24 abril, 2011

TRIBUNA: MARIO VARGAS LLOSA

Retorno a la dictadura, no

PIEDRA DE TOQUE. Elegir presidenta a Keiko Fujimori sería la más grave equivocación cometida por los peruanos. Equivaldría a legitimar el régimen que envileció la política y sembró de violencia nuestro país

MARIO VARGAS LLOSA

Cuando los tres candidatos que representan la defensa del sistema democrático y liberal se dedican a destrozarse unos a otros, como ocurrió en las recientes elecciones peruanas -me refiero a Luis Castañeda, Alejandro Toledo y Pedro Pablo Kuczynski-, el resultado es previsible: los tres se autodestruyen y abren el paso de la segunda vuelta electoral a dos candidatos que, desde los extremos, representan una amenaza potencial para la supervivencia de la democracia y el desarrollo económico que, desde hace 10 años, había convertido al Perú en el país que progresaba más rápido en toda América Latina. El poeta César Moro no exageraba demasiado cuando escribió: "En todas partes se cuecen habas, pero en el Perú solo se cuecen habas".

Ollanta Humala ha moderado su mensaje político. Se aleja de Chávez, se acerca a Lula

El voto a Gana Perú no puede ser una abdicación sino un apoyo exigente y crítico

Bien, no es cuestión de suicidarse, porque el suicidio no resuelve los problemas para los que se quedan vivos, de modo que, ahora, por lo menos la mitad de los peruanos debemos elegir entre dos opciones que habíamos descartado: Ollanta Humala y Keiko Fujimori. Algunos amigos míos han decidido viciar su voto, pues rechazan a ambos candidatos por igual. Ésa es una decisión respetable desde el punto de vista individual y moral, pero nada efectiva en términos colectivos y prácticos, pues no votar equivale siempre a votar por el que gana, ya que se renuncia a hacer algo -aunque sea tan mínimo como lo que representa un solo voto- para impedirlo.

Creo que es preferible elegir, haciendo un esfuerzo de racionalidad y aceptando las tesis del compromiso sartreano, según las cuales siempre hay una opción preferible a las otras, aunque semejante elección implique inevitablemente un riesgo y la posibilidad del error.

No tengo duda alguna de que elegir presidenta del Perú a Keiko Fujimori sería la más grave equivocación que podría cometer el pueblo peruano. Equivaldría a legitimar la peor dictadura que hemos padecido a lo largo de nuestra historia republicana. Alberto Fujimori no sólo fue un gobernante asesino y ladrón, tal como estableció el tribunal que, en un proceso modélico, lo condenó a 25 años de cárcel. (Según la Procuraduría, sólo se han repatriado unos 184 millones de dólares de los 6.000 que por lo menos se birlaron durante su régimen de las arcas públicas). Fue, además, un traidor a la legalidad constitucional que le permitió acceder al poder en unos comicios legítimos, dando el golpe de Estado que acabó con la democracia en el Perú el 5 de abril de 1992. Keiko Fujimori ha reivindicado ese hecho bochornoso y su entorno está plagado de colaboradores de la dictadura. Como han comprobado los medios de comunicación, el propio ex dictador ha coordinado la campaña presidencial de su hija desde su cárcel dorada.

El pueblo peruano no puede haber olvidado lo que significaron esos ocho años en que Fujimori y Vladimiro Montesinos perpetraron un saqueo sistemático de los recursos públicos, la corrupción que cundió por todos los mecanismos e instituciones del poder en la más absoluta impunidad, los tráficos de armas, de drogas, la manera como políticos, empresarios, directores de canales de televisión, iban a venderse a la dictadura por bolsas y fajos de billetes, escenas de escándalo que han quedado registradas en los vídeos que el propio Montesinos grababa sin duda para chantajear a sus cómplices.

Tampoco puede olvidar los innumerables crímenes, desapariciones, torturas, ejecuciones extrajudiciales y toda clase de violaciones de derechos humanos de campesinos, estudiantes, sindicalistas, periodistas, que marcaron esos años de horror, y contra los que el pueblo peruano reaccionó, a fines de la década de los noventa, cuando, con movilizaciones como la Marcha de los Cuatro Suyos, consiguió derrotar a la dictadura y devolver la libertad al Perú. No es posible que en tan pocos años en la memoria de los peruanos se haya borrado esta ignominia histórica y una mayoría decida ahora con sus votos que se abran las cárceles y las decenas de ladrones y asesinos de la dictadura salgan de nuevo a gobernar el Perú. Todo lo que queda de digno en el país debe impedir, valiéndose del civilizado recurso de las ánforas, semejante vergüenza para nuestra patria.

Votar por Ollanta Humala implica un riesgo para todos quienes defendemos la cultura de la libertad, lo sé muy bien. Su antigua simpatía por las políticas catastróficas de la dictadura del general Velasco y del dictador venezolano Hugo Chávez justifican los recelos de que su subida al poder pudiera significar una ola de estatizaciones que hundiera nuestras industrias y ahuyentara a las empresas e inversores que, en los últimos 10 años, han contribuido de manera decisiva al notable crecimiento de nuestra economía, a la creación de tantos miles de empleos, a la reducción de la pobreza de más de 50% a un tercio de la población y a la buena imagen que se ha ganado el Perú en el extranjero. Asimismo, es lícito el temor de que aquellas antiguas simpatías puedan inducir a su Gobierno a desaparecer una vez más en nuestra historia la libertad de prensa en el país.

Sin embargo, la verdad es que en esta campaña Ollanta Humala ha moderado de manera visible su mensaje político, asegurando que se ha separado del modelo autoritario chavista e identificado con el brasileño de Lula. Por lo demás, en esta campaña ha tenido asesores brasileños cercanos al Partido de los Trabajadores. Ahora asegura que respetará la propiedad privada, que no propiciará estatizaciones, que no recortará la independencia de la prensa ni la inversión extranjera y que está dispuesto a renunciar a la idea de una Asamblea Constituyente que (como lo hizo Chávez en Venezuela) reemplace a la actual Constitución que prohíbe la reelección presidencial.

¿Son estas las convicciones genuinas de alguien que ha evolucionado ideológicamente desde el extremismo hasta las posiciones democráticas de la izquierda latinoamericana que encarnan un Ricardo Lagos, en Chile, un José Mujica en el Uruguay, un Lula y una Dilma Rousseff en Brasil, o un Mauricio Funes en El Salvador? ¿O es una mera postura táctica para ganar una elección, ya que Ollanta Humala sabe muy bien que sólo vencerá en esta segunda vuelta si un importante sector de la clase media peruana vota por él? Creo que la respuesta a esta pregunta que se hacen hoy día tantos peruanos que votaron por Castañeda, Toledo y Kuczynski, no depende tanto de las secretas intenciones que pueda tener el candidato en el fondo de su conciencia, sino de los propios electores que decidan apoyarlo y de la manera en que lo hagan.

Este apoyo no puede ser una abdicación sino un apoyo exigente y crítico, a fin de que Ollanta Humala nos dé pruebas fehacientes de su identificación con la democracia y con una política económica de mercado sin la cual el Perú entraría en una crisis y un empobrecimiento que condenaría al fracaso todos los programas de redistribución y de combate a la pobreza que figuran en el plan de gobierno de Gana Perú. Para que aquellos programas sean exitosos es indispensable que el Perú siga creciendo como lo ha hecho estos últimos años, ya que si no hay riqueza no hay nada que redistribuir. Eso lo han entendido los socialistas chilenos, brasileños, uruguayos y salvadoreños y por eso, aunque se sigan llamando socialistas, aplican o han aplicado en el Gobierno políticas socialdemócratas (no digo liberales para no espantar a nadie, pero si dejara esa palabra no mentiría). Si Ollanta Humala persevera en esta dirección que parece haber emprendido, la democracia peruana estará a salvo y continuará el progreso económico, acompañado de una política social inteligente que devolverá la confianza en el sistema a quienes, por sentirse marginados y frustrados de ese desarrollo que no los alcanzaba, optaron por los extremos.

Cuando escribo este artículo, buena parte de votantes por el partido de Alejandro Toledo, Perú Posible, parece haber optado por ese apoyo exigente y crítico a Ollanta Humala que yo propongo. Mi esperanza es que los otros partidos democráticos del Perú, como Acción Popular, el Partido Popular Cristiano y el APRA, que, con tantos miles de independientes, combatieron con gallardía a la dictadura fujimorista y ayudaron a derrotarla, se sumen a este empeño, para evitar el retorno de un régimen que envileció la política y sembró de violencia, delito y sufrimiento a nuestro país y para asegurarnos que la llegada de Ollanta Humala al poder fortalezca y no destruya la democracia que recobramos hace apenas 10 años.

Gadafi falta a su palabra

Gadafi falta a su palabra y retoma los bombardeos en Misrata

Los combates se reanudaron el domingo en Misrata pese al anuncio por el régimen de una suspensión de las operaciones contra los rebeldes en esta ciudad sitiada del oeste de Libia, donde la situación humanitaria preocupa a la comunidad internacional.

Misrata, teatro de una verdadera guerrilla urbana entre insurgentes y tropas del régimen de Gadafi, a 200 km de Trípoli, registró el sábado "el balance más grave en 65 días de combates", 28 muertos y un centenar de heridos, a lo que se agregan seis muertos y 34 heridos este domingo hasta mediodía.

Las mentiras del régimen de Gadafi


El viceministro libio de Relaciones Exteriores, Jaled Kaaim, indicó la noche del sábado que las fuerzas armadas del régimen habían suspendido sus operaciones en Misrata para permitir que las tribus buscasen una solución pacífica al problema.

Pero en las primeras horas del domingo, cohetes Grad estallaban en ráfagas en la ciudad y se oían disparos casi ininterrumpidos de armas automáticas, según periodistas de la AFP en el lugar.

Un periodista francés cuya identidad no fue comunicada resultó herido de gravedad la noche del sábado en Misrata, aunque estaba fuera de peligro después de ser operado, según fuentes médicas.

Los rebeldes confirmaron la presencia de combatientes tribales entre las tropas de Gadafi. "Unas veces combatimos contra hombres uniformados del ejército y a veces contra hombres de civil. Ahora hay combatientes tribales procedentes del sur", explicó Omar Rajab, combatiente rebelde de 29 años.

La moral de las tropas pro Gadafi esta "muy baja"


Dos soldados leales heridos y capturados el domingo por la mañana aseguraron a la AFP que la moral de las tropas pro Gadafi esta "muy baja". "Las fuerzas de Gadafi están perdiendo" la batalla de Misrata, aseguró uno de ellos, Misbah Mansuri, estudiante de 25 años.

Los rebeldes anunciaron que habían logrado hacer retroceder a las tropas de Gadafi. Un tramo importante de la calle Trípoli, línea del frente, pasó bajo control rebelde y los insurgentes se tomaron el edificio Tameen, donde francontiradores emboscados hacen estragos desde hace varios días.

"Los hombres de Gadafi retroceden. Los rebeldes tratan de cercarlos en el antiguo hospital público. Es el último reducto que defienden, pero aún resisten", dijo el doctor Hakim Zaggut, que regresaba del frente.

Por primera vez desde la intervención militar internacional el 19 de marzo, un avión sin piloto estadounidense atacó. Las fuerzas armadas de Estados Unidos anunciaron que dos aviones sin piloto volaban actualmente sobre Libia de manera permanente. Uno de ellos destruyó el sábado un lanzacohetes múltiple cerca de Misrata.

El mensaje del Papa

En Roma, durante la tradicional bendición de Pascua, el papa Benedicto XVI afirmó que "la diplomacia y el diálogo deben reemplazar a las armas" en Libia.

Por su parte el senador estadounidense John McCain, que viajó el fin de semana al bastión rebelde de Bengasi, llamó el domingo a Estados Unidos a intensificar sus ataques aéreos contra Libia, aduciendo que un estancamiento militar beneficiará a Al-Qaida, en entrevista a la cadena NBC.

La insoportable situación de Misrata

Pese a la ayuda humanitaria suministrada por mar, sobre todo gracias a los transbordadores de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), que van hasta Bengasi, más al Este, para evacuar a personas de todas las nacionalidades, la situación se ha degradado en Misrata, donde no hay agua potable.

En el oeste, las fuerzas leales a Gadafi bombardeaban el domingo por la tarde las zonas cercanas al puesto fronterizo entre Túnez y Libia de Dehiba, para tratar de retomar la ciudad de Wazzan, según testimonios obtenidos por la AFP.

La millonaria ayuda a los rebeldes

Kuwait, rico emirato petrolero del Golfo, acordó una ayuda financiera de 50 millones de dinares (180 millones de dólares) a la rebelión en Libia, anunció el domingo el presidente del Consejo Nacional de Transición (CNT), órgano político de la rebelión, de visita a Kuwait.

La OTAN anunció que sus aviones han efectuado más de 3.000 salidas desde que asumió las riendas de las operaciones a fines de marzo.

Según el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR), más de 570.000 personas han huido de Libia desde el comienzo de la revuelta contra el régimen el 15 de febrero.

Los tesoros hundidos del siglo XXI

Los tesoros hundidos del siglo XXI se hallan en los fondos marinos

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Petróleo 'made in Spain'

Los tesoros marinos del siglo XXI poco tienen que ver con los que embarcaciones hundidas en las profundidades pudieran aún guardar en sus entrañas. Se trata de recursos aún por explorar y explotar, sobre todo en España. Depósitos de hierro, níquel, zinc e, incluso de oro. Volcanes de gas y, por qué no, también bolsas de petróleo.

A lo largo de toda la costa española, en los fondos marinos, hay recursos de oro, titanio, tierras raras, manganeso, estaño, hierro, áridos y gas. Sólo que están sin explotar.

Según el investigador de l instituto Geológico y Minero de España, en un artículo que publica hoy el diario El País, "Hay un potencial enorme en nuestros fondos". El actual precio de las materias primas, que se encuentran en máximos, hacen aún más atractivos estos recursos.

Según el diario de Prisa, el Golfo de Cádiz sería la zona de España con más potencial, con dos volcanes de gas (Albolote y Gazul) a sólo 48 kilómetros de la capital gaditana. Además, el área contaría con depósitos -placeres- de titanio y nódulos de hierro y de manganeso.

Del mismo modo, en Galicia habría placeres de titanio, estaño y tierras raras, así como agrupaciones de hierro, manganeso y fosforitas.

En el Mediterráneo, hay gas natural en el mar de Alborán y un volcán de gas frente a Marbella.

En las Canarias, hierro y manganeso y, seguramente, hidrocarburos frente a Fuerteventura y Lanzarote.

"La minería submarina es el gran reto minero del siglo XXI", afirma Víctor días del Río, geólogo del instituto Español de Oceanografía, según recoge El País.

A pesar de ser aún un sector poco explorado, hay experiencias que tratan de desarrollarlo. Como la que planea la canadiense Nautilus Minerals en Papúa Nueva Guinea, donde explotará la primera mina de oro submarina del mundo.

Planeando sobre toda esta minería en los fondos marinos, ciertas dudas medioambientales.

"Standard & Poor's insta a Estados Unidos a hacer lo correcto"

Roubini: "Standard & Poor's insta a Estados Unidos a hacer lo correcto"

Nouriel Roubini / Arnab Das

La decisión de S&P de rebajar su pronóstico a la deuda estatal estadounidense de estable a negativa -una primicia histórica- ha hecho que se desplomen los mercados. El 18 de abril, el DowJones industrial y el S&P 500 registraron las mayores caídas de una jornada en casi un mes (aunque a los bonos estadounidenses y al dólar les fue bien).

La rebaja histórica del pronóstico refuerza lo que decimos desde 2010:que EEUU se encuentra en una trayectoria fiscal insostenible de la que no podrá salir sin consenso político. La pregunta es si el paralizado sistema político estadounidense podrá responder a tiempo y evitar una revuelta en el mercado de bonos.

El aumento de la deuda pública tras una crisis financiera es uno de los principales mecanismos de apoyo a la recuperación a corto plazo. Suele producirse a través de la relajación del consumo keynesiano y la generación de ingresos mediante la redistribución estatal de los recursos entre sectores, financiada con créditos contra ingresos futuros y crecimiento. Aunque la otra cara de la mejoría a corto plazo puede traducirse en un menor potencial post-recuperación y un menor crecimiento real. La mayor deuda pública presagia una subida futura de los impuestos sobre el patrimonio o las rentas, lo que a su vez pesa sobre el crecimiento y, por ende, en el balance fiscal.

Dado que la burbuja de activos apalancados pre-crisis provocó unos ingresos públicos, beneficios empresariales, rentas de los hogares, riqueza y gasto por encima del equilibrio, es lógico esperar una reducción general de la riqueza neta, con aumento de la deuda pública neta incluido. La capacidad de los mercados financieros y el Estado para tolerar y gestionar una carga de la deuda en aumento o imponer ajustes fiscales o estructurales para reducirla decidirá si los mercados compran el pasivo fiscal o lo venden en masa.

No es nada fácil organizar una revuelta del mercado de bonos en EEUU. No hay en todo el mundo destino más seguro para los activos que Washington, que tiene el tercer sistema de Gobierno más antiguo del mundo, pese a ser un país joven. Casi ninguna estructura estatal ?y de derechos de propiedad? ha sobrevivido a las guerras mundiales y locales, depresiones económicas y crisis fiscales y financieras sin grandes trastornos y redistribuciones arbitrarias de la riqueza mediante la inflación o las expropiaciones más directas. La ola de rechazo instintivo del riesgo podría pasar cuando la gente empiece a darse cuenta de que la nueva calificación no va a cambiar mucho (o nada) las cosas e incluso puede que mejore la dinámica de la deuda, recortando los rendimientos de los bonos sipersiste la ausenciade riesgo.
Al contrario que otros países deudores, Estados Unidos se beneficia de la aversión al riesgo, incluso la doméstica, gracias a un dólar fuerte y unos rendimientos más bajos de los bonos, de manera que los efectos en el mercado seguramente sean transitorios.

Washington presenta los problemas fiscales más manejables de cualquier gran economía avanzada porque los ingresos federales, estatales y locales, en porcentaje del PIB, son muy bajos por motivos cíclicos y de otra índole. Por ello, el equilibrio fiscal puede restaurarse mediante ajustes fiscales sin mucha dificultad económica a corto plazo. A largo plazo, hará falta una reforma fiscal estructural debido al aumento de los compromisos de la Seguridad Social.

En EEUU, la sostenibilidad de la deuda es una función con restricciones políticas. El centro político se ha fracturado a resultas de la crisis financiera y para arreglarlo va a ser necesario un consenso sobre el tamaño deseado del Estado. ¿Debe el Gobierno asumir los bajos niveles de responsabilidad de sus antecesores libertarios de los siglos XVIII y XIX o compartir las visiones de la América del New Deal o de la Gran Sociedad?

La actual falta de consenso en Washington sobre el balance correcto entre las responsabilidades públicas y privadas sugiere que no va a tomarse ninguna medida real para abordar los problemas estructurales del presupuesto hasta, como mínimo, después de las elecciones presidenciales de 2013. Por otro lado, actualmente existen cuatro planes posibles de fomento del debate en el Congreso que podrían reducir el déficit en 4 o 5 billones de dólares durante la próxima década: la propuesta bipartidista original Simpson-Bowles, el plan Ryan republicano, la nueva propuesta de Barack Obama y la inminente proposición de la Banda de los Seis, que podría tener el mayor atractivo bipartidista. Aunque no se avance formalmente hasta 2013, ya en 2011 o 2012 podría llegarse al acuerdo de que algo se hará antes.

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