23 agosto, 2011

Indocumentados no deportables

   Integrantes de una coalición por los derechos de los inmigrantes protestan en Los Angeles contra el programa Comunidades Seguras, el 15 de agosto.
Integrantes de una coalición por los derechos de los inmigrantes protestan en Los Angeles contra el programa Comunidades Seguras, el 15 de agosto.
Kevork Djansezian / Getty Images

La decisión del gobierno del presidente Barack Obama de suspender las deportaciones de miles de indocumentados es el cambio más significativo en política migratoria desde la amnistía de 1986. Le ha regresado la esperanza a millones de indocumentados de que, si no han cometido ningún crimen, podrían quedarse indefinidamente en Estados Unidos.

La nueva directiva del Departamento de Seguridad Interna se concentrará en arrestar y deportar a criminales, suspendiendo la deportación masiva de inmigrantes sin antecedentes penales. Esto evitaría la separación de muchas familias e, incluso, les permitiría a algunos inmigrantes solicitar un permiso de trabajo.

Hay más. Actualmente, miles de inmigrantes que cometieron una simple infracción de tránsito o un delito menor han sido deportados luego de ser detenidos por la policía. Eso debería cambiar con esta nueva orden del gobierno de Obama.

Cecilia Muñoz, directora de asuntos intergubernamentales de la Casa Blanca, me dijo que una infracción de tránsito no es considerada como una “alta prioridad criminal”. En otras palabras, nadie debe ser deportado por el simple hecho de pasarse un alto o porque no prendió la direccional de su auto al dar una vuelta.

Aclaremos. No se trata de una legalización ni tampoco resuelve el problema de fondo de los 11 millones de indocumentados. Pero sí le vende la idea a los indocumentados de que, aun si son arrestados, podrían evitar la deportación. Muchos duermen hoy más tranquilos.

Aunque el nuevo programa no identifica a ningún grupo, si beneficiaría potencialmente a los dreamers, es decir, a más de dos millones de estudiantes indocumentados que quieren ir a la universidad y no pueden. Estudiantes y no estudiantes se van a beneficiar.

Esto crea una nueva categoría extraoficial: indocumentado no deportable. No estás legalmente en Estados Unidos ni puedes obtener un trabajo de manera legítima. Pero, al mismo tiempo, sabes que no te van a deportar a tu país de origen ni a separar de los tuyos.

Algo es algo. Por fin, el presidente Obama utilizó su autoridad presidencial para ayudar a los inmigrantes. Pero se tardó tres años en hacerlo. Obama ha deportado a más de un millón de inmigrantes desde que tomó el poder.

Además, su controversial programa conocido como Comunidades Seguras ha hecho más inseguras las comunidades de inmigrantes al permitirle a la policía actuar como agentes migratorios. Su decisión de extender ese programa a nivel nacional –y no solo en ciudades específicas como ahora– aísla aún más a los inmigrantes, los expone a ser víctimas de crímenes (porque no se atreven a denunciar delitos a la policía) y, al final de cuentas, no resuelve el problema migratorio de fondo.

Pero algo es algo. El presidente Obama, cuando tenía la mayoría en ambas cámaras del Congreso, pudo haber presentado su propuesta de reforma migratoria. Eso es exactamente lo que prometió durante su campaña presidencial en el 2008. Sin embargo, no lo hizo. Suspender las deportaciones no es lo mismo que legalizar a indocumentados, aunque, sin duda, será bien recibido por aquellos que están a punto de ser echados fuera del país.

Obama ha ido perdiendo el apoyo de los hispanos –ahí están las encuestas para demostrarlo– y está claro que le molesta que lo acusen de no haber cumplido su promesa migratoria. La luna de miel entre Obama y los latinos, oficialmente, terminó. Por eso ha habido varias protestas de latinos contra su gobierno por no cumplir su palabra, por separar a familias y por deportar a más indocumentados que cualquier otro presidente norteamericano.

Esta decisión –aunque la Casa Blanca insista en que no tiene motivos políticos o electorales– le debe ayudar a acercarse a los votantes latinos antes de las elecciones presidenciales del 2012. Nadie puede llegar a la presidencia sin el voto masivo de los hispanos. Ni reelegirse.

La suspensión de las deportaciones es una buena noticia para millones de inmigrantes en Estados Unidos que no han cometido ningún crimen y que se han dedicado, exclusivamente, a trabajar, a sacar adelante a sus familias y a mejorar este país. No resuelve su problema legal. Pero los pone en un limbo migratorio. Y eso, definitivamente, es mucho mejor que el infierno de la deportación.

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