Y si cambiamos a Perón por Vargas Llosa?
Ya sé que al joven cadete Vargas Llosa no le hacen falta monumentos, porque el que tiene se lo ha hecho él solo con La ciudad y los perros, Conversación en la catedral, La fiesta del Chivo o El sueño del celta.
Tarde o temprano, todo encaja. Lo único que hay que tener es la misma paciencia que Jorge Luis Borges le recomendó a una estudiante que le dijo estar muy preocupada porque no le gustaban las obras de Shakespeare: "No se preocupe y siga leyendo, eso es solo que Shakespeare aún no escribió para usted". Y para demostrar que si uno espera y va apilando, al final cada cosa viene a ocupar su sitio, resulta que llega de la nada el día de ayer y al hombre que hoy dirige la Biblioteca Nacional de Argentina, es decir, alguien que se sienta en la misma silla en la que se sentaba el autor de El Aleph e Historia universal de la infamia, se le ocurre poner el grito en el suelo porque Mario Vargas Llosa vaya a inaugurar la Feria del Libro de Buenos Aires, sin duda a causa de la poca simpatía que el premio Nobel de Literatura le tiene al peronismo, y de inmediato uno se da cuenta de lo bien que le encaja a su censor la frase con que el propio Borges explicaba la impresión que le había causado el dictador Videla: "Es increíble que un solo hombre pueda ignorar tanto". No hay más que recortarle esa frase al militar y multiplicarla por dos, para que lo que le valía a un general de brigada le sirva al director de la Biblioteca Nacional, y ya tenemos a cada marioneta con su traje. Los que hemos estado más de una vez en esa prodigiosa Feria del Libro de Buenos Aires y sabemos que los argentinos son el público más culto y acogedor del planeta, nos hemos puesto tristes, solitarios y finales, como decía Osvaldo Soriano.
Pero la vida está llena de casualidades, y la verdad es que el ataque a ese liberal llamado Mario Vargas Llosa al que aquí hizo español un presidente del Gobierno socialista, Felipe González, para protegerlo del acoso del medio dictador y criminal entero Alberto Fujimori, y al que ahora algunos consideran tan peligroso para la Argentina, coincide con una conversación que mi amigo Juan Urbano y yo tuvimos la otra tarde al pasar junto a la estatua de Perón que hay en Madrid, en la avenida que lleva su nombre: ¿Y por qué tiene que estar ahí? Ya sabemos que el personaje es de una ambigüedad tan llena de curvas que digas lo que digas sobre él no podrás pasarlo a limpio ni abarcar todos sus ángulos, pero ¿no se trata de un militar implicado al menos en dos golpes de Estado?
Sea como sea, a nosotros se nos ocurre que podíamos cambiar la estatua a Perón por una a Vargas Llosa, que tiene su casa en Madrid y nos ha dado medio premio Nobel puesto que es medio español, y llevar la del tres veces presidente argentino al parque que tiene su mujer, Eva Duarte, en el barrio de Salamanca. Tendría gracia, porque como él está de cuerpo entero y ella es un busto, sería un modo de apoyar el rumor de que en ese matrimonio la que pensaba era ella.
Ya sé que al joven cadete Vargas Llosa no le hacen falta monumentos, porque el que tiene se lo ha hecho él solo con La ciudad y los perros, Conversación en la catedral, La fiesta del Chivo o El sueño del celta, pero a Juan Urbano y a mí nos haría ilusión poder sentarnos en su pedestal a releer esas y otras de las que somos firmes partidarios como ¿Quién mató a Palomino Molero? o Travesuras de la niña mala.
Autor: Benjamín Prado
El tratado comercial con Colombia es clave
El tratado comercial con Colombia es clave para el crecimiento de EE.UU.
El Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos y Colombia no es una cuestión política de índole partidaria.
El Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos y Colombia no es una cuestión política de índole partidaria. Es un acuerdo que está en el interés de nuestras políticas económica y exterior nacionales. Después que las dos partes rápidamente concluyan las actuales negociaciones para resolver cuestiones pendientes, será hora de que el Congreso de EE.UU. impulse el acuerdo sin mayores demoras.
Seamos claros: el comercio es crucial para la innovación y el crecimiento económico de EE.UU. Puede expandir las oportunidades para trabajadores y emprendedores, tanto en el país como en el exterior.
Colombia es un ejemplo por excelencia. La Comisión de Comercio Internacional de EE.UU. calcula que el Acuerdo de Libre Comercio con Colombia, o TLC, aumentará las exportaciones de EE.UU. en más de US$1.000 millones al año. Para los agricultores y trabajadores cuyos empleos estas exportaciones ayudarían a sostener, eso es mucho más que una estadística. Para ayudar a que nuestra economía siga recuperándose, deberíamos unirnos en torno de una agenda comercial que incluya la aprobación de este TLC y la extensión de la Asistencia de Ajuste Comercial para trabajadores estadounidenses.
Colombia es un importante socio comercial para los agricultores, las empresas y los trabajadores estadounidenses. No obstante, nuestros exportadores enfrentan una desventaja porque Colombia mantiene aranceles para los productos estadounidenses en tanto los productos colombianos tienen acceso prácticamente completo a los mercados de EE.UU.
Los agricultores estadounidenses encaran un arancel promedio de aproximadamente 30% en Colombia. Los fabricantes estadounidenses enfrentan una tasa arancelaria efectiva de 14%. Y casi 90% de estos fabricantes son las empresas pequeñas y medianas con las cuales contamos para crear empleos y seguir impulsando nuestra economía. El TLC con Colombia eliminará impuestos para las exportaciones de EE.UU. y creará condiciones parejas para todos.
Pero si no actuamos, seguiremos cediendo terreno. En los últimos dos años, la participación de EE.UU. en las importaciones colombianas de maíz, trigo y soya cayó más de 60%. Argentina ha sobrepasado a EE.UU. como el mayor proveedor de productos agropecuarios de Colombia. China ha triplicado su cuota en el mercado colombiano y ahora es el segundo mayor socio comercial del país sudamericano. Y Colombia está firmando acuerdos comerciales con países de Europa, Asia y América que ponen en aún mayor desventaja a los exportadores de EE.UU. Cada día en que no actuamos cuesta a los estadounidenses empleos y ventas, y los envía a otras partes.
Aprobar el TLC también es bueno para la política exterior estadounidense. Cementará una larga relación con un socio estratégico en Sudamérica. Con las lecciones aprendidas tras nuestra colaboración de 10 años y US$8.000 millones del Plan Colombia, Bogotá está proveyendo ayuda antinarcóticos en México y entrenamiento a policías y funcionarios judiciales mexicanos.
No es un secreto que las preocupaciones sobre la violencia y los derechos laborales son las mayores razones por las cuales el acuerdo con Colombia se ha estancado. Estas son preocupaciones que compartimos, y nos alienta el progreso de Colombia. La Organización Internacional del Trabajo ha borrado a Colombia de la lista de países que no cumplen con pautas laborales internacionales. Elogiamos el compromiso del presidente Juan Manuel Santos de compensar a las víctimas de la violencia y devolver tierras confiscadas a agricultores pobres. Y aplaudimos los esfuerzos por reducir los homicidios de sindicalistas, que Colombia informa han caído en casi 90% desde 2002. Estos son pasos significativos.
Que no haya dudas: el asesinato de incluso un sindicalista es inaceptable. El TLC impulsará aún más el progreso de Colombia al proveer claras protecciones para los derechos laborales fundamentales. Y tales protecciones serán totalmente aplicables. De hecho, el TLC de EE.UU.-Colombia tiene cláusulas laborales mucho más firmes que los acuerdos comerciales que Colombia ha firmado con cualquier otro país, incluido Canadá. También creemos que los colombianos quieren reducir aún más la violencia, y usando nuestra energía y esfuerzos colectivos, lo haremos.
Al margen de nuestras negociaciones sobre el TLC y el comercio, alentamos a Colombia a continuar sus esfuerzos para promover la justicia y la reconciliación nacional investigando y procesando los abusos de derechos humanos. Y la investigación de abusos pasados de la agencia de inteligencia presidencial debería continuar.
Además del TLC, debemos adoptar otras medidas para fortalecer nuestra economía aquí, en EE.UU., incluso renovando la Asistencia de Ajuste Comercial, que venció en febrero. La AAC ayuda a nuestra economía en el corto plazo al proveer ayuda a los trabajadores estadounidenses en industrias afectadas por el comercio global. Y ayuda a evitar despidos al contribuir a que compañías perjudicadas por el comercio se modernicen y se vuelvan más competitivas.
La AAC también paga dividendos en el largo plazo porque retiene trabajadores para la economía del siglo XXI, facultando a los trabajadores a inscribirse en establecimientos de enseñanza terciaria o a obtener un título de bachiller en campos profesionales en expansión como el cuidado de la salud y sectores económicos de vanguardia como la manufactura de alta tecnología. Para decirlo sin vueltas, la AAC vuelve a dar trabajo a gente en los estados de Massachusetts, Montana y en todo el país.
Hay apoyo en ambos partidos para la AAC y para el Tratado de Libre Comercio con Colombia. Pero no conseguiremos los empleos y las oportunidades que el acuerdo con Colombia y la AAC tienen el potencial de crear si Washington no actúa. Necesitamos restaurar un consenso bipartidista ampliamente compartido sobre el comercio. No podemos hacerlo si no tratamos a nuestros amigos en el hemisferio con el respeto que se merecen como vecinos y aliados, o si ignoramos las necesidades de trabajadores estadounidenses que se están adaptando a una economía cada vez más global. Es hora de que el Congreso —y EE.UU.— vuelvan al juego.
Autores: Max Baucus y John Kerry
Muamar Khadafi se hace Bolivariano
Muamar Khadafi se hace Bolivariano
Khadafi acaba de designar al ex Ministro de Relaciones Exteriores de Nicaragua y ex Presidente de la 63° Asamblea General de las Naciones Unidas, el marxista y ex sacerdote Miguel D´Escoto como representante de Libia ante las Naciones Unidas
El temprano y abierto apoyo de Hugo Chávez a Muamar Khadafi, el líder libio acusado de atentar -de modo absolutamente aberrante- contra la vida de los ciudadanos civiles inocentes de su propio país, fue seguido por una intensa campaña regional puesta en marcha desde Caracas y La Habana para lograr que en toda América Latina se escucharan voces oficiales de apoyo al dictador libio.
El esfuerzo del caribeño tuvo eco (aunque ya no unánime) y los “bolivarianos” y sus “compañeros de ruta” (como la Argentina) se pronunciaron en contra del accionar militar internacional en Libia generado por el deber de proteger a los civiles inocentes y puesto en marcha desde las Naciones Unidas, sin el cual -a estar a los dichos incendiarios del propio Khadafi- hubiera presumiblemente habido una verdadera masacre de civiles inocentes en la ciudad libia de Benghazi, a cuyas puertas estaban los mercenarios y soldados de Khadafi.
Así son las cosas en nuestra región, para estupor de muchos. Ocurre que los autoritarios se defienden entre sí, lo que no debiera sorprender a nadie. Llegando hasta a calificar -increíblemente- a las medidas militares tomadas en función de lo resuelto por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas de conformidad con el Capítulo VII de la Carta de las Naciones Unidas, como meros condenables “bombazos”, que nada resuelven. Hubieran, entonces, preferido la masacre. De no creer.
Pero también en política existe ciertamente aquello de que “Dios los cría y ellos se juntan”. Por esto Nicaragua, manipulada por Chávez, ofreció a Khadafi de inicio (en rigor, tan pronto explotaran las protestas populares en Libia) refugio y asilo en su territorio. Y también por esto acaba de participar, con uno de sus más encumbrados hombres, en una reciente e insólita anomalía diplomática.
Créase o no, Khadafi acaba de designar al ex Ministro de Relaciones Exteriores de Nicaragua y ex Presidente de la 63° Asamblea General de las Naciones Unidas, el marxista y ex sacerdote Miguel D’Escoto como representante de Libia ante las Naciones Unidas. Porque seguramente confía más en él que en sus conciudadanos, según parece.
D’Escoto, recordemos, es un sacerdote católico nacido en Los Ángeles y enrolado en la teología de la liberación. Con los hermanos Cardenal, fue suspendido en sus funciones sacerdotales por el propio Juan Pablo II, en los 80. Lleno de visibles resentimientos, las actitudes de D’Escoto nos recuerdan aquello de Lenin cuando anunciara en su momento que algunos sacerdotes católicos “flotarán en el interior de la Iglesia para traicionarla desde adentro”. En 1985 D’Escoto fue premiado con el Premio Lenin de la Paz.
La extraña designación de D’Escoto como representante permanente de Libia ante la ONU se conoció al mismo tiempo que su influyente Canciller, Musa Kusa, se escapaba de su país y, con ayuda británica, se refugiaba en Londres, procedente de Túnez, creyendo así poder evitar lo que obviamente sospecha sucederá: el final de un régimen autoritario, inhumano y despótico del que formara parte.
Antes de escapar, Kusa firmó la designación de D’Escoto. Fue casi su último acto oficial. Enseguida de cocinado este raro pastel, se fugó.
Abdulrahrman Shalgam, el ex Representante Permanente de Libia ante las Naciones Unidas, hoy renunciado, al enterarse de la designación del intolerante D’Escoto, comentó que Khadafi “usa mercenarios como soldados en su país y también como diplomáticos en las Naciones Unidas”. Y parecería ser efectivamente así.
No obstante, lo más probable es que D’Escoto no pueda asumir su nuevo cargo, en representación de otro gobierno autoritario, por un problema bien sencillo: difícilmente obtenga la visa que lo habilite al efecto. Este es un tema menor, pero podría transformarse en un obstáculo mayor.
Para los “bolivarianos” y “sandinistas” -eufemismos ambos que son utilizados ad nauseam para evitar auto-catalogarse de lo que realmente son, esto es: como “marxistas”- aquello de “Dime con quien andas” resulta obvio. Pero no todos lo ven. Por esto es necesario ponerlo en evidencia.
Carter y Raúl Castro
Carter y Raúl Castro
Jimmy Carter fue a visitar a Raúl Castro. La iniciativa fue de Raúl. Quería dejarle saber al presidente Obama que todo era negociable.
Jimmy Carter fue a visitar a Raúl Castro. La iniciativa fue de Raúl. Quería dejarle saber al presidente Obama que todo era negociable, incluida la puesta en libertad de Alan Gross, un norteamericano condenado a quince años de cárcel en la Isla por obsequiar computadoras y equipos de comunicación para que los desinformados cubanos pudieran acceder a internet. De momento, no liberó a Gross, pero todo se andará. Es cuestión de tiempo.
No está nada claro por qué Raúl Castro no recurre a los diplomáticos norteamericanos acreditados en Cuba para mandar sus mensajes, pero es probable que no confíe en Hillary Clinton y en el Departamento de Estado. Acostumbrado, como está, a que las decisiones importantes las toma él, como las tomaba su hermano, no entiende el funcionamiento institucional de Estados Unidos y tampoco percibe que los asuntos cubanos apenas tienen importancia para el inquilino de la Casa Blanca.
¿Qué quiere Raúl Castro a cambio de su rehén? Tiene, fundamentalmente, dos objetivos: que la Casa Blanca elimine las restricciones de viaje a los norteamericanos para que rápidamente se duplique o triplique la actual cifra anual de turistas que visitan la Isla –unos dos millones—, y que Washington interrumpa de manera permanente la ayuda económica y la distribución de equipos electrónicos a la oposición cubana. En todo caso, esa ayuda hoy está detenida por obstáculos legales interpuestos por el senador demócrata John Kerry, presidente del Comité de Relaciones Internacionales.
¿Tiene Raúl algo más que brindar, además de la libertad de Gross? Tiene poco y es escasamente elegante: se trata, fundamentalmente, de un cambio en la estrategia represiva. En síntesis, maltrata con menor crueldad a sus compatriotas. Escalonadamente, ha puesto en la calle a los 75 demócratas presos en la llamada “primavera negra” del 2003, deportando a España a la mayor parte, y es posible que continúe liberando gradualmente al centenar de presos políticos que todavía quedan en las cárceles.
Ya no condena a los disidentes a largas penas. Se limita a infiltrarlos para saber sus movimientos, los golpea, los intimida y los detiene por periodos breves. Cuando se reúnen o salen a las calles, lanza contra ellos turbas dirigidas por la policía política en lo que allí llaman “actos de repudio”. Raúl ha comprobado que para mantener a la sociedad asustada y en un puño, evitando que el poder se le escape de las manos, bastan esas medidas coercitivas. No es necesario encerrar a los adversarios. Basta con aterrorizarlos. Fidel era exageradamente punitivo.
Pero eso no es todo. También es posible que Raúl abra un poco más la mano económica en el VI Congreso del Partido Comunista que se celebrará en abril. Sabe que la inmensa mayoría de los cubanos desean poder comprar y vender sus viviendas y no hay razón para continuar con las absurdas reglas que lo impiden.
Tampoco ignora que el deseo de los cubanos de poder salir de Cuba o entrar libremente en ella trasciende la cuestión ideológica: comunistas, anticomunistas e indiferentes están de acuerdo en que el gobierno no tiene derecho a prohibir el libre movimiento de las personas. Eliminar ese permiso de salida y de entrada sería extraordinariamente bien recibido por toda la población y él sería aclamado sin necesidad de efectuar ningún cambio trascendental. Sottovoce, los cubanos suelen señalar que Raúl Castro no tiene moral para quejarse de que el presidente norteamericano no deja viajar a los norteamericanos a la vecina Isla, cuando él mantiene secuestrado a su propio pueblo.
¿Habrá un cambio sustancial en la política de Estados Unidos hacia Cuba tras la visita de Carter? No lo creo. La percepción general en Washington, a juzgar por los WikiLeaks, es que el régimen cubano está en una fase final de desmoralización y desgaste y no tiene sentido hacer nada que detenga o revierta esa tendencia. La corrupción es rampante, los hijos de muchos dirigentes se marchan discretamente del país, y el estado anímico que prevalece en los cuadros medios es de fin de régimen. Raúl no ignora nada de esto, pero no tiene modo de impedirlo mientras insista en mantener un régimen colectivista de partido único y obediencia total. Hasta la derrota siempre, General.
Colombia: Makled vincula a gobierno venezolano con el narcotráfico
Colombia: Makled vincula a gobierno venezolano con el narcotráfico – El Universal
En una entrevista exclusiva que será transmitida por el canal Univisión el narcotraficante habló sobre la existencia de organizaciones terroristas que operan en Venezuela y aseguró que las FARC colombianas trafican con drogas en territorio nacional además de señalar que el grupo Hezbollah también tiene actividades en el país.
Walid Makled, narcotraficante detenido en una cárcel de máxima seguridad en Colombia, y quien espera ser extraditado a Estados Unidos o a Venezuela, vinculó una vez más a altos funcionarios del gobierno venezolano con el narcotráfico.
En una entrevista exclusiva que será transmitida por el canal Univisión a las 7 de la noche y cuyos puntos más importantes fueron revelados en la web del mismo canal, Makled dijo que “sobornó” a altos funcionarios del gobierno venezolano para obtener contratos oficiales para sus empresas y que tenía una nómina de militares a quienes pagaba para obtener sus “favores”.
De acuerdo a lo reseñado por la página web de Univisión el narcotraficante habló sobre la existencia de organizaciones terroristas que operan en Venezuela y aseguró que las FARC colombianas trafican con drogas en territorio nacional además de señalar que el grupo Hezbollah también tiene actividades en el país.
Según Makled, los cargamentos de cocaína despachados desde Venezuela han aumentado dramáticamente en los últimos años y reveló cuáles son las rutas que los narcotraficantes venezolanos están usando para hacer llegar su mercancía ilegal a Estados Unidos y Europa.
El gobierno de Estados Unidos califica a Walid Makled como uno de los tres capos más importantes del mundo y lo pide en extradición por el envío a Estados Unidos de más de 10 toneladas de cocaína. El año pasado el presidente colombiano Juan Manuel Santos prometió al gobierno del presidente Hugo Chávez que Makled sería extraditado a Venezuela.
El día de ayer estaba prevista una visita del presidente Hugo Chávez a Colombia en la que el tema sobre el narcotraficante sería abordado pero esta visita no se realizó porque según informó la comitiva venezolana el avión presidencial había sufrido unas averías que impedían el despegue del avión de Cochabamba, Bolivia, dónde se encontraba Chávez, hacia Colombia.
Nicaragua: Daniel Ortega en la lista estadounidense de “los más buscados”
Nicaragua: Daniel Ortega en la lista estadounidense de “los más buscados” – por Juan Jesus Aznares
Nicaragua no es una democracia pues los poderes del Estado están controlados por dos personas, el presidente, Daniel Ortega, y el opositor Arnoldo Alemán, expresidente, que no cumplen cárcel porque en el país centroamericano no hay justicia independiente, según un cable de la embajada de Estados Unidos en Managua . Una serie diplomática titulada Nicaragua’s most wanted (Los más buscados de Nicaragua), en alusión a la lista del FBI con los nombres de los criminales más buscados, enumera los supuestos asesinatos, robo de caudales públicos, extorsiones, amenazas y abuso de poder atribuidos a Ortega, Alemán y al gubernamental Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), que en 1979 derrocó al dictador Anastasio Somoza.
Daniel Ortega, de 66 años, gobierna Nicaragua desde 2007. Anteriormente, lo hizo en el periodo 1985-90. Alemán, de 65 años, empresario, fue presidente entre 1996 y 2001. Un año después fue condenado a 20 años de cárcel por masivo robo de dinero público. La Corte Suprema dictó en 2009 el sobreseimiento de los cargos de corrupción, con lo que ha regresado a la política. Ha presentado su candidatura en las presidenciales del próximo noviembre. El Estado de Derecho de Nicaragua depende de Ortega y Alemán, caudillos del FSLN y del conservador Partido Liberal Constitucionalista (PLC), que en 1999 suscribieron un pacto por el que se repartieron el control de las instituciones nacionales.
Los cables enviados al Departamento de Estado por Paul Trivelli, embajador entre 2005 y 2008, son demoledores al dibujar un país de perfil mafioso. Se citan como fuente de las graves acusaciones contra los dos políticos las informaciones publicadas en los medios de comunicación y documentación de la propia embajada. Fueron redactados poco antes de las elecciones generales de 2007, ganadas por el sandinismo. El despacho referido a “los crímenes de Daniel Ortega y su familia” comienza con “el asesinato de Jean Paul Genie por guardaespaldas de Humberto Ortega”, en octubre de 1980, cuando el adolescente de 16 años trataba de adelantar en una carretera nacional al convoy oficial de Ortega, entonces ministro de Defensa. “El Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) utilizó su control del poder judicial para ocultar el crimen. Nadie pagó por su muerte”.
Los hermanos Ortega habrían participado en el grupo que ordenó “la detención y tortura de miles de personas en cárceles y centros de internamiento”, hechos que ocurrieron en el contexto de la guerra de principios de los ochenta entre el sandinismo y los “contras”, financiados por EE UU. Siempre en ese entorno bélico, los dos jefes sandinistas “ordenaron numerosos asesinatos y desapariciones, incluyendo el asesinato de cientos de indígenas miskitos en sus asentamientos de la costa atlántica y la detención de miles en campos de concentración en 1981 y 1982″. Grupos de miskitos, apoyados por el Gobierno norteamericano, lucharon contra el FSLN en ese bienio para apoderarse de una franja del territorio nicaragüense en la que establecer un gobierno provisional opuesto al sandinismo y reconocido por Washington.
Cuando el cable alude a “la violación de su hijastra”, Zoiloamérica Narváez, el embajador precisa que Ortega se escudó en su inmunidad como diputado y en el sometimiento de los tribunales a su dictado para lograr que las acusaciones nunca fueran juzgadas. Ortega saboteó los esfuerzos del Gobierno, presidido entonces por el conservador Enrique Bolaños (2002-200), por judicializar el caso y usó a Rosario Murillo, madre de Zoiloamérica y esposa de Daniel Ortega, en una campaña de relaciones públicas destinada a enterrar las alegaciones de la acusación, señala el cable.
“Estas actitudes misóginas, y la tolerancia con la violencia doméstica y sexual, son comunes en el FSLN”, dice el embajador. Cuando los diputados sandinistas votaron a favor de rebajar las penas establecidas para la violación de menores, el legislador Nathan Sevilla justificó el voto diciendo que tener relaciones sexuales con menores era “normal” en las zonas rurales de Nicaragua, por lo que no debía considerarse un delito grave.
Chantaje a un boxeador
Cuando el boxeador Ricardo Mayorga, excampeón del mundo del peso welter, supuestamente violó a una joven en un hotel de Managua, en septiembre de 2004, “Ortega y el FSLN percibieron que era la gran oportunidad para chantajearle. Acordaron con Mayorga, según los cables, protegerle en los tribunales a cambio de que entregara al partido una gran parte de sus ingresos de giras internacionales y actuara en público como propagandista de Daniel Ortega, a quien dedicó varios combates, concretamente el desarrollado en Chicago, en agosto de 2005. Apenas tres meses después de la denunciada violación, un juez sandinista absolvió al púgil.
“Daniel Ortega, un ladrón como Alemán”, dice uno de los apartados del informe, que acusa al presidente nicaragüense de haberse enriquecido ilegalmente antes de ser derrotado en las elecciones de 1990 por Violeta Chamorro. “Ortega supervisó el robo de miles de millones de dólares en tierras y propiedades estatales que fueron a parar a manos de su familia, Humberto Ortega y otros prominentes sandinistas”, señala el despacho que abre la serie. “Después de la victoria sandinista de 1979 (sobre la dictadura de Anastasio Somoza) Daniel inmediatamente confiscó la residencia el diputado Jaime Morales y, además, robó las casas y propiedades que rodeaban la residencia de Morales y (Ortega) se construyó su propio complejo: una manzana entera en el centro de Managua”.
El informe enviado a Washington recoge el asesinato del periodista de radio Carlos Guadamuz y señala a Ortega y colaboradores suyos como “sospechosos de ordenarlo”. Señalan al sandinista William Hurtado como autor material del crimen. También imputan al gobernante lazos con el capo narcotraficante colombiano Pablo Escobar, abatido por la policía en diciembre de 1993. El primer informe de la serie “Los más buscados” concluye relacionando al presidente nicaragüense con el terrorismo. “Muchos de los terroristas de los años ochenta todavía viven en Nicaragua”, escribe el embajador.
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