2012: Calderón vs. Peña Nieto
Martín MorenoEn 2012, más que una batalla electoral PAN vs. PRI, será, sin duda alguna, un enfrentamiento más personalizado: Felipe Calderón vs. Enrique Peña Nieto. Si alguien piensa que el Presidente de la República no utilizará toda la fuerza del Estado para evitar que el priato regrese a Los Pinos, está equivocado. Será la madre de todas las guerras electorales.
Calderón no pretende pasar a la historia como el Presidente que permitió el regreso de la dictadura priista al poder presidencial. En privado, externa su furia contra Peña Nieto, más aún cuando el gobernador del Estado de México es —aunque lo niegue— el responsable de haber frenado la reforma política en la Cámara de Diputados.
Para la próxima elección presidencial, Calderón utilizará, principalmente, todos los recursos financieros —dinero, pues—, así como herramientas políticas, de infraestructura gubernamental, de presión al voto, de movilización de masas a conveniencia del partido en el poder —el PAN—, de disponibilidad burocrática y de compromisos con grupos de poder a cambio de que apoyen al candidato panista a la Presidencia, con tal de frenar a Peña Nieto y a ese PRI que amenaza, hoy, con regresar a los viejos tiempos.
Sí, le recetará al PRI una sopa de su propio chocolate. A ese mismo PRI ganador de elecciones, durante más de 70 años de hegemonía, que recurrió a los mismos elementos de coacción para favorecer a sus candidatos.
No importará quién sea el candidato panista a la Presidencia. Igual dará Santiago Creel, Josefina Vázquez Mota, Ernesto Cordero, Alonso Lujambio, Javier Lozano, Heriberto Félix o Emilio González. El verdadero rival de Peña Nieto se llama Felipe Calderón y la fuerza del Estado mexicano.
Desde hoy se perfila, la de 2012, como una elección de Estado para evitar que el PRI regrese a Los Pinos.
¿Es inmoral? Entre personas civilizadas se podría decir que sí. Entre políticos es una vieja costumbre —bien conocida y practicada por el PRI—, para mantenerse en el poder al costo que sea y utilizando, con ese fin, el dinero, la política, los operadores y los métodos de presión al voto que garanticen un resultado favorable a su causa.
Es Calderón vs. Peña Nieto.
De hecho ya se inició, frente a frente, la batalla.
“México no merece que las cosas continúen mal por cálculos parciales”, le soltó Calderón, cara a cara, a Peña Nieto, en una gira realizada en el Edomex.
Fue la respuesta presidencial a lo dicho por el gobernador mexiquense respecto a la reforma política. Peña aseguró que ésta “no es la panacea para solucionar los problemas del país”. Cierto. Pero sí hubiera significado un enorme paso para modernizar el actual modelo político que se mueve, entre muchos otros, sobre dos ejes nocivos: la partidocracia y el sometimiento a los ciudadanos.
A eso se refería Calderón cuando criticó los “cálculos parciales” del priista.
Peña Nieto negó ser el responsable de que los diputados del PRI congelaran la reforma política, y se autonombró —en un lance desafortunado— como el nuevo “villano favorito”, mote que ahora comparte con Carlos Salinas de Gortari.
A la vista de las mayorías, Peña Nieto queda como el culpable de haber frenado la reforma política en San Lázaro.
De nada sirven comidas promovidas por Humberto Moreira para enviar el mensaje de que entre los priistas hay unidad, cuando millones de mexicanos cayeron en la cuenta de que, a los diputados priistas y a Peña Nieto, nada les importaron los derechos ciudadanos. Eso no se arregla con una comelitona.
Va Calderón vs. Peña Nieto en 2012.
Con todo lo que ello implica. Es razón de Estado.
ARCHIVOS CONFIDENCIALES
* SABINAS. Nuevamente la negligencia en Coahuila, donde mineros mueren tras la explosión en una mina de carbón. El secretario del Trabajo, Javier Lozano, señala como responsable a la Secretaría de Economía, ante lo cual, su titular, Bruno Ferrari, se hace bolas y trata de justificar lo injustificable: otra vez la falta de supervisión de las autoridades contribuyó a una tragedia. Ferrari debería saber que no todo es andarle picando las teclas a su BlackBerry. De vez en cuando debería salir de su cómoda oficina para conocer la realidad. Y a ello hay que agregarle que empresarios irresponsables auspician, literalmente, hacer agujeros en el suelo y meter en ellos a trabajadores sin ninguna garantía de seguridad, con tal de explotar el subsuelo. Es una combinación de factores de irresponsabilidad. Resultado: el enlutamiento, otra vez, de hogares mexicanos.
* MARCHA. El próximo domingo 8 de mayo, en nuestro noticiero de 2 a 4 de la tarde, en Reporte 98.5 FM, transmitiremos en vivo, desde las calles de la Ciudad de México, todas las voces y los detalles de la Marcha por la Paz, la Seguridad y la Justicia. Ojalá nos acompañe en esta transmisión especial.
Son esclavos, más que mineros
Son esclavos, más que mineros
-¿Por qué nadie convoca una marcha a favor de los mineros?.
-¿Será porque no tienen la suerte de ser hijos de un poeta?
Ricardo AlemánSin duda duele y lastima a la conciencia colectiva la tragedia que costó la vida a 14 mineros en Coahuila. Ofende que empresarios sin escrúpulos y autoridades sin vergüenza permitan y solapen condiciones de riesgo extremo para la vida de esos mexicanos.
Pero acaso lo más escandaloso, la mayor ofensa y el imperdonable agravio, no sólo esté en la muerte de 14 mineros en Sabinas, sino en el hecho de que gobiernos municipales, estatales, y el gobierno federal —y en general todo el Estado mexicano—, permiten y solapan que cientos o miles de mexicanos dedicados a la minería vivan en condiciones de esclavitud.
¿Dónde están los demócratas mexicanos, los salvadores de la patria, los intelectuales, los que medran con el “No más Sangre”, para que dediquen una palabra a favor de estos cientos o miles de esclavos que todos los días se juegan la vida en el México democrático y de las cacareadas alternancia, transición y pluralidad?
¿Dónde están los jefes de los partidos políticos, los prohombres de la mal llamada izquierda —que suelen manosear las causas populares—, los otrora emblemáticos líderes de los movimientos del 68 y de las guerrillas? ¿Dónde están los legisladores, los candidatos presidenciales de todos los partidos, para gritar por un cambio en las condiciones de trabajo de los mineros que —en realidad—, son esclavos en el naciente siglo XXI mexicano?
Abandonados a su suerte.
Y es que ofende y encabrona que nadie se atreva a hacer algo, siquiera una marcha para reclamar por la vida no sólo de los que han muerto en las minas, sino un movimiento nacional para que termine ese otro crimen de cientos o miles; el crimen de la esclavitud de los mineros que todos los días mueren poco a poco en esos infiernos que son “los pocitos”, y en general las minas de carbón… cárceles que, al mismo tiempo, hacen las veces de sepulcros.
¿Por qué ninguna autoridad ha hecho algo para acabar con esas condiciones indignas, infrahumanas, violatorias de garantías elementales para los seres humanos?
¿Por qué el presidente Calderón, el gobernador Moreira, hoy convertido en líder del PRI; legisladores como los senadores Beltrones, Navarrete o Creel no han hecho algo en la esfera legislativa, para poner un alto a esa ofensiva y denigrante esclavitud? ¿Por qué los presidenciables, como Peña Nieto, Ebrard, AMLO, Lujambio, Cordero, y el propio Javier Lozano, no han hecho una propuesta para poner fin a esa esclavitud que denigra a todos, que avergüenza a un país que se dice democrático?
¿Por qué los farsantes del “No más sangre”, que gastan miles y miles de pesos salidos de quién sabe dónde, para pedir la caída del gobierno de Calderón —con el cuento del fin a la guerra contra el crimen—, no han organizado una movilización similar para acabar con la esclavitud que viven los mineros en Coahuila y en todo el país?
La respuesta a la inacción, al abandono, al valemadrismo colectivo frente a la tragedia de los esclavos que viven del trabajo en las minas, se resume en unas cuantas palabras, que son aplicables para todos. A nadie le importa, porque los mineros no dan votos.
No son hijos de un poeta.
Pero la vergüenza es mayor cuando —gracias a los reportajes periodísticos—, descubrimos o confirmamos que en las minas de Coahuila y de otras entidades, se trabaja en condiciones denunciadas desde hace décadas por intelectuales verdaderos, escritores comprometidos con los más pobres.
En 1935, el escritor británico George Orwell —seudónimo de Eric Arthur Blair, cuya obra cumbre todos conocen; La Rebelión en la Granja—, se contrató como obrero en las minas de carbón de Wigan, Gran Bretaña.
Por casi un año vivió en carne propia la esclavitud de ese trabajo. En 1937 publicó un testimonio estremecedor El Camino a Wigan Pier. Una descarnada denuncia de la esclavitud en la que vivían los mineros ingleses del carbón.
A continuación, dos fragmentos de El Camino a Wigan Pier, que retratan que la realidad vivida y denunciada por Orwell en los años 30 del siglo pasado, no dista nada de lo que viven hoy los mineros de Coahuila.
“Para que Hitler pueda marcar el paso de la oca, para que el Papa pueda denunciar el bolcheviquismo, para que los aficionados al cricket puedan acudir a Lloyd’s y para que los poetastros puedan rascarse la espalda unos a otros, tiene que haber carbón. (….) Se da uno cuenta, por lo menos cuando está en la mina, de que la gente superior puede seguir siendo superior sólo gracias al hecho de que los mineros están allí echando el bofe. Ustedes, yo, el director del suplemento literario del Times, el arzobispo de Canterbury y el camarada X, autor de El marxismo para niños, debemos realmente la relativa comodidad de nuestras vidas a los pobres forzados que trabajan bajo tierra y negros de los pies a la cabeza, con la garganta llena de polvo …”
“…cuando la mina está trabajando los visitantes son una molestia y no se recomienda, pero si vas en cualquier otro momento, es posible salir con una impresión totalmente equivocada. El tiempo para ir allí es cuando las máquinas están rugiendo y el aire es de color negro con polvo de carbón, y cuando usted puede ver realmente lo que los mineros tienen que hacer. La mayoría de las cosas que uno imagina en el infierno están allí; el calor, el ruido, la confusión, la oscuridad, aire contaminado, y, sobre todo, el insoportablemente estrecho espacio. Todo, excepto el fuego, porque no hay fuego allí abajo, excepto los débiles rayos de las lámparas de Davy y linternas eléctricas que apenas penetran las nubes de polvo de carbón.”
Acaso la diferencia es que en Pasta de Conchos y en “El pocito” de Sabinas, si hubo fuego, el que hizo estallar las minas y desencadenó los derrumbes que mataron a decenas de mexicanos que, en pleno siglo XXI, viven como esclavos.
Pero no, a pocos les importa, porque ningún minero tiene la suerte de ser hijo de un poeta.
En el camino.
Por cierto, con el paso de los días, Javier Sicilia, ofrece testimonios de su claridad para ver el fondo del problema.
Contra la tendencia de los oportunistas que quieren llevarlo a convertir la marcha en un movimiento contra el gobierno de Calderón, la lucidez del poeta lo ha hecho decir una y otra vez que es una marcha “contra todos”.
Sí, contra la ineficacia del gobierno de Calderón, pero también contra los partidos, todos, incluidos PRD y PT, a los que mencionó por su nombre; contra líderes y políticos de todos los signos; contra gobernadores, alcaldes… Un aplauso al poeta.
No alcanza con un ¡Ya Basta!
No alcanza con un ¡Ya Basta!
Jorge Fernández MenéndezResulta imposible no sumarse a las palabras de Alejandro Martí durante la inauguración del foro sobre seguridad y justicia. No alcanza con decir ¡Ya Basta!: hay que tener claridad sobre con qué queremos acabar. La marcha que se inició ayer tiene, en ese sentido, enormes méritos, y es el producto de una justa indignación social, hay que sumarse a ella, pero también acarrea peligros: a diferencia de las marchas que se realizaron en el pasado, en ésta hay un interés manifiesto de algunos grupos por ideologizarla y convertirla en un instrumento político y electoral.
Quienes pregonan que lo que debe acabar es “la guerra de Calderón”, en realidad, consciente o inconscientemente, se convierten en instrumentos de los grupos criminales. Calderón puede haber instrumentado bien o mal su estrategia de lucha contra las agrupaciones del crimen organizado, se podrían o no haber adoptado medidas distintas, pero de lo que no cabe duda es de que quienes matan, secuestran, torturan, extorsionan y roban son los grupos criminales, que están coludidos en forma cada día más evidente con las fuerzas policiales y de seguridad de muchos estados y municipios. Al hijo de Javier Sicilia lo mataron narcotraficantes que simplemente se vengaron de un incidente que aún no queda claro cómo se dio, y que involucró unos días antes a dos de sus acompañantes con esos grupos criminales, los cuales tienen protección de policías locales. Al hijo de Alejandro Martí, Fernando, lo secuestraron y mataron bandas criminales que tenían protección de policías locales. A los migrantes que terminaron en una fosa común en Tamaulipas los mataron criminales que contaban con la colaboración de policías municipales. De los más de 36 mil muertos que se contabilizan desde el inicio del sexenio más de 95% de ellos fueron víctimas de los propios grupos criminales.
Quienes exigen una tregua en este sentido o el establecimiento de reglas (sic), no nos dicen quién realizará una tregua con quién o entre quiénes se establecerán reglas. Nadie puede estar en contra de un reclamo de paz o de la exigencia de que no haya más muertos. Pero, ¿a quién se le reclama y a quién se le exige? Resulta cuando menos paradójico que, por ejemplo, un grupo como el EPR anuncie que se suma a la marcha por la paz, si se trata de una organización armada, clandestina, que en el pasado han cometido secuestros de enorme resonancia para hacerse de recursos (dicen que ahora han dejado de hacerlo, pero sus epígonos no, como lo demuestra el caso de Diego Fernández de Cevallos). La paz exige respeto a la legalidad de todas las partes, incluidos, por supuesto, los gobiernos federal, estatales y municipales, pero demanda, también, tener en claro quiénes están violentando esa paz, quiénes son los que agreden a la ciudadanía y a las instituciones.
Y exige una clara rendición de cuentas. Y, como decía Alejandro Martí, las autoridades todas, pero más aún las de los estados y las municipales, han quedado en deuda con los acuerdos que ellas mismas establecieron. No se puede avanzar en la reforma judicial si no se avanza en los estados y, hoy, a tres años de la aprobación de la reforma, prácticamente ninguno ha concluido ese proceso. No se puede avanzar en la reforma sin los mandos únicos y unas nuevas instituciones policiales de los estados y a pesar de que ese acuerdo lo estableció la Conago hace un año y de que se presentó la iniciativa correspondiente, no se ha hecho absolutamente nada, ni a nivel estatal ni legislativo. No hay un código penal único, que incluya a la Federación y los municipios y mucho menos un código de procedimientos penales común. En el reciente periodo ordinario se volvió a congelar la Ley de Seguridad Nacional que lleva ya tres años de discusiones estériles.
Ya basta de indolencia y de dejar pasar las cosas. Ya basta de autoridades, de todo tipo, que se limitan a señalar qué eventos son del ámbito de su incumbencia y cuáles no. Ya basta de que se intente manipular la inseguridad como un tema de campaña. Ya basta de que se llegue a la mezquindad de catalogar a los muertos buenos y los malos, los que son de la causa y por lo tanto elogiables y los que consideran domesticados (cuando esos mismos grupos nunca han hecho nada para trabajar por la seguridad). Hay naciones y sociedades que se han enfrentado a desafíos en el ámbito de la seguridad mucho mayores a los nuestros y los han superado. Lo han hecho teniendo muy claro quiénes son sus adversarios, por encima de sus respectivas diferencias y pluralidades, y porque han tenido objetivos comunes. Se trate de Pablo Escobar, de la ETA o de Bin Laden, a los grupos criminales o a las organizaciones terroristas que amenazan a una sociedad se las derrota teniendo claridad sobre quiénes son los verdaderos enemigos. Pongámonos, como sociedad, también un ya basta a las confusiones y las manipulaciones.
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Los estudios Vivid Entertainment le proponen a la cuñada el príncipe Guillermo una oferta de 5 millones de dólares por una sola escena
La compañía estadunidense Vivid Entertainment envió una carta a la hermana de Catherine Middleton en donde le ofrecen 5 millones de dólares por salir en una sola escena, reportó el sitio electrónico TMZ.com.
“Su belleza y actitud la convertirían en una superestrella del cine para adultos”, opinó Steven Hirsch, ejecutivo de la empresa.
Por si fuera poco, los estudios también ofrecieron 1 millón de dólares a James Middleton, hermano de Catherine y Pippa, para unirse al reparto.
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