la energía se replica en subidas de precios y salarios.

Sobre Japón

Sobre la tragedia en Japón, que según algunos analistas podría lastrar el crecimiento global y frenar la subida de intereses, pero que según otros tendrá un impacto muy limitado en el crecimiento, Trichet se limitó a iniciar su intervención lamentando los acontecimientos.

Cuando fue interrogado por la situación japonesa Trichet dijo que no se extendería en la respuesta, pero que estaba mirando "muy cuidadosamente el impacto sobre la economía de Japón y de sus socios". Y puntualizó que "es un drama humano terrible, pero el perfil normal tras tal drama es una gran disminución de la actividad, un cierto tipo de reabsorción después, y la reconstrucción activa la economía". Pero insistió que "es muy delicado evaluar", y recordó que existe además "el aspecto nuclear" en Japón y en el resto del mundo.

El máximo responsable de la política monetaria de Eurolandia realizó estas declaraciones durante su comparecencia de este lunes ante la Comisión de Asuntos Económicos y Monetarios del Parlamento Europeo.

España, "en la buena dirección"

El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean-Claude Trichet, añadió que las reformas aprobadas por España para hacer frente a la crisis de deuda y a un crecimiento "poco halagador" van "en la buena dirección", aunque ha admitido que no serán necesariamente fáciles ni darán resultados rápidamente.

"A menudo me preguntan cómo puedo gestionar en el Consejo de Gobierno del BCE una zona monetaria única donde está Alemania, que está creciendo, y España y otros países que están en una situación donde el crecimiento no es halagador", ha confesado el presidente del BCE a los eurodiputados. Y ha recordado que hace unos años la situación era la "inversa", con Alemania estancada y España creciendo a fuerte ritmo.

"Estoy muy contento de que Alemania pudiera trabajar en sí misma y recuperar competitividad y tener el crecimiento económico que observamos. Eso es bueno para España, lo mismo que cuando España crecía muy rápidamente contribuía al crecimiento de la eurozona en su conjunto", ha explicado.

Reclama que el fondo de rescate pueda comprar bonos

Jean-Claude Trichet ha reclamado a su vez que el fondo de rescate de 750.000 millones de euros pueda comprar bonos en el mercado secundario para aliviar la presión sobre los países con problemas de deuda.

Trichet se enfrenta así de nuevo con los líderes europeos, que ya han decidido que el mecanismo sólo podrá comprar deuda emitida por los Estados miembros en el mercado primario, siempre que los países beneficiarios cumplan una serie de estrictas condiciones.

"El mecanismo debería ser capaz de emplear un amplio abanico de instrumentos para ser eficaz a la hora de detener el contagio en situaciones de inestabilidad aguda del mercado", ha señalado el presidente del BCE en una comparecencia ante la comisión de Asuntos Económicos de la Eurocámara.

"Si es indispensable, ayudar a los países manteniendo al mismo tiempo un cierto acceso al mercado puede ser una manera adecuada, e implicaría un uso prudente de los fondos. En este contexto, continúo considerando las intervenciones en el mercado secundario como una herramienta útil", ha insistido Trichet.

El BCE pretendía que el fondo de rescate tomara su relevo en la compra de bonos de los países amenazados en el mercado secundario, pero los jefes de Estado y de Gobierno de la UE han vetado esta posibilidad.

Se opone a los 'eurobonos'

El presidente de la autoridad monetaria ha vuelto a criticar además el nuevo sistema de sanciones aprobado la semana pasada por los Veintisiete para los países con déficit y desequilibrios excesivos por considerarlo insuficiente para prevenir nuevas crisis de deuda.

Trichet se ha opuesto además a la creación de 'eurobonos', que había sido propuesta por Italia y por el presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, como solución para la crisis de deuda, y que fue vetada por Alemania.

"Los bonos garantizados colectivamente no permitirían a los ahorradores y a los inversores evaluar las políticas fiscales de los diferentes países. Mientras no tengamos una federación política con un presupuesto federal, ello crearía un problema de incentivos. Reduciría los incentivos para la prudencia fiscal a nivel doméstico", ha dicho el presidente del BCE.

Durante su comparecencia ante la Eurocámara, Trichet ha respaldado imponer una tasa a los bancos para crear fondos de resolución que se utilizarían en el futuro para liquidar a entidades con problemas, tal y como propone Bruselas. Por lo que se refiere a la tasa a las transacciones financieras internacionales, el presidente del BCE ha defendido que, si se implanta, se haga al mismo tiempo en todo el mundo y no sólo en la UE para evitar una fuga de capitales.

Ocho claves que desatarán una tormenta perfecta

Ocho claves que desatarán una tormenta perfecta sobre la economía mundial

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Foto: Archivo

Con el panorama geopolítico ya de por sí revuelto, parece que el estratega de Citi, Guillermo Felices se ha puesto el traje de profeta y en un interesante informe analiza los 8 shocks que azotan a la economía de todo el mundo y que podrían provocar una tormenta perfecta. ¿Problemas en el horizonte? parece que sí y el efecto dominó podría estar garantizado.

1. Aumento del precio de los alimentos en países emergentes

Los cambios climatológicos, una producción más débil de lo esperado y un aumento de la demanda han provocado una subida en el precio de los alimentos y se extiende peligrosamente a las locomotoras emergentes como China e India. Por supuesto, esta situación provocará que los gobiernos de estos países tengan que actuar.

2. Subida de tipos de interés y política monetaria restringida en los emergentes

Como consecuencia de la subida de precios de los alimentos, los gobiernos de China, India, Corea o Brasil han endurecido su política monetaria y seguirán subiendo los tipos de interés. Sin embargo, Felices afirma que no existe garantía de que estos hechos obtengan el resultado deseado ya que los precios de los alimentos, al igual que los de la gasolina, normalmente no reaccionan a los cambios de política monetaria.

3. Crisis política en Oriente Medio

El aumento en el coste de los alimentos ha desatado protestas en distintos países de Oriente Medio. Comenzó en Túnez, siguió a Egipto y, en estos momentos, todas las miras están puestas en Libia, donde la comunidad internacional realiza un costoso ataque.

4. Subidas en el precio del crudo

La inestabilidad en Oriente Medio y los principales productores de crudo han provocado una subida en el precio del petróleo que no sólo afecta a China e India, quienes ya llevan tiempo intentando controlar la subida de los precios alimenticios sino también a países desarrollados como Europa y EEUU.

5. Subida de tipos en los países desarrollados

Como ya ha adelantado Jean Claude Trichet, presidente del Banco Central Europeo, la subida de tipos en la UE está garantizada en abril. Esto marca el fin de las políticas monetarias acomodaticias, el dinero barato y las medidas tomadas como consecuencia de la pasada crisis financiera.

6. Final del Quantitative Easing 2 en EEUU

La recompra de bonos y activos llevada a cabo por la Reserva Federal llegará a su fin el próximo mes de junio. Su resultado pronostica que la política monetaria del país comenzará a abrocharse el cinturón como ya han pronosticado muchos halcones del banco central estadounidense.

7. Austeridad fiscal y crisis de deuda

Tanto en EEUU como especialmente en el Viejo Continente, los gobiernos se han visto obligados a imponer medidas de austeridad para intentar controlar sus desorbitados déficits fiscales y niveles de deuda. En EEUU el Congreso lucha por reducir el presupuesto fiscal de Obama, algo que reducirá los estímulos a la economía y a los consumidores. La crisis de deuda periférica en Europa ha obligado a países como España a implantar planes de austeridad y reformas inmediatas. Si tenemos en cuenta que la subida de tipos de interés que se avecina y la reducción de la respiración asistida de los gobiernos a las distintas economías, el crecimiento podría sufrir las consecuencias.

8. Catástrofe en Japón

Las miras también se centran en Japón, donde tras el terremoto, posterior tsunami y la crisis nuclear, la economía se enfrenta ahora a un periodo de reconstrucción. De momento, sus cadenas de producción y distribución ya han mostrado serios problemas, no sólo en Japón sino a las multinacionales que dependen del país. Tras la catarsis nuclear, Japón comenzará a demandar más petróleo, un incremento que alimentará aún más la subida de precios del oro negro.

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