Análisis & Opinión
Julio Cesar Alonso
Julio Cesar Alonso es director del Centro en Economía y Finanzas (Cienfi) y profesor de tiempo completo del departamento de Economía de la Universidad Icesi (Colombia). Julio Cesar tiene un Doctorado en Economía, Maestría en Economía y Maestría en Estadística, en la Universidad de Iowa State. Es economista de la Universidad del Valle, en Cali, Colombia.
Ante el congreso de la República de Colombia, están en trámite varios proyectos de ley que podrían cambiar la cotidianidad en el país. Uno de ellos es la creación del nuevo peso colombiano. Este proyecto de ley tiene como objetivo crear una nueva moneda para Colombia. La idea es quitarle tres ceros a todos los precios, facturas, monedas y billetes. Así, de ser aprobado el proyecto de ley, un salario mensual de 1.000.000 de pesos sería de 1.000 nuevos pesos, y por ejemplo, un billete de 50 mil pesos sería remplazado por un billete de 50 nuevos pesos.
Este tipo de medidas usualmente se implementan en países que están viviendo inflaciones muy fuertes, en los cuales los precios crecen tanto que la cantidad de ceros hace inmanejable cualquier cálculo cotidiano. La medida se emplea convencionalmente para disminuir los costos en que incurren los ciudadanos, para llevar la contabilidad y para simplificar la vida. En la mayoría de los casos, se emplea como una medida desesperada para frenar la inflación.
Para no ir muy lejos, México adoptó una medida similar a partir del primero de enero de 1993, tras experimentar una fuerte inflación durante los años 80 y no poder realizar sus pagos de deuda externa en 1982. Por otro lado, nuestro vecino Venezuela estrenó el Bolívar fuerte el 1 de enero de 2008. En últimas, el Bolívar fuerte implicó lo mismo que se espera con el proyecto de ley en Colombia, quitarle tres ceros a todos los precios. La verdad no parece que quitar ceros haya cambiado algo sustancial en el maltrecho aparato productivo del vecino o haya frenado la inflación relativamente alta.
El año pasado el proyecto de ley fue archivado al perder el apoyo del gobierno, pero este año el proyecto revivió. Y ahora parece inminente la aprobación de esta ley. En la actualidad, al proyecto de ley 34 de 2010, que elimina tres ceros al peso, le falta un debate en la plenaria del Senado y dos en la Cámara de Representantes.
¿Es conveniente esta medida para Colombia? ¿Para qué la medida? La verdad es que si se adopta la medida, no es para disminuir la inflación. El crecimiento de los precios está controlado. ¿Para facilitar el cálculo de las personas y la contabilidad? Puede ser. Pero, ¿vale la pena?
Este año existe un elemento adicional. El Banco de la República está planeando cambiar las monedas que están circulando, pues el costo del material con el que están hechas nuestras monedas es muy alto. El Banco central planea tener monedas más pequeñas con otras aleaciones de metales. Así el gasto de cambiar las monedas, estimado en $187 mil millones de pesos, se hará independientemente de que se quiten los tres ceros o no.
¿Es conveniente esta medida para Colombia? ¿Para qué la medida? La verdad es que si se adopta la medida, no es para disminuir la inflación. El crecimiento de los precios está controlado. ¿Para facilitar el cálculo de las personas y la contabilidad? Puede ser. Pero, ¿vale la pena?
Los costos de la medida no son muy claros. Algunos analistas lo estiman en $40 mil millones. Estos costos implican la elaboración de nuevas planchas para los nuevos billetes y la impresión de los mismos, las campañas educativas para explicarle a toda la ciudadanía lo que ocurrirá y que realmente no tendrá muchos efectos prácticos. Si la ley fuese aprobada, con seguridad se necesitará un período de dos a cuatro años para que se realice finalmente la transición entre el peso actual y el nuevo peso colombiano. En ese periodo estaríamos empleando los billetes y monedas actuales y los nuevos, sin los tres ceros. Esto podrá causar alguna confusión, pero finalmente nos acostumbraremos.
De hecho, si hay un momento adecuado para hacer el cambio y quitar los tres ceros, sería ahora. Pero ¿no sería mejor que el Congreso discutieras proyectos de ley que resuelva problemas estructurales de la economía colombiana? ¿Esos de dineros que implica el cambio no estarían mejor invertidos en otros asuntos?
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