25 abril, 2011

¿REFORMAS O REVOLUCIÓN?

SIRIA: ¿REFORMAS O REVOLUCIÓN?

Cuestión de números. Esto ha sido lo que ha determinado la caída o supervivencia de los dirigentes árabes desde que comenzara el año. Con cuenta gotas salieron los primeros manifestantes sirios a la calle el mes pasado, superados en cifras por los mercenarios, pero ahora lo hacen a raudales.

AFP/Getty Image

Miedo al cambio

A pesar de que Ben Alí no disfrutó de la ventaja que da no ser el primero en caer tras tres décadas de autocracia, ni en dar un fatídico discurso, el patrón de respuesta en Siria ha sido el mismo: más palos, muertos, entierros, detractores y sobre todo, menos miedo al cambio. Porque el pavor ha jugado un papel crucial tanto en la supervivienda de las autocracias como en su derrocamiento. “La estabilidad o la guerra civil” es el ultimátum del régimen frente al de los opositores “reformas o revolución”. Si bien las sombras de la guerra civil en Líbano e Irak, naciones multiétnicas y multiconfesionales al igual que Siria, planean sobre las cabezas de los manifestantes a la hora de asistir a las protestas, las de Ben Alí y de Mubarak lo hacen sobre las de los autócratas cuanto tiene que abrir o cerrar el puño. Pánico en un país donde la tortura es el pan de cada día en los sótanos de los edificios de mukhabaraat (servicios secretos), pero un terror que se pierde en Oriente y prevalece y resurge en Occidente ante el abismo que deja el cambio en una región estratégica.


Tras 171 muertos en tres semanas, Bashar al Assad ha dado el brazo a torcer. El mismo que en una entrevista en el periódico Wall Street Journal hace dos meses, se echara un farol afirmando que Siria era diferente a Túnez o Egipto porque “su régimen era cercano a la gente”. Además, añadió que “si se quiere ir hacia la democracia, lo primero que hay que hacer es involucrar a la gente en la toma de decisiones”. Un lema que se ha aplicado para empezar por atender a promesas en materia de libertad social, ley de emergencia, de partidos o libertad de prensa y para continuar con la nacionalización de 250.000 kurdos hasta ahora apátridas. De ahí ha pasado a los clérigos, hoy más poderosos que ayer ya que es en las mezquitas, los viernes y tras la hora del rezo, donde los opositores se creían seguros y de donde salían en grupo a manifestarse. Un nuevo set de concesiones que incluye, entre otros, aceptar el velo en las administraciones o cerrar el único casino en el país. Pero estas promesas, y tras el reguero de féretros que va dejando la represión, llegan demasiado tarde.

Una autocracia estable

Bashar se mueve hoy como un candidato ante las elecciones temeroso de perder la silla que le dejó su padre y buscando apoyos en lugares en los que antes bastaba con imponer. Eso ya es un cambio. A pesar de que el régimen se tambalea, es difícil conocer si lo hace de una sola pieza o si se resquebraja por dentro. Considerado cautivo de su propio Gobierno, o más bien del ala dura que le legó su progenitor, se acusa a sus asesores de boicotear las reformas que el presidente reclama y proclama desde que llegó accidentalmente al poder.

Tal vez por temor a un golpe de palacio convirtió su régimen en un autoritarismo plural construido sobre cuatro pilares: el partido Baaz, el Ejército, los servicios secretos y la elite político económica. Colocó a sus más allegados, como su hermano Maher a la cabeza de la guardia presidencial, a otros menos cercanos, como su cuñado Asef a Shawkat en los servicios secretos, a generales alauíes en las fuerzas de seguridad y a un número reducido de hombres de negocios -que se han beneficiado de la privatización económica- al frente de la nueva burguesía siria. Entre ellos su multimillonario primo Rami Makhlouf, dueño de Syriatel y pesadilla para todo inversor en el país. A pesar de que nada más llegar al poder hizo una criba entre antiguos compañeros de su padre, otros compañeros de filas de su progenitor, como Faruk al Sharaa, viceministro y originario de Deraa, mantienen un perfil activo en el Ejecutivo. Incluyó a unas minorías, como los cristianos, en el deal económico, pero dejó fuera a otras como los kurdos y la mayoría suní. Nombró a gente cercana en cada pilar creando interdependencias y asegurándose así que si se hunde unos se hunden todos. De ahí que los militares y las diferentes ramas de policías secretas y guardias presidenciales tengan más interés en preservar al régimen que en otros países vecinos, ya que su futuro está ligado al del presidente y viceversa.







Los opositores al régimen ganan adeptos entre los que entierran a sus familiares, ya no basta con reformas






Pero Bashar ha sido también el precursor de una liberalización. Optó por una transición económica redistributiva (aunque no equitativa), basada en las subvenciones, a una liberalización de mercado. Una transformación plagada de sacrificios para la población sin que se aumentara, proporcionalmente, la representación política ni las libertades sociales. Y todo ello, en un camino sembrado de desafíos políticos regionales, en un país que no exporta petróleo y que está sometido a embargo desde 2003. Con cuatro años de sequía en un sector que constituye el 25% del PIB y que en 2006, con la retirada de sus tropas de Líbano, perdió el comercio y los beneficios libaneses, llevándose además de vuelta a casi 300.000 trabajadores sirios que se sumaron al 20% oficial de paro. El primer plan quinquenal logró romper muchas barreras, sobre todo en el acceso a licencias para abrir negocios, bares, tiendas y mejorar las infraestructuras. No obstante, la corrupción y el nepotismo del liberalismo han propiciado la atomización de su burguesía (sobre el 7% de la población) y urbanitas que se concentran en grandes ciudades como Damasco o Alepo en detrimento de las zonas rurales.


La capital ha sufrido también una metamorfosis social visible al crear una nueva generación de jóvenes dispuestos a exteriorizar esas nuevas libertades seculares e individuales propiciadas por la era Assad hijo, mientras que se han seguido suprimiendo los derechos colectivos e imponiendo la ley del miedo a la imagen de la era Assad padre. Esta controversia crea escenarios curiosos como que los jóvenes, que no pueden hablar de política ni surfear muchos sitios de la red, se reúnan para hacer botellón en un parque público de Bab Sharquí. También, el número de ONG se ha triplicado bajo la iniciativa de la primera dama, así como la aparición de nuevas publicaciones, la mayoría económicas. En el plano político, el país goza de una gran popularidad, no sólo entre su pueblo sino en toda la región, por la coherencia de una política de puertas abiertas para los “hermanos” árabes, de oposición a Israel y de no sometimiento al “imperialismo americano”.

Anatomía de las protestas

Desde el inicio de las protestas dos ciudades sembraron el desconcierto. Por un lado las manifestaciones en Latakia cuna de los Assad (a pesar de que Bashar nació y creció en Damasco) y de la minoría alauí que encarna el poder. Tal vez precisamente por eso han sido las barriadas suníes de esta ciudad las que han vivido los levantamientos más violentos y numerosos. Apartados del poder tanto político como económico, los suníes sirios pueden ver más ventajas que desventajas en el cambio del status quo que en la estabilidad. La otra ciudad que sorprendía, esta vez por la calma, estaba en la zona kurda que ha sido una de las regiones más contestatarias, reprimidas e incluso castigadas por la sequía. Esta última contradicción se fue desvaneciendo con el anuncio de una nacionalización masiva. No obstante, la minoría kurda también está dividida y seguramente muchos no olviden la represión a manos de las fuerzas de seguridad que en marzo de 2004 dejaron en un solo día en la ciudad de Qamishli 30 cadáveres.


El resto de las protestas por su localización o por su simbolismo transmiten el cansancio del pueblo sirio ante unas demandas específicas. Deraa es una región castigada por la sequía pero también por la corrupción constante y aleatoria, que es más visible en la expropiación de tierras a las tribus locales bajo la idea de mantener la seguridad en un zona fronteriza con Jordania. También hay hastío en Hama, por haber sido bastión de los Hermanos Musulmanes sirios y objetivo de la represión que en 1982 se zanjara, tras años de revueltas, con entre 15 y 20.000 muertos. En Damasco, las protestas estallan en las barriadas pobres cuya marginación económica no deja de crecer. En el resto del país, los manifestantes queman las sedes del partido Baath como símbolo contra la opresión política, los cuarteles de servicios secretos contra las torturas aleatorias y las oficinas de Syriatel contra el nepotismo y corrupción.


Cuestión de números sigue siendo el futuro del régimen Assad. Por un lado, muchos de aquellos que optan por la estabilidad y valoran las reformas -entre ellos se calcula el 40% de la población funcionariada que acaba de obtener un histórico aumento de entre el 20 y 30% de sus sueldos. Y por otro, una cifra menor de opositores, expatriados, intelectuales, jóvenes, activistas y sobre todo pobres. Esta cantidad va ganando adeptos entre aquellos que entierran a un primo, a un padre o a un hermano hasta que ya no les baste solo con las reformas.

VARGAS LLOSA ASUME UNA POSICION INACEPTABLE

C O M U N I C A D O

LLAMADO A VOTAR POR EL COMUNISTA HUMALA, REFLEJA INCONGRUENCIA DE MARIO VARGAS LLOSA

VARGAS LLOSA ASUME UNA POSICION INACEPTABLE

Un inentendible Vargas Llosa se ha colocado en una actitud inaceptable, al invitar a los peruanos a votar en segunda vuelta por la opción izquierdista de Ollanta Humala; “candidato-ficha” del cartel socialista del Foro de Sao Paolo. Estamos seguros que, el apoyo de Vargas Llosa a Humala, es un paso importante para la victoria de Keiko Fujimori.

El Movimiento Demócrata Liberal (MDL), Movimiento Autonomista de Derecha en Venezuela, se disocia de las declaraciones y rechaza categóricamente el llamado y posición asumida por el premio Nobel de Literatura peruano, Mario Vargas Llosa, donde anunció que votará por el izquierdista Ollanta Humala, quien enfrentará a la congresista de derecha Keiko Fujimori en el balotaje del 5 de junio invitando a sus compatriotas seguir su ejemplo.

A través de este comunicado, queremos hacer del conocimiento a toda la opinión pública que en estos momentos estamos activados, con la Conferencia Liberal Hispanoamericana, organismo que agrupa todos los movimientos Liberales Autonomistas, con sede en Perú , para hacer frente a la posición asumida por Vargas Llosa y brindar el apoyo a Keiko Fujimori. No podemos seguir a una persona totalmente ciega, por un resentimiento no metabolizado, producto de la derrota que Alberto Fujimori propiciara a Vargas Llosa en las elecciones presidenciales de 1990 en Perú;…y esto lo ha llevado a asumir posiciones inaceptables e irreconciliables con parte del mundo liberal.

A partir de este momento hacemos un llamado a la colonia peruana en Venezuela para que vayan a votar masivamente por la opción Keiko Fujimori. En Perú, ya hemos activado al director de Veppex-Perú Nixon Moreno para que realice los contactos y tienda los puentes necesarios para establecer un mecanismo de asesoramiento y cooperación con personalidades cercanas a la candidata Keiko Fujimori, como el que mantenemos con las autoridades chilenas en el sentido de, intercambiar información sobre estrategias intervencionistas y desestabilizadores del régimen cubano por intermedio del venezolano, en otros países. Y en lo que respecta a Vargas Llosa, comenzaremos una campaña para marginar, contestar y aislar a este personaje, una verdadera vergüenza para los legítimos liberales.

Marco Polesel

Presidente del Movimiento Demócrata Liberal en Venezuela.

José Antonio Colina.

Presidente de Veppex y Coordinador Internacional del Movimiento Demócrata Liberal.

En Dios Confiamos.

Desigualdad tributaria

Desigualdad tributaria

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por Richard W. Rahn

Richard W. Rahn es Director del Center for Economic Growth y académico asociado al Cato Institute.

Acaba de terminar de preparar su declaración de impuestos sobre la renta, pero, ¿llegó a entender el código tributario? Si su respuesta es ‘sí’, usted no está consciente de lo que no sabe. El código tributario de EE.UU. ha llegado a ser tan extenso, complejo, contradictorio y carente de sentido común que nadie puede entenderlo completamente —incluyendo a los analistas tributarios y el personal del Servicio de Rentas Internas (IRS, por sus siglas en inglés). ¿Pueden personas honorables acosar, multar e incluso encarcelar a sus conciudadanos por una supuesta violación de leyes y reglamentos que ni siquiera ellos mismos comprenden en su totalidad? Pero eso es un tema para desarrollar en otro artículo.

Durante mucho tiempo los economistas expertos en temas fiscales han argumentando que el impuesto sobre la renta de EE.UU. causa una enorme —y en gran medida innecesaria— pérdida irrecuperable de eficiencia al sistema económico. Solo el costo y la carga de tiempo sobre empresas e individuos intentando cumplir con el sistema fiscal —sin nombrar a los más de 100.000 burócratas en el IRS que dicen estar administrándolo—resulta en el desperdicio de miles de millones de dólares. Esta pérdida de recursos reduce innecesariamente el crecimiento económico y la creación de puestos de trabajo. Una razón importante de por qué ésta obscenidad persiste es porque pocos legisladores y reguladores del IRS consideran seriamente las consecuencias de lo que han hecho y están haciendo, o simplemente no les importa.

Uno de los que sí piensa seriamente sobre los impuestos y otros asuntos financieros, incluyendo la moral del código tributario, es el estudioso y financista de capital de riesgo Kip Hagopian de California. Este señor publicó el más oportuno y provocativo artículo en la edición de abril-mayo de la revista Policy Review (una publicación del Instituto Hoover de la Universidad de Standford) titulado “La inequidad del impuesto progresivo sobre la renta”. EE.UU. ha tenido un impuesto progresivo sobre la renta (donde las tasas son más altas para los niveles más altos de ingresos) desde el inicio del impuesto sobre la renta en 1913. El impuesto progresivo sobre la renta es considerado justo por mucha gente. Pero, ¿realmente lo es? El Sr. Hagopian argumenta que si la gente realmente pensara sobre esta cuestión, muy probablemente llegarían a una conclusión diferente.

Los estudiosos de temas fiscales han estado debatiendo sobre los pros y contras de los sistemas fiscales durante siglos. A los impuestos sobre el consumo —lo que la gente saca de una economía— generalmente se los considera menos destructivos que los impuestos sobre el trabajo y el capital, los cuales son insumos de la economía. Como señala el Sr. Hagopian, hay básicamente cuatro sistemas de impuesto sobre la renta (ampliamente definidos) debatidos en la literatura fiscal:

  • Un impuesto per cápita, o impuesto “por cabeza”, el cual requeriría que cada persona pagara la cuota que le corresponde de los gastos del Estado.
  • Un impuesto proporcional o “uniforme”, que gravaría cada dólar de ingresos a una tasa única, por lo general con pocos o ningún crédito o exención.
  • Un impuesto degresivo, es decir, un impuesto proporcional sobre la renta por encima de cierto límite o exención. La exención hace que el sistema sea progresivo, pero usualmente mucho menos que un sistema de tasas graduadas.
  • Un impuesto progresivo, el cual grava los ingresos adicionales a tasas marginales más altas conforme aumenta la renta, resultando en un aumento de los impuestos como porcentaje de los ingresos a medida que el ingreso aumenta.

EE.UU. tiene uno de los sistemas fiscales más progresivos del mundo. El 1 por ciento con más rico de los contribuyentes paga el 38 por ciento de todos los impuestos sobre la renta a pesar de tener sólo 20 por ciento de los ingresos. El 10 por ciento más rico de los contribuyentes paga 70 por ciento del impuesto sobre la renta teniendo solamente el 46 por ciento de los ingresos. En el otro extremo, el 50 por ciento menos rico de los contribuyentes paga sólo 2,7 por ciento del impuesto sobre la renta teniendo 13 por ciento de los ingresos.

El impuesto sobre la renta se ha vuelto más progresivo durante los últimos 30 años, resultando en una situación en la que una minoría relativamente pequeña de contribuyentes paga la mayor parte de los impuestos, mientras que la mayoría pagan poco o ningún impuesto sobre la renta. Esto está causando una creciente desconexión entre los beneficios del Estado y lo que la mayoría de los ciudadanos está pagando. Un resultado de esto es una mayor polarización en el ámbito político, donde la mayoría de los ciudadanos cada vez exige más beneficios del Estado que pretenden que otros paguen.

Los suecos transitaron este mismo camino destructivo, pero dieron marcha atrás en las últimas dos décadas y de hecho transformaron su sistema tributario en uno mucho menos progresivo a pesar de que sus tasas tributarias, en todos los niveles, están por encima de la mayoría de las de EE.UU. El resultado ha ido moderando la demanda de la gente de nuevos servicios del Estado debido a que las personas de todos los niveles de ingresos se dan cuenta que serán ellos los que pagarán por esos servicios, y no una mítica persona “rica”. El efecto secundario de esto es que Suecia, como consecuencia de sus reformas fiscales, entre otras reformas, ahora tiene una de las tasas de crecimiento económico más altas del mundo.

El Sr. Hagopian ha analizado detenidamente los pros y contras de cada sistema de manera objetiva, y concluye: “Dado que no existe un sistema fiscal perfectamente equitativo, el objetivo debe ser diseñar el sistema que sea menos inequitativo”. El concluye que el sistema degresivo es el menos desigual. No es posible resumir los argumentos del Sr. Hagopian a favor y en contra de cada sistema de impuestos en una columna de opinión, por lo que no voy a intentar lo imposible. Pero para aquellos que piensan que un sistema progresivo es equitativo, por favor expliquen la equidad en cobrarle un impuesto a una persona a una tasa más alta sobre cada hora extra que él o ella trabaja para mejorar la vida de su familia, mientras que gravan con una tasa menor a una persona menos responsable y menos productiva.

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