Un ducto hacia el futuro de México
Fausto Alzati AraizaUrge construir un ducto. Un ducto hacia el futuro de México. Un amplio y firme poliducto financiero y humano que vaya directamente y sin rodeos del petróleo a la educación, la investigación científica y tecnológica y la innovación, tanto pública como privada. Una nación con futuro debe asegurar que los frutos de la explotación de su patrimonio no renovable se inviertan en la creación de un patrimonio perpetuamente renovable, que sustente el bienestar de la presente generación e incremente el de las venideras. Y es de sobra sabido que el único patrimonio inagotable es la combinación de los recursos humanos, en especial los altamente calificados, con el conocimiento que se produce, difunde y reproduce constantemente.
Al Estado mexicano le es ya urgente e indispensable dotarse de fuentes de ingresos suficientes, y capaces de crecer junto con la economía nacional, para financiar su gasto corriente de manera saludable y sin modalidades de financiamiento que eleven en exceso los costos reales del crédito y, en la práctica, excluyan de él a la actividad productiva privada y social. De esta manera será posible liberar los flujos financieros provenientes de la explotación petrolera para destinarlos íntegramente a la inversión. Sin duda y primeramente a la inversión indispensable para mantener y ampliar las capacidades de producción y reproducción de la industria petrolera mexicana. Incluyendo, cuanto antes, las inversiones necesarias para dotarla de las capacidades técnicas, humanas y financieras que necesita para proyectar sus actividades hacia otras latitudes. Ir más allá de las fronteras mexicanas, a fin de dejar de ser la única gran empresa petrolera integrada que, en el mundo entero, está confinada en un sólo país. Pero, después de cubrir estas inversiones, de inmediato y sin titubeos ni componendas, el flujo de los ingresos petroleros debería destinarse a la inversión en educación y conocimiento.
Hacer efectivos estos principios exige primero voluntad política y un compromiso indeclinable con el porvenir de México y el bienestar de sus nuevas generaciones. Con el bienestar y la esperanza de esos jóvenes que van a decidir mediante su voto las elecciones de este año y las de 2012. Y con sus hijos, y con los hijos de sus hijos.
Para ello nada mejor que elevar a rango de ley la obligación del Estado mexicano de destinar directamente a la educación y el conocimiento una proporción adecuada y fija de todos los ingresos petroleros. Y, desde luego, la totalidad de los “excedentes” que se generan como resultado de alzas imprevistas, y siempre transitorias, de los precios reales del crudo en los mercados internacionales. Esto una vez cubiertos los costos de la importación de combustibles, siempre y cuando sea evidente que resulta más eficiente y redituable para la nación importarlos que producirlos en México.
Una singular coyuntura energética global se ha configurado por la combinación de la dolorosísima tragedia que enluta al ejemplar pueblo de Japón, por un lado, y la inestabilidad política que afecta a importantes países exportadores de hidrocarburos en el Oriente Medio y en el Norte de África, por el otro. Simultáneamente, la más elemental prudencia y responsabilidad global obliga a todas las naciones a detener y reexaminar la participación de la opción nuclear en sus estrategias energéticas de largo plazo y a buscar fuentes alternas de suministro de crudo y gas natural fuera del Oriente Medio y del Norte de África.
Esta coyuntura ofrece a México una singular oportunidad para iniciar su reposicionamiento estratégico como potencia energética en el contexto global. La estrategia comienza por consolidar las capacidades técnicas y humanas de nuestra industria petrolera y energética, pública y privada. Pasa por proteger legalmente a escala global los conocimientos generados por instituciones como el Instituto Mexicano del Petróleo y el de Investigaciones Eléctricas, la UNAM, el IPN y otras universidades, los centros del Conacyt, los de empresas privadas grandes y pequeñas. Pasa por volver rápidamente bilingües a nuestros técnicos y trabajadores petroleros y de las demás industrias energéticas. Pero sobre todo pasa por la urgente necesidad de construir cuanto antes un ducto del petróleo a la educación y el conocimiento. Un ducto hacia el porvenir de México.
Josefina aprovecha el vacío
Josefina aprovecha el vacío
Jorge Fernández Menéndez Para mi hermana Graciela,
enorme en su esfuerzo cotidiano.
La mejor demostración de la confusión que prevalece en el PAN y el PRD respecto a cómo y con quiénes afrontar el desafío de 2012, la hemos visto en estos días con todo el sainete escenificado en torno a la alianza en el Estado de México. En los hechos, ambos partidos tuvieron que recurrir a los mismos candidatos, Alejandro Encinas y Luis Felipe Bravo Mena, que utilizaron hace 18 años (¿durante tres sexenios no pudieron hacer crecer en la entidad más importante y poblada del país nuevos cuadros?) para enfrentar al PRI.
Pero la falta de claridad va más allá. No están sabiendo en esos dos partidos cómo afrontarán la elección presidencial: unos se han atorado en el enfrentamiento entre López Obrador y Marcelo Ebrard. Los otros, en diez años no han podido resolver la contradicción entre ser el partido en el poder y operar como un partido de oposición, no sólo porque los números electorales no le han salido a ese partido en mucho tiempo, salvo los episodios, que parecen haber cerrado ya su ciclo, de las alianzas coyunturales de 2010, sino porque el proceso de búsqueda de su candidato presidencial ha entrado en una zona de graves indefiniciones.
Los datos son fríos: ninguno de los integrantes del gabinete presidencial aparece con fuerza, incluso a nivel competitivo interno, en las encuestas para 2012. Ahí están Ernesto Cordero, Alonso Lujambio, Javier Lozano y Heriberto Félix, pero en los hechos la gente no termina de ver a ninguno de ellos con talante de candidato. Es verdad que tienen responsabilidades en el gabinete y eso los limita pero, salvo excepciones, tampoco se les ha presentado desde la función de gobierno con perfiles más precisos, en busca de un grado de conocimiento popular mayor como para fortalecer que la gente los reconozca. Apenas en esta semana, varios de ellos han salido a defender las políticas públicas del panismo durante la última década, debido a las críticas de Humberto Moreira, presidente nacional del PRI, y las cifras que dio a conocer el INEGI sobre el censo poblacional del año pasado, que muestran avances en varios rubros. Pero lo cierto es que ello sigue siendo una reacción a los golpes recibidos más que una acción pro activa para posicionar una agenda.
Mientras todo eso ocurre, mientras los hombres del gabinete no pueden o no se les permite crecer, en el PAN la que sí está logrando posicionar su discurso, agenda y presencia es Josefina Vázquez Mota. He escuchado a varios integrantes del primer círculo presidencial decir que el activismo de la coordinadora de los diputados tendrá un límite en cuanto el Presidente libere a sus actuales funcionarios y les permita hacer campaña. Puede ser, pero lo cierto es que hoy, cuando estamos a quince meses de las elecciones federales, la única del PAN en esa lid es Josefina. Por eso ha crecido tanto su grado de aceptación entre los panistas, que es donde se gana o se pierde la candidatura presidencial en ese partido. Josefina está recorriendo el país, habla como una candidata y recibe apoyos que no esperaba. Está aprovechando un tiempo y un espacio que sus adversarios internos han dejado escapar y la está recibiendo un panismo que no tiene claro hacia dónde quieren ir su partido y su gobierno. Y a eso suma la novedad de que quien busca esa posición sea, por primera vez en el PAN, una mujer.
Creo que Vázquez Mota ha sido subestimada. Pensaron que, al no estar ya en el gabinete, eso le restaba en forma definitiva posibilidades. Pero está sucediendo exactamente lo contrario: al poder operar desde afuera está realizando lo que no hace ninguno de sus hipotéticos oponentes.
En última instancia, ese espacio fue lo que le dio a Felipe Calderón la victoria en la interna panista hace seis años. Hay incluso un factor adicional que puede ayudar a Josefina en este trance: no es una novedad su enfrentamiento con Elba Esther Gordillo durante su paso por la SEP. Pues bien, Elba Esther parece estar más que claro que ya ha alineado sus fuerzas, que resultaron decisivas para el triunfo de Calderón en 2006, con Peña Nieto.
Entonces, al tiempo en que en el gobierno deben cuidar la relación con la maestra, desde la independencia de la que goza actualmente, Josefina puede deslindarse de ella. En última instancia, los votos del SNTE en 2012 no serán para el PAN.
No es un fenómeno menor el que se está dando en el panismo con Josefina. Si en el gobierno siguen pensando que cuando decidan soltar a sus candidatos, allá por octubre o noviembre, aún podrán posicionar alguna figura con el apoyo presidencial, se pueden encontrar con la sorpresa de que, en la política, como en la vida, el tiempo perdido es lo único que no se puede recuperar.
PD: La Corte perdió una enorme oportunidad de apoyar a la gente en el fallo sobre la reforma electoral, ¿la aprovechará ahora que debe analizar los procesos de telecomunicaciones o serán, diría Zuckermann, políticos con toga?
El dedo
El dedo
La acertada decisión de Peña Nieto de elegir, no a su amigo, sino al mejor posicionado, fue visto por muchos como el regreso de los brujos.
Ricardo AlemánComo si trataran de descubrir uno de los grandes misterios del poder —en México y el resto del mundo—, en la última semana regresó a los textos de parte de la opinocracia doméstica, el folclor que simboliza al PRI de los años 50, 60 y 70 del siglo pasado.
Y es que, a propósito del “destape” de Eruviel Ávila como candidato del PRI al gobierno mexiquense, muchos desempolvaron la vieja retórica que se pensaba archivada, pero que se mantiene viva entre la clase política mexicana y la opinocracia, gracias a la terca realidad del autoritarismo y la necia cultura antidemocrática.
Así, con una dosis de cinismo, miopía y amnesia convenencieras, abundaron las opiniones de los que vieron en Peña Nieto el emblema y estandarte del viejo PRI, por cometer el acierto de “imponer”, elegir o empujar —como candidato a sucederlo— al más popular de los pretensos, al mejor dotado para una contienda a muerte y, en lógica política impecable, al que las encuestas señalan como ganador.
En pocas palabras, que la acertada decisión de Peña Nieto al elegir como “el bueno” no a su amigo o preferido, sino al mejor posicionado y al que garantice un resultado ganancioso, fue visto por muchos como el regreso de los brujos. De los brujos priistas, claro.
Dijeron que al elegir al mejor y no al amigo, con el PRI de Peña Nieto están de vuelta, no sólo la rancia práctica priista del dedazo que da y quita, sino las no menos antiguas “fuerzas vivas”, la “cargada”; los “tapados” y “el destape”; la autoritaria “disciplina”, la nada democrática “unidad” y —por supuesto— los baños de pueblo que exaltan el origen humilde del agraciado y su proclividad por servir “al pueblo”.
Lo curioso del caso es que todos esos opinadores tienen razón. Sí, en el “destape” que operó Enrique Peña Nieto en la persona de Eruviel Ávila, apareció todo el arsenal de las viejas prácticas del PRI, empezando por los tapados y el destapado; el dedo y el dedazo; la cargada propia de las fuerzas vivas, la disciplina y la infaltable unidad. Todo eso y mucho más.
Pero lo que no nos dicen esos opinantes que suelen militar, sea con la religión del mesías amarillo o con los delirios yunquistas azules —los extremos se juntan—, es que se niegan a ver, a escuchar y a pensar más allá de sus iglesias políticas y fanatismos ideológicos. ¿Por qué?
Porque igual que están arraigados en lo más profundo de la genética del PRI, las folclóricas taras del “dedo”, el “tapado”, el “destape”, la “cargada”, la “lealtad”, el “delfín”, la “unidad”… también son parte de la genética del PRD y del PAN. ¿Tienen dudas?
Algunas perlas. ¿Qué fue, sino un acto de destape, dedazo, con cargada, unidad, baños de pueblo, lealtad a toda prueba, disciplina, autoritarismo, ausencia total de democracia..?, el acto celebrado en el Auditorio Nacional, el domingo 20 de marzo, por Andrés Manuel López Obrador. Los priistas le dan brochazos de dizque democracia a sus actos de profundo autoritarismo, pero AMLO ni las formas guarda. ¿Por qué? Porque él es el jefe máximo, el único que opina, el que tiene la verdad absoluta, el candidato único, el orador único, el jefe único, el único que decide y… es Dios. Y ¡ay! de aquél que se atreva a desafiarlo, porque el “Rey Sol” lo expulsa del paraíso.
Por cierto, ¿qué, no fue AMLO el que impuso a Marcelo como candidato a jefe de Gobierno; no hizo campaña ilegal a su favor; no hizo jefe de Gobierno a Alejandro Encinas en un acto de profundo autoritarismo? Pero tampoco es una tara exclusiva de AMLO. En realidad la antidemocracia en el PRD es generalizada; está en Los Chuchos, el G-8, el grupo de AMLO, en el de Cárdenas…, es como la lepra: donde le punzan, sale pus. Eso del lado de los amarillos.
Pero los azules no cantan mal las rancheras. ¿Qué, no fue dedazo la llegada de los presidentes del PAN en tiempos de Calderón; no fue dedazo el de Fox con el perdidoso Creel; no fue dedazo la salida de la secretaría particular de Luis Felipe Bravo Mena y su unción como candidato al Edomex..? La lista de la antidemocracia panista es larga, pero no tan vieja. ¿Qué, Bravo Mena no fue ungido por los mismos métodos nada democráticos que los empleados por Enrique Peña; o por los métodos nada democráticos con los que AMLO destapó a la farsa Yeidckol Polevnsky como candidata al Estado de México?
Podrán decir misa. Lo cierto es que ni tricolores ni azules y menos amarillos se salvan de la tara del “dedo” y sus consecuencias.
EN EL CAMINO
Por cierto, ejemplo de civilidad y política, el encuentro entre Xóchitl Gálvez y Francisco Olvera.
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