23 abril, 2011

“Violencia en todo México”, alerta EU

Tamaulipas, Sinaloa, Michoacán y Durango, entre los señalados por la delincuencia. Extremar cautela en Acapulco y Cuernavaca, pide el Departamento de Estado a visitantes.

El gobierno de Estados Unidos actualizó ayer su alerta de viaje a México y advirtió a sus ciudadanos que el riesgo de violencia generada por el crimen organizado ha aumentado en todo el país.

La alerta emitida por el Departamento de Estado, que se da un día después de que España emitiera una para advertir de 8 zonas rojas en el país, indica a los estadounidenses que es “imperativo” que entiendan los riesgos que implica viajar a México y que “la delincuencia y la violencia son problemas graves y pueden ocurrir en cualquier parte”.

“Los espectadores, incluyendo a los ciudadanos de EU, han resultado heridos o muertos en incidentes violentos en varias partes del país, sobre todo pero no exclusivamente, en la frontera norte, lo que demuestra el aumento del riesgo de violencia en todo México”.

Por ello, señala que “debido a la continua violencia y las persistentes preocupaciones de seguridad, se recomienda aplazar los viajes no esenciales a los estados de Tamaulipas y Michoacán, y partes de los estados de Sonora, Chihuahua, Coahuila, Sinaloa, Durango, Zacatecas, San Luis Potosí y Jalisco”.

Respecto a Acapulco, pide a turistas extremar la cautela durante la noche y en relación con Cuernavaca —un lugar muy popular para estudiantes estadunidenses que toman cursos de español— se hace referencia a los “numerosos incidentes” relacionados con la violencia del narcotráfico.

Esfuerzo considerable

Resalta que aunque la mayoría de las víctimas de la violencia son ciudadanos mexicanos vinculados con actividades delictivas, la situación de inseguridad también plantea “riesgos graves” para los ciudadanos de Estados Unidos.

Señala que el gobierno mexicano hace un esfuerzo considerable para proteger a los visitantes a los principales destinos turísticos.
Los turistas “en general no ven los niveles de violencia relacionada con las drogas y el crimen reportado en la región fronteriza y en las zonas a lo largo de las rutas de tráfico más importantes. Sin embargo, la delincuencia y la violencia son problemas graves y pueden ocurrir en cualquier parte”, advierte.

Destaca el amplio esfuerzo que el gobierno mexicano ha emprendido para luchar contra las organizaciones delictivas y que 34 mil 612 personas han sido asesinadas desde diciembre de 2006.

“Más de 15 mil homicidios relacionados con los estupefacientes se produjeron en 2010.... La mayoría de los muertos en actos de violencia relacionados con los estupefacientes desde el año 2006 han sido miembros de las organizaciones delictivas transnacionales. Sin embargo, personas inocentes han sido asesinados al igual que la policía mexicana y el personal militar”.

Aumentan homicidios

El documento indica que el número de estadunidenses asesinados en México aumentó de 35 en 2007 a 111 en 2010 y que más de un tercio de ellos murieron en las ciudades fronterizas de Ciudad Juárez y Tijuana y que las tasas de homicidios relacionados con las drogas se han incrementado dramáticamente en Nuevo León y Tamaulipas durante los últimos dos años.

Asimismo, “el robo de auto y asalto a mano armada son problemas graves en muchas partes de la región fronteriza y los ciudadanos de EU han sido asesinados en incidentes de este tipo”, refiere.

Destaca que existen un millón de estadunidenses viviendo en México y 15 mil personas cruzan la frontera todos los días por estudio, turismo o de negocios y que los destinos turísticos en México en general no ve los niveles de violencia relacionada con las drogas.

Aunque señala que no existe evidencia de que los turistas se hayan convertido en blanco de los delincuentes, advierte que las organizaciones criminales han empezado a colocar retenes en los caminos, similares a los de las autoridades y que han asesinado o secuestrado a quienes no se detienen en ellos.

Recomienda sólo utilizar autopistas de cuota y recomienda no realizar viajes por carretera que no sean esenciales a los estados de Tamaulipas y Michoacán, y algunas regiones de Sonora, Chihuahua, Coahuila, Sinaloa, Durango, Zacatecas, San Luis Potosí y Jalisco.

Pide estar particularmente atentos en Baja California, Sonora, Chihuahua, Nuevo León y Tamaulipas.

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El ciclo político y las decisiones

El ciclo político y las decisiones

Paralaje

Liébano Sáenz

El fin del periodo legislativo se aproxima. Habrá un sentimiento de frustración por lo que no se alcanzó. Como siempre, un periodo de sesiones extraordinarias estará a la vista, igual que las dificultades para llegar a acuerdos. No obstante, los partidos y el gobierno federal deben insistir y actuar en consecuencia sobre la necesidad de que se procesen los cambios más urgentes.


Ilustración: Jorge Moch

Los problemas del país y los desafíos que se enfrentan para atenderlos demandan una visión clara de los tiempos políticos. En este espacio hace tiempo se señaló la dificultad para procesar reformas conforme se aproximaran los tiempos electorales; no es un argumento amable, pero sí veraz. El periodo para procesar acuerdos quedó comprometido por la estrategia de alianzas del PAN a partir del año pasado, decisión que involucraba al gobierno. Los objetivos electorales irremediablemente subordinaron a los de gobernabilidad y, así, merced a ese diseño, por más de un año, el país ha estado entrampado en los objetivos electorales de su clase gobernante. La elección de 2012 se anticipó dos años, a pesar del calendario electoral formal.

Las reformas son necesarias; en el Senado y en la Cámara de Diputados existe un inventario amplio de cambios a procesar. Lo urgente ha debido desplazar a lo importante y por ello reformas como la laboral o fiscal han quedado pendientes. Además, las dificultades para la aprobación, se han incrementado, en la medida que al interior de los partidos no ha habido acuerdo, como ha ocurrido en el PRI: los diputados, quienes con las bancadas parlamentarias afines suman una mayoría en la Cámara, no fueron considerados en sus opiniones y perspectivas por sus pares en el Senado, quienes tienen un tercer sitio en cuanto a asientos legislativos, si consideramos a la izquierda como una sola fuerza en su Cámara.

El fin del periodo legislativo se aproxima. Habrá un sentimiento de frustración por lo que no se alcanzó, agravado por la convicción de que podría ser la consumación productiva de la legislatura. Como siempre, un periodo de sesiones extraordinarias estará a la vista, igual que las dificultades para llegar a acuerdos derivados de los tiempos electorales y de la competencia por las candidaturas al interior de las fuerzas políticas. No obstante, las dirigencias de los partidos y el gobierno federal deben insistir y actuar en consecuencia sobre la necesidad de que se procesen los cambios más urgentes.

Deben aprobarse las nuevas bases para el sistema policial, iniciativa que cuenta con el aval de los mandatarios locales y que va más allá de la unificación del mando de las fuerzas de seguridad por entidad. Aunque el gobierno federal y los de los estados se han apuntado importantes éxitos en los meses recientes, es evidente que el tema de la violencia vinculada al crimen organizado y la acelerada evolución de la delincuencia obligan a una respuesta institucional urgente y de fondo. No hay tiempo que perder. Los senadores deben actuar frente a lo que está ocurriendo en amplias zonas del país y dejar de lado la tentación de que la gravedad del problema dificulte los objetivos electorales del PAN y del gobierno federal. Si se pierde esa batalla, la perdemos todos. Se requiere una reforma constitucional para una solución estructural.

En este mismo terreno los diputados están obligados a enmendar aspectos de la minuta enviada por el Senado en materia de seguridad nacional, particularmente, propiciar que la intervención de las fuerzas armadas en materia de seguridad pública no se vea comprometida por la incertidumbre judicial por presuntas faltas o delitos de los soldados. Es fundamental reiterar lo indisputable del mando del presidente de la República sobre el Ejército y la Marina. Debe definirse un procedimiento ágil y expedito para el despliegue de las fuerzas armadas sobre la base de que hay un comandante supremo y autoridad única en las decisiones del caso.

Otro aspecto a considerar de manera urgente se refiere a las condiciones que se requieren para que la elección de 2012 se desarrolle con normalidad. Es conveniente cambiar la ley para que el recuento en casillas por la proporción de votos nulos no retrase el cómputo final de la elección, así como precisar las causas de nulidad para abatir la discrecionalidad judicial. La necesidad de acabar con el espotismo y dar mayor espacio al debate es una exigencia compartida. Es fundamental que la Cámara apruebe a los tres integrantes del Consejo del IFE, lamentablemente ha crecido la postura absurda de un sector de la comentocracia en el que para ellos el suscribir una postura anti-PRI se vuelve, como sucedió en el pasado, un argumento que automáticamente abona a la imparcialidad. La decisión debe resolverse a partir de la independencia de los consejeros sobre los partidos que los han promovido o respaldado, situación que se complica por la actitud sistemática anti-PRI que muestra la mayoría de los actuales integrantes del Consejo General del IFE, un efecto previsible e indeseable producto de la contrarreforma electoral de 2007.

Ante el enfrentamiento político de las fuerzas y la inevitable crítica al gobierno federal por parte de la oposición a manera de abrir paso a la alternancia, es importante que los gobiernos locales y el federal amplíen la base de entendimiento y acuerdo. El desencuentro entre autoridades municipales y la Conagua por las lluvias torrenciales en el valle de México en días pasados son actitudes que no deben presentarse. Lo mismo ha ocurrido en Tamaulipas a manera de trasladar responsabilidad sobre los desagarradores secuestros y ejecuciones de transeúntes en carreteras federales y centrales camioneras. El ciudadano espera de las autoridades que están para actuar, no para remitir a terceros o a otras instancias las explicaciones por los errores, omisiones o fallas.

Frente a esta circunstancia es necesario un alto en el camino. Las elecciones en el Estado de México, Coahuila, Nayarit, Hidalgo y posteriormente Michoacán no deben servir para el deterioro del entorno político nacional. Los problemas que el país enfrenta obligan a las autoridades a sustraerse de la inercia electoral. Dejar que los partidos y sus candidatos hagan su parte en la competencia por el voto y que las autoridades gobiernen y cumplan con lo que determina la ley. Los enemigos —de la sociedad civil y de la sociedad política— están en otra parte y no disputan el poder a través del voto, del discurso o del ciclo electoral

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