22 agosto, 2011

En “efecto”, es Peña Nieto

Se impone la encuestocracia a la comentocracia.

José Cárdenas

La clase política manda al diablo a los mejores analistas. Los reemplaza por Roy Campos, Francisco Abundis, María de las Heras o Ulises Beltrán; los “adivinos” de la bola de cristal.

Faltan 313 días para saber quién será el nuevo Presidente de la República. Cada semana nos miden “la fiebre” electoral. Y muchos ya juran en el nombre de Enrique Peña Nieto. No es en vano. Lo dicen los sondeos. Al diablo los analistas. Tranquilos. Una encuesta es una interpretación del ánimo colectivo. Una instantánea del momento. Ayuda a entender, pero nada más. Partidos y aspirantes (suspirantes) pretenden convertir las “fotografías” en “radiografías”. Lo relativo, en absoluto. La encuestocracia se impone a la comentocracia.

¿Qué importa si un político carece de visión de estadista? ¿O que ignore la macroeconomía? Lo que importa es que encabece los sondeos. Las encuestas favorecen al más conocido, no al mejor. ¿Verdad, Vicente Fox? Esto es como en la tele. Lo que importa es el rating. Vende más Laura Bozo que un buen reportaje de History Channel. Lo mejor sucumbe ante lo barato.

La dictadura de las empresas encuestadoras ha provocado que muchos políticos y medios de comunicación crean que en la guerra de cifras electorales está la mejor estrategia para direccionar el voto de los electores, en particular el de aquellos con bajo nivel de preparación. Mito genial. Las encuestas no inducen la preferencia del voto. Si los numeritos de todas las casas encuestadoras fueran contundentes, dejaría dos cosas en claro: 1) si hoy fueran las elecciones, el PRI regresaría a Los Pinos, sólo con Enrique Peña Nieto y, 2), Marcelo Ebrard perdería el DF. Las más recientes encuestas (Consulta Mitofsky, Gea-Isa, Buendía y Laredo, Parametría, Gaussc, Indemerc Louis Harris y Reforma) sobre cómo se perfilan los precandidatos rumbo a la Presidencia, arrojan prácticamente los mismos resultados.

Peña Nieto (PRI) barre de calle. Andrés Manuel López Obrador (PRD) y Santiago Creel o Josefina Vázquez Mota (PAN) quedarían en empate técnico. La chiquillada no pinta. Cuando mucho le dice al buey: “Estamos arando”.

En el PRI parece no haber duda de quién será su candidato. Hay un abismo de diferencia (71 puntos) entre Peña Nieto y Manlio; incluso Beatriz Paredes aparece mejor posicionada que el senador sonorense. En el PAN, Santiago sobresale en todos los sondeos, seguido por Josefina. Los sotaneros son Cordero, el góber piadoso (González Márquez) y Lujambio; no esponjan. Entre perredistas, López Obrador dobletea a Marcelo.

Aquellas víctimas de “la encuestitis” olvidan la regla dorada: Los sondeos sólo muestran tendencias. La voluntad electoral se mide en las urnas. Calma, calma, diría mi nieto.

MONJE LOCO. Todo parecía un sábado cualquiera en la “la casa del dolor ajeno”. Al minuto 40 de un juego intrascendente, truenan los balazos. Así lo informó el periódico El Siglo, de Torreón: http://www.youtube.com/watch?v=ocmsR7OliVI

Veinte mil asistentes al estadio Corona entran en pánico. Los consume el horror. La balacera es afuera. El caos, adentro. TV Azteca corta transmisión; apaga la tele. Tres camionetas atacan a una patrulla municipal. Hieren a un policía. El pavor se contagia. Todos al piso. Nadie informa. Dice Jorge Saldaña (@saldanajorge): “Tenemos Sub 17, Sub 20 y subdesarrollo”. La Femexfut justifica: “Se pudo tener la tranquilidad de que al interior no sucedió nada”. Todo se sabe, todo se supo.

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