23 agosto, 2011

Los mercados pueden equivocarse si esperan que Bernanke nos rescate

Alain Galibert
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Ben S. Bernanke, presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos.

Los inversores que apuestan porque Bernanke va a venir al rescate con otra ronda de estímulos monetarios pueden llevarse un buen chasco. El esperado discurso del presidente de la Fed en Jackson Hole va a establecer una situación lose-lose (en la que siempre se pierde): puede que no ofrezca al mercado la deseada señal de una tercera ronda de quantitative easing e incluso aunque lo haga, puede que no sirva de nada.

De hecho, la subida de ayer se explica por la especulación de que Bernanke va a venir al rescate del mercado en el mismo momento y en las mismas circunstancias que en 2010. Pero muchos economistas y estrategas discrepan de esas esperanzas.

Hace un año, Bernanke estaba presionado para actuar después de una caída del 17% en la bolsa en verano de 2010 por los miedos a la crisis soberana europea y a una nueva recesión en EEUU. El mercado ha caído casi lo mismo desde los máximos de mayo de 2011 y todos los economistas están rebajando sus previsiones de PIB hasta niveles del 1%.

El año pasado, el presidente de la Fed aprovechó esta comparecencia, que siempre era de bajo nivel y prácticamente vacacional, para anunciar el lanzamiento del QE3 para estimular el crecimiento, que se puso en marcha en noviembre y mantuvo la bolsa al alza durante ocho meses. Pero con la caída de este verano, aunque el S&P 500 todavía está un 6,5% por encima del discurso del año pasado, ya pierde el 4% respecto al momento en que la relajación monetaria comenzó.

Ahora, la ralentización económica añade más dramatismo al mensaje de Bernanke. Zach Pandl, economista de Goldman Sachs, cree que el discurso incluirá una reflexión detallada sobre una posible nueva compra de activos a gran escala, y hay encuestas que aseguran que estas compras ya se han descontado en el mercado; por tanto, hacen falta más para hacer subir más las cotizaciones.

Pandl también cree que Bernanke puede sacar a colación la llamada "Operación Twist", un término de los años 60 que se refiere a los esfuerzos del banco central por comprimir la curva de tipos. Este movimiento, en vez de incrementar todavía más el balance de la Fed, vendería deuda a corto plazo y compraría a largo, como forma de rebajar los tipos largos y estimular la inversión.

La cuestión es si eso sería suficiente para aplacar la sed del mercado de una intervención todavía mayor de la Fed. "La bolsa ha subido hoy porque espera que Ben llegue en helicóptero a Jackson Hole para dispensar el QE3. Si no lo hace, el mercado volverá a caer con fuerza", anticipa el famoso gurú Nouriel Roubini.

Pero los inversores que esperen que el discurso de este año tenga el mismo impacto que el del pasado también pueden acabar decepcionados. "La gente puede estar cubriendo algunos cortos en anticipación de este acontecimiento, pero no veo a los gestores tradicionales tomando grandes posiciones el viernes por la volatilidad que hay en el mercado", opina Dave Lutz, directos de trading en Stifel Nicolaus.

Por tanto, el mercado puede aprovechar el discurso no como una excusa para suavizar los picos y valles que han dominado la operativa en las últimas siete semanas sino para exacerbarlos. En ese sentido, hay quien está convencido de que, si hay anuncio, "vamos a tener un rally de mil puntos y vamos a hacer nuevos máximos antes de que puedas pestañear", opina Keith Springer, presidente de Springer Financial Advisory.

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