12 agosto, 2011

Nuevo viernes de sangre en Siria

Las tropas de El Asad causan al menos diez víctimas entre los opositores al régimen en los principales focos de protestas del país

TIZIANA TROTTA / AGENCIAS - Madrid / Ammán

A pesar del incremento de la presión internacional sobre Siria, la sangrienta represión de las revueltas en contra del presidente Bachar el Asad no se detiene. Al menos diez personas han fallecido hoy en una nueva jornada de protestas, bajo el lema "No nos doblegaremos ante nadie, solo ante dios".

Hazan Ibrahim, del opositor Comité de Coordinación Local, ha explicado el origen de este eslogan en una conversación telefónica desde Alemania. "Bachar no es nuestro dios, aunque él quiere que el pueblo le adore como si lo fuera". El portavoz del Comité ha asegurado que "los sirios no cederán", pese al elevado coste humano de las protestas, que ya se han cobrado más de 2.000 vidas desde el comienzo de las revueltas el pasado mes de marzo. "Ya no hay marcha atrás", ha añadido, "la gente sabe que si abandona la lucha ahora, el castigo sería todavía más duro".

El Comité, un grupo de alrededor de 400 opositores al régimen de El Asad que actúan en una red internacional, hasta ahora no ha podido averiguar el balance de muertos que llega desde Hama, ciudad bastión de la resistencia contra el régimen. Según los activistas y las asociaciones de derechos humanos, los lugareños han salido a las calles de la periferia, donde la presencia de los militares y de El Shabia (los matones leales al presidente) es menor. No obstante, al menos dos manifestantes han muerto esta mañana por disparos del Ejército. Las víctimas participaban en la primera manifestación masiva desde la retirada de las tropas del régimen el pasado miércoles, tras diez días de asedio a la ciudad que han causado más de 200 muertos.

Los disturbios no se han apagado tampoco en el resto del país. Las tropas de El Asad han disparado contra los manifestantes en Deir el Zor (al este) a la salida de la principal mezquita, tras la oración del viernes. Un testimonio recogido por la agencia Reuters afirma que "los disparos se oyen en todas las esquinas del barrio Ordi [en las proximidades de la mezquita Harwil]". Otro vecino añade: "Los fieles han abandonado corriendo casi todos los lugares de culto de la ciudad para escapar de los tanques que se encuentran en todas las principales plazas".

En Homs, otra ciudad símbolo de la resistencia contra El Asad, el Ejército ha matado a al menos tres personas en el barrio de Bayada, según informa el Observatorio Sirio de Derechos Humanos. En Sakba, en los alrededores de Damasco, un hombre ha muerto por un disparo de las fuerzas de seguridad después de la oración de la mañana. El presidente del Observatorio Sirio de Derechos Humanos, Rami Abdul Rahman, ha difundido un comunicado en el que sostiene que al menos tres personas resultado heridas en las redadas del Ejército. La cadena de televisión Al Yazira afirma que la operación militar se ha saldado con un centenar de detenciones arbitrarias, que se suman a los más de 26.000 arrestos denunciados por los activistas en los últimos cinco meses en todo el país.

En Alepo, en el norte, otras dos personas han perdido la vida. También se han intensificado las manifestaciones en la provincia de Idlib, en la frontera con Turquía, donde se han registrado al menos dos víctimas, entre ellas una mujer en Khan Sheikhoun.

La televisión nacional, sin embargo, sigue emitiendo imágenes de calles tranquilas y semidesiertas, deseando un feliz Ramadán a los ciudadanos. "No dejan de repetir que lo que dicen los medios extranjeros sobre la masacre son mentiras", asegura por teléfono Sezar, un estudiante de Damasco de 20 años. "La televisión estatal sostiene que los gobiernos extranjeros quieren dar una mala imagen de nuestro país porque nuestro régimen se opone a la política israelí", añade.

Sezar tomará parte en las manifestaciones de esta noche, tras la oración del tarawih, que marca la ruptura del ayuno durante el Ramadán. "No abandonaremos la lucha, pero ya es hora de fomentar otros movimientos ciudadanos, reunirnos para reflexionar, proponer un borrador para una nueva constitución... Estamos hartos de tanto derramamiento de sangre".

La presión internacional sobre siria se incrementa

El régimen de la familia El Asad, en el poder desde hace 41 años, continúa su ofensiva para reprimir las manifestaciones, a pesar de las peticiones y de las sanciones que llegan desde el extranjero.

Las declaraciones de hoy de la secretaria del Departamento de Estado de EE UU, Hillary Clinton, han sido muy tajantes. Al termino de un encuentro con el ministro de Asuntos Extranjeros noruego, Jonas Gahr Store, Clinton ha afirmado que "Siria sería un país mejor sin el presidente Bachar el Asad" y ha invitado a los países que compran petróleo o vender armas a Siria de "interrumpir estas relaciones" y situarse en el "lado correcto de la historia".

Francia e Italia han pedido hoy a las autoridades sirias la liberación de Abdel Karim Rihaoui, el presidente de la Liga de Derechos Humanos, detenido ayer por la tarde. Rihaoui estaba sentado en un café del centro de Damasco, a pocos metros de la mezquita Omeya, uno de los lugares más sagrados del Islam suní, cuando se vio rodeado por los hombres de El Asad. "Por su carácter brutal y simbólico, la detención de Abdel Karim Rihaoui constituye una nueva decisión inaceptable de las autoridades de Damasco, que va directamente contra las esperanzas de la comunidad internacional", ha indicado una portavoz del ministerio de Asuntos Exteriores galo.

La Casa Blanca aprobó el pasado miércoles nuevas sanciones comerciales y económicas contra el Banco Comercial de Siria, de propiedad del Estado. Washington decidió congelar los activos en EE UU de la mayor entidad financiera del país y de una filial suya en Líbano, así como de Syriatel, la principal operadora de telefonía móvil de Siria, propiedad del cuñado del mandatario sirio. Además, prohibió a ciudadanos y empresas norteamericanas hacer negocios con ambas entidades.

Radwan Ziadeh, investigador del instituto de Oriente Próximo de la Universidad estadounidense George Washington, cree que estas medidas no son suficientes para que El Asad deje el poder. "Necesitamos más atención por parte de los políticos y de la sociedad civil internacional. Las sanciones tendrían que centrarse más en la persona del presidente y de su familia", ha destacado.

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