TRÍPOLI, 24 agosto 2011 (AFP) - “Controlamos cada vehículo que pasa. Vigilamos las calles”: los rebeldes libios han reforzado los controles en Trípoli desde el miércoles para tratar de encontrar a los soldados del régimen y, sobre todo, atrapar al líder Muamar Gadafi, que sigue estando ilocalizable.
“Antes, no sabíamos quién circulaba. Ahora, controlamos mejor, pero la gente teme aún que haya fuerzas de Gadafi en la zona”, explica Brahim Mujtar, al día siguiente de la toma del cuartel general de Muamar Gadafi, situado en el barrio de Bab al Aziziya en Trípoli.
Este rebelde de 27 años está apostado en uno de los numerosos puestos de control que ha desplegado la rebelión, cerca del barrio de Suk al Fatah.
“Cuando los rebeldes iniciaron el asalto a la capital, hace tres días, las fuerzas gubernamentales atravesaban los barrios residenciales disparando a los edificios y aterrorizando a los habitantes”, sostiene el insurgente.
Pero los tiempos han cambiado, según uno de sus compañeros. “Casi hemos acabado con las fuerzas de Gadafi. No quedan más que un puñado. Si Dios quiere, dentro de dos días el país habrá sido completamente limpiado” de los restos del régimen de Gadafi.
“Hemos sufrido durante 42 años, pero ahora vamos a vivir”, subraya por su parte, Sharif Sohail, un combatiente de 34 años, dentista de profesión.
A unos cientos de metros, patrullas de rebeldes armados con fusiles de asalto registran sistemáticamente las calles tomadas por los insurgentes en búsqueda de soldados gubernamentales escondidos.
Los combates continuaban este miércoles por la mañana de manera intermitente y los rebeldes aún no controlaban completamente la capital, pese a haber tomado el martes la residencia de Gadafi.
Dos potentes explosiones se escucharon por la mañana, probablemente un bombardeo aéreo, poco después de que un avión de la Otan sobrevolase la capital libia, constató la AFP.
Según los rebeldes, francotiradores leales a Gadafi están escondidos en la carretera que va al aeropuerto, donde al menos cuatro combatientes rebeldes murieron en la noche anterior.
Desde Bengasi, “capital” de la rebelión, el mando insurgente reclamó a los civiles que se mantengan al margen para permitir a los combatientes que registren todo el cuartel general de Gadafi.
El presidente del Consejo Nacional de Transición (CNT, órgano político de la rebelión) Mustafá Abdeljalil, aseguró que la batalla de Trípoli se saldó con 400 muertos y 2.000 heridos.
El CNT admitió desconocer dónde se esconde Gadafi, que reapareció en un mensaje sonoro para asegurar que la retirada de su residencia se debía a “razones tácticas”.
Fiel a su espíritu combativo y desafiando los llamados a que abandone el poder, Gadafi instó a los tripolitanos, en otro mensaje sonoro, a “limpiar” de rebeldes la capital, tras, según él, haberse paseado de incógnito por sus calles.
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