03 junio, 2011

Embargo de armas de EU a México

Embargo de armas de EU a México

Francisco Martín Moreno*

Abad y Queipo, recordemos, le propuso al virrey de la Nueva España, mariscal Pedro de Garibay, en 1809, que comprase fusiles y cañones, balas y metralla, en Baltimore, Filadelfia y Nueva York, lugares en donde se permitía el comercio de armas y municiones. A finales de 1815 Morelos también esperaba recibir en las costas del Golfo de México armas provenientes de Estados Unidos. El presidente Madison, en 1917, solicitó del Congreso que decretara una ley restrictiva sobre neutralidad para impedir que ciudadanos de Estados Unidos siguieran prestando ayuda a la insurrección de las colonias españolas. La Casa Blanca decidió entonces a qué países vendería armamento y a qué otros se abstendría de hacerlo de acuerdo a sus intereses económicos y políticos. No olvidemos que a petición del gobierno juarista, en 1860, los buques norteamericanos Indiana y Wave, junto con la corbeta de guerra Saratoga, atacaron y sometieron, cerca de Veracruz, a los barcos Miramón y Marqués de La Habana, adquiridos por los ejércitos clericales. Dicha intervención militar fue definitiva para convencer tanto a Miramón como a la alta jerarquía católica de qué, en realidad, habían perdido la guerra.

Justo es decir que a Madero sí se le permitió conjurar no sólo sin ser jamás detenido e EU, sino además apoyado por el presidente Taft y financiado por Wall Street, en cambio, el general Bernardo Reyes fue detenido por conspirar en contra de Madero al aplicársele las citadas leyes norteamericanas de neutralidad. El presidente Taft fue el primero en decretar, el 14 de marzo de 1912, la prohibición de exportar armas a México, sin violentar la enmienda segunda de la Constitución de Estados Unidos. Al año siguiente, en 1914, el presidente Wilson levantó el embargo de armas para tratar de contener la expansión de la violencia en México, para lo cual no se detuvo cuando se descubrió que a bordo del Ypiranga venían pertrechos alemanes a México para apoyar al régimen huertista. Estados Unidos impidió la descarga de las armas interviniendo militarmente a México, invadiendo otra vez nuestro territorio nacional. Es evidente que dentro de este orden de ideas, cuando Victoriano Huerta fue derrotado y tiempo después intentó regresar a México a través de Estados Unidos para aplastar la administración carrancista, fue detenido en Texas al aplicársele las leyes de neutralidad. Es claro que dichas normas se aplicaban discrecionalmente según conviniera o no a los jefes de la Casa Blanca. Resulta inevitable recordar cuando Estados Unidos le vendió armas a Villa, sin que el Centauro del Norte se imaginara que éstas eran de salva, por lo cual fue derrotado definitivamente en la Batalla de Celaya. La Casa Blanca tenía entonces y tiene muchas herramientas para dirigir el curso de los acontecimientos en México.

En 1928 el presidente Coolidge declaró que la rebelión delahuertista de 1923 hubiera podido barrer al gobierno de Obregón si Washington no hubiera proporcionado armas, parque y aeroplanos para impedir que sus enemigos pudieran avituallarse. En efecto, cuando el gobierno de Obregón llevó a cabo los Tratados de Bucareli, ignominiosos en la historia de México, y éste recibió el reconocimiento diplomático, las armas norteamericanas volvieron a llegar abundantemente a México para que Obregón pudiera sofocar el levantamiento armando de Adolfo de la Huerta y, poder acabar así, con 70% de la alta oficialidad mexicana que había combatido al lado del sonorense durante la Revolución. La historia de las armas volvió a repetirse durante la rebelión escobarista para lograr la consolidación del odioso maximato en México.

¿Más datos? Los petroleros norteamericanos resentidos por la expropiación de sus empresas empezaron a introducir armas clandestinamente en México para apoyar el posible golpe militar de Almazán, en caso de que fuera derrotado en las elecciones. Almazán no ganó y tampoco hubo derrocamiento alguno gracias a los oficios del presidente Roosevelt. Armas, armas, armas…

Todo lo anterior viene a colación porque el presidente Obama cuenta en su poder con herramientas jurídicas de probada solvencia en la historia de México para controlar el flujo de armas hacia nuestro país. Si bien es cierto que cada norteamericano puede tener las armas que desee en su hogar, no menos cierto lo es que el presidente podría, sin violar ninguna disposición legal, proceder al embargo de armas a México, salvo las adquiridas por el gobierno federal, de modo que en los puntos fronterizos, en los puertos y en los aeropuertos de donde pudieran partir aviones o barcos con destino a México, todos estos vehículos deberían ser revisados escrupulosamente por las autoridades aduanales de Estados Unidos, de modo que se cancelara la importación clandestina de armas a nuestro país. ¿No podría el presidente Obama ordenar a todas las policías de EU que revisaran en territorio norteamericano los camiones, los barcos o los aviones que se dirigieran a México para confiscar las armas que se tratara de introducir ilegalmente a nuestro país para así dejar en absoluta desigualdad defensiva a los narcotraficantes en relación a las fuerzas militares mexicanas? ¿Solución? Un embargo de armas a México. Yes we can

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