04 junio, 2011

“Humala tiene mayores posibilidades de convertirse en dictador”

Peru: Datum revela que un 49% de los peruanos cree que “Humala tiene mayores posibilidades de convertirse en dictador” – El Faro

Casi la mitad de los peruanos creen que el militar retirado tiene mayores posibilidades que su rival Keiko Fujimori de clausurar el Congreso y convertirse en dictador.

El ex militar izquierdista Ollanta Humala ha hecho denodados esfuerzos para deshacerse de su imagen radical y de las comparaciones con el presidente de Venezuela Hugo Chávez. Hasta juró sobre una Biblia que respetará la democracia. Sin embargo, a solo cuatro días de la segunda ronda electoral para definir al próximo presidente de Perú, tiene ante sí una poderosa rival. Y no es Keiko Fujimori, con quien disputará la presidencia el domingo, sino la desconfianza de los peruanos.

Según un sondeo reciente de la consultora Datum, un 49% de la población cree que Humala “tiene mayores posibilidades (que su contrincante) de cerrar el Congreso y convertirse en un dictador”.

Sus pasados vínculos con Chávez, las denuncias sobre presuntas violaciones a los derechos humanos que habría cometido siendo capitán en los años 90, y las repetidas correcciones que ha hecho a los lineamientos económicos de su plan de gobierno, le han impedido vencer los recelos de la mitad del electorado peruano.

“Es difícil pensar que una persona que durante años y décadas ha tenido un pensamiento y una acción que es contraria a la democracia y los derechos humanos de pronto, repentinamente, va a cambiar”, dijo el analista político y sociólogo Fernando Rospigliosi en conversación con la Associated Press. “Es más probable creer que se trata de un maquillaje electoral para ganar votos”.

Humala llega al balotaje empatado técnicamente con Fujimori, de 36 años, quien no es precisamente una fuerte adversaria. Ella misma arrastra la pesada herencia del gobierno de su padre, Alberto Fujimori, condenado a 25 años de cárcel por violaciones a los derechos humanos y corrupción durante su mandato de una década (1990-2000).

Para su segunda postulación a la presidencia en 2011, Humala se sometió a una transformación radical de su imagen. Marcó distancia de Chávez y dijo que el modelo venezolano “no es aplicable en Perú”.

Acogió en su equipo a técnicos identificados con el modelo de libre mercado, se acercó a líderes de otras fuerzas políticas y dirigentes empresariales, hizo correcciones en su plan de gobierno de tinte socialista, y juró en público y sobre una Biblia que respetará el orden constitucional y no intentará prolongar su gobierno.

“El perfil que tiene Chávez y el que tiene Ollanta Humala son casi idénticos en su origen, en su formación”, dice el líder opositor venezolano Diego Arriá, que estuvo en Lima participando en un foro sobre regímenes autoritarios. “Son golpistas frustrados en dos oportunidades y ambos presentados legalmente como unas ovejas y muy conciliatorios”.

Pero los esfuerzos de moderación de Humala parecen haber rendido frutos. Logró convencer nada menos que a una figura prominente como el escritor peruano Mario Vargas Llosa, Nobel de Literatura en 2010, un acérrimo crítico de los gobiernos dictatoriales, quien hace cinco años, cuando Humala se postuló por primera vez a la presidencia, dijo que un triunfo suyo sería una “desgracia”. Llegaría al poder “un discípulo del comandante Hugo Chávez”, dijo.

Hoy Vargas Llosa exhorta a los peruanos a votar por Humala “para defender la democracia en el Perú y evitarnos el escarnio de una nueva dictadura”, en alusión a un eventual triunfo de Fujimori.

No solo el laureado novelista apoya a Humala. También lo hace el ex presidente Alejandro Toledo, y un grupo nutrido de intelectuales y académicos peruanos, quienes ven con buenos ojos la “evolución” del candidato.

“Les pido que me den una oportunidad de cambiar las cosas, en mí puede haber dudas en el otro lado hay pruebas”, dijo Humala en un mensaje a los electores al finalizar el debate televisado que sostuvo con Fujimori el domingo último.

Humala, ex teniente coronel del ejército, de 48 años, intentó dar un golpe de estado a Fujimori en octubre de 2000 cuando el gobierno de éste se tambaleaba por un escándalo de corrupción. Cinco años después respaldó la violenta toma de una comisaría por parte de su hermano Antauro Humala, quien reclamaba la renuncia del entonces presidente Alejandro Toledo.

Cuatro policías murieron en la asonada lo mismo que dos seguidores de Antauro, por lo que éste cumple actualmente una condena de 25 años de cárcel.

En 2006, se postuló por primera vez a la presidencia declarando su admiración por el régimen militar de Juan Velasco Alvarado, expresando sus simpatías por Hugo Chávez y demandando un cambio radical del sistema político y del modelo económico neoliberal en Perú.

Eso fue suficiente para horrorizar a los peruanos que prefirieron votar por el presidente Alan García, pese al recuerdo de su desastroso primer gobierno (1985-90), que había dejado sumido al país en una profunda crisis económica y una hiperinflación de cuatro dígitos.

El plan de gobierno de Humala, presentado ante la autoridad electoral a principios de este año cuando postuló su candidatura, es una feroz crítica al modelo neoliberal aplicado con relativo éxito en Perú en el último decenio, y plantea la necesidad de un cambio de la Constitución a través de una asamblea constituyente.

Sin embargo, luego de recibir duros cuestionamientos, el candidato ha enmendado el documento buscando suavizar su mensaje.

Humala niega que esas correcciones sean solamente una estrategia electoral y afirma que ha evolucionado y ha entendido que en las actuales circunstancias es necesario concertar su visión con la de las otras fuerzas políticas.

Desde 2006, la campaña de Humala ha estado rodeada de rumores y suspicacias respecto a un supuesto financiamiento del gobierno de Chávez.

Una serie de grabaciones de audio obtenidas por el diario El Comercio, y publicadas a mediados de mayo, dieron cuenta de conversaciones telefónicas de una ex funcionaria diplomática venezolana con terceras personas respecto de contactos que había establecido con Humala y su esposa Nadine Heredia.

La misma Heredia enfrentó en 2009 denuncias de que recibía pagos de 4.000 dólares mensuales por contribuciones como periodista para el diario The Daily Journal, de filiación chavista, sin que nunca un artículo suyo hubiera sido publicado.

La investigación fiscal que se abrió para investigar a Heredia fue cerrada porque los reiterados requerimientos judiciales a Venezuela fueron ignorados, dijo el fiscal encargado del caso Eduardo Castañeda a la AP.

Para muchos es obvio que Chávez está detrás de la campaña de Humala, y que el candidato, de llegar al gobierno, tarde o temprano se uniría al grupo de gobiernos influenciados por el chavismo como Bolivia, Ecuador y Nicaragua.

Esa preocupación la comparte la ex candidata presidencial y líder del Partido Popular Cristiano, Lourdes Flores, quien ha dicho que votará por Keiko Fujimori, porque “es más fácil combatir una dictadura local, con sus destinos locales, que un proyecto internacional”.

Humala enfrenta también el fantasma de las supuestas violaciones a los derechos humanos que, según denuncias, cometió cuando combatía a la subversión en los años noventa.

La semana pasada el diario El Comercio publicó el contenido de un cable diplomático estadounidense filtrado por WikiLeaks, que data de 2006 y contiene el testimonio de un militar estadounidense, cuya identidad se mantiene en reserva. El militar dijo que trabó amistad con Humala a finales de los 90, y que éste le reveló algunos crudos relatos sobre su participación en la guerra antisubversiva.

“El (Humala) habló en varias ocasiones sobre su experiencia como capitán en las montañas, y de haber cometido algunos actos de los que no se sentía orgulloso”, dice el cable citando el testimonio de la fuente.

“Habló de haber matado rebeldes, y de las técnicas de tortura empleadas (choques eléctricos, golpizas y violaciones). No creo que haya tenido el estómago de violar a nadie, pero sabía que ocurría”, dijo la fuente.

En 2006, un humilde poblador identificado como Jorge Avila denunció haber reconocido en el candidato Humala al “Capitán Carlos”, un oficial que dirigía la base militar de la localidad selvática de Madre Mía en 1992, y al que acusó de haber ordenado su detención, junto a su hermana y al conviviente de ésta, para luego ser torturados.

Dijo que cuando los soldados los trasladaban por la selva para ejecutarlos, él consiguió escapar arrojándose al río Huallaga. Posteriormente apareció el cadáver de su cuñado pero su hermana continúa desaparecida.

Extrañamente Avila se retractó alegando haberse confundido y diciendo que el candidato no era el “Capitán Carlos”. Luego de ello, el caso fue cerrado por falta de pruebas.

Lugo surgieron indicios para abrir un nuevo proceso por la comisión del presunto delito de soborno a Avila y a Amilcar Amasifuén, un hombre vinculado con Humala.

Según testimonio del testigo Rubén Gómez, Amasifuén pagó por encargo de Humala 4.000 dólares a Avila para que se retracte.

Víctor Alvarez, abogado de la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos (CNDDHH), dijo a la AP que al día siguiente de retractarse, Avila se compró una mototaxi (una motocicleta acondicionada con un asiento posterior para llevar pasajeros), y luego hizo refacciones en su casa.

Humala ha calificado la versión como una “patraña” de sus oponentes que “justo en la recta final (de la campaña) tratan de sacar desesperadamente una historia truculenta” para perjudicarlo.

La CNDDHH dijo en un informe elaborado en 2009 que ocurrieron 11 casos de violaciones a los derechos humanos en Madre Mía en 1992, cuando Humala era un capitán y jefe de la base militar de la zona.

Seis de ellos casos de desapariciones y cinco casos de pobladores torturados, maltratados o humillados por órdenes del “Capitán Carlos”.

Rocío Silva-Santisteban, directora de la CNDDHH, dijo que los hechos de Madre Mía no han sido esclarecidos, y que es un caso que debe seguir su curso en el poder judicial y “aclararse en un momento oportuno”.

Por el momento, la CNDDHH no se ha involucrado en el nuevo proceso, y actualmente se encuentra desarrollando una campaña contra Keiko Fujimori.

Silva-Santisteban declaró a la AP que Keiko les generaba mayor temor por estar rodeada de las mismas figuras acusadas de corrupción y “que ayudaron y colaboraron en este tinglado de perpetración de violaciones a los derechos humanos” en los 90.

“Estamos ante un dilema perverso”, se lamentó. “En relación con un futuro gobierno de ambos candidatos, Ollanta Humala nos genera sospechas, y Keiko Fujimori más bien nos produce certezas”.

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