En la Procuraduría General de la República hay fallas jurídicas y operativas, pero también se enfrentan a la complacencia de jueces y magistrados con la criminalidad.
Martín MorenoLos 21 delegados de la PGR que oficialmente dimitieron no tenían otra opción: la mayoría son presuntos responsables de beneficio ilícito. Es decir, no pudieron justificar sus bienes en relación a sus ingresos.
A estos delegados se les hicieron pruebas de polígrafo, sicológicas, sicométricas, y sobre si su estilo de vida era congruente con sus percepciones.
Desde abril pasado, cuando Marisela Morales tomó posesión como titular de la PGR, han sido cesados 500 elementos federales, por irregularidades.
Lo ocurrido en la PGR es muy grave. Morales ha dado la instrucción de “romper malas prácticas” que han convertido a la Procuraduría —en algunos de sus niveles operativos, administrativos y burocráticos— en un ente infiltrado y corrompido por el crimen organizado. La depuración va a fondo.
El despido de 21 delegados coincidió con la fuga de Héctor Guajardo Hernández, El Güicho, de un hospital del sur de la Ciudad de México, tras su captura en Mexicali. Junto a él, en otra habitación, lo “vigilaban” dos agentes federales de la PGR, quienes están bajo investigación.
El Güicho es uno de los principales operadores del Chapo Guzmán y del Mayo Zambada y heredero de la célula criminal encabezada por Teodoro García Simental, El Teo, detenido a principio de año. Sí, ligado al Chapo, a quien por algo se le conoce como el capo del panismo.
En la PGR hay fallas jurídicas y operativas, pero también se enfrentan a la complacencia de jueces y magistrados con la criminalidad. La dimisión de los 21 delegados es parte de una estrategia integral para limpiar a la PGR de malos elementos.
A la PGR le falta eficacia y le sobran jueces demasiado benévolos,y por eso quedaron libres Greg Sánchez y Julio César Godoy.
Además, la consumen casos de corrupción y por eso se escapó El Güicho.
El PRD pide la desaparición de la PGR, que bien podría ser sustituida por una Fiscalía General. El fracaso no se corrige con un simple cambio de nombre. Se necesita sacudir la casa por dentro, barrerla de arriba hacia abajo, con los costos que ello implica.
Por lo pronto, 21 delegados de la PGR —con todos sus archivos, su vasta información privilegiada sobre la seguridad nacional, sus elementos de confianza y su experiencia policiaca— ya están en la calle. Si algunos tenían vínculos con la delincuencia, sobra decir lo peligroso que representa para el país que pudieran ponerse a su servicio.
Marisela Morales ya le cortó la cola a la serpiente. A ver hasta dónde la dejan llegar.
ARCHIVOS CONFIDENCIALES
* LOS CALDERÓN NO ENTIENDEN. ¿Había necesidad político-electoral para Luisa María Calderón, el PAN en Michoacán y, sobre todo, para Felipe Calderón, de aliarse nuevamente con Elba Esther Gordillo y el Panal con miras a las elecciones de noviembre? Según ellos, la respuesta es sí. Para la mayoría, es volver a una relación vergonzante. Los Calderón tropiezan dos veces con la misma piedra: Elba Esther. A los votos que La Cocoa pudiera obtener gracias a su desempeño en campaña electoral, añaden el voto duro que el magisterio michoacano —cuya mayoría está en contra de la dictadura de la Gordillo— les dará en las urnas. Lo cierto es que esta alianza no cayó nada bien en el panismo y entre los michoacanos, apenas días después de haberse destapado públicamente el indigno amasiato electoral de 2006 mediante el cual Calderón le entregó a Elba Esther la Subsecretaría de Educación Básica de la SEP, el ISSSTE, la Lotería Nacional y Pronósticos Deportivos, a cambio del apoyo electoral del partido de Gordillo. A ver si no se les revierte la estrategia.
* FUENTES Y EBRARD. Detrás del apoyo que Carlos Fuentes brinda a Marcelo Ebrard como el “mejor candidato de la izquierda” para 2012, hay un pago de favores: la casa de Fuentes iba a ser afectada por la construcción de la Supervía Poniente y, como el escritor puso el grito en el cielo, en el GDF decidieron modificar el proyecto, no hacerlo en línea recta y dañar, entonces, las casas de familias de clase baja. Ahora Fuentes devuelve el favor. ¿Así actúa un verdadero gobierno de izquierda? Y por supuesto que importa que Ebrard se erija como “izquierdista” cuando no lo es en realidad. Detrás de su impostura está el engaño a la ciudadanía, a los electores, a quienes evalúan en este momento personalidades y propuestas por quiénes votar en 2012. No es un asunto menor. Es la mentira del falso izquierdista: ser impostor a cambio de votos. Es una cuestión de ética, de honestidad intelectual y personal, rasgos ausentes en la trayectoria política de Marcelo. Importa, y mucho, la definición ideológica de quienes aspiran a gobernar al país. Y es evidente que todos los movimientos de Ebrard —incluida su vida privada— son parte de un cálculo político. ¿Cómo confiar en él?
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