Las complicidades existen en el mundo político desde épocas muy remotas, desde que existen gobernantes y gobernados. Las complicidades se producen por diversos y variados motivos, tales como: económicas, amistosas, familiares, humanitarias y personales. También se producen complicidades políticas por: miedo, alcahuetería, maldad, ignorancia, desidia, silencio y/o afinidades ideológicas.
Un gobernante, se convierte en cómplice de otro gobernante, cuando este último comete un abuso, injusticia grave, crimen o atropello contra los derechos humanos de las personas, o contra la prensa, o contra la constitución y las leyes de su país; y el primero guarda silencio, y no se pronuncia públicamente sobre tal situación, al no condenar ante el mundo, tales abusos y atropellos. Lo mismo es válido para las personas públicas influyentes y famosas, tales como: políticos, deportistas, intelectuales, artistas, ex gobernantes, etc.
Cuando un personaje de los indicados arriba, acepta silenciosamente estos atropellos y nos los comenta, ni critica, ni denuncia; se hace cómplice por omisión de los mismos. Y peor aún, si los apoya, los justifica y/o los defiende, pasa a ser un cómplice activo de ese atropello.
Una complicidad muy común que observamos en el mundo de hoy, cometida por gobernantes supuestamente demócratas, electos en comicios libérrimos, es la de hacerse la vista gorda, ante situaciones de gobernantes tiranos que abusan de sus pueblos y restringen las libertades de estos por la fuerza de las armas.
Una práctica común de algunos gobiernos democráticos, es la de mantener relaciones internacionales amistosas con estos gobiernos dictatoriales por el interés de hacer negocios y comprarle y/o venderle productos, que ayudan a estas dictaduras a sobre vivir en un mundo cada vez más libre y democrático.
El presidente de Francia, Nicolás Sarkozy, ha reconocido públicamente, que esa política de mantener relaciones amistosas con gobiernos dictatoriales, ha sido asiduamente sostenida por muchas naciones desarrolladas, debido básicamente, a la estabilidad política que significan esos gobiernos dictatoriales. A decir por su reciente discurso, cuando se refería a la experiencia negativa con el dictador libio Muamar Al Gadafi, esta política parecería que cambiará en el futuro.
La dictadura castrista comunista de Cuba, la cual estuvo a punto de colapsar a finales de los 90, debido al aislamiento al cual se le sometió en América por varios años, pareciera que ha tomado vida de nuevo, debido al apoyo cómplice de gobiernos socialistas de naciones ibero americanas que tratan a dicha dictadura como si este fuese una democracia.
Argentina, Brasil, España, Chile (Michelle Bachelet), Bolivia, Ecuador, Nicaragua y Venezuela, han sido gobiernos cómplices que prácticamente han validado y reconocido al gobierno cubano como legítimo y democrático, haciéndolo un gran daño a la población cubana, que desea cambios sustanciales en esa nación. Las razones a la vista de tal apoyo, en todos esos casos, al parecer serían económicas e ideológicas.
He oído de una iniciativa de algunos ex presidentes latinoamericanos, que se reunirán con una representación de la OEA, en el algún país de sur América, para revisar lo concerniente a los procedimientos para la emisión de La Carta Democrática Latinoamérica, y las razones por las cuales, ésta no se ha emitido aún a tantos países que han violado reiteradamente algunos de estos principios fundamentales de nuestras democracias. Aplaudo esta iniciativa, y lamento que no se haya producido mucho antes.
Un ejemplo evidente de complicidades, también se produce muy a menudo con el asunto de las guerrillas colombianas. Vemos como países como Argentina, Brasil, Bolivia, Cuba, Ecuador, Nicaragua y Venezuela, entre otros, se niegan a calificar a las guerrillas colombianas de las Farc y del ELN, de terroristas, debido que estos gobiernos consideran, que ese es un calificativo arbitrario con el que no están de acuerdo, que les dio el gobierno norteamericano, al cual estos países adversan de diferentes formas y maneras.
Estas complicidades con los terroristas colombianos de las Farc, se han manifestado en diferentes formas y maneras. La solidaridad política con éstas, el suministro de armas, la contribución económica, la publicidad internacional, los apoyos logísticos, tratamientos médicos, y el suministro de áreas geográficas cómo refugios, son algunas de estas complicidades. ¿Cómo se explican las poblaciones del mundo, que estos narco terroristas aún estén vigentes y activos, sino es por el apoyo que reciben por diferentes vías?
CONCLUSIÓNES
Las complicidades políticas son muy dañinas para los pueblos, dado que debido a ellas, muchos tiranos inescrupulosos, a nombre de nacionalismos que no sienten ni practican, las utilizan para oprimir a sus pueblos, negarles justicia, corromperse, enriquecerse groseramente y perpetuarse en el poder.
Vemos casos como el de China, donde hoy día todas las naciones del mundo mantienen excelentes relaciones amistosas con esta nación comunista, básicamente por intereses comerciales y tecnológicos; mientras que la población de ese país, vive bajo el yugo de un gobierno dictatorial, que les mantiene sus libertades secuestradas, entre muchos otros atropellos que comete diariamente en contra de esa inmensa población.
Por más estable que sea un gobierno dictatorial, ningún gobierno democrático debería ser cómplice de este, ni desentenderse de las violaciones a los derechos humanos que comete, so pena de tener que arrepentirse algún día de haberlo apoyado políticamente.
En la medida en que estos gobiernos dictatoriales, o aquellos que van por esa vía, sientan que un grupo importante de naciones les apoya y les estimula a seguir con sus violaciones, atropellos y crímenes, estos jamás permitirán abrirse a la democracia. Por el contrario, endurecen su sistema dictatorial, y son capaces de retar al mundo democrático a que los tumben, tal como hicieron Saddam Hussein en Irak, o Muamar Al Gadafi en Libia, entre otros.
Los gobiernos democráticos, cómplices de dictaduras actuales o en formación, deberían revisar cuidadosamente sus políticas de relaciones internacionales y comerciales con estos tipos de gobiernos, y establecer límites de carácter humanitario, hasta donde llegar en sus relaciones con ellos, sin que esto signifique que están de acuerdo con las políticas de los mismos.
Autor: Guillermo A. Zurga
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