12 septiembre, 2011

Cordero, va por más

Pablo Hiriart

Si el Presidente se desprendió de un buen técnico como es Ernesto Cordero es porque ambos creen que van a ganar.


Quienes pensaban que Cordero era un cartucho quemado porque Josefina ya las tenía todas consigo, se equivocaron.


Todas las encuestas indican que Vázquez Mota es la preferida de la población que opina de política, y que en segundo lugar está Santiago Creel.


Pero el Presidente cree que eso es susceptible de modificarse y el viernes demostró su convicción al lanzar a su secretario de Hacienda para competir y ganar la candidatura presidencial del PAN.


Hace poco más de una semana comentamos en esta columna que quien minimice a Felipe Calderón va a perder.


Y este lanzamiento de Ernesto Cordero, junto con las declinaciones de Alonso Lujambio, Javier Lozano y Heriberto Félix, confirma que el Presidente va en serio con su precandidato.


Las bromas y risas que en algunos panistas provocaban el ex secretario de Hacienda y sus aspiraciones presidenciales se pueden congelar.


Calderón no es un político perdedor. Tampoco es invencible, pero tiene el poder de la Presidencia y lo va a usar en la interna del PAN y en la elección constitucional después.



Del gabinete presidencial sólo salió uno, y ése es Ernesto Cordero.
El equipo de Los Pinos va a cerrar filas con el candidato Cordero y va a ser finalista en la contienda interna.


Desde luego el Presidente puede desearle mucha suerte a su ex compañera legisladora Josefina Vázquez Mota.


También le desearon suerte Francisco Rojas, Acosta Naranjo y diputados del PT y Convergencia.


Pero a la hora de la verdad cada quien, obviamente, cerrará filas con su candidato y los deseos de suerte quedarán como expresión de buenos modales, nada despreciables por cierto.


Si hemos de creer en su palabra, Ernesto Cordero no quería ser candidato presidencial.


Desde que estaba en Sedesol rechazaba tal posibilidad. Cuando lo nombraron en Hacienda, apenas en diciembre de 2009, Cordero adelantaba con aplomo que no quería ser ni sería candidato.


Así es la política. Lujambio quería y tenía con qué, pero lo bajaron. Igual sucedió con Javier Lozano.


Sin Juan Camilo Mouriño en su equipo, el Presidente optó por Cordero como el continuador de su proyecto.


Va a tener que remar a contracorriente en el panismo y en la opinión pública.


No se le ve vocación de candidato y enfrente tiene a dos contendientes fuertes: Josefina y Creel.
Va a tener que conseguir la declinación de uno de ellos en favor suyo. Y Creel no va a ser.

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