27 mayo, 2011

El gobernador de Veracruz despide

Internacional

El gobernador de Veracruz despide a más de 800 policías

Las autoridades federales han denunciado que la mayoría de agentes municipales están involucrados con el crimen organizado


La puesta en marcha de 32 policías estatales es uno de los grandes retos del presidente mexicano, Felipe Calderón, para poder liberar al Ejército de la lucha contra el crimen organizado. El problema es que sólo la mitad de los altos mandos de seguridad han cumplido con las pruebas de confianza requeridas por las autoridades, y la intención es que pasen por el polígrafo (además de por exámenes toxicológicos, psicológicos, médicos y socioeconómicos) los alrededor de 450.000 agentes que sirven a las más de dos mil corporaciones policiales del país.

Empezar de cero es lo que se ha propuesto el nuevo gobernador de Veracruz, Javier Duarte, quien ha disuelto por decreto el cuerpo de la Policía Intermunicipal de Xalapa-Banderilla-Tlalnehuayocan, poblaciones en las que habitan 600.000 personas. Así, 837 policías fueron puestos este miércoles en la calle, y no para patrullar; sus tareas las ha asumido la Secretaría de Seguridad Pública estatal. Duarte pidió además al Ejército y a la Armada que requisaran el armamento de los guardias, a quienes se volvería a contratar una vez superaras los "test" de confianza.

Las evaluaciones a integrantes de las instituciones de seguridad pública y de procuración de justicia son las mismas que se aplican en el FBI y la CIA estadounidenses. Las autoridades federales han denunciado que la mayoría de agentes municipales están involucrados con el crimen organizado. El 70 por ciento de un total de 160.000 policías locales tienen educación básica o inferior, y su salario medio es de 4.000 pesos (240 euros) al mes.

Gadafi invirtió en cuentas personales......

Internacional

Gadafi invirtió en cuentas personales las rentas petrolíferas de Libia

El dictador libio depositó dinero procedente del patrimonio nacional en «productos financieros complejos» de grandes bancos franceses, ingleses y estadounidenses


Muamar Gadafi invirtió una parte significativa de las rentas petrolíferas de Libia en «productos financieros complejos» de grandes bancos franceses e ingleses, como la Société Générale (SG) y HSBC, así como en grandes grupos financieros norteamericanos, como Goldman Sachs, que le permitían transferir la riqueza nacional libia a una cuenta personal.

La ONG anglosajona Global Whitnes ha filtrado al vespertino «Le Monde» las informaciones que afectan al gran banco francés, publicando por su cuenta las informaciones sobre bancos ingleses y norteamericanos, donde Gadafi tendría cuentas personales con saldos en centenares o millares de millones de dólares.

Según las informaciones filtradas a «Le Monde», y autentificadas por expertos financieros franceses, la SG habría sido uno de los bancos preferidos por Gadafi, donde habría invertido unos 1.270 millones de euros.

La SG habría aceptado «en toda legalidad» las inversiones financieras del dictador libio, realizadas a través de una institución «nacional» libia sometida a su voluntad personal, la Libyan Investment Authority.

Tras la sublevación del pueblo libio y el lanzamiento de las operaciones militares destinadas a su derrocamiento, la SG habría callado prudentemente el alcance exacto de las rentas financieras que sus «productos financieros complejos» han seguido ofreciendo al dictador libio.

Charmian Gooch, directora general de Global Witness, comenta: «Las grandes instituciones financieras privadas aceptaron hacer fructificar el dinero del régimen libio, a sabiendas de los riesgos que estaban corriendo: transferir a cuentas personales el patrimonio nacional de Libia».

Plan Marshall para la Primavera Árabe

Internacional

El G-8 negocia un Plan Marshall para la Primavera Árabe

El club busca ayudas para Túnez y Egipto y un plan de seguridad nuclear internacional

Las revueltas árabes, la guerra de Libia, la seguridad nuclear mundial, el cambio climático y la revolución de internet dominan, en distinta medida, la cumbre del G-8 de Deauville (Calvados), que hoy concluirá con el anuncio de «grandes» ayudas económicas a Túnez y Egipto, con la esperanza de consolidar sus procesos democráticos, y el deseo de que Gadafi «abandone el poder cuanto antes».

Anfitrión del G-8, cuando Francia asume la presidencia rotativa del G-20, el presidente Nicolas Sarkozy insiste en la existencia de un consenso muy sustancial en los grandes temas políticos de la cumbre, que ha preferido dejar los capítulos más estrictamente económicos de la actualidad internacional para la próxima cumbre del G-20, en Cannes.

Dinero y revueltas

Cuestión central del G-8: ¿cómo apoyar las revueltas árabes? La cumbre debe concluir hoy con el anuncio de ayudas financieras concretas. Túnez y Egipto piden un socorro financiero que oscila entre los 20.000 y los 30.000 millones de euros.

Ante la guerra de Libia, el «consenso sustancial» tiene muchos matices. Sarkozy y Cameron insisten en la presión militar. A la espera de que Gadafi termine abandonado el poder, cuanto antes mejor. Al mismo tiempo, París y Londres agradecen a Moscú su abstención en Naciones Unidas, «sin la cual no hubiese sido posible la intervención militar que ha impedido que Gadafi siguiera masacrando a su propio pueblo».

En su conferencia de prensa, comentando los trabajos de la primera jornada de la cumbre, el presidente francés dejó en suspenso la suerte última de Gadafi: «Lo esencial es que abandone el poder, cuanto antes. Luego, el pueblo libio decidirá. No somos nosotros, los europeos, quienes debemos decidir el futuro de Libia. Son los libios quienes deben asumir esa responsabilidad».

En un segundo plano, los líderes del G-8 abordaron la seguridad nuclear, en dos frentes: japonés y ruso. El G-8 propondrá la adopción de una nueva reglamentación internacional, destinada a garantizar «un alto nivel de seguridad, teniendo en cuenta las enseñanzas de la catástrofe de Fukushima». Se trata del punto más consensuado. En el terreno estratégico, económico, industrial, Francia sigue apostando por la energía nuclear, masivamente, mientras que Alemania está adoptando una política mucho menos comprometida en ese terreno.

Tras el e-G-8 (diálogos con los grandes empresarios de internet), el G-8 acepta incluir en sus discusiones futuras la problemática de internet y los derechos de autor, que sigue dividiendo a la comunidad internacional en partidarios de la libertad absoluta y partidarios de controles limitados. Muchos estados quieren un mayor control; mientras que una inmensa mayoría de los actores contemplan con hostilidad cualquier tentación reglamentista. Sarkozy intentó, además, confirmar nuevos apoyos para la candidata francesa, Christine Lagarde, a la dirección general del FMI. Pero la negociación va para largo.

La revolución yemení degenera

Ciencia

La revolución yemení degenera en una sangrienta guerra civil

El aferramiento al poder del presidente provoca el alzamiento de varias tribus


Sanaá vive en estado de guerra. Un centenar de muertos —cuarenta de ellos en las últimas 24 horas— y heridos, disparos de artillería, edificios oficiales tomados por milicianos, miles de civiles huyendo, aeropuerto cerrado durante horas… son las consecuencias del combate directo en las calles de la capital entre las fuerzas leales al presidente Alí Abdulá Saleh y las milicias del jeque Sadiq Al Ahmar, uno de los líderes tribales más poderosos del país y que desde el comienzo ha estado del lado de la revolución que busca poner fin a 33 años de dictadura.

Mientras las explosiones sacuden el norte de la capital «sin descanso», según vecinos consultados por teléfono, en la rebautizada «plaza del cambio», frente a la universidad, los manifestantes que piden la dimisión del presidente y que viven allí acampados desde hace cuatro meses lanzan llamadas al cese de las hostilidades para evitar que la revolución yemení siga los derroteros de la libia. Pero sus gritos, pancartas y oraciones no pueden sofocar el brote de violencia.

«Nos mantenemos firmes. Abandonará el país sin nada», declaró el jeque insurrecto ante las cámaras de Al Yasira en un jornada en la que las autoridades ordenaron su detención y la de nueve de sus hermanos bajo la acusación de «levantamiento armado». Los combates se han endurecido en las últimas horas, pero estallaron el lunes, poco después de que Saleh se negara a firmar el enésimo acuerdo para dejar su cargo a cambio de inmunidad. En un intento de aumentar la presión sobre el dirigente, los hombres del jeque intentaron ocupar a comienzos de semana varios edificios de la capital y el Ejército, que en su mayor parte sigue fiel a Saleh quien en sus años en el poder se ha encargado de colocar a hijos y parientes directos al mando de las unidades de élite, no dudó en usar la fuerza. Los enfrentamientos más duros se produjeron ayer en las zonas próximas a la mansión de los Al Ahmar, desde donde se lanzó una llamada al resto de tribus para unirse a la lucha.

Pobreza y revuelta

Los yemeníes se echaron a las calles a finales de enero siguiendo el ejemplo de tunecinos y al mismo tiempo que los egipcios. La revuelta caló en las principales ciudades del país más pobre del mundo árabe, pero Alí Abdulá Saleh se aferra al sillón y, como sus homólogos en Egipto, Túnez y Libia, acusa a Al Qaeda de estar detrás de todo.

Tras cuatro meses de protesta pacífica en el centro de la capital –donde los opositores mantienen un campamento al estilo de la plaza Tahrir en El Cairo- «el presidente está logrando por fin lo que buscaba, la guerra civil. Su único objetivo es que esta revolución se convierta a algo parecido a lo que ocurre en Libia para mantenerse en el poder por la fuerza», denunciaba a este medio en una entrevista reciente el analista local, Abdul-Ghani Al Iryani.

Ni la Unión Europea, ni Estados Unidos ni los países del Golfo han logrado convencer al presidente de la necesidad de firmar un acuerdo que le garantizaría una salida digna.

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