En esta búsqueda de responsables no encontramos en México uno solo porque, como sabemos, el nuestro es un país de inimputables.
Ángel VerdugoUna vez más, valido de la tragedia más reciente ocurrida en Monterrey —consecuencia del incendio criminal provocado por un grupo de delincuentes—, el presidente Felipe Calderón lanzó —en el mensaje pronunciado el 26 de agosto— una más de sus filípicas a las que nos tiene acostumbrados cuando se trata de echar la responsabilidad de nuestras fallas a Estados Unidos.
Esta vez, no fue la excepción; la tragedia es, en gran parte, responsabilidad de los estadunidenses, y punto; traidor a la patria el que ose siquiera pensar que es falsa tal afirmación. Además, ¿quién es responsable de la elevada corrupción en nuestro sistema judicial a la que hizo alusión en el mensaje? ¿También Estados Unidos? Evidente, la responsabilidad también es de ellos, y sólo de ellos.
Un poco de precisión habría ayudado a plantear, quizás, una vía que permitiere encontrar eco de lo que ya es frecuente encontrar en el discurso de buena parte de la clase política mexicana. ¿La responsabilidad de Estados Unidos, está concentrada en el Congreso o en el Ejecutivo que encabeza el presidente Obama? ¿Serán los cuatro gobiernos estatales fronterizos —California, Arizona, Nuevo México y Texas— y sus autoridades policiacas? ¿Quizá los alguaciles en las ciudades y condados fronterizos?
La verdad, debemos atrevernos a decirla, radica en un hecho simple pero muy vergonzoso: La responsabilidad es nuestra. Por corruptos e irresponsables, desordenados e importamadristas; lo otro, acusaciones que sólo buscan eludir responsabilidades y aprovecharse del sentimiento enfermizo antinorteamericano que nos caracteriza.
Si seguimos la línea de argumentación del Presidente, terminaremos acusando de cómplice al propietario de la gasolinería y éste, con justa razón, a Pemex por proveerlo de este combustible y al final de la cadena, la “nuestra empresa” señalaría como responsable a la refinadora que le vendió la gasolina utilizada en el acto criminal.
En esta búsqueda de responsables, como vemos, no encontramos en México uno sólo porque, como sabemos, el nuestro es un país de inimputables; de menores de edad incapacitados por lo que, como sabe todo abogado, no puede la justicia imputarles delito alguno. Aquí entra el malo de la película: Estados Unidos.
Si refinamos la lógica y metodología calderoniana, podríamos desentrañar misterios que por años nos han acompañado. Por ejemplo, ¿quién es responsable de la contaminación en la Zona Metropolitana del Valle de México? Evidentemente Estados Unidos porque, ¿de dónde proviene la mayoría del parque vehicular que ahí circula? ¡De Estados Unidos!
Podemos seguir con centenas de preguntas y en todos los casos, la respuesta será la misma: el responsable es Estados Unidos. La obesidad, el consumismo, la visión individualista de la vida y el cambio de modelo económico en 1987 entre muchos otros, son problemas de los cuales no habíamos podido determinar su causa principal pero ahora, con el Método Calderón, esa ignorancia ha desaparecido.
Por último, ¿qué caso le haría usted —de ser presidente de Estados Unidos— al gobernante de un país sumido en la corrupción y la incapacidad para enfrentar y resolver lo que le corresponde por lo que sólo atina a buscar responsables fuera de su territorio? ¿Verdad que nada?
Por eso pregunto, ¿algún día seremos un país de adultos responsables de sus actos, conscientes de sus problemas y sus causas? Dada nuestra irresponsabilidad, pienso que no.
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