Ignacio Moncada
En estos minutos de la basura del zapaterismo, el aún presidente del Gobierno está corriendo en dirección contraria a la que ha venido corriendo durante los pasados ocho años. Lo más curioso es que, cuando le preguntan, responde que lo hace por responsabilidad. Que lo hace por España. Sus asesores le habrán aconsejado que repita esa coletilla creyendo que le da dimensión de hombre de Estado. Sin embargo, no contaron con una duda que asalta a quien escucha el comentario: si ahora hace esto por el bien de España, ¿por qué antes hacía lo contrario?
La reforma constitucional para incluir un límite al déficit público en la más alta instancia legislativa ha sido un duro golpe para las aspiraciones socialistas en las próximas generales. Es como si Zapatero, inconscientemente, hubiera plantado explosivos en los pilares del PSOE. Ahora se ha desatado la carrera por desactivarlos antes de que el partido sea demolido. Es por eso que, como cuenta El País, una vez que Rajoy y Zapatero habían pactado incluir en la Constitución un déficit máximo del 0,35%, Rubalcaba bloqueó la negociación diciendo: "No quiero ni una cifra en la Constitución". Y sólo ha decidido apoyar la reforma una vez que el límite constitucional al déficit no incluye dicho límite. Es decir, cuando esa reforma ha dejado de tener sentido.
Dicen que no hay mayor arma de destrucción política que la división interna. Esta sombra sobrevuela actualmente el PSOE. A las lamentables perspectivas electorales y al cambio de discurso dado por el Gobierno al comprobar que estábamos al borde de la suspensión de pagos, se le suma ésta última iniciativa. Sobre el papel, a los ojos de cualquier ciudadano de a pie, la propuesta es razonable: tras ver que una mala gestión de las cuentas públicas ha provocado una gigantesca crisis sobre la economía española, tiene sentido enmendar el error y tratar asegurar legalmente que nadie pueda volver a incurrir en un despilfarro tan dañino. Entonces, ¿por qué el socialismo, incluidos partidos, sindicatos y candidato a la presidencia, se ha revuelto con tanta virulencia ante la reforma? ¿Por qué Rubalcaba dijo que "es una barbaridad"?
Sencillamente porque piensan que lo han hecho bien. Creen que durante una crisis económica, en la que lo que hay que hacer es reducir la deuda contraída durante la expansión crediticia y reestructurar los factores productivos, lo que debe hacer el Estado es gastar cuanto más dinero mejor. Que da igual en qué. Lo importante es que los políticos sigan teniendo el inmenso poder de gastar el dinero de los demás en lo que quieran y sin límite, llevando a un país hasta la suspensión de pagos si hace falta. Y que es así como se sale de la crisis. Da igual que tengamos que ser rescatados, pues entonces dirán que no se ha gastado suficiente. Por eso es que el socialismo se revuelve ante un límite en el déficit público. Porque trastoca el principal pilar de su política económica: el despilfarro.
Ignacio Moncada es ingeniero industrial por ICAI y trabaja como analista financiero de inversiones en Nueva York.
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