18 agosto, 2011

La bolsa o la vida

Día con día

Héctor Aguilar Camín

Previsiblemente empezó mal la discusión por la bolsa que los estados recibirán en el presupuesto de 2012. El partido en el gobierno, el PAN, reclamó a los gobiernos estatales, en particular a los priistas, sus deudas excesivas y sus dispendios.

Mientras no rindan cuentas claras, dijeron, no habrá aumento de las bolsas de dinero federal a los estados, en particular a gobiernos priistas.

La respuesta de los priistas fue señalar que el verdadero dispendio y el aumento del gasto corriente es el del gobierno federal.

Es una de esas veces en que las dos partes acusadoras tienen razón y ambas señalan fallas obvias de sus adversarios, fallas que puestas juntas componen la gran falla de todo el sistema de gasto público del país.

Los gobiernos locales no rinden cuentas claras y han tenido en estos años las bolsas más grandes que hayan gastado nunca. El gobierno federal es un maestro del subejercicio y el gasto corriente abultado.

La confluencia de ambas debilidades da por resultado un sistema de gasto público ineficiente y opaco. El presupuesto federal de México no es nada despreciable. Ronda los 300 mil millones de dólares cada año.

Si queremos un nuevo federalismo fiscal, éste tiene que estar sustentado en la transparencia de las cuentas y en el empleo eficaz del gasto.

La Federación tiene que ser capaz de dar cuenta a los ciudadanos del gasto federal que ejercen los estados y los estados tienen que dar cuentas a la Federación de cómo ejercen el dinero que les llega de ella.

El eslabón falso de este proceso es que los estados rinden cuenta de sus gastos a sus congresos locales, en tanto representantes de su soberanía. Y son estos representantes quienes les aprueban las cuentas, sin ser ellos el origen de los dineros. La consecuencia política es que los congresos locales aprueban todo, pues a todos les toca algo en el reparto de dinero federal que no les cuesta recaudar.

Ésta es la pieza que tiene que cambiar: si los dineros vienen de la Federación, es la Federación quien debe vigilar y aprobar su uso.

Se dirá que esto atenta contra la soberanía de los estados. Respondo que los estados no son soberanos en esto, pues no cobran impuestos propios y no hay por tanto soberanía que agraviar.

El conflicto abierto por la bolsa de 2012 podría ser la ocasión de un nuevo pacto fiscal en el que todos pongan: la Federación más recursos para los estados, los estados más transparencia para la Federación, y ambos una más efectiva rendición de cuentas para los ciudadanos.

El gasto público de 2012 puede ser clave para aminorar los daños de la recesión que se avizora. Un buen acuerdo de gasto entre la Federación y los estados se antoja indispensable.

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