Lcomercio con todas las naciones
Por Richard Cobden
La grandeza del patrón oro
La grandeza del patrón oro
Suele afirmarse que el dinero cumple tres funciones: medio de pago, unidad de cuenta y depósito de valor. En realidad, las tres funciones del dinero no se desarrollan a la vez, sino que guardan entre sí una relación de causalidad. Aquellos bienes que logran conservar el valor eficazmente, se convierten en medios de pago y una vez se generaliza ese medio de pago pasan a ser unidad de cuenta.
En un principio sólo existen bienes que conservan mejor que otros el valor, tanto espacial como temporalmente. Un bien conserva el valor espacialmente mejor que otro cuando al incrementar la cantidad enajenada su valor disminuye más lentamente. Un bien conserva el valor temporalmente mejor que otro cuando al incrementar el horizonte temporal de uso, su valor decrezca más lentamente.
A esta menor disminución del valor la llamaremos liquidez y es la característica esencial del dinero, esto es, su superior aptitud para circular.
En el proceso empresarial de búsqueda y selección de los bienes que mejor conservaran el valor, se generó una demanda adicional sobre esos bienes para utilizarlo en el intercambio indirecto, lo cual incrementó aun más su liquidez (teorema regresivo de Mises).
Así se produjo históricamente con bienes como el ganado (que podía trasladarse en grandes cantidades a largas distancias), la sal (que podía conservarse durante largos períodos) o metales como el cobre, el hierro, la plata y finalmente el oro.
Las razones que convirtieron al oro en un bien generalmente aceptado como medio de intercambio fueron varias: su facilidad de transporte, almacenamiento y conservación, su enorme divisibilidad, su homogeneidad, la dificultad de ser falsificado, su cualidad de metal precioso internacionalmente reconocido y, sobre todo, la baja proporción entre la producción anual y el stock de existencias (se tardarían unos 50 años en producir toda la cantidad de oro que existe actualmente).
De este modo, surgió una intensa demanda de oro por todas las partes del mundo para conservar el valor, convirtiéndose por ello en un patrón internacional de medio de pago y de unidad de cuenta. Cada divisa nacional se expresaba en términos de oro: así, por ejemplo, el dólar se definía como 1/20 de una onza de oro y la libra como un cuarto de onza. El tipo de cambio entre ambas divisas quedaba irremediablemente fijado: cinco dólares (5/20 de onza) equivaldrían a una libra.
Los tipos de cambio entre las distintas divisas se movían dentro de estrechos límites: si el precio de la libra caía mucho con respecto al dólar (gold export point), resultaba rentable convertir los libras en oro, exportarlo a EEUU, acuñar nuevos dólares con ese oro y recomprar la libra con ganancia; si el precio de la libra aumentaba mucho con respecto al dólar (gold import point), convenía cambiarlos por oro, importarlo a Reino Unido y acuñar libras para recomprar dólares con ganancia. De esta manera, la demanda y oferta de las distintas divisas estaban interrelacionadas a través de un respaldo común llamado oro.
Este respaldo común de las divisas establecía asimismo portentosas limitaciones a la posibilidad de incurrir permanentemente en déficits en la balanza por cuenta corriente y presupuestarios y también de prolongar en exceso las expansiones crediticias causantes del ciclo económico.
Un país con déficits crónicos en su balanza por cuenta corriente provocaría una depreciación de su divisa con respecto a la divisa del país con superávit, dando lugar a los movimientos internacionales de oro ya descritos.
El país superavitario importaría oro del país deficitario, disminuyendo las reservas de oro de sus bancos y, por tanto, presionando al alza los tipos de interés del deficitario y disminuyendo los del superavitario. Esto animaba a los ciudadanos del país deficitario a aumentar sus ahorros, ya fuera restringiendo las importaciones (ya que la unión de una menor disponibilidad de oro y de crédito limita la capacidad de compra) o su consumo interno (esto es, redirigir parte de sus bienes de consumo a la exportación para así lograr entradas de oro) o liquidando inversiones (que dejaban de ser rentables por el mayor tipo de interés), a depositar sus atesoramientos de oro en el sistema crediticio (incrementando las reservas y reduciendo el tipo de interés), a repatriar el oro en depósitos extranjeros o, en todo caso, a que la inversión extranjera acudiera al país deficitario en búsqueda de los mayores tipos de interés. Un consumo por encima de la producción necesariamente debía terminar en una restricción del consumo o en un mayor endeudamiento con respecto al resto del mundo.
Del mismo modo si un país incurría año tras año en déficits presupuestarios y acumulaba grandes cantidades de deuda pública, los acreedores del gobierno (tanto los propietarios de deuda pública como, en un sentido más lato, los tenedores de papel moneda convertible) podían liquidar sus deudas, cobrar en oro y disminuir las reservas de oro del sistema bancario. Estas menores reservas restringían la expansión crediticia e incrementaban el tipo de interés (lo que encarecía los costes de una ulterior emisión de deuda pública).
Esto fue especialmente relevante para reducir la incidencia y el número de conflictos bélicos, ya que los estados no podían endeudarse indefinidamente y sus reservas de oro eran limitadas. Así, por ejemplo, en la guerra entre Japón y Rusia por el control de Manchuria en 1905, el imperialismo japonés no pudo seguir avanzando por la precaria situación financiera de su gobierno, de manera que tuvo que sentarse a negociar con el zar.
Pero sobre todo el patrón oro reforzaba el poder del ahorrador para protegerse de las expansiones crediticias desproporcionadas. Si los bancos disminuían los tipos de interés en exceso o se endeudaban alocadamente, los ahorradores podían retirar el oro de sus depósitos, conscientes de que su atesoramiento no supondría una mengua en su liquidez. El valor del oro no disminuía con el paso del tiempo y, por ello, el atesoramiento masivo de oro frente a un depósito bancario poco remunerado, constituía una amenaza creíble para las entidades de crédito.
Las retiradas del oro disminuían sus reservas, contenían la expansión y limitaban las consiguientes malinversion de capital e inflación.
La existencia de este respaldo común, la ausencia de desequilibrios y el control del endeudamiento bancario alocado permitieron que el capital fluyera de un lugar a otro sin miedo a la confiscación o a la devaluación. El fenómeno del "dinero caliente" era por completo desconocido para aquellas monedas que seguían el patrón oro, tales como la libra, el dólar, el marco o el franco. Precisamente, los países sometidos a la disciplina del oro desarrollaron importantes centros financieros que proporcionaban liquidez al sistema de comercio internacional: Nueva York, Berlín, París, Viena, Suiza o los países nórdicos se convirtieron en lugares de referencia para todos aquellos que quisieran dar salida a sus mercancías. Pero sobre todos ellos destacó la City, Londres.
Londres acumuló grandes cantidades de oro que le permitían monetizar la deuda a corto plazo hasta el punto de que los rendimientos derivados de los servicios financieros prestados le permitían compensar su permanente déficit comercial.
La City había desarrollado grupos de expertos tasadores de reconocido prestigio internacional que permitían a los bancos dar salida a prácticamente cualquier mercancía. Así, por ejemplo, si un brasileño quería venderle café a un francés, el brasileño redactaba una letra de cambio que tenía como librado no al vendedor francés, sino a un banco inglés, a quien a su vez traspasaba la propiedad del café. El brasileño podía descontar la letra de cambio en el marcado financiero y comprar moneda brasileña a cambio de las libras obtenidas. Por su parte, una vez el francés se comprometía a pagar al banco inglés y éste comprobaba su solvencia, el banco le entregaba el café al francés a cambio de un crédito de 90 días contra él.
De este modo, los centros financieros organizados en torno al oro proporcionaban la liquidez necesaria a todo el sistema económico internacional permitiendo una elástica y adaptable división del trabajo sometida a la soberanía del consumidor y del ahorrador. La globalización y la multiplicación de los flujos comerciales fueron el subproducto natural de este contexto cooperativo y pacifico.
Las organizaciones criminales, si se les quita la posibilidad
Antonio Mazzitelli: “Las organizaciones criminales, si se les quita la posibilidad de desempeñar una actividad pasan a otra…”
Más allá del enfoque criminal, la ONU exige políticas de salud pública y prevención ante el fenómeno del narcotráfico.
Mientras los cadáveres de las víctimas de la violencia del crimen organizado se siguen apilando en la morgue de las cifras —o en alguna fosa clandestina esperando ser descubiertos—, el tema del narcotráfico monopoliza el debate público en México. Mucho se habla de rutas, de cárteles, de lucha por las plazas, de mercados, de estrategias fallidas y de cambios necesarios para que el gobierno tenga éxito, pero muy pocas veces lo dicho viene acompañado de evidencia dura. En este contexto el “Informe Mundial sobre las Drogas”, que es elaborado anualmente por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC, por sus siglas en inglés), representa uno de los pocos esfuerzos continuos para seguirle la pista a un negocio que amenaza la salud y la seguridad no sólo de los mexicanos, sino a nivel mundial.
En el marco de la presentación de la edición 2011 de este reporte en nuestro país, el representante de la UNODC para México, Centroamérica y el Caribe, Antonio Mazzitelli, charló con M Semanal acerca de las nuevas tendencias de consumo y tráfico de drogas en México y en el mundo, del actual poder económico de las organizaciones delictivas, de la diversificación en su portafolio de negocios criminales, de las consecuencias de la posible legalización de algunas drogas y del enfoque que los gobiernos deberían seguir para enfrentar con verdadera eficacia el problema.
MAV: ¿Qué tanto trabajo hay detrás de este reporte?
AM: Hay no más de 15 investigadores que cuentan con información ofrecida directamente por los Estados. El problema de las drogas no es nuevo. Las convenciones sobre el control y fiscalización de los mercados lícitos de drogas tienen ya tiempo; la primera convención fue en 1907. Las drogas son un problema para las sociedades, por eso esta información es recopilada; la ventaja de poder contar con datos es que, entre más información se tenga, el fenómeno se visualiza mejor, se vuelve más comprensible en sus diferentes problemáticas.
MAV: ¿Cuáles son los principales hallazgos o tendencias a nivel global?
AM: Que si bien no hay un cambio sustantivo en lo relacionado a las drogas naturales, es decir, la cocaína y la heroína, la producción de la hoja de coca, de amapola y de opio, sí hay un cambio importante en el consumo de drogas sintéticas. En el mercado han aparecido nuevas tendencias de consumo, ya sea por drogas nuevas o aquellas que no están bajo control internacional porque llegaron al mercado de manera muy repentina. Son ésas que en inglés se llaman legal highs, drogas legales, que se pueden comprar por internet, como el spice, o como algunos otros productos de diversión que, aun cuando sus ingredientes básicos son conocidos y controlados, el producto que es puesto en venta en el mercado no está controlado. El Observatorio Europeo de las Drogas y las Toxicomanías reportó recientemente que el año pasado se detectaron 41 nuevas drogas; eso habla de una evolución que se da tanto en nuevos productos como también en las técnicas de mercadeo empleadas por las organizaciones criminales y los diseñadores de drogas.
DROGAS SINTÉTICAS, EL GRAN DESAFÍO
MAV: En el caso de México, ¿qué tendencias se detectaron?
AM: El informe subraya que en los últimos años se ha detectado una disminución del trasiego de cocaína (hacia Estados Unidos). Hay una tendencia a la baja; incluimos los datos oficiales hasta 2009, pero recientemente hemos tenido los correspondientes a 2010 y también muestran una reducción importante de las incautaciones de cocaína en México. De igual manera —y es bastante interesante ponerlo en correlación con lo anterior—, en Estados Unidos se han reducido las incautaciones, así como la pureza de la cocaína que es puesta en el mercado, y los precios han registrado un incremento. Esto indica seguramente una mayor dificultad para abastecer el mercado por parte de las organizaciones criminales que se ocupan del tráfico de cocaína. Al mismo tiempo, en México han aumentado de manera importante las incautaciones y desmantelamientos de laboratorios de metanfetaminas, lo que también indica un reposicionamiento de las organizaciones criminales hacia otras drogas, una diversificación que se da por las dificultades que detectan para seguir con el tráfico de la cocaína.
MAV: Como ocurre con la cocaína, ¿están entrando a Estados Unidos menos drogas sintéticas provenientes de México?
AM: Es difícil decirlo porque se producen tanto en México como en Estados Unidos. El mercado de las drogas sintéticas es el gran desafío desde el punto de vista conceptual: las conclusiones de este informe indican que entre más se muevan la producción y el consumo en dirección de las drogas sintéticas o de drogas que pueden ser producidas localmente, menos se necesitará la figura del tráfico trasnacional. Las organizaciones criminales siempre seguirán la tendencia de producir cerca de sus consumidores para evitar los controles fronterizos.
MAV: ¿Se puede hablar de una disminución en el poder económico de los cárteles en México?
AM: Probablemente sí, pero al mismo tiempo hay un fenómeno más acentuado de diversificación del portafolio de productos, de drogas y también de actividades criminales. La misma organización que hace 20 años se ocupaba sólo de tráfico de marihuana o de producción de opio, entró en el mercado de la cocaína, y hoy está también en el de las metanfetaminas. Algunos de los que aquí llaman cárteles, como el del Golfo, están metidos en el tráfico de migrantes, la trata de personas, el contrabando, el secuestro, la extorsión o, aún más preocupante, en este panorama de las organizaciones criminales están emergiendo grupos más territoriales, como pudieran ser Los Zetas o La Familia Michoacana, que tienen una actitud no orientada al negocio criminal sino al control del territorio, a la imposición de un “derecho de piso” sobre todos los otros grupos criminales que operan allí. Esta dinámica genera violencia, no sólo en la búsqueda por controlar las rutas de la droga, sino también por el control del territorio mismo.
MAV: Perdón por la insistencia, pero ¿se puede concluir o no que los cárteles mexicanos tienen menos dinero que en años pasados?
AM: No es éste el enfoque del informe. El informe mira el problema de las drogas, el tráfico en sus diferentes cadenas, pero, sobre todo, su objetivo es llamar la atención de la comunidad internacional, de los medios, sobre el hecho de que el consumo de las drogas es peligroso, y se trata de cuantificar cuánta gente muere por consumo de droga, no por tráfico. Estamos hablando de 200 mil personas que mueren cada año. Lo importante es discutir cómo desarrollar una política contra las drogas que esté enfocada en solucionar los problemas de los consumidores, en fortalecer el tratamiento y la prevención. Mi opinión es que es equivocado enfocarse en los cárteles; eso es perder el enfoque de lo que vive México hoy en día, que es un problema de seguridad provocado por las organizaciones criminales.
MAV: ¿No cree que es importante para los mexicanos saber qué tanto poder económico tienen estos grupos para corromper a las autoridades?
AM: Pero si ese poder económico no deriva de la droga sino de otros negocios, ¿no es igual? El enfoque tiene que ser sobre organizaciones criminales, no sobre cárteles de droga. En la medida en que éstos diversifican sus actividades y se vuelven organizaciones más territoriales, encontrarán siempre la manera de producir daños, de infiltrar, de corromper y de meter en el mercados nuevas drogas, nuevos productos conectados con el crimen. Si los cárteles se diversifican hacia la trata de personas, el secuestro, la extorsión, ¿no son ésos problemas más graves que el tráfico de drogas? Leía hace unos días en la prensa sobre el robo de combustible a Pemex, donde se estimaba en dos millones de barriles el robo en los cuatro primeros meses del año, lo equivalente a cerca de 300 millones de dólares. Ése fue el valor total del mercado de la cocaína en México en 2008. Quien controla el robo de combustible puede reemplazar tranquilamente el negocio de la cocaína en el país.
Cuando hablamos de organizaciones criminales hay que hacer una aclaración: no estamos frente a grupos que estarán satisfechos dominando un mercado, sino de organizaciones que se diversifican para aumentar sus utilidades. Si hay oportunidades, como cualquier empresa irán por ellas: una empresa trata de crecer siempre. Si hay un nuevo mercado geográfico o un nuevo bien que comerciar, entonces las empresas poderosas tratarán de entrar ahí.
GUERRAS QUE NO SE HAN GANADO
MAV: En términos de políticas públicas, ¿cuál es la enseñanza que deja este informe a las autoridades mexicanas?
AM: Que el problema de drogas es, antes que todo, un problema de salud. Y siendo un problema de salud tiene que ser solucionado con políticas de salud que puedan ofrecer a los consumidores tratamiento y rehabilitación, y que fortalezcan la capacidad de no consumir drogas de quienes no lo hacen, no importa de qué drogas estemos hablando. El discurso de la prevención que se aplica a las drogas ilícitas también puede aplicarse a drogas lícitas y a otro tipo de adicciones, como el tabaco y el alcohol. Cuando se habla de la guerra fallida contra las drogas hay que poner el tema en perspectiva de cuál es la tasa de prevalencia del consumo en la aldea global, y compararla con la de las drogas lícitas. ¿Cuál es el daño a la salud y el daño económico que provocan el cigarrillo y el alcohol? La tasa de prevalencia para el alcohol y el cigarrillo oscila entre 25 y 40 por ciento. En este sentido hay muchas otras guerras que todavía no se han ganado.
MAV: Si se ve el tema como un problema de salud, es inevitable hablar de los enfoques de mayor tolerancia hacia el consumo de drogas, sobre todo de drogas blandas. ¿Cuál es la opinión de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sobre éstos?
AM: La ONU no hace distinción entre drogas duras y blandas. También porque hay nuevas drogas, como el spice: ¿es ésta una droga dura o blanda? ¿La marihuana producida en laboratorio es blanda o dura? La legalización no es una solución a ninguno de los problemas relacionados con las drogas. No reduce el consumo, al contrario.
MAV: Pero hay evidencia, en Holanda y otros países, que muestra que la tolerancia o persecución hacia las drogas no define los niveles de consumo.
AM: En Holanda la experiencia de los coffeeshops parece no ser una experiencia exitosa. Se están cerrando muchos, y además nunca han sido una política del Estado de los Países Bajos, sino de algunas municipalidades. Además de las drogas blandas había venta de drogas duras. Hay otras experiencias que van en la dirección de ofrecer servicios a los consumidores de drogas: la Comisión de Estupefacientes —el órgano político de la ONU en materia de drogas— de alguna manera ha probado estrategias de reducción de daño a través del tratamiento y la rehabilitación. Hay muchos países europeos en los que se hace una distribución controlada y asistida a los consumidores de heroína. Es fundamental para el tratamiento integrar al adicto para que salga de su situación de marginalidad y pueda recuperarse.
MAV: ¿No cree que la tolerancia, regulación o legalización podrían ayudar a reducir el poder económico de las organizaciones del narcotráfico y a disminuir su capacidad para generar violencia?
AM: Pero las organizaciones delictivas se meten en otros mercados, en otras actividades. Entonces el problema no son las drogas, sino estas organizaciones delictivas, independientemente del tipo de negocio en el que estén metidas. Reducir su poder económico puede ser una estrategia, pero otras experiencias nos demuestran que las organizaciones criminales, que la gente que tiene como cultura el uso de la violencia para ganarse la vida, si se les quita la posibilidad de desempeñar una actividad, pues pasan a otra y siguen usando sus mismos métodos. Cuando se cerró la ruta (de tráfico de drogas) del Caribe, la tasa de violencia, la tasa de homicidios en Jamaica aumentó, no disminuyó. Hoy en México hay un menor trasiego de cocaína y la violencia no disminuye, aumenta. Esto habla de que hay que replantear la estrategia de seguridad, hay que enfocarla mucho más a la prevención del crimen, para evitar que los criminales desarrollen capacidades organizativas para volverse una amenaza a la sociedad. (La legalización) no es una solución a los problemas de consumo, porque siempre hay nuevas drogas; hay evidencia que demuestra que siempre, junto a un mercado legal, hay un mercado paralelo ilegal, que va a vender a precios rebajados y con calidad en muchos casos menor, produciendo así mayores problemas a la salud de los consumidores. Tomemos los cigarrillos, el alcohol o la propiedad intelectual: siempre surgen mercados paralelos donde se comercia con todo ello.
MAV: ¿Dentro de la ONU hay un debate o una discusión sobre los enfoques de mayor tolerancia hacia el consumo, sobre la posibilidad de la legalización de algunas drogas?
AM: La Organización de las Naciones Unidas no es nada más que los gobiernos que la conforman. Las convenciones de droga son casi universales, han sido firmadas y ratificadas por 187 países y ninguno de estos países, hasta ahora, ha presentado una petición para que se revisen. Pero la UNODC, junto con la Organización Mundial de la Salud (OMS), ha producido varios documentos que hablan de desarrollar políticas y estrategias enfocadas en el respeto al derecho a la salud de los consumidores, aceptando con eso que el consumidor de drogas es un enfermo y no un criminal. Poner a los consumidores en las prisiones no es la solución más apropiada a un problema de salud.
MAV: ¿Hay mucho desconocimiento y confusión sobre los problemas de drogas y crimen organizado, y sobre cómo resolverlos?
AM: Los problemas de las drogas y del crimen organizado, que están conectados, entre más los mezclamos menos soluciones eficaces encontramos y más confundimos a la opinión pública. La solución ante el problema de droga no es la solución al problema de las organizaciones criminales y viceversa. El problema de droga se soluciona a través de tratamientos de salud, y el problema del crimen organizado se resuelve a través de un mejoramiento del sistema de impartición de justicia.
Alarma en la ONU por drogas sintéticas
Durante 2009, entre 149 y 272 millones de personas en todo el mundo consumieron al menos en una ocasión drogas ilícitas, según estimaciones realizadas por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC, por sus siglas en inglés) presentadas en el “Informe Mundial sobre las Drogas 2011”. Aunque esto seguramente representa un aumento en el número total de consumidores que había a finales de la década de los noventa (se estimaban en 180 millones), las tasas de prevalencia han permanecido considerablemente estables en los últimos años, así como también el número de consumidores problemáticos que, según los últimos cálculos, son entre 15 y 39 millones. A pesar de esto, anualmente siguen muriendo entre 104 y 263 mil personas en el mundo a causa del consumo de drogas ilícitas, más de la mitad por sobredosis.
Y es que aunque el reporte señala una tendencia hacia la contracción o al menos la estabilización de los mercados mundiales de cocaína, heroína y cannabis, también alerta sobre la creciente producción y consumo de nuevas drogas sintéticas y del abuso de medicamentos controlados con fines no médicos, en especial de algunos opioides sintéticos, problema sanitario cada vez mayor en algunos países desarrollados y en desarrollo. En Estados Unidos, por ejemplo, hay datos que revelan que la cantidad de visitas a las salas de emergencia de los hospitales por el uso no médico de medicamentos controlados ha sobrepasado al número de visitas relacionadas con el uso de drogas ilícitas. Los especialistas de la UNODC creen que los medicamentos controlados pudieran estar reemplazando el consumo de algunas drogas ilícitas porque los usuarios consideran que, dado que son recetados por un médico, deben ser menos dañinos para el organismo. Otro de los factores que contribuyen a la popularización de este tipo de adicciones es que los medicamentos, además de legales, son más baratos que muchas drogas ilegales y su uso goza de un mayor nivel de aceptación social.
La alarma que ha surgido en la comunidad internacional por el repentino surgimiento de nuevos compuestos sintéticos en mercados maduros de drogas ilícitas tiene que ver con sustancias como las piperazinas y la mefedrona, las cuales se comercializan como estimulantes legales —son popularmente conocidas como legal highs.
La piperazina fue desarrollada inicialmente como un antihelmíntico, es decir, como un medicamento para tratar parásitos intestinales como lombrices; después el compuesto fue utilizado para desarrollar antidepresivos que nunca llegaron al mercado. Ahora la piperazina se ofrece como un remplazo del éxtasis por la capacidad que tiene para producir una sensación de euforia en el usuario. Por su parte, la mefedrona se ofrece como sustituto de la cocaína, y en los últimos meses se ha detectado su presencia en mercados como el estadunidense, el europeo y el australiano. Algo similar ha pasado en la búsqueda por asemejar los efectos del cannabis pero con un producto que no sea ilegal; así, han surgido cannabinoides sintéticos que gozan de una gran demanda, como el llamado spice.
La UNODC advierte que se conoce muy poco sobre la toxicología de estos compuestos, pero que hay indicios que sugieren que podrían tener un potencial adictivo mucho mayor que el cannabis. Tanto el spice como las piperazinas y la mefedrona se venden en internet y en tiendas especializadas, y en la mayoría de los países no están sometidos a ningún tipo de fiscalización o control; basta teclear “legal highs” en Google para ver la facilidad con que pueden ser adquiridas.
(Miguel Ángel Vargas V.)
Menos coca pasa por México
El mercado mundial de la cocaína, que es la segunda droga más problemática por sus consecuencias sobre la salud después de la heroína, y la primera más problemática por la violencia que genera su tráfico, experimenta una franca contracción. En 2010 la superficie dedicada al cultivo de coca en todo el mundo siguió disminuyendo hasta llegar a 149 mil 100 hectáreas, un descenso de 18 por ciento entre 2007 y 2010, y de 33 por ciento respecto a lo cultivado en el año 2000. También decreció la fabricación potencial de cocaína a consecuencia de una menor producción en Colombia, lo cual contrarrestó los aumentos detectados tanto en Perú como en Bolivia. Actualmente, el valor mundial del mercado de cocaína es menor que a mediados del decenio de 1990; en aquel entonces los precios eran mucho más altos y el mercado de Estados Unidos (EU) era sólido y se expandía. En 1995 el mercado mundial tenía un valor aproximado de 165 mil millones de dólares, mientras que en 2009 se había reducido a poco más de la mitad de esa cifra, aproximadamente 85 mil millones de dólares. La ONU estima que, igual que sucede con la heroína, casi todas las utilidades generadas en este mercado se las llevan los narcotraficantes y no los productores.
A escala mundial, el consumo de cocaína permanece estable: la tasa de prevalencia en personas de entre 15 y 64 años se ubica entre 0.3 y 0.5 por ciento, lo que significa que entre 14.2 y 20.5 millones de personas consumieron cocaína en 2009. En EU, principal mercado para esta droga, la tasa de prevalencia ha disminuido de 2.5 por ciento en 2006 a 1.9 en 2009; ese año 617 mil estadunidenses consumieron cocaína por primera vez, 14.5 por ciento de los 722 mil que se iniciaron en el polvo blanco un año antes. El informe resalta que esta reducción en el consumo coincide con una contracción de la oferta de cocaína que llega desde México para abastecer el mercado de la Unión Americana.
Un dato que refleja también la contracción de la oferta de cocaína que llega a EU vía México es el de las incautaciones, las cuales se dan cada vez más en el sur. Si en el periodo 2002-2006 las autoridades de Colombia y las estadunidenses incautaban cantidades similares de cocaína, para 2007 las cifras comenzaron a cambiar: en 2008 y 2009 Colombia incautó más del doble de la cocaína que decomisó EU, lo que, según Naciones Unidas, puede ser atribuido a esfuerzos más intensos de las autoridades colombianas, así como a un mejoramiento en la cooperación internacional.
Si en EU se incautaron en 2005 más de 200 toneladas de cocaína, en 2009 apenas se logró confiscar poco más de 100 toneladas. El decremento de las incautaciones de cocaína en ese país, por sí solo, podría no ser suficiente evidencia para hablar de una contracción de la oferta en la zona; pero si se observa también la baja en los niveles locales de consumo y el hecho de que los precios de la cocaína en EU —ajustados por nivel de pureza— se han incrementado más de 80 por ciento entre 2006 y 2009, entonces se puede ya hablar de una menor disponibilidad de esta droga en la zona, de una contracción del mercado y de una disminución de los ingresos que los traficantes mexicanos obtienen por introducir este producto en el vecino del Norte. Sólo por este producto.
(Miguel Ángel Vargas V.)
La esposa del guerrillero
La esposa del guerrillero
Hay muchas hipótesis del doble homicidio de las hermanas Reyna e Isabel Anaya, esta última viuda de Lucio Cabañas. Su hija Micaela asegura que no se irá del pueblo hasta que se esclarezca el crimen
El estado de Guerrero no había trascendido aún los estragos de la “guerra sucia” cuando todo su territorio fue sumergido en las peores consecuencias de la guerra contra el narcotráfico. En ese impasse de cuentas pendientes, presentes y pasadas, la viuda de Lucio Cabañas, Isabel Anaya Nava, y su hermana Reyna fueron acribilladas en el poblado de Xaltianguis, municipio de Acapulco, cuando salían de vender alimentos en un templo cristiano.
Los testigos del crimen relataron que era alrededor de la una de la tarde, ese domingo tres de julio, cuando Isabel, de 54, y Reyna, de 57, fueron acribilladas por unos hombres que viajaban en un auto. Una vez abatidas, los agresores bajaron del vehículo y se llevaron los celulares de las mujeres. Ese mismo domingo, a las nueve de la noche, Micaela Cabañas Anaya, hija de Isabel y del legendario fundador del Partido de los Pobres (PdlP), Lucio Cabañas Barrientos, recibió una amenaza de muerte desde el celular de su madre.
LA MEMORIA
Isabel Anaya tenía 13 años cuando conoció a Lucio Cabañas, quien le llevaba 20 años y ya era una leyenda en Guerrero. Se fue con él a la guerrilla a finales de 1973. En marzo de 1974 dejó las filas y bajó de la sierra. Estaba embarazada.
Algunas cartas que Isabel firmó como “Carmela” (uno de sus alias como guerrillera) relatan las tristezas que sufrió lejos de Lucio (alias Miguel) mientras esperaba la llegada de su hija.
Las cartas están recopiladas en el libro Lucio, el guerrillero sin esperanza, de Luis Suárez. “Cariñito mío, vida mía”, son las expresiones con las que Isabel llama a Lucio, a quien extraña “muchísimo” mientras vive con su suegra en la zonas aledañas de Acapulco. Se queja del calor y de las molestias del embarazo. Le pide permiso para irse a vivir con su mamá en cuanto nazca su bebé, y relata la ilusión que le causa el futuro nacimiento de quien sería la única hija de Cabañas. “Ese niño que tú y yo vamos a querer mucho como el tesoro más grande del mundo que tengamos en vida”, escribe.
En el mismo libro, Luis Suárez refiere que el diario de combate del guerrillero, fundador del PdlP, estaba plagado de las iniciales IAN, Isabel Anaya Nava, esparcidas junto a las cuentas y los pendientes del día a día en la fila guerrillera, tal como dibujaría un chico de secundaria en su cuaderno escolar.
“Cariñito mío, ya quisiera estar allá contigo porque ya no aguanto las ganas de estarnos abrazados y de besarte mucho, pero ya sé que me tengo que esperar otro poquito. Pero ese poquito se me hace un año. Tú sabes que yo te quiero mucho como yo sé que tú a mí”, escribe Isabel en la última de las cartas recopiladas, fechada el 14 de junio de 1974.
Ella nunca lo volvió a ver. Junto con la familia de Lucio fue aprehendida en noviembre de 1974, dos meses después de que naciera su hija Micaela. Él murió en combate el dos de diciembre del mismo año. Isabel pasó alrededor de dos años y medio en las prisiones clandestinas del Campo Militar Número Uno. “Ahí aprendí a caminar”, relata Micaela, en breve entrevista telefónica desde su pueblo de Xaltianguis, a unos días de haber enterrado a su madre y a su tía. “Gracias a Dios yo no me acuerdo. Pero me cuentan que la primera noche que pasé fuera del Campo Militar estuve llorando. Quería regresar a mi casa, y el campo (militar) era la única casa que yo conocía”.
El paso de Isabel por las filas guerrilleras fue de unos cuantos meses. Los pagó con dos años en el Campo Militar Número Uno. Conoció a estudiantes, guerrilleros, activistas y simples simpatizantes. También a torturadores, judiciales y militares: en su momento reveló que fue torturada personalmente por Mario Arturo Acosta Chaparro, quien le exigía que le dijera el paradero de Lucio.
A mediados de 1976 Isabel fue puesta en libertad con la condición de que jamás haría públicas ni denunciaría las cosas que atestiguó y vivió. A partir de allí procuró tener un bajo perfil. Sostuvo otra relación y tuvo más hijos. En los siguientes años se mudó de ciudad en ciudad: “Dormir en un lado, amanecer en otro... yo estas cosas, sinceramente, no las recuerdo, pero ella me contaba”, dice Micaela. Le cambió el apellido a su primogénita en varias ocasiones, por miedo a que sufriera alguna agresión por ser la hija de Cabañas. Cuando creció, Micaela decidió conservar su apellido paterno.
Dice que su mamá hizo de todo. Tenía una visa de Estados Unidos, así que trabajaba en los campos de aquel país un tiempo y regresaba. “Fue una mujer muy valiosa, una madre soltera que sacó a sus hijos adelante. Todos tenemos carrera, somos profesionistas, tenemos techo. Fue muy valiente”, añade su hija mayor.
De acuerdo con la prensa de Guerrero, a inicios de este año fueron asesinados dos hermanos de Isabel. A partir de ahí se recrudecieron las amenazas contra la viuda de Cabañas. Pero Micaela asegura que eso no es cierto. “No hubo tal asesinato. Ha habido muchas muertes en mi pueblo, demasiadas muertes. Familias, gente inocente, han muerto. Pero no están vinculadas con nosotros. Mi mamá no se metía con nadie”. A pesar de esto las hostilidades nunca cesaron. Isabel buscó la ayuda de algunas organizaciones de derechos humanos para ver la posibilidad de solicitar asilo político. Pero esto no se concretó.
En los últimos tiempos, y por primera vez desde que fuera liberada del Campo Militar Número Uno, Isabel comenzó a tener un perfil más visible en el activismo social: se incorporó a la Asamblea Popular de los Pueblos de Guerrero (APPG) y comenzó a acercarse a las organizaciones de familiares desaparecidos de la región para continuar con la exigencia de su presentación. “Ella era un testigo clave —advierte Adela Cedillo— de las decenas de personas que pasaron por el campo militar entre 1974 y 1976”.
Este año se reavivó la efervescencia en Guerrero respecto a la “guerra sucia”. El 29 de junio, apenas una semana antes del homicidio, el presidente del Congreso de Guerrero, Faustino Soto Ramos, presentó la iniciativa para integrar la Comisión de la Verdad para investigar y esclarecer las matanzas de Aguas Blancas y El Charco, así como los casos de desaparición durante la “guerra sucia”. Unos meses antes el gobierno federal había retomado las excavaciones en el ex Cuartel Militar de Atoyac, Guerrero, para dar algún cumplimiento a la sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en el caso de Rosendo Radilla, quien fuera víctima de desaparición forzada en 1974, justo en el contexto del secuestro de Rubén Figueroa.
De acuerdo con la organización “Nacidos en la Tempestad”, no se puede descartar que éste haya sido un crimen político. No se puede olvidar quién era Isabel, advierte Adela Cedillo, historiadora y parte de este grupo al que también pertenece Micaela. Sin embargo, se ha ventilado en los medios locales que quizá se trató de un crimen común. Xaltianguis es un poblado suburbano del municipio de Acapulco de Juárez, a unos 50 kilómetros del puerto del mismo nombre. De acuerdo con datos oficiales, viven ahí sólo seis mil 579 personas, pero los niveles de violencia derivados del crimen organizado han alcanzado expresiones lamentables.
Otra hipótesis es que se trató de un crimen de odio, vinculado a un presunto homicidio de los hermanos de Reyna e Isabel. Micaela niega esa versión, pero Felipe Canseco, abogado y ex militante del grupo armado Partido Revolucionario Obrero Clandestino Unión del Pueblo-Partido de los Pobres y hoy miembro de Izquierda Democrática Popular (organización en la que también milita David Cabañas, hermano de Lucio), advierte que, para su organización, el homicidio de Isabel “lo vemos como parte del odio que se ha generado a partir de la guerra del calderonismo, la que ha exacerbado un conjunto de contradicciones; consideramos su asesinato como un hecho doloroso y lamentable por el crimen organizado. No le vemos consecuencias políticas. Teníamos conocimiento de que había recibido amenazas, y lo que nosotros sugerimos a la hoy difunta es que abandonara Guerrero, porque en ese tipo de crímenes de odio no hay razones que se entiendan”.
Fritz Glockner, escritor e historiador especialista en movimientos armados de México, sitúa el homicidio como una continuación de la impunidad. “Los mexicanos habíamos sido catalogados como hijos de la chingada, y hoy se comprueba que somos hijos de la impunidad”. Añade: Isabel es “un personaje con valor histórico”, y su asesinato es “la comprobación de la existencia de una guerra de baja intensidad, y el reflejo máximo de la inseguridad en la cual estamos viviendo”.
Micaela y su familia no se explican el crimen: “Si era cosa contra mi tía, pues mi tía nunca se metió con nadie; si era por parte de mi mamá, no sé. Por eso le pido al gobierno del estado que esclarezca”.
Antes del homicidio, Isabel había solicitado protección al Procurador del estado debido a las amenazas recibidas. Ésta nunca llegó. Micaela asegura que no va a dejar la región hasta que logre esclarecer el homicidio de su madre y su tía.
—¿Qué recuerda de su mamá?
—A la mujer luchadora, que se levantaba todas las mañanas a trabajar para que nosotros fuéramos a la escuela. Una persona que nos hizo formarnos y tener una carrera. Recuerdo muchas cosas que son tristes pero sobre todo su cariño.
Su mamá, dice Micaela, siempre mantuvo actuales las ideas de Lucio Cabañas: “Tu papá fue una persona muy valiosa, que quería cambiar a México, la situación de los estados. Sus ideales siguen valiendo mucho porque están vigentes, me decía”.
Felipe Calderón y panistas se reparten culpas
Felipe Calderón y panistas se reparten culpas
La cúpula panista y el presidente Felipe Calderón discutieron anoche, de cara a la elección de 2012, la posibilidad de realizar cambios tanto a la política gubernamental, como a la estrategia partidista; además, se analizaron los resultados obtenidos el 3 de julio para “ubicar aciertos y errores, y hacer las correcciones necesarias en futuras contiendas”.
A la reunión, realizada en la sede nacional del PAN, fueron convocados también Luis Felipe Bravo Mena, ex candidato al Estado de México, quien perdió frente a Eruviel Ávila por más de 40 puntos, y Guillermo Anaya, quien fue derrotado por Rubén Moreira por más de 20 puntos en Coahuila.
Por la tarde, la dirección general de Comunicación Social del PAN emitió un comunicado en el que señaló que el presidente Felipe Calderón —quien asistió como invitado de honor— y las figuras destacadas del partido estudiaban la situación actual, los logros de la presente administración “y la posibilidad de hacer correcciones a la política gubernamental y a la estrategia partidista”.
Más tarde, el PAN distribuyó un añadido a su comunicado original en el que omitió la parte en la que hablaba de hacer correcciones a la política gubernamental y señalaba que los participantes en el encuentro “estudian la situación actual, logros de la presente administración y analizar la política gubernamental y la estrategia partidista”, además de fortalecer la unidad del partido y acordar las estrategias de cara a los comicios federales de 2012.
La reunión se llevó a cabo de manera privada e incluso se pidió a los trabajadores desalojar el inmueble antes de las cuatro de la tarde.
Los integrantes del CEN que acudieron a esta reunión de revisión de resultados electorales y de elaboración de estrategias para la contienda 2012 fueron la secretaria general, Cecilia Romero; el secretario de Acción de Gobierno, Juan Francisco Molinar Horcasitas; y el coordinador de la Estrategia Electoral para 2012, Rubén Camarillo.
También estuvieron presentes Diego Fernández de Cevallos, ex candidato presidencial; el secretario de Gobernación, Francisco Blake Mora; los gobernadores de Sonora, Guillermo Padrés Elías; de Puebla, Rafael Moreno Valle; de Baja California, José Guadalupe Osuna Millán; de Baja California Sur, Marcos Covarrubias Villaseñor; de Morelos, Marco Adame Castillo; de Guanajuato, Juan Manuel Oliva Ramírez, y el coordinador del grupo del PAN en el Senado, José González Morfín.
De igual forma, Germán Martínez Cázares, ex dirigente del PAN; el jefe de la Oficina de la Presidencia, Gerardo Ruiz Mateos; el secretario particular del Presidente de la República, Roberto Gil Zuarth; los ex gobernadores Fernando Canales Clariond y Carlos Medina Plascencia, así como Juan Ignacio Zavala, ex vocero del PAN.
Además, Xóchitl Gálvez, ex candidata al gobierno de Hidalgo y Alejandra Sota, coordinadora general de Comunicación Social de la Presidencia de la República.
Claves
Hoy, de nuevo
• Poco antes de las 10 de la noche, los asistentes al encuentro participaron en una cena realizada en las mismas instalaciones del PAN.
• Al no haber agotado los temas de la agenda, se reunirán de nueva cuenta este sábado en la sede panista, donde empezarán sus actividades a puerta cerrada con un desayuno privado.
• A este segundo día de análisis de la estrategia panista rumbo a 2012 asistirá de nueva cuenta el presidente Felipe Calderón.
Matan a 12 escoltas del secretario de Seguridad en Sinaloa
Matan a 12 escoltas del secretario de Seguridad en Sinaloa
Francisco Manuel Córdova, titular de la dependencia, se salva de la emboscada. No viajaba en la comitiva
Joan García/En estos hechos un civil de nombre Álvaro Gallardo, de 29 años, quien al parecer pasaba por el lugar, también resultó muerto. Fuentes extraoficiales hablan de que el ataque habría sido dirigido al funcionario del primer nivel.
Y es que el funcionario estatal no era escoltado en esa ocasión por sus agentes, toda vez que se habría trasladado vía área para llegar a la ciudad de Culiacán, luego de asistir a echar a andar el programa Comercio Seguro en la ciudad de Los Mochis.
Hasta el cierre de esta edición habían sido identificados cuatro de los 12 agentes caídos. Éstos son Óscar Ulises Ortega Hernández, Francisco Soto López, Raúl Alberto Mendoza Arredondo y Javier Francisco Cárdenas Castillo.
De acuerdo con la información de las autoridades policiales, el grupo de agentes de la policía elite asignados a la seguridad del funcionario transitaban en varias patrullas a la altura de la calle 19.
Aproximadamente a las 18:30 horas de ayer, de acuerdo con la primera información militar, personas armadas que viajaban en al menos 10 camionetas emboscaron a los agentes policiales y los acribillaron con armas de alto poder, generando pánico en la zona.
Los cuerpos de los agentes quedaron tirados sobre el asfalto de la carretera y una de las patrullas se quemó.
Sobre la naturaleza de un gobierno
Sobre la naturaleza de un gobierno
Por Ayn Rand
Un gobierno es una institución que posee el poder exclusivo de forzar ciertas reglas de conducta social en un área geográfica.
¿Necesitan los hombres tal institución y por qué?
Ya que la mente del hombre es su herramienta básica para sobrevivir, su instrumento para obtener conocimientos y guiar sus acciones, la condición básica que necesita es la libertad de pensar y actuar de acuerdo con su juicio racional. Esto no quiere decir que el hombre debe vivir solo y que una isla desierta es el ambiente que mejor satisface sus necesidades. El hombre puede derivar beneficios enormes de la cooperación con otros. El ambiente social es el que más conduce para su supervivencia exitosa, pero solamente en ciertas condiciones.
"Los dos grandes valores que se pueden obtener de la existencia social son: conocimientos e intercambio. El hombre es la única especie que puede transmitir y expandir cúmulos de conocimientos de generación en generación; los conocimientos que potencialmente están al alcance del hombre son mucho mayores que lo que un solo hombre pudiese comenzar a adquirir en una vida; cada hombre obtiene beneficios incalculables de los conocimientos descubiertos por otros. El segundo gran beneficio es la división del trabajo: permite que un hombre dedique su esfuerzo a un campo particular de trabajo y que intercambie con otros, quienes se especializan en otros campos. Esta forma de cooperación permite a todos los hombres que participan en ella adquirir mayores conocimientos, destreza y beneficios productivos de su trabajo que lo que lograrían si cada uno tuviera que producir todo lo que necesita, ya en una isla desierta o en una unidad agrícola autosuficiente.
"Pero estos mismos beneficios indican, delimitan y definen qué clase de hombres pueden ser de valor uno para el otro, y en qué clase de sociedad: únicamente hombres racionales, productivos e independientes, en una sociedad racional, productiva y libre". (The Objectivist Effects).
Una sociedad que roba al individuo el producto de su esfuerzo, o lo esclaviza, o pretende limitar la libertad de su mente, o le obliga a actuar en contra de su juicio personal una sociedad que establece un conflicto entre sus leyes y los requerimientos de la naturaleza del hombre no es, hablando estrictamente, una sociedad, sino una chusma unida por leyes de pandilla institucionalizada.
Tal sociedad destruye todos los valores de la coexistencia humana, no tiene justificación posible y representa, no una fuente de beneficio, sino la amenaza más mortal incomparablemente a la supervivencia del hombre. La vida en una isla desierta, es más segura y preferible a la existencia en la Rusia soviética o en la Alemania nazi.
Si los hombres han de vivir juntos en una sociedad pacífica, productiva y racional, y tratar uno con el otro para beneficio mutuo, tienen que aceptar el principio básico social, sin el cual no es posible una sociedad moral o civilizada: el principio de los derechos individuales.
Reconocer los derechos individuales significa reconocer y aceptar las condiciones que requiere el hombre por su naturaleza para sobrevivir adecuadamente.
Los derechos del hombre pueden ser violados únicamente por la fuerza física. Es únicamente por medio de la fuerza física que un hombre puede quitarle a otro la vida o esclavizarlo o robarle, o impedir que otro persiga sus propias finalidades, u obligarlo a actuar contra su propio juicio racional.
La precondición de una sociedad civilizada es la prohibición de la fuerza física en las relaciones sociales, estableciendo así el principio que si el hombre desea tratar uno con el otro, puede hacerlo únicamente por medio de la razón: mediante discusión, persuasión y acuerdo voluntario sin coerción. La consecuencia necesaria del derecho del hombre a su vida, es su derecho a defenderse. En una sociedad civilizada la fuerza puede utilizarse únicamente en vía de represalia y únicamente contra aquellos que iniciaron su uso. Todas las razones que convierten la iniciación de fuerza física en un mal, convierten el uso de la fuerza física en vía de represalia, un imperativo moral.
Si una sociedad "pacifista" renunciara al uso de la fuerza en vía de represalia, ella quedaría inútilmente a la merced del primer rufián que decidiese actuar inmoralmente. Tal sociedad lograría lo opuesto a su propia intención: en vez de abolir el mal, lo fomentaría y gratificaría.
Si una sociedad no provee protección organizada contra la fuerza, obligaría a cada ciudadano a vivir armado, convertir su hogar en una fortaleza, y disparar a los extraños que se acercasen a su puerta, o a asociarse a una pandilla de ciudadanos para protegerse, quienes pelearían con otras pandillas, formadas para el mismo propósito, y así traería la degeneración de esa sociedad al caos: al dominio por pandilla, es decir, gobierno por fuerza bruta, hacia la guerrilla de tribu típica de salvajes prehistóricos.
El uso de la fuerza física aun en vía de represalia no puede dejarse a la discreción de los ciudadanos individuales. La coexistencia pacífica es imposible si el hombre tiene que vivir bajo la amenaza constante del uso de la fuerza bruta por parte de sus vecinos en cualquier momento. Ya sea que las intenciones de sus vecinos sean buenas o malas, que sus juicios sean racionales o irracionales, que estén motivados por un sentido de justicia o por ignorancia o prejuicio o malicia, el uso de la fuerza contra un hombre no puede dejarse a la decisión arbitraria de otro.
Visualice, por ejemplo, qué pasaría si un hombre perdiese su cartera, concluyese que se la han robado, y entrase en todas las casas del vecindario a buscarla, matando al primer hombre que le mirase en forma sospechosa, tomando tal mirada como prueba de culpabilidad.
El uso de la fuerza de represalia requiere reglas objetivas para establecer pruebas de que un crimen ha sido cometido y probar quién lo ha cometido, así como también reglas objetivas para definir castigos y procedimientos para implementarlos. Los hombres que pretenden perseguir crímenes sin tales reglas, constituyen una chusma furiosa. Si una sociedad dejase el uso de la fuerza represiva en las manos de ciudadanos individuales, degeneraría hacia la ley de la jungla y hacia una serie interminable de vendetas y guerras privadas.
Si la fuerza física va a ser excluida de las relaciones sociales, el hombre necesita una institución encargada de la tarea de proteger sus derechos y supeditada a un código objetivo de reglas.
Esta es la función de un Gobierno de un legítimo Gobierno, su función primordial, su única justificación moral y la razón por la cual los hombres sí necesitan un gobierno.
Un gobierno es el medio que coloca el uso de la fuerza física represiva bajo el control objetivo. Es decir, bajo leyes definidas objetivamente.
La diferencia fundamental entre una acción privada y una acción gubernamental, una diferencia completamente ignorada y evadida hoy día descansa en el hecho que el gobierno tiene el monopolio del uso legal de la fuerza física. Tiene que tener tal monopolio, ya que es el agente para restringir y combatir el uso de la fuerza y, por esa misma razón, sus acciones tienen que ser rígidamente definidas, delimitadas, y circunscritas; ni el más ligero capricho o antojo debe serle permitido en el cumplimiento de sus obligaciones; debe actuar como robot impersonal, con la ley como su única fuerza motivadora. Si una sociedad ha de ser libre, su gobierno tiene que estar controlado.
Bajo un sistema social adecuado, un individuo particular es legalmente libre para tomar cualquier acción que desea, siempre que no viole los derechos de otros, mientras que un funcionario gubernamental está limitado por ley en cada uno de sus actos oficiales. Una persona individual puede hacer todo aquello excepto lo que está legalmente prohibido; un funcionario gubernamental no puede hacer nada excepto aquello que está legalmente permitido.
Esta es la manera de subordinar la "fuerza" al "derecho". Éste es el concepto estadounidense de "un gobierno de leyes y no de hombres".
La naturaleza de las leyes propias a una sociedad libre y de la fuente de la autoridad gubernamental, se derivan de la naturaleza o propósito de un gobierno adecuado. El principio básico de ambas está indicado en la Declaración de Independencia: "para afianzar estos derechos (individuales), los hombres instituyen gobiernos derivando su justo poder del consentimiento de los gobernados...".
Ya que la protección de los derechos individuales es la única función propia de un gobierno, igualmente la es la única función impropia de la legislación: todas las leyes deben estar basadas en los derechos individuales y dirigidas hacia su protección. Todas las leyes deben ser objetivas (y objetivamente justificables): los hombres deben saber claramente y con anticipación a sus actos, lo que la ley les prohibe hacer (y por qué), qué constituye un delito y cuál es el castigo que sufrirán sí lo cometen.
La fuente de autoridad del gobierno es "el consentimiento de los gobernados". Esto quiere decir que el gobierno no es el mandante, sino el que sirve, el mandatario, o sea un agente de los ciudadanos; eso significa que el gobierno como tal no tiene más derechos excepto los derechos delegados en él por los ciudadanos para un objeto específico.
Existe únicamente un principio básico, al cual el individuo debe consentir si desea vivir en una sociedad libre y civilizada: el principio de renunciar al uso de la fuerza física y delegarle al gobierno su derecho de autodefensa, con objeto de que la implementación sea ordenada, objetiva y legalmente definida, O, poniéndolo de otra manera, debe aceptar la separación de la fuerza y el capricho (cualquier capricho, incluyendo los propios).
Pues bien, ¿qué sucede en caso de desacuerdo entre dos hombres referente a alguna actividad en la cual ambos están involucrados? En una sociedad libre, los hombres no están obligados a tratar unos con los otros. Ellos lo hacen únicamente por acuerdo voluntario y, cuando existe un elemento de tiempo, mediante contrato. Si un contrato es quebrantado por la decisión arbitraria de un hombre, puede causarle daños financieros desastrosos al otro, y la víctima no tendría otro recurso que arrebatarle al que lo ha ofendido su propiedad en vía de compensación. Pero nuevamente, el uso de la fuerza no puede dejarse sujeto a la decisión de individuos particulares. Y esto nos lleva a una de las funciones más importantes y más complejas de un gobierno: la función de árbitro que arregla disputas entre los hombres de acuerdo con leyes objetivas.
Los delincuentes son una pequeña minoría en cualquier sociedad semicivilizada. Pero la protección e implementación de contratos a través de cortes de ley civil, es la necesidad más crucial de una sociedad pacífica; pues, sin tal protección, ninguna civilización podría ser desarrollada o mantenida.
El hombre no puede sobrevivir, como lo hacen los animales, actuando bajo el impulso del momento inmediato. El hombre tiene que proyectar sus finalidades y alcanzarlas a través del tiempo; tiene que calcular sus actos y planificar su vida a largo plazo. Mientras mejor sea la mente del hombre y mientras mayor sus conocimientos, mayor el plazo de su planificación.
Mientras más elevada y compleja una civilización, mayor será el plazo de sus actividades y, por lo tanto, mayor será el plazo de los acuerdos contractuales entre los hombres, y más urgente será su necesidad de proteger la seguridad de tales acuerdos. Y aun una necesidad primitiva a base de trueque no podría funcionar si un hombre, después de haber acordado entregar un quintal de papas a cambio de una canasta de huevos, y después de haber recibido los huevos, rehusara entregar las papas. Visualice las consecuencias de este tipo de acción caprichosa en una sociedad industrializada, donde los hombres entregan millones de dólares de bienes al crédito, o contratan las construcciones de miles de millones, o firman contratos a noventa años.
El rompimiento unilateral de un contrato involucra el uso indirecto de la fuerza física: consiste, en esencia, en que un hombre recibe valores materiales, bienes o servicios de otro, y entonces rehusa pagar por ellos reteniéndolos por la fuerza (por la mera posesión física), y no por derecho, es decir, que los guarda sin el consentimiento de su dueño. El fraude involucra un uso similar indirecto de la fuerza: consiste en obtener valores materiales sin el consentimiento del dueño bajo premisas o pretensiones falsas. La extorsión es otra variante del uso indirecto de la fuerza: consiste en obtener valores materiales, no a cambio de valores, sino mediante la amenaza, fuerza, violencia o daño. Algunas de estas acciones evidentemente son criminales. Otras, como el rompimiento unilateral de un contrato, puede que no esté motivada criminalmente, pero puede ser causada por irresponsabilidad o irracionalidad. Otros podrán ser asuntos complejos con algo de justicia en ambos lados. Pero sea el caso que fuere, todas esas disputas tienen que sujetarse a leyes objetivamente definidas y tienen que ser resueltas por un árbitro imparcial, aplicando las leyes, en otras palabras, por un juez (y un jurado cuando corresponde). Obsérvese el principio básico que rige a la justicia en todos estos casos: es el principio que ningún hombre puede obtener valores de otros sin el consentimiento del dueño y, como corolario, que los derechos del hombre no pueden abandonarse a la suerte de la decisión unilateral, el juicio arbitrario, o el capricho y juicio irracional de otro hombre.
Tal en esencia, es el fin propio de un gobierno: hacer la existencia social posible a los hombres, mediante la protección de los beneficios y combatiendo los males que los hombres pueden causarse unos a otros.
La función propia de un gobierno cae dentro de tres amplias categorías, todas las cuales involucran el punto del uso de la fuerza y la protección de los derechos del hombre: la Policía, para proteger a los hombres de los criminales; las Fuerzas Armadas, para proteger a los hombres de invasores extranjeros; las Cortes, para decidir disputas de acuerdo con leyes objetivas.
De estas tres categorías se derivan muchas situaciones y corolarios, y su implementación en la práctica, en forma de legislación específica, es enormemente compleja. Pertenece a un campo especial de la ciencia: la filosofía de la ley. Muchos errores y muchos desacuerdos son posibles en el campo de la implementación, pero lo que es esencial aquí, es el principio que ha de implementarse: el principio que el objeto de la ley de un gobierno es la protección de derechos individuales.
Hoy, ese principio está olvidado, ignorado y evadido. El resultado es el presente estado del mundo, con la regresión de la humanidad hacia la tiranía absolutista sin ley, hacia el salvajismo primitivo de gobierno por la fuerza bruta.
En actitud de protesta insensata contra esta tendencia, algunas personas presentan la cuestión de que siendo tales gobiernos tan malos por naturaleza, si no será la anarquía el sistema social ideal. La anarquía, como concepto político, es una abstracción que flota ingenuamente: por todas las razones discutidas antes, una sociedad sin un gobierno organizado estaría a merced del primer criminal que llegase, el cual la precipitaría hacia el caos de las guerrillas pandilleras. Pero la posibilidad de inmoralidad humana no es la única objeción a la anarquía: aún en una sociedad donde cada uno de sus miembros fuese completamente racional y sin tacha moral, no podría funcionar en estado de anarquía, es la necesidad de leyes objetivas y de un árbitro para desacuerdos honrados dentro de los hombres que crea la necesidad de establecer un gobierno.
Una variante reciente de la teoría anarquista, que está confundiendo a algunos jóvenes que abogan por la libertad, es el espantoso absurdo llamado "gobiernos en competencia". Aceptando la premisa básica de los modernos estatistas que no ven la diferencia entre las funciones de un gobierno y la función de la industria, entre la fuerza y la producción, y que abogan por la propiedad estatal de los negocios, los proponentes de "gobiernos en competencia" toman el otro lado de la misma moneda y declaran que ya que la competencia es tan beneficiosa para los negocios, debería aplicarse también a los gobiernos. En vez de un solo gobierno monopolista, declaran, debiera existir un número de diferentes gobiernos en la misma área geográfica, compitiendo por la lealtad de los ciudadanos individuales, dejando a cada ciudadano libre de escoger y estar con el gobierno que escoge.
Recordemos que el control del hombre por la fuerza es el único servicio que un gobierno puede ofrecer. Pregúntese qué significaría la competencia en control forzoso.
No puede llamársele a esto una teoría contradictoria en terminología, ya que evidentemente carece de comprensión de los términos "competencias" y "gobierno". Tampoco puede llamársele una abstracción flotante, ya que es carente de cualquier contacto o referencia a la realidad y no puede concretarse, ni siquiera en forma aproximada. Una ilustración será suficiente: supongamos que el Sr. Smith, un cliente del gobierno "A", sospecha que su vecino, el Sr. Jones, quien es cliente del gobierno "E", le ha robado; un destacamento de la policía "A" llega a la casa del Sr. Jones y encuentran en la puerta un destacamento de la policía "B", que declara que no aceptan la validez de la acusación del Sr. Smith y que no reconocen la autoridad del gobierno "A". ¿Qué sucede entonces? Siga usted adelante con el ejemplo.
La evolución del concepto del gobierno ha tenido una larga y difícil historia. Alguna idea de la función propia de un gobierno parece haber existido en toda sociedad organizada, manifestándose en un fenómeno tal como el reconocimiento implícito (aunque a veces no existente) de la diferencia entre un gobierno y una pandilla la aureola de respeto y de autoridad moral otorgada a un gobierno como el guardián de la "ley y el orden", el hecho que aun los gobiernos más malos reconocieron la necesidad de mantener alguna apariencia de orden y alguna pretensión de justicia, aunque fuese únicamente rutina y tradición, y de proclamar más de alguna justificación moral por su poder, ya de naturaleza mística o social. Así como los monarcas absolutos de Francia tuvieron que invocar "Los Derechos Divinos de Los Reyes", los dictadores modernos de la Rusia soviética tienen que gastar fortunas en propaganda para justificar su poder ante los ojos de los sujetos esclavizados.
En la historia del hombre, la comprensión de la propia función de un gobierno es de logro reciente. Únicamente tiene 200 años de edad y data de la revolución estadounidense. No solamente identificaron la naturaleza y la necesidad de una sociedad libre, sino encontraron la manera de traducirla a la práctica. Una sociedad libre como cualquier otro producto humano no puede obtenerse por casualidad, mediante el mero deseo ni sólo por la "buena voluntad" de sus líderes.
Un complejo sistema legal, basado en principios de validez objetivos, son requeridos para hacer una sociedad libre y mantenerla libre, un sistema que no depende de las motivaciones, del carácter moral o de las intenciones de algún funcionario público, un sistema que no ofrece oportunidad ni "salidas" para el desarrollo de la tiranía.
El sistema estadounidense de poderes balanceados y limitados consistió en tal hazaña. Y aunque ciertas contradicciones en la Constitución sí dejaron algunas salidas para el crecimiento del estatismo, la hazaña incomparable fue el concepto de una Constitución como medio para limitar y restringir el poder del gobierno.
Hoy día, cuando se está haciendo un gran esfuerzo conjunto para borrar este punto, no se puede repetir con demasiada frecuencia que la Constitución es una limitación al gobierno y no al individuo particular que no ordena la conducta del individuo particular, sino únicamente la conducta de un gobierno-, que no es una carta para poder estatal, sino una carta de protección ciudadana contra el gobierno.
Ahora considere la generalización del concepto moral y político invertido en el concepto prevaleciente de gobierno. En vez de ser un protector de los derechos del hombre, el gobierno se está convirtiendo en el violador más peligroso; en vez de guardar la libertad, los gobiernos están estableciendo esclavitud; en vez de proteger a los hombres de los iniciadores de la fuerza física, los gobiernos están iniciando la fuerza física y coerción en la forma y en los casos que le place. En vez de servir como el instrumento de objetividad en las relaciones humanas, los gobiernos están creando un mortal y subterráneo reinado de la inseguridad y miedo, mediante leyes no objetivas, cuya interpretación se deja a las decisiones arbitrarias de burócratas ocasionales; en vez de proteger a los hombres del daño por caprichos, los gobiernos se abrogan el poder del capricho ilimitado, en tal forma que rápidamente estamos llegando a la etapa de última inversión: la etapa cuando el gobierno es libre de hacer cualquier cosa que le plazca, mientras los ciudadanos actúan únicamente por permiso; que es la etapa de los períodos más oscuros de la historia humana, la etapa de gobierno por la fuerza bruta.
Muchas veces se ha mencionado que a pesar del progreso material, la humanidad no ha alcanzado un grado comparable de progreso moral. Tal expresión generalmente es seguida por alguna conclusión pesimista referente a la naturaleza humana. Es cierto que el estado moral de la humanidad es vergonzosamente bajo. Pero cuando uno considera las monstruosas inversiones morales de los gobiernos (hechas posibles por una moralidad altruista colectivista), bajo la cual la humanidad ha tenido que vivir a través de la mayor parte de su historia, uno principia a asombrarse cómo los hombres han logrado preservar aún un semblante de civilización, y cual vestigio indestructible de autoestimación, lo ha mantenido caminando sobre dos pies.
Uno también principia a ver más claro la naturaleza de los principios políticos que tienen que llegarse a aceptar y a advocar, como parte de la batalla, por el renacimiento intelectual del hombre.
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