01 junio, 2011

¿Dónde quedó el estudio de Goldman Sachs?

¿Dónde quedó el estudio de Goldman Sachs? ¿Y los sueños que generó? ¿En la basura?

Los trabajos de prospectiva son algo común y necesarios en las condiciones actuales de globalidad en la que todo el mundo participa

Ángel Verdugo

No hace mucho era obligado en cada discurso del Presidente Calderón, la referencia a un estudio elaborado por la correduría Goldman Sachs que planteó la posibilidad de ser —en caso de concretar reformas en varios campos, lo que aquél no mencionaba—, en cierto número de años, la quinta economía del mundo.

Durante meses, la cantaleta citada fuera de contexto molestaba por lo demagógico que resultaba no mostrar —ni el Presidente ni el Congreso—, la menor disposición de trabajar en pos de la concreción de aquellas reformas. Parecía, dado el uso del planteamiento del estudio, que alcanzar aquella meta era algo automático; que nada requeríamos, salvo dejarnos llevar por la inercia. Todo consistía, diría un físico, en dejar que trabajara la Primera Ley de Newton.

Para nuestra suerte —desgracia para Calderón—, la globalidad opera de manera diferente a lo que vivimos durante los decenios que padecimos el flagelo de la economía cerrada; mientras ésta permite y estimula la hipocresía y la inacción ante los problemas, la globalidad desnuda y exhibe la renuencia a cambiar y las imperfecciones estructurales.

Hoy, sin el propósito exclusivo de exhibir el abuso que hicimos de una hipótesis en un documento de prospectiva, Banco Mundial publica un documento —Multipolarity: The New Global Economy— que nos coloca en el lugar que merecemos por nuestra propensión a hablar y no a actuar.

Los trabajos de prospectiva —como el citado por Calderón— son algo común y sin duda necesarios en las condiciones actuales de globalidad en la que todo el mundo participa; la volatilidad y la incertidumbre que hoy parecen exacerbadas, imponen la necesidad de ir “dibujando” escenarios que ayuden a tomar las mejores decisiones y reducir el nivel de riesgo que toda inversión implica.

Es claro que cada estudio de ese tipo que aparece, debe ser tomado con mucho cuidado; con “pinzas” diría. Sus conclusiones y una que otra recomendación, deben ser sometidas a “la prueba del ácido” que es la cruda realidad de las especificidades del país y también, compararlas con las de estudios similares.

Hoy, nadie en su sano juicio tomaría a pie juntillas las conclusiones de un estudio sólo porque sus conclusiones e hipótesis se acomodan a sus fines. Además, tomar como ciertas algunas de aquéllas para promoverse y llevar agua al molino propio como hizo Calderón, es de una ingenuidad que preocupa; más cuando el ingenuo ocupa una responsabilidad pública.

Las conclusiones del estudio de Banco Mundial —que deben ser tomadas con cierto escepticismo dado que lo que se hace es dibujar escenarios en un tema tan complejo como es el desarrollo económico y político de los países—, echan por tierra muchos de los sueños guajiros que Calderón elaboró una vez que llegó a sus manos el estudio de Goldman Sachs.

México, de acuerdo con lo planteado por Banco Mundial, ni siquiera forma parte de ese grupo que tantas expectativas positivas generó y que debe decirse, jamás fuimos realmente incluidos en él, pues el BRICS lo formaban Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. Hoy, siempre de acuerdo con lo planteado por Banco Mundial, debemos agregar a Corea e Indonesia.

Una vez leído el estudio, quedan unas preguntas: ¿Tirarían ya a la basura el estudio de Goldman Sachs y empezaron a revisar el de Banco Mundial para ver qué encuentran ahí que dé votos? De encontrarlo, tenga la seguridad que lo usará Calderón sus discursos.

¡Pobre país!

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