19 agosto, 2011

La presión de la deuda soberana

La presión de la deuda soberana

Los países de la comunidad europea se encuentran en lo que parece ser un camino sin salida. Por un lado se encuentran con fuertes déficits fiscales. Por el otro, con un abultado monto de deuda que prácticamente ya no puede ser sostenido; los recientes eventos en Grecia son una muestra de este fenómeno. Cómo si eso no fuese suficiente, los gobiernos también se enfrentan a una fuerte oposición por los ciudadanos, como el caso de los “indignados” españoles, al recorte de gasto público. Alta deuda sobre un hombro y un abultado déficit fiscal sobre el otro, poco margen para incrementar los ingresos y la ciudadanía que se opone a cortar el gasto. Ciertamente no es un dilema fácil de resolver. La brecha fiscal posee trabas por ambos lados: aumento de ingresos y baja de gastos.

EE.UU., por su lado, tampoco está libre de este problema. Este gráfico de The Economist muestra el ajuste necesario en el presupuesto fiscal para reducir la deuda bruta a un 60% del PBI para el año 2026.


Debt management

Según el gráfico no son pocos los países importantes que presentan un buen panorama, incluido EE.UU. Las protestas sociales no pueden cambiar la realidad económica. Los políticos no pueden hacer desaparecer el problema detrás de discursos y debates. Si los gobiernos han gastado más de lo que pueden por un largo tiempo, entonces tarde o temprano un ajuste de cuentas será necesario. Esconder el problema con nuevas deudas no soluciona el problema. Beneficios y programas sociales provistos por el gobierno a sus ciudadanos son difíciles de descontinuar una vez que la población se ha acostumbrado a ellos, especialmente si el método de financiación de estos programas no es claro para el público en general. ¿De dónde vienen los fondos? A mayor gasto público mayor alcance y grado de dependencia de las erogaciones del gobierno, y a mayor gasto público menor productividad. El nudo es difícil de desatar.

¿Implica llegar al límite de deuda entrar en default? No necesariamente. Como explica el profesor Steve Horwitz en Coordination Problem, un default sucede cuando uno deja de pagar sus deudas, no cuando uno alcanza su límite de endeudamiento. Por ejemplo, si alcanzamos el límite de crédito de nuestra tarjeta de crédito no estamos en default, estamos en default el día que dejamos de pagar nuestras obligaciones con la tarjeta de crédito. Si llegamos a ese punto, entonces tenemos que re-asignar nuestros gastos, disminuyendo el consumo para poder pagar nuestras deudas. Lo mismo sucede con el gobierno, si no es posible obtener nuevos créditos, entonces una reubicación de las partidas de gasto es necesaria para evitar el default; pero esto se debe a que el gobierno ha estado gastando sobremanera por demasiado tiempo, no porque el sistema bancario haya sido golpeado por una tormenta perfecta. Si el congreso puede cambiar el límite de deuda, entonces también puede cambiar la partida de gastos para evitar el default. El problema a resolver es si el problema va a ser resuelto ahora en será postergado para más adelante, en frente a una situación posiblemente aún más delicada. Incrementar el límite de deuda sienta un precedente que puede ser contraproducente, ¿cuál es la idea de un límite al endeudamiento del gobierno si cuándo más importante es respetarlo el mismo es modificado? Los límites se vuelven relevantes cuando el mismo se hace sentir, no cuando uno se encuentra lejos de alcanzarlo.

Es por este motivo que la crisis financiera es más una manifestación de un prolongado desequilibrio fiscal que de un problema puramente ubicado en el sector financiero. Cuando hablamos de la crisis financiera pareciera ser que el problema fuese únicamente financiero, pero el problema de fondo es un déficit fiscal crónico que los gobierno no han querido corregir. No son los bancos, sino los gobiernos, los que no pueden pagar sus deudas. Si no lo hacen, entonces los bancos se verán afectados. Salvar a los bancos, entonces, puede ser una forma de ir por encima del problema fiscal y atacar al síntoma en lugar de al problema de fondo. El siguiente gráfico, también de The Economist, muestra la exposición de los bancos europeos a la deuda soberana.

Exposición a deuda soberana

Un gran esfuerzo va a ser necesario en los dos lados del Océano Atlántico para resolver este problema. Y es muy probable que los problemas que Grecia y EE.UU. han estado enfrentando en los últimos días sea el inicio de una seria de problemas similares que el resto de los países de Europa van a tener que enfrentar tarde o temprano. La burbuja inmobiliaria, y déficit fisca de EE.UU. eran problemas conocidos desde hace tiempo, al no mantener sus cuentas fiscales en orden la comunidad europea ha dejado pasar una oportunidad para ganar peso económico y en cambio se encuentra frente al mismo problema que su competencia internacional.

No importa cuál sea el régimen monetario que tengamos, si no hay una conducta de equilibrio fiscal por parte de los gobiernos, es una cuestión de tiempo hasta que los problemas salgan a superficie. Cuando hubo que elegir entre el patrón oro y estabilidad fiscal, el patrón oro fue abandonado. ¿Tendrá el Euro un destino similar?

Publicado por Nicolás Cachanosky

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