29 agosto, 2011

Castillo: la sombra de Paulette

Castillo: la sombra de Paulette

El caso, contra lo que dice y piensa el titular de la PGJEM, no está cerrado. No, al menos, para algunos periodistas.

Martín Moreno

Detrás del circo mediático montado tras la detención de Osva ldo García Montoya, El Compayito, está el procurador de Justicia del Estado de México, Alfredo Castillo, y su historia negra: fue fiscal de uno de los casos más sucios, manipulados e indignantes de la historia: la muerte de la niña Paulette Gebara Farah. Castillo lleva a cuestas no sólo el cadáver de Paulette. También padece fuertes desequilibrios emocionales.

¿En manos de quién está la justicia en el Edomex? En las de un hombre que ingiere pastillas para controlar la ansiedad.

Y ello no significa cruzar la línea de la vida privada de algún funcionario. Como bien dice el periodista Jorge Ramos: se vale, cuando un asunto personal o familiar afecta la vida de nuestra sociedad.

Alfredo Castillo es el mismo que, como subprocurador regional en Cuautitlán Izcalli, era regañado por el entonces procurador Alberto Bazbaz y salía, literalmente, llorando de la PGJEM. “Me regañó el procurador Bazbaz… me regañó el procurador”, sollozaba con lágrimas en el rostro. Como niño.

¿El procurador Castillo está preparado mentalmente para el cargo? ¿Tiene la cordura suficiente para tomar decisiones?

Al procurador mexiquense lo ha desequilibrado, aún más, el ejercicio del poder, veneno para las mentes débiles. Ello se demostró con la captura de El Compayito.

Y por supuesto que nadie duda de la peligrosidad de García Montoya. Sin embargo, lo cuestionable es la farsa mediática que se construyó y que ha enloquecido al procurador Castillo, al presentarse como paladín de la justicia cuando, en realidad, ha mal informado del caso.

Ejemplo: no ha dicho que fue la PGR la que realmente coadyuvó para lograr la orden de aprehensión contra el multiasesino.

Que El Compayito diga que iba a atentar contra la vida del procurador, nadie se lo traga. Es parte del circo mediático que tiene trastornado a Castillo.

Que El Compayito “revele” quiénes secuestraron a Diego Fernández de Cevallos —magnificado sin ningún rigor periodístico por algunos medios— es otro eslabón del carrusel de mentiras. Que El Compayito era compa del JJ y que se sentía traicionado por él.

Y si mañana El Compayito nos dice también quién mató a Kennedy y por qué el poder priista ajustició a Colosio, entonces, ¿deberemos creerle a un criminal peligroso, sí, pero evidentemente desequilibrado, mitómano y que goza de sus cinco minutos de fama?

Pero la culpa no es del indio, sino de quien lo hace “compayito”.

La estrategia mediática instrumentada por la PGJEM es muy parecida a la practicada en la Policía Federal, donde se presentan videos, con pregunta y respuesta, entre policías y malandros.

¿Casualidad? No. Alfredo Castillo es primo político de un alto funcionario de la seguridad federal. La estrategia fue copiada. O recomendada.

Nada de lo que haga o diga el procurador Alfredo Castillo puede ser tomado con confianza. A su desempeño oscuro en el caso Paulette, habrá que agregarle sus desequilibrios emocionales, que tiene que controlar con pastillas. ¿Sería esta causal suficiente para estar impedido de ocupar el cargo? O sus ataques de llanto cuando lo regañan. ¿En manos de quién está la Procuraduría mexiquense?

Castillo lleva a cuestas el cadáver de Paulette.

Ocultó información clave cuando los padres de la menor, Mauricio Gebara y Lisette Farah, declararon oficialmente que ellos sabían dónde estaba Paulette, pero tenían miedo de ir a la cárcel.

-Yo sé dónde se encuentra mi hija-, confesó Mauricio. “Él lo planeó todo”, ratificó Lisette. (Paulette, lo que no se dijo. Martín Moreno. Editorial Santillana/Aguilar).

¿Por qué Alfredo Castillo, fiscal del caso, no siguió esta línea de investigación? ¿Por qué encubrió a Mauricio Gebara? ¿Qué significa Mauricio para el poder mexiquense? ¿Qué ocurrió realmente con Paulette?

El caso, contra lo que dice y piensa el titular de la PGJEM, no está cerrado. No, al menos, para algunos periodistas. Todavía se revelarán puntos clave al respecto. Involucrados: los jefes de Castillo. Ya lo veremos.

Por lo pronto, la actuación —valga el término— de Castillo en el caso de El Compayito, y en las detenciones a futuro, estarán ensombrecidas por el cadáver de Paulette.

Castillo siempre llevará de la mano a Paulette.

Jamás dejará de acompañarlo.

ARCHIVO CONFIDENCIAL

* EBRARD NO ES LULA. A algunos líderes perredistas les ha picado decir que el “Lula” mexicano es Marcelo Ebrard. Eso es una aberración. Mientras Lula estaba en la cárcel por exigir mejores condiciones de vida para los sindicalistas mineros, Marcelo ya era parte del régimen opresor priista. Mientras Lula luchaba contra la dictadura brasileña, Marcelo operaba el fraude electoral de 1988. Lula y el falso izquierdista son de formación, ideología y entraña política diametralmente opuestas. Compararlos es una blasfemia. No hay que caer en esa engañifa.

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