24 agosto, 2011

Europa debe aumentar su propio gasto de defensa


Ser líder significa a menudo decir verdades incómodas a los amigos. Entre el optimismo provisional de la OTAN por lo de Libia, el secretario general de la organización, Anders Fogh Rasmussen, ha vuelto a recordar a los miembros europeos de la alianza que la misión solo ha sido posible gracias al fuerte apoyo de Estados Unidos

La equitativa distribución de la carga dentro de la OTAN ha sido una preocupación permanente para el secretario general en los últimos años. Sin embargo, ahora parece haber llegado al punto de inflexión. Los americanos, preocupados por la deuda del país, el déficit y el desempleo están cada vez más cansados de asumir una parte desproporcionada del presupuesto de la OTAN. Rasmussen afirma que los miembros europeos de la OTAN representan solamente el 20% del total del gasto de defensa de la alianza – era un tercio hace 20 años. Y los presupuestos de defensa en Europa van camino de disminuir un 2,9% más en los próximos cinco años.

Además, a medida que la guerra en Afganistán se acerca a su undécimo año, Estados Unidos sigue confiando de manera desproporcionada por apoyo en sus socios del mundo anglosajón. Mientras que Gran Bretaña, Australia y Canadá han estado codo a codo con Estados Unidos en esta guerra –una misión autorizada por la ONU y la OTAN— otros aliados europeos se han mantenido al margen y han dejado que los demás llevan la carga.

Para Rasmussen, esto no es sólo una cuestión de dinero, se trata del futuro mismo de la alianza transatlántica. La alianza euroatlántica de 60 años ha superado algunos de los desafíos más grandes del mundo, incluyendo la Guerra Fría, la transición de Europa Central y Oriental del comunismo a la democracia y la limpieza étnica en los Balcanes. Ahora parece que los aliados van a salir de Libia estableciendo una posibilidad real de democracia moderna afianzándose en este país del Magreb. Con todos sus problemas, el mundo no sería más seguro sin una sólida OTAN.

Pero ahora hay un presidente en la Casa Blanca que no siente la misma afinidad por la alianza transatlántica que sí tuvieron sus predecesores. El exsecretario de Defensa Robert Gates podría haberse estado refiriendo a Obama cuando dijo que los políticos de hoy son la primera generación que no han pasado sus años de formación en la lucha contra la Guerra Fría. El presidente Obama no siente la afinidad umbilical con Europa que sí tenían los presidentes Bush, Clinton y Reagan. Y el pueblo americano tiene todo el derecho de estar preocupado por el oportunismo de los europeos en defensa. Es hora de que Europa esté a la altura de las circunstancias.

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