Verdes y rojos
Honduras volverá a la OEA. Para este miércoles está convocada la Asamblea General Extraordinario de ese organismo y seguramente, conocida ya la conformidad del presidente Hugo Chávez, no habrá problemas para conseguir una abrumadora mayoría para votar el reingreso del pequeño país centroamericano; quizás se logre hasta la unanimidad, aunque no hay que descartar que puede aparecer algún rebelde.
Las siempre llamativas excelentes relaciones entre los presidentes Chávez y Juan Manuel Santos, el poder persuasivo de éste y un acuerdo firmado entre el mandatario hondureño Porfirio Lobo y el ex Manuel Zelaya, facilitaron la salida, o mejor dicho, el reingreso. Este acuerdo le garantiza a Zelaya que puede volver tranquilo a su país. En concreto se le “borran” varias cuentas pendientes que tenía con la justicia. Estas “cuentitas” las tenía ya desde antes, razón por la que al acercarse el fin de su mandato comenzó a maquinar una alternativa continuista -el plebiscito-, porque se la veía venir y se sumó al movimiento bolivariano liderado por Chávez, experto en esa materia. Después vino toda la historia conocida, que por ahora la OEA llamó golpe de Estado, pero que más tardo o más temprano se habrá de reescribir por respeto a la verdad.
Pero, de todas maneras, así como hace uno días la reconocida revista brasileña Veja decía que Julian Assange, el hombre de los archivos de WikiLeaks, debe haber quedado “verde de la envidia” frente al “dossier de las FARC” emergente de las computadoras del narcoterrorista Raúl Reyes, es muy probable también que muchos de los delegados que levantarán su voto de apoyo al reingreso de Honduras lo harán rojos de vergüenza. No los representantes de Chávez y sus adláteres, por supuesto.
Ahora, no debe ser fácil, supongo, para el presidente Santos andar a los abrazos con sus colegas Chávez y Correa, sabiendo de las relaciones de éstos con las FARC. Estas según parece “colaboraron fuerte” (U$S 400 mil) con la campaña presidencial del ecuatoriano y lo de Chávez no tuvo límites: refugio territorial, contratación de trabajos internos -matar opositores venezolanos y preparar milicias- y promesa de U$S 300 millones para compra de armas. Con razón se enojaron tanto cuando mataron a Reyes -no era para menos- y el Gobierno -justicia- ecuatoriano inició un juicio criminal al entonces ministro de Defensa, el hoy presidente Santos. ¿Qué pasó con ese juicio?
La canciller colombiana María Angélica Holguín ha dicho que hay que pasar la página y mirar hacia delante. No está mal. Pero con cuidado con las páginas que quedan para atrás, porque tal como se cuentan las historias en estos días y por estos lares, puede que a la postre todos queden bien, hasta las narcos y “Tirofijo” y que como único malo de la película solo quede Alvaro Uribe.
Y ya de paso sería bueno ver cómo encaja esto de los 300 millones y el respaldo de años de Chávez a las FARC y del apoyo de éstas a la candidatura de Correa con lo que dice la Carta Democrática Interamericana sobre todo en eso de la “defensa y preservación de la institucionalidad democrática de los estados miembros”, razón por la cual echaron a Honduras de la organización.
Pero, de todas maneras, así como hace uno días la reconocida revista brasileña Veja decía que Julian Assange, el hombre de los archivos de WikiLeaks, debe haber quedado “verde de la envidia” frente al “dossier de las FARC” emergente de las computadoras del narcoterrorista Raúl Reyes, es muy probable también que muchos de los delegados que levantarán su voto de apoyo al reingreso de Honduras lo harán rojos de vergüenza. No los representantes de Chávez y sus adláteres, por supuesto.
Ahora, no debe ser fácil, supongo, para el presidente Santos andar a los abrazos con sus colegas Chávez y Correa, sabiendo de las relaciones de éstos con las FARC. Estas según parece “colaboraron fuerte” (U$S 400 mil) con la campaña presidencial del ecuatoriano y lo de Chávez no tuvo límites: refugio territorial, contratación de trabajos internos -matar opositores venezolanos y preparar milicias- y promesa de U$S 300 millones para compra de armas. Con razón se enojaron tanto cuando mataron a Reyes -no era para menos- y el Gobierno -justicia- ecuatoriano inició un juicio criminal al entonces ministro de Defensa, el hoy presidente Santos. ¿Qué pasó con ese juicio?
La canciller colombiana María Angélica Holguín ha dicho que hay que pasar la página y mirar hacia delante. No está mal. Pero con cuidado con las páginas que quedan para atrás, porque tal como se cuentan las historias en estos días y por estos lares, puede que a la postre todos queden bien, hasta las narcos y “Tirofijo” y que como único malo de la película solo quede Alvaro Uribe.
Y ya de paso sería bueno ver cómo encaja esto de los 300 millones y el respaldo de años de Chávez a las FARC y del apoyo de éstas a la candidatura de Correa con lo que dice la Carta Democrática Interamericana sobre todo en eso de la “defensa y preservación de la institucionalidad democrática de los estados miembros”, razón por la cual echaron a Honduras de la organización.
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