24 abril, 2011

El mundo al revés

El esperado discurso del presidente Obama la semana pasada, según los encuestadores, no fue aceptable para la mayoría estadunidense.

Enrique Del Val Blanco

Estos días de asueto se prestan para reflexionar sobre lo ocurre en el mundo. Y la conclusión es que varias cosas parecen estar al revés. Por ejemplo, resulta que hoy la crisis del déficit de Estados Unidos, puesta de manifiesto por la calificación de la empresa Standard & Poors a la calidad crediticia de su deuda, de perspectiva negativa, ha motivado nerviosismo en todo el planeta. Si bien, como dicen los especialistas, sigue teniendo el grado máximo de calificación, no deja de poner un “negrito en el arroz” de la posible solución al déficit estadunidense.

El esperado discurso del presidente Obama la semana pasada, según los encuestadores, no fue aceptable para la mayoría estadunidense. Lo anterior se debe, entre otras cosas, a que algunas de las promesas más importantes no se han cumplido, como es la clausura de la cárcel en Guantánamo, que recuerda la época de la inquisición española, o no extender las rebajas de impuestos a los más ricos de la era de Bush.

En diciembre pasado firmó la extensión de estas rebajas y el recorte de 38 mil millones de dólares a programas de apoyo a los más necesitados.

La deuda nacional de EU sobrepasa los 14 billones de dólares, lo cual obligará a que demócratas y republicanos se pongan de acuerdo en el mes de mayo próximo. Los últimos pretenden que el gasto público se recorte casi en seis billones de dólares en diez años y, por supuesto, como es tradición en ese partido, las reducciones serán en salud, medio ambiente y educación, sin tocar el presupuesto militar. La cereza del pastel es la propuesta de extender aún más las ayudas fiscales que el presidente Bush otorgó a los ricos.

Hasta ahora, lo único que se está demostrando es el poder que hoy tienen los republicanos. Al final, ante la derrota sufrida por los demócratas en las elecciones legislativas, aceptará el presidente Obama la propuesta de aquellos con ciertos retoques.

Aunque parezca broma, quien puede salvar a Estados Unidos de no caer en mayor déficit y deuda es la República Popular China, es decir, un supuesto país comunista puede salvar al ejemplo del capitalismo. Ello porque, entre otras cosas, la China de hoy tiene en sus reservas internacionales casi tres billones de dólares, de los cuales uno está invertido en bonos del tesoro norteamericano. Con la mitad estas reservas podría, por ejemplo, comprar la deuda soberana de los países denominados despectivamente por los ingleses PIGS, o sea, Portugal, Irlanda, Grecia y España. Los primeros tres ya han tenido que ser rescatados por la Comunidad Europea y España se debate día a día; incluso el presidente Rodríguez Zapatero fue recientemente a China como mendicante para que este país invierta sus fondos soberanos en los bancos españoles con problemas.

Por otro lado, las acciones militares realizadas por algunos países desarrollados en Libia, mismas que hasta la fecha han sido un fracaso, muestran su doble vara. Los dictadores de aquellos pueblos eran conocidos y aliados de los europeos y estadunidenses, además de que, por supuesto, eran grandes compradores de sus armas, pero cuando ya no les sirven o ponen en peligro el abasto de materias primas actúan contra ellos, como si estuviéramos en el siglo XIX, aunque de una manera selectiva. Igual de dictador es Gadhaffi en Libia que Bashar al Asad en Siria, sin embargo, a este último no lo han tocado, a pesar de la sanguinaria represión llevada a cabo. La razón es sencilla: no tiene materias primas.

Lo peor es que la acción extranjera en Libia ha sido muy débil y con grandes errores, para variar matando inocentes. Al parecer, al final vencerán las fuerzas del dictador, debido a la actitud de los burócratas cómodamente sentados en Bruselas y en la OTAN. Lo que están haciendo con el pueblo libio esas supuestas naciones defensoras de la libertad es una verdadera irresponsabilidad.

Si no existe congruencia y altura de miras por parte de los dirigentes de los países desarrollados, nos conducirán a todos al precipicio.

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