En Toluca, están más que confiados en que el ex gobernador del Edomex gane la presidencial. Ya hasta se repartieron el gabinete.
Martín MorenoLa anécdota la cuentan entre panistas: ante la tumba de su padre —Luis Calderón Vega—, el presidente Felipe Calderón habría jurado no permitir el regreso del PRI a la Presidencia de la República. Pero, pragmático y tozudo, Calderón ha personalizado la elección presidencial de 2012 contra un objetivo prioritario: Enrique Peña Nieto.
Y más allá del hombre y del nombre —Peña Nieto—, la hipótesis es que el mexiquense podrá ser un buen candidato, pero representa a un PRI añejo, anacrónico y que tiene todo menos ser moderno o progresista.
¿Pruebas? Allí está la orden de Peña Nieto de no aprobar la reforma política en la Cámara de Diputados. “El jefe no quiere”, soltó Francisco Rojas —salinista de origen y formación—, coordinador de los priistas en San Lázaro.
En el fondo, el ex gobernador del Estado de México le tiene pánico a las candidaturas independientes por temor a que algún personaje apartidista —Juan Ramón de la Fuente, por ejemplo—, lo rebase fácilmente. Y ese miedo se combina con el rechazo del priismo a la reelección legislativa, figura básica en la consolidación de cualquier democracia, pero que provoca retorcimiento entre viejos y nuevos priistas. ¿Por qué? Debido a que el poder ciudadano castigaría o premiaría a malos y buenos legisladores.
Desafortunadamente para la clase política, la mayoría de los legisladores son reprobados por sus electores. Ya lo veremos en estos días, cuando Consulta Mitofsky, de Roy Campos, divulgue una encuesta en la que los diputados ocupan el último lugar en cuanto a confianza ciudadana.
Y en peor momento para Peña Nieto no pudo haber reaparecido públicamente uno de los priistas más desprestigiados del PRI: el ex gobernador del Edomex, Arturo Montiel, quien durante su sexenio se enriqueció de manera tan desmedida como inexplicable y que por esa debilidad —el dinero— fue despedazado como aspirante presidencial por Roberto Madrazo y su equipo.
Fue precisamente el gobierno de Peña Nieto el que exoneró del delito de enriquecimiento inexplicable a Montiel, a pesar de las múltiples propiedades y cuentas bancarias millonarias que exhibieron públicamente a Montiel y a sus hijos.
Resulta paradójico: los priistas acabaron a Montiel por sus excesos financieros, pero a la hora de investigarlo, el mismo PRI le lavó la cara. Primero el interés político que la justicia. Hacia adentro, palo. Hacia afuera, perdón.
Y Montiel reaparece muy sonriente, justo en la toma de protesta de Eruviel Ávila como gobernador del Estado de México.
Por eso —y algunas razones más—, Calderón ha convertido la batalla electoral de 2012 en una pelea política personalizada.
En nuestra columna del 6 de mayo pasado, titulada: “2012: Calderón vs. Peña Nieto”, señalamos: “Calderón no pretende pasar a la historia como el Presidente que permitió el regreso de la dictadura política priista al poder presidencial… si alguien piensa que el Presidente no utilizará toda la fuerza del Estado para evitar que el priato regrese a Los Pinos, se equivoca…”
Vienen días de tormenta política rumbo a 2012.
Hoy sabemos que Édgar Valdez Villarreral, La Barbie, reveló a la PGR que, “en septiembre de 2007, policías de Morelos lo arrestaron en Cuernavaca con 15 de sus escoltas armados. Sin embargo, a los 20 minutos de la efímera detención, fue liberado, luego de que Arturo Beltrán Leyva, El Barbas —hoy difunto—, usara sus influencias, según declaró Valdez ante la SIEDO” (Reforma 25/IX/2011).
La Barbie y sus declaraciones que, se dice, pronto involucrarán a priistas de altísimo nivel.
Por eso, en Toluca, ya están preparando las respuestas a cualquier acusación. Prevén, inclusive, que Luis Miranda sea el encargado de responder a la batería de Los Pinos contra Peña Nieto, ante el evidente debilitamiento político de Humberto Moreira.
Bajo cualquier circunstancia, Calderón ve a Peña Nieto como el principal objetivo en el corto plazo. Inclusive, bajarlo del ring antes de que sea nominado, oficialmente, candidato del PRI a la Presidencia.
En Toluca, están más que confiados en que Peña Nieto gane la presidencial. Ya hasta se repartieron el gabinete. De ese tamaño es su convicción de que a partir del primero de diciembre de 2012 estarán en Los Pinos.
Calderón vs. Peña Nieto: esa es la pelea.
ARCHIVO CONFIDENCIAL
*VERACRUZ. “Es mi niña… es mi niña”, gritaba en medio del dolor Bárbara Ybarra, al reconocer el cadáver de su hija, Gabriela Arlene, quien había desaparecido desde junio. La opinión pública veracruzana está tan aterrada como furiosa contra el gobernador Javier Duarte que, insensible, muestra públicamente una sonrisa que ya es insultante para las víctimas y sus familias.
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