09 junio, 2011

Frente a un nuevo talibanismo afgano

Frente a un nuevo talibanismo afgano



Las claves de la recuperación talibán se asientan sobre unas bases sólidas, apoyo financiero, humano y armamentístico desde el exterior; pero con dos elementos novedosos que la hacen aun más preocupante:

- el establecimiento de un Estado paralelo que funciona, guiado por un proteccionismo que el propio Estado afgano no ha podido proporcionar a la población, atrayendo así a quienes antes no les eran afines

- la emergencia de una nueva generación de líderes talibán treintañeros y bien entrenados
.


Si
añadimos la pérdida de credibilidad que la comunidad internacional está acusando entre la población afgana, que en estos momentos no distingue entre los que están en las operaciones de combate y en la reconstrucción, la presencia internacional está muy asociada a la guerra contra el terror lanzada antaño.

Tampoco sabemos a ciencia cierta si continuar simultaneando las operaciones de combate con la reconstrucción es recomendable en términos de utilidad para la población y de seguridad para los occidentales que trabajan sobre el terreno. Por todo ello cobra menos cordura una solución militar encabezada por tropas internacionales y se hace más prioritaria la vía política, la irrupción del Estado de derecho en el espacio alternativo que están llenando los nuevos talibán. Y con ello anunciar una retirada, aunque sea a futuro o a medio plazo, a fin de crear un efecto disuasorio sobre una opinión pública desfavorable en estos momentos. Sería inevitable también negociar con los gobernadores provinciales, pues son los principales benefactores de la presencia de los grupos insurgentes en sus zonas. Incentivar a los líderes tribales a cambio de una integración en el sistema político es crucial, ligado al refuerzo de los programas de desarme y de la erradicación del cartel de opio e ir retirando así el apoyo a los talibán. Por la idiosincrasia del país afgano parece razonable que el poder de las Provincias se acabe reflejando de una forma más clara en el sistema político.; ofrecer estas alternativas de integración y reinserción a los talibán también va cobrando fuerza en la administración norteamericana. Pero sobretodo hay que aumentar el sueldo de la policía y del ejército afganos, a fin de que deriven en cuerpos profesionales, bien cohesionados, donde no haya deserciones hacia los más suculentos grupos guerrilleros.


Tampoco sería descabellado tener como referencia algunas experiencias con buenos resultados en otros lugares. En el caso del Chad precisamente la iniciativa transahariana norteamericana ha dotado de recursos y apoyo en adiestramiento a las fuerzas regulares del país, que por sí mismas están encabezando las operaciones contra Al Qaeda en su territorio. Por otro lado, girar la vista a Irak supone entender que misiones como la de la Unión Europea, pionera en operaciones civiles de apoyo a la reconstrucción y al Estado de Derecho desde el respeto a la gobernabilidad, lleva casi cinco años liderando la formación y la dotación de capacidades de la policía, del sistema judicial y penitenciario iraquíes. Del grueso de esta experiencia se puede extraer como conclusión que una misma dinámica de entrenamiento y de apoyo al Estado de Derecho, adaptada a las necesidades afganas, podría funcionar si los Estados miembros y nuestros socios transatlánticos decidieran dotar de un alto perfil a una misión compacta destinada a entrenar a las fuerzas afganas, al sistema de justicia y a conformar un Estado gobernable. El replanteamiento de la estrategia global de la OTAN y las fuerzas de la coalición por fin se va encaminando a la transferencia de responsabilidades a las fuerzas afganas y a su entrenamiento y eso es un signo positivo.

Hacer frente al nuevo talibanismo que está tomando terreno sobre el país del Indu Kush es una tarea compleja, pero que debe tomar forma de manera urgente, priorizando la vía política y transformando las operaciones militares en civiles a fin de transferir la lucha contrainsurgencia a los propios afganos. Además, una solución sostenible a largo plazo dependería también de la implicación y evolución de los países vecinos, pues de cómo queden fijadas las fronteras con Irán y Waziristán en Pakistán la lucha contra los apoyos externos de Al Qaeda sería más completa. De ahí que tan importante sea impulsar un proceso interno de “Afganización en la gobernabilidad y transferencia de la seguridad” en el país, como de procurar una implicación regional dentro del complejo panorama de Asia central.

Mª Amparo Tortosa Garrigós.

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