07 septiembre, 2011

4 formas en las que Obama ha bloqueado el aumento del empleo


¿Se pregunta a quién hay que culpar de la estancada economía de hoy? No mire más allá de la Casa Blanca para saber dónde debería acabar la cadena de responsabilidad. Aunque el presidente Barack Obama levanta su dedo acusador constantemente para echarle la culpa a otros por los males de la economía nacional, sus políticas tienen la culpa de que la economía de Estados Unidos no vuelva por el buen camino.

Antes de que vea al presidente Obama presentando su más reciente plan de empleo en su discurso del jueves, asegúrese de saber las cuatro principales medidas que tomó e impidieron el crecimiento del empleo en el país:

1) El exceso de regulación de Obama

Durante los primeros 26 meses del presidente Obama en el cargo, su administración impuso 75 nuevas normativas importantes con un costo para el sector privado que excede los $40,000 millones, como han documentado los expertos de la Fundación Heritage James Gattuso y Diane Katz. Esa cifra es superior a ningún otro periodo comparable registrado. El costo anual de las normativas promulgadas —$1.75 billones según una estimación citada frecuentemente— representa el doble de los impuestos recaudados sobre los ingresos personales el pasado año. Katz y Gattuso escriben que hay incluso más regulación por venir.

Son malas noticias para el crecimiento del empleo y Ud. no tiene por qué creernos. Pero pregunte a la gente que crea empleos en la nación. John Schiller, el presidente y director ejecutivo de Energy XXI, dijo a CNBC que “si el gobierno se quitara de en medio con sus normativas y regulaciones y nos dejara hacer aquello que hacemos bien, Ud. nos vería contratar gente y hacer crecer esta economía”.

2) Obamacare

Hay una inquietante tendencia si uno se fija en el crecimiento del empleo en Estados Unidos durante los pasados dos años y medio. James Sherk, de Heritage, escribe que, después de la recesión, Estados Unidos estaba en el camino adecuado para una recuperación sólida. La economía pasó de perder 841,000 empleos en enero de 2009 —el punto más bajo de la recesión— a ganar 229,000 empleos en abril de 2010. Pero entonces Obamacare se convirtió en ley. Y Sherk indica que: “Desde mayo de 2010 en adelante, el crecimiento del empleo del sector privado mejoró en solo 6,500 empleos mensuales — menos de un décimo que la tasa de crecimiento anterior”.

Aunque la correlación no necesariamente es igual a causa, hay razones para creer que Obamacare contribuyó a cerrar el grifo de la creación de empleo. La ley impone nuevos requisitos caros sobre las empresas, que siguen sin saber a ciencia cierta cuáles serán sus costos más adelante, algo que lleva a que pospongan decisiones de contratación de personal. De hecho, una encuesta mostraba que el 33% de los propietarios de pequeños negocios dijeron que Obamacare era el primer o segundo mayor obstáculo para la nueva contratación de empleados.

3) Gastos enormes y déficits desbocados

Se suponía que el paquete de estímulo de Obama por $787,000 millones crearía empleos, pero en vez de eso se acumuló déficits y el crecimiento económico ahora está estancado. Mientras tanto, todo ese dinero cuya intención era “estimular” la economía tenía que salir de algún sitio, lo que significa añadir impuestos o tomar prestado de otros sectores de la economía. ¿El resultado? Menos dinero disponible para inversión y eso significa menos crecimiento del empleo. Brian Riedl lo explica así en el Wall Street Journal:

[L]as grandes leyes de estímulo a menudo reducen la productividad a largo plazo mediante la transferencia de recursos del sector privado, que es más productivo, al sector público, que es menos productivo. El Gobierno raramente recibe una buena relación calidad-precio por los dólares que gasta. Sin embargo, los políticos encuentran en las leyes de estímulo la justificación política para conceder dinero del contribuyente a sus grupos favorecidos. Al aumentar el déficit presupuestario, esas grandes leyes de estímulo contribuyen finalmente a unos tipos de interés más altos a la vez que cargan de más deuda aún a las futuras generaciones.

4) Políticas pro-sindicales y antiempresa

En Carolina del Sur, Boeing tenía la intención de construir una nueva fábrica para producir uno de sus aviones de pasajeros, lo que habría creado nuevos empleos en el estado. Y he aquí que la Junta Nacional de Relaciones del Trabajo (NLRB) de la administración Obama presenta una queja oficial contra la compañía, arguyendo que usar unas instalaciones no sindicalizadas constituye una práctica laboral injusta. Y ese es solo un ejemplo de las políticas pro-sindicales y antiempresa de la administración Obama.

Otras recientes actuaciones de la NLRB incluyen varias decisiones sobre elecciones sindicales anticipadas y la restricción de elecciones por sufragio secreto, además de que instituyó una nueva norma que permite a los sindicatos elegir a su gusto a los trabajadores que vayan a votar sobre la sindicalización. En vez de poner la economía primero, el presidente se decantó por los sindicatos y los americanos desempleados pagan el pato.

Este verano, el empresario Steve Wynn dijo que la administración Obama ha sido “el mayor aguafiestas para las empresas, el progreso y la creación de empleo que he visto en toda mi vida”. Y cuando el Investors Business Daily pregunto al cofundador de Home Depot, Bernie Marcus, “¿Cuál es el mayor impedimento para el crecimiento del empleo hoy en día?”, él respondió: “El Gobierno federal”. Los propietarios de negocios —esos hombres y mujeres que crean empleo en la nación— saben que la administración Obama es la causa última del estancamiento de la economía.

El pueblo americano se está dando cuenta de ello. Según una nueva encuesta de ABC News/Washington Post, el 77% dice que el país está seriamente yendo por el mal camino y “los americanos dicen ahora, por un margen de 2 a 1, del 34% a 17%, que las iniciativas de la administración [Obama] han hecho más daño en vez de haber ayudado a la economía de la nación”. Este jueves, la nación descubrirá si los planes del presidente pasan por seguir el camino que fijó hace dos años y medio o si finalmente cambiará el rumbo.

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