BUENOS AIRES—La paliza sufrida por el candidato elegido a dedo por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner en los comicios del domingo por el gobierno de la capital argentina resalta la creciente probabilidad de que la candidatura de la mandataria para su reelección en octubre no será el paseo que algunos de sus seguidores habían anticipado.
El actual jefe de gobierno conservador de la Ciudad de Buenos Aires, Mauricio Macri, ganó con facilidad un segundo mandato, al vencer al aliado de Fernández de Kirchner, Daniel Filmus, por 64,3% a 35,7% en la segunda vuelta.
Mauricio Macri festeja su victoria con partidarios el domingo en Buenos Aires.
La presidenta es todavía clara favorita en el dividido terreno para la elección presidencial de octubre, sostienen los analistas. Incluso muchos argentinos a los que no les gusta su estilo polarizante no están convencidos de que cualquiera de los opositores pueda mantener la gobernabilidad del duro y turbulento sistema político, según sugieren las encuestas.
Sin embargo, la derrota en Buenos Aires, que viene justo después de un revés en una elección provincial clave para Fernández de Kirchner y recientes errores de su gobierno en áreas que van desde el fútbol a los derechos humanos, despeja en parte el aire de inevitabilidad de su reelección. Los redactores de los titulares de los periódicos ya no se toman las libertades a las que apelaron cuando Fernández de Kirchner anunció su campaña en junio y los más atrevidos titularon "Cristina ya ganó".
"Todavía creo que hay una probabilidad muy fuerte de que ella vaya a ser reelecta, pero va a tener que trabajar más en ello", sostiene Mark Jones, politólogo de la Universidad de Rice. Señala también que la presidenta aún se beneficia del poder de una economía en rápido crecimiento, como también de la mayor exposición mediática que la que tienen a disposición sus adversarios. No obstante, opina que la mentalidad independiente de Fernández de Kirchner va a tener que apoyarse en mayor medida de lo que a ella le gustaría en la capacidad de movilización de votos de los líderes del partido peronista en la populosa provincia de Buenos Aires, incluido su gobernador, Daniel Scioli. Además, los recientes reveses pondrán mucha presión sobre Fernández de Kirchner para hacer un buen papel en la elección primaria programada para el 14 de agosto, diseñada para deshacerse de los candidatos de los partidos más pequeños.
El jefe de gabinete del gobierno argentino, Aníbal Fernández, señaló el lunes que la ciudad de Buenos Aires siempre ha sido un campo de batalla electoral difícil para la presidenta, pero que a nivel nacional mantiene un fuerte respaldo.
Una señal temprana de los retos políticos de Fernández de Kirchner tuvo lugar en julio, en la elección del gobernador de la provincia de Santa Fe, una enorme potencia agraria. La victoria del socialista Antonio Bonfatti no fue tan sorprendente. Pero lo inesperado fue el claro segundo puesto conseguido por el conservador Miguel Del Sel, un famoso actor cómico, y el débil tercer lugar del candidato oficialista, Agustín Rossi. Los analistas expresaron que las frecuentes contiendas de Fernández de Kirchner con los productores agropecuarios, que comenzó en 2008, cuando ella intentó aumentar el impuesto a la exportación de granos, resultaron determinantes en las urnas para su aliado en Santa Fe. En las próximas elecciones a gobernador, en la provincia de Córdoba, el sector partidario de Fernández de Kirchner dentro del peronismo no tiene siquiera un candidato que se postule.
Incluso la creciente participación del gobierno en la liga de fútbol de Argentina ha causado dolores de cabeza últimamente. En 2009, la estación televisiva del gobierno se hizo cargo de la transmisión de los partidos, dándole un codazo a una empresa conjunta que incluía al Grupo Clarín, gigante en el sector de los medios y fuerte adversario de Fernández de Kirchner. El mes pasado, luego de que el legendario club de fútbol River Plate descendiera a la segunda división por primera vez en sus 110 años de historia, a la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), con evidente apoyo del gobierno, se le ocurrió una respuesta que sólo parecía poder empeorar la situación. El plan consistía en fusionar las dos primeras divisiones, con la idea de devolver a River Plate a la primera categoría, según reconoció el vocero de la organización. Los analistas afirman que la reestructuración también tenía la intención de ganar mayor audiencia televisiva y aplausos políticos para el gobierno y la presidenta. Sin embargo, muchos puristas del fútbol argentino rechazaron ferozmente la supuesta intromisión en el deporte y la aprobación final del plan se postergó hasta fines de este año.
La imagen del gobierno también se ha visto afectada por problemas relacionados con algunos de los grupos de derechos humanos con los que Fernández de Kirchner y su marido y antecesor, Néstor Kirchner, han contado como pilares de apoyo. Las Madres de Plaza de Mayo, un grupo que representa a las víctimas de la dictadura militar de la segunda mitad de los años 70 y principios de los 80, se encuentra en medio de una desordenada investigación por presunta malversación de fondos públicos para viviendas de bajos ingresos. Según Macri, el escándalo dañó la campaña de Filmus. "Hay mucho hartazgo que los recursos públicos se despilfarren", expresó a una estación de radio de Buenos Aires. "Estas cosas irritan y enojan, porque falta mucho por hacer en el país".
Fernández de Kirchner también se vio afectada por una alianza con otro grupo de derechos humanos, el de las Abuelas de Plaza de Mayo, que ha llevado una larga batalla con el Grupo Clarín. La organización y el gobierno de Fernández de Kirchner presionaron durante varios años a dos hijos adoptivos de la dueña de Clarín, y herederos de la empresa, para tomarles pruebas de ADN a fin de demostrar que no hayan sido niños robados a las víctimas de la dictadura militar en los años 70. Finalmente, en julio, las muestras de ADN de los jóvenes se cruzaron con parte de una base de datos genéticos de las víctimas de la dictadura y no se encontraron coincidencias. Miembros del Congreso y los medios de comunicación argentinos criticaron a las Abuelas y a Fernández de Kirchner por su acoso a los herederos sin causa.
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