29 agosto, 2011

México bajo terrorismo

México bajo terrorismo

La explosión de granadas en el Casino Royale, de Monterrey, es uno de los ataques más canallas y alevosos de que se tenga memoria.

Martín Moreno

Lo ocurrido ayer en Monterrey es terrorismo. Por primera vez en su gobierno, Felipe Calderón califica un atentado del crimen organizado como “acto de terror”. El país ha entrado a la fase más dolorosa: el asesinato masivo de civiles.

La explosión de granadas que, hasta la hora de redactar esta columna, causó 53 muertos, es uno de los ataques más canallas y alevosos de que se tenga memoria. Matar a inocentes, a civiles que solamente se divertían en el Casino Royale, es el desafío máximo al Estado mexicano.

Los reportes sobre el atentado apuntan a que un comando cerró las puertas del casino y arrojó las granadas. Las víctimas no tuvieron oportunidad de nada: fueron masacradas sin ninguna posibilidad de defensa o de huida. De acuerdo con la cadena de televisión CNN, habrían sido al menos seis personas las que perpetraron el ataque.

¿Ante qué estamos? Frente a un ataque terrorista.

Es terrorismo y así lo llamó anoche el Presidente de la República.

Son ataques de exterminio a la población. El mensaje es: ni nos asustan ni podrán con nosotros. Tenemos las armas y las entrañas para matar a los civiles que sea necesario. Y el desafío es contra el Presidente, el Ejército, la Marina, la Policía Federal, los gobernadores, las policías estatales y municipales, así como cualquier otra autoridad.

Pero lo más grave y doloroso es la muerte masiva de mexicanos, a plena luz del día y sin ninguna defensa.

¿Quiénes son los responsables de los granadazos en el Casino Royale de Monterrey? Hasta donde se sabe, la “plaza” es de Los Zetas. En el fondo, no importa quiénes hayan sido o el capo que lo ordenó.

La intención es desestabilizar a un país que, desde hace meses, enfrenta una violencia fuera de control. ¿Desestabilizar para qué? Para crear un estado de confusión, caos y miedo. La impotencia de civiles inocentes se suma a una estrategia federal que según muchos ha quedado rebasada. Para lo que ocurrió en Monterrey no hay justificación. Es la barbarie.

Es cuestionar el papel del gobierno federal y su estrategia, pero también la indolencia, ineficacia y, en no pocas ocasiones, la complicidad de gobiernos estatales y corporaciones policiacas.

Es el Nuevo León de Rodrigo Medina. El Morelos de Estrada Cajigal y Marco Adame. El Michoacán de Leonel Godoy. El Tamaulipas de Tomás Yarrington y Eugenio Hernández. El Veracruz de Fidel Herrera. El Chihuahua de Reyes Baeza y César Duarte. El Coahuila de Humberto Moreira.

Es el México bajo el terror.

ARCHIVOS CONFIDENCIALES

* MARTÍ, LORENA Y LOS TONTOS. “Se han hecho tontos”, dijo Alejandro Martí al referirse a gobernadores y alcaldes en la lucha contra la inseguridad. Tiene razón. Sin embargo, de lo mismo se le puede acusar a Martí porque, hasta hoy, ha mostrado un silencio ofensivo y cómplice con la impunidad, al no asumir públicamente que la ex subinspectora federal, Lorena González, no tuvo ninguna participación en el secuestro y la muerte de Fernando Martí y, aun así, cumplió ya tres años en la cárcel. Alejandro Martí ha mostrado indiferencia absoluta con el caso de Lorena, fabricado por la PGJDF, solapado por Marcelo Ebrard y consentido por Martí. Podrá decir el empresario que no es autoridad. Cierto. Sin embargo, tiene la obligación moral de decir públicamente que hay una inocente en prisión relacionada con el caso de su hijo. Es una infamia lo que se ha hecho con Lorena, a quien también —sin éxito para su fortuna— se le han tratado de fabricar otros casos. Hay muchas formas de hacernos tontos.

* CASO PAULETTE. Al pie de mi columna del martes pasado, y vía Twitter, la señora Margaret Gebara, quien se identifica como tía de la pequeña Paulette Gebara Farah, pide públicamente que nos dejemos “de colgar del nombre de mi sobrina Paulette” y ya no escribir sobre el tema y, en dos ocasiones, me ha advertido que “todo se paga”. Margaret está confundida: no hablamos de Paulette, sino de la manipulación, la irresponsabilidad y las mentiras de familiares y funcionarios. Le recomiendo leer Paulette, lo que no se dijo (Martín Moreno/Editorial Santillana/Aguilar), para que reflexione sobre lo que en realidad se hizo con la niña. Por lo tanto, seguiré investigando y escribiendo sobre el caso. De eso que nadie tenga duda. Es la impunidad. El abuso de poder. Contra eso hay que luchar. Y en relación a que “todo se paga”, lo asumo y lo atiendo como lo que es: una amenaza.

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