05 junio, 2011

Algo apesta en el IFE

Algo apesta en el IFE

· Ahora el IFE intenta legislar en materia electoral.

· Jorge Hank, el símbolo de la impunidad, en la cárcel.

Ricardo Alemán

A nadie parece sorprender, y menos importar, que día a día se apilan expedientes sobre transas, corruptelas, irregularidades y groseras violaciones constitucionales en torno al desempeño del Instituto Federal Electoral —el árbitro de la elección federal de 2012—, que de manera incontenible pierde la confianza y credibilidad indispensables para garantizar imparcialidad, certeza, equidad y legalidad de la contienda presidencial de 2012.

Todos conocen una de las más ofensivas violaciones constitucionales con las que cohabitan desde hace meses el IFE y el Congreso, al permitir que el Consejo General funcione sin tres consejeros.

¿Y que han dicho sobre esa inconstitucionalidad los partidos políticos, los congresistas, el Estado todo?

Nada, todos guardan silencio cómplice. ¿Por qué? Porque todos o casi todos se benefician de esa irregularidad.

Aquí hemos denunciado pillerías como la corrupción detectada en las bodegas del IFE localizadas en Tláhuac; la compra ilegal y fraudulenta de un edificio en Acoxpa, las fallas y presuntos actos de corrupción en la compra, instalación y funcionamiento del Sistema Integral de Administración de los Tiempos del Estado (Siate) los aparentes excesos por el escandaloso turismo electoral de los consejeros y el derroche en el monitoreo de redes sociales.

Pero no es todo. Resulta que a partir del “acuerdo JGE 06/2011”, en Chihuahua se ordenó que por razones de seguridad, los empleados del Instituto Electoral local suspendían actividades a las 15:00 horas. Es decir, trabajan entre tres y cuatro horas diarias. Pues bien, ese privilegio se extendió a otros institutos electorales estatales y alcanza también al área administrativa del IFE, cuya trabajadores suspende actividades diarias a las 16:00 horas.

Censura como en los peores tiempos.

Pero todo lo anterior —minucia frente a las ambiciones legislativas del incompleto Consejo General del IFE—, es apenas la punta de una larga madeja de excesos y arbitrariedades que con tintes de legislación al vapor estaría preparando el árbitro electoral y que —de continuar como hasta ahora—, no sólo se podrían convertir en verdadero albazo electoral, sino en una seria amenaza de implantar de vuelta la vulgar censura de los tiempos del priismo arcaico. Todo ello convertido en un serio riesgo para la elección presidencial de julio de 2012.

Y es que resulta que de acurdo con versiones salidas de asesores de consejeros del IFE, el Consejo General pretende elaborar algo así como “su propia reforma electoral”, que consistiría en la creación de nuevas reglas y criterios editoriales que —de aprobarse—, serían de cumplimiento obligatorio para todos los medios —escritos y electrónicos—, durante la jornada electoral presidencial.

Es decir, que según el IFE, las notas periodísticas que aludan a partidos y candidatos a puestos de elección popular —desde el candidato presidencial hasta al del más humilde alcalde—, se deberán ceñir a los criterios de “relevancia y notoriedad”, pero su difusión y trasmisiones deberán “ser limitadas”, además de que estará prohibido aludir al voto, a la jornada electoral e influir en las preferencias electorales.

Y claro, quedará a la libre interpretación del IFE —¿y quién sabe en manos de quién?—, el significado de la relevancia y notoriedad, el límite de retrasmisiones y, sobre todo, entender cuándo una nota informativa que habla de una elección, de un candidato y de un proceso electoral, no hace referencia al voto o cuando no influye en las preferencias electorales.

En pocas palabras, que el IFE estaría preparando algo así como un reglamento para imponer la más burda, absurda y arcaica censura.

El garrote.

Además, según los nuevos criterios del IFE, se sancionará al medio cuando las notas, entrevistas, o informaciones —que como todos saben, deberán ser gratuitas—, contengan elementos que permitan presumir “un acto de simulación”. Y define “simulación”, como “cualquier entrevista, crónica, reportaje o nota informativa que en realidad tenga como propósito promocionar a candidatos o partidos”. Queda claro que “los genios” que han elaborado el borrador de los nuevos criterios editoriales que presuntamente intenta aprobar el IFE, no tiene la menor idea de lo que hablan, y son no sólo ignorantes del lema, sino que están asumiendo el papel de legisladores.

Pero ahí no termina el asunto. Entre los nuevos reglamentos que estaría preparando el IFE —los cuales estarían listos muy cerca de la fecha límite para proponer reformas que impacten directamente la elección presidencial de 2012—, también tendría previsto regular “la réplica” de partidos y candidatos —en las siguientes 24 horas—, en radio y televisión.

¿Y eso como se llevará a cabo? Nadie lo sabe.

Lo que si se sabe —según las versiones recabadas—, es que entre las nuevas reglas que pretende imponer el IFE a las industrias de la radio y la televisión, se encuentran la orden de que para efectos electorales desaparezcan las redes nacionales de radio y televisión.

¿Para qué? ¿Para que los mensajes y los spots no lleguen a donde no deben llegar? ¿Tendrán idea los genios del IFE de lo que eso significa?

Está claro que no, como tampoco tienen idea del significado de otra ocurrencia que intentarán imponer; la de reducir a 24 horas el plazo para la trasmisión de un spot en todo el país. Esa ocurrencia resulta, por decirlo suave, descocada. ¿Por qué?

Porque un cálculo conservador señala que en la elección presidencial de 2012 se podrían trasmitir un total de 17 mil versiones de spots, en una contienda en la que participarán entre cinco y ocho candidatos presidenciales, de ocho partidos, para elegir a un presidente; participarán miles de candidatos a diputados federales, para elegir a 500; cientos de aspirantes a senadores, para elegir a 128; además de que se renovarán seis gubernaturas, un jefe de gobierno, 533 diputados locales, 831 ayuntamientos, 16 delegados del DF y 20 juntas municipales.

En total estarán en juego dos mil 36 cargos de elección popular y —la verdadera joya del engaño sobre los spots—, es que se estima que serán trasmitidos 39.2 millones de spots.

Todo eso sin tomar en cuenta que los “genios” del IFE también le han echado el ojo a las redes sociales y al impacto de estos mensajes en los procesos electorales, con la intención de imponer controles.

¿Quién será el valiente de parar a un IFE que apesta?. Al tiempo.

En el camino.

Si, la detención de Jorge Hank tiene visos de venganza. Pero también es cierto que “el hijo travieso” de El Profesor, es indefendible.

No hay comentarios.: