22 agosto, 2011

Cordero, Vázquez Mota y Lujambio, los favoritos de Calderón

Considera finalistas a los secretarios de Hacienda y Educación y a la líder del PAN en San Lázaro; con Creel hay distancia

Ivonne Melgar
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Cordero, siempre en el círculo cercano del Presidente


CIUDAD DE MÉXICO, 22 de agosto.- El presidente Felipe Calderón se ha involucrado en la selección del candidato panista rumbo a los comicios presidenciales de 2012: ha dicho que respetará la decisión que tome su partido, ha convocado a reuniones preparatorias y ha afirmado que tiene sus aspirantes predilectos.

Los hechos muestran que esta confianza se vincula directamente con la cercanía personal y la lealtad que los cinco precandidatos le han mostrado:

El secretario de Hacienda, Ernesto Cordero, ha recibido encargos fundamentales por parte del primer mandatario y ha sumado elogios en público.

Josefina Vázquez Mota, fundamental en los comicios presidenciales de 2006, ha sido clave para el debate en San Lázaro.

El titular de la SEP, Alonso Lujambio, es amigo de Calderón desde su juventud y al igual que los anteriores dos, también ha encabezado un despacho en la actual administración.

De acuerdo con los asistentes a la encerrona panista del 15 y 16 de julio pasados, el Presidente consideró que la terna final de su partido debería quedar entre esos tres políticos.

Los dos aspirantes restantes, Santiago Creel y Emilio González, no han ocupado puestos en el gobierno de Calderón. Creel, de hecho, ni siquiera asistió al cumpleaños del Presidente el pasado sábado.

Tan cerca y tan lejos de Felipe Calderón

Involucrado abiertamente desde hace cinco semanas en el proceso de elección del candidato del PAN para sucederlo en 2012, el presidente Felipe Calderón ha prometido respetar la decisión del partido, sin negar que tiene afectos diversos hacia los aspirantes y una evaluación sobre la capacidad política de cada uno de ellos.

Tanto los dichos como los hechos muestran que el grado de confianza del mandatario hacia el senador con licencia Santiago Creel; el secretario de Hacienda, Ernesto Cordero; el gobernador de Jalisco, Emilio González; el titular de la SEP, Alonso Lujambio, y la coordinadora en San Lázaro, Josefina Vázquez Mota, resulta proporcional a la cercanía personal que con él sostienen.

De manera que entre los cinco finalistas, los mejores elogios de Calderón en los medios han sido para su responsable de Hacienda, su colaborador y amigo desde hace más de una década, a quien se le tilda como “el delfín del Presidente”.

Con y sin afecto

En momentos de crisis, como lo fue el de la emergencia sanitaria desatada por el virus AH1N1, el Presidente tampoco ha dudado en recurrir a Cordero, a quien en esa coyuntura encargó, sin que entonces trascendiera, la estrategia para realizar las pruebas clínicas de los primeros casos y traer del extranjero los insumos que permitieran replicarlas en México.

En el extremo contrario se encuentra el senador Santiago Creel, con quien Calderón compitió hace seis años por la candidatura presidencial del PAN.

Aunque en entrevista con Pascal Beltrán del Río, en Excélsior, el 29 de junio anterior, el Ejecutivo federal declaró que no tenía “desafecto” por ninguno de los precandidatos y que la rivalidad en la interna panista de 2005 “ya es cosa del pasado”, también dejó manifiesta su idea de que entonces “sí creo que a él le afectó esa condición de candidato oficial”, en alusión a que el ex secretario de Gobernación fue “el delfín” del ex presidente Vicente Fox.

Una situación todavía más personal subraya la distancia política y afectiva entre el Presidente y Creel: el festejo de cumpleaños de Calderón este sábado en Los Pinos, donde el senador con licencia fue el único presidenciable panista ausente, por falta de invitación.

La terna ideal

Se trata de una distancia que el mandatario tampoco ocultó con los denominados liderazgos panistas, en la encerrona que él condujo el 15 y 16 de julio, hecha para perfilar la estrategia de selección del abanderado presidencial blanquiazul.

Entonces, de acuerdo con testimonios de los asistentes, Calderón no sólo compartió su deseo de explorar opciones ciudadanas, al margen de los aspirantes de Acción Nacional, sino que se pronunció por acortar el número de competidores, inclinándose por una terna que no incluyó a Creel, pese a ubicarse desde entonces en el primer o segundo lugar de las encuestas entre la militancia.

A pregunta expresa de los asistentes a la encerrona, durante la cena del día viernes 15 en la terraza de la sede nacional del PAN, el Presidente comentó que, en su opinión, la elección interna en su etapa finalista debería quedar entre los secretarios Cordero y Lujambio y la diputada Vázquez Mota.

Los calderonistas

Aquella mención presidencial sobre el titular de la SEP como competidor en la última fase de un proceso al que le restan más de un centenar de días, no sólo ha contribuido a mantener las aspiraciones de Lujambio, sino además los apoyos hacia él de una parte del denominado calderonismo, es decir, de los colaboradores o cercanos al Presidente.

Ése es el caso de Juan Ignacio Zavala, hermano de Margarita Zavala, y de su prima, la también coordinadora de los legisladores locales panistas, Mariana Gómez del Campo.

Si bien Lujambio se sumó al gabinete hace apenas 16 meses, pues antes se desempeñó como consejero presidente del Instituto Federal para el Acceso a la Información (IFAI), la relación personal con Calderón viene desde la temprana juventud de ambos, en su calidad de hijos de cuadros militantes panistas.

El Presidente confía en la capacidad intelectual y política de su secretario de Educación y, según lo externó en aquella encerrona, también considera que su imagen es una de sus ventajas competitivas frente un escenario en el que desde ya admite que el candidato a vencer es el priista Enrique Peña Nieto.

Cuando lo nombró secretario, Calderón comentó que Lujambio “sabe que en la política está el espacio de construcción de acuerdos en beneficio de la educación”, y que el cargo exigía las capacidades de concertación y entendimiento.

Ésas son las mismas atribuciones que el Presidente considera probadas en el otro precandidato calderonista, Cordero, a quien en mayo eligió para que alentara a los delegados federales a defender la causa del gobierno.

En la citada entrevista con este diario, Calderón ofreció una explicación de por qué confía tanto en el titular de Hacienda: “No hay cosa peor que un secretario o una secretaria que no se arriesga y ve pasar los tiros, y aunque sean hacia su portería no se avienta a pararlos”.

Y ponderó que Cordero no es de los que ven los toros desde la barrera, sino que tiene el valor de salir. Pero algo más que entonces enfatizó: sabe crear y poner en práctica políticas públicas.

La lealtad y los externos

Hay otra característica que Calderón considera indispensable y prioritaria en sus colaboradores: la lealtad.

Se trata de un atributo que ha logrado corroborar y medir en los tres precandidatos de la señalada terna ideal: en Cordero, a quien ha tenido cerca cuando era diputado, titular de Banobras, secretario de Energía y en lo que va del sexenio; en Lujambio cuando fue consejero electoral y ahora como integrante del gabinete, y en Vázquez Mota, como integrante de la bancada en 2000, coordinadora política de su campaña, titular de la SEP y coordinadora parlamentaria.

De modo que las circunstancias y trayectorias de Creel y del gobernador Emilio González, los candidatos externos al calderonismo, los colocan en desventaja en la valoración personal y afectiva del Presidente, toda vez que no han sido parte de su equipo.

Cabe precisar, sin embargo, que en el caso del mandatario estatal existe un reconocimiento del Ejecutivo federal por la cooperación mostrada en Jalisco, particularmente en materia de seguridad.

Si bien Calderón ha señalado a esa entidad como ejemplo de buenos resultados en operativos militares contra narcos, el precandidato González no forma parte de los gobernadores panistas cercanos a Los Pinos.

Y es que tanto Creel como el jalisciense representan a grupos políticos del PAN diferentes al llamado calderonismo.

La estafeta de Mouriño

Como lo ha externado en los homenajes a su fallecido amigo Juan Camilo Mouriño, la lealtad es una de las cualidades que más exalta de quien en vida fuera su mano derecha.

Y justamente el hecho de que Cordero tomara su lugar en el aglutinamiento de los que antes fueron liderados por el desaparecido campechano, hizo que al ex titular de la Sedesol se le viera como el delfín de Los Pinos.

Además de la responsabilidad hacendaria que hace 20 meses le asignó, Calderón dio al precandidato presidencial la tarea de la relación con su aliada política Elba Esther Gordillo, líder magisterial e impulsora del partido Nueva Alianza, nexo que hasta el día de su trágico fallecimiento llevaba Mouriño.

Candidata de claroscuros

Bajo la identidad de aspirantes externos y calderonistas, la situación de la coordinadora Vázquez Mota resulta especial, ya que si bien cuenta con la amistad y cercanía del Presidente, no ha recibido hasta ahora el aval de los calderonistas.

Con excepción del abierto respaldo del secretario particular de Calderón, el diputado con licencia Roberto Gil Zuarth, el resto de los principales funcionarios de Los Pinos se ha dividido entre Cordero y Lujambio.

Aunque el Presidente ha depositado en Vázquez Mota delicadas encomiendas, como conseguir el cobijo de los empresarios cuando era candidato presidencial, conducir la SEP sin quedar de rehén de la lideresa del SNTE y defender la agenda legislativa en San Lázaro —bajo el diagnóstico de que no cuenta con el cierre de filas de la bancada panista en el Senado—, la relación política está marcada por claroscuros.

Tal circunstancia tiene ejemplos en dichos y hechos presidenciales. Queda para el registro el comentario que en abril de 2008 hizo Calderón en una gira por Zacatecas y que fue interpretado como maltrato, al pedirle que “se ponga las pilas, que se ponga a trabajar” para que le presentara pronto un programa de reparación de escuelas.

Al día siguiente, el mismo Ejecutivo reivindicó el desempeño de la secretaria: “Cuando digo que se pongan las pilas no es porque no se las ponga o no las tenga, sino porque sé que cuando le encargo algo ella se esmera, hace algo especial y lo arregla”.

Sin embargo, un año después de ese apremio, Calderón la removió de la SEP, acto que se significó como un reclamo de Gordillo.

“Ha sido invitada por el PAN para contender por un escaño en la Cámara y ejercer ahí su enorme liderazgo”, dijo Calderón el primer sábado de abril de 2009.

Incluso públicamente, en 2010, el Presidente admitió ante los diputados del PAN que el cargo más difícil para un político era el de coordinar a los legisladores de su partido, y que ella lo hacía de excelente manera.

Pero el clima de satisfacción se vio empañado por el rechazo de Vázquez Mota a la candidatura por la gubernatura mexiquense, una petición que si bien nunca hizo el Presidente de manera personal, sí le fue planteada en abono a su gobierno.

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