Pragmático y liberal, busca, desde el Gobierno de la Ciudad de México, proponer su proyecto político nacional
Martín EspinosaUn claro ejemplo del “trapecismo” político es el actual jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard, el otro aspirante a la candidatura presidencial de la llamada izquierda mexicana para 2012.
Priista desde los años 80, ocupó la Secretaría General de Gobierno del entonces Departamento del Distrito Federal en 1992, cuando el “dedazo” presidencial designaba a los gobernantes de la capital y que en ese momento recaía en Manuel Camacho Solís, cercano colaborador en esa época del entonces presidente Carlos Salinas de Gortari.
Años antes, a fines de los 80, Ebrard Casaubón iniciaba su carrera en el servicio público al participar en las tareas de reconstrucción del DF, que siguieron a los sismos de 1985, en el Programa de Renovación Habitacional Popular, al lado de su mentor, el entonces jefe del DDF Camacho Solís.
Al igual que López Obrador en su momento, Marcelo Ebrard cumplió tareas partidistas en su partido de origen, el PRI, como cuando fungió como su secretario general en el tricolor del DF, entre 1989 y 1990. Fue diputado suplente en la LVII Legislatura por el PRI y meses después se convirtió en legislador independiente.
El 3 de octubre de 1995 Ebrard renunció al Revolucionario Institucional por considerar que había grandes diferencias entre sus principios y cómo se conducían el gobierno y su partido. Argumentó entonces falta de voluntad para resolver el asesinato de Luis Donaldo Colosio, así como un alejamiento del PRI de sus principios, como el nacionalismo revolucionario y la transformación social.
Al poco tiempo después se convirtió en asesor del Consejo Nacional de Ahorradores, que agrupaba a la mayoría de los afectados por la crisis del sistema de ahorro popular. Entre 1997 y 2000 fue diputado federal por el Partido Verde.
En 2000, candidato a la Jefatura de Gobierno del DF por el Partido del Centro Democrático, que había fundado Camacho Solís un año antes para no quedarse “fuera de la jugada” política tras su renuncia al PRI, pero declinó a favor de López Obrador, quien una vez al frente de la Ciudad de México, lo nombró, primero, asesor político y, luego, jefe de la policía capitalina, en febrero de 2002.
En noviembre de 2004 fue destituido por el entonces presidente Vicente Fox, luego del linchamiento de tres agentes de la Policía Federal Preventiva en el pueblo de San Juan Ixtayopan, Tláhuac. La Procuraduría General de la República abrió una averiguación previa, al considerar que hubo omisión de las autoridades del DF para rescatar a los agentes, pero no se sometió a proceso a ningún funcionario. Días después, el entonces jefe de Gobierno, López Obrador, lo llamó nuevamente a formar parte de su equipo, esa vez como secretario de Desarrollo Social del DF, desde donde lo catapultó rumbo a la candidatura perredista para la capital dos años después.
Considerado por los analistas como un político pragmático y liberal, Ebrard Casaubón busca, desde la Jefatura de Gobierno del Distrito Federal, proponer su proyecto político nacional basado en su actuación al frente de la ciudad más grande de la República Mexicana, con el argumento de su apoyo a las minorías y a grupos vulnerables, así como la participación de capital privado en la construcción de infraestructura urbana, tomando como experiencia lo que han hecho los gobernantes de las grandes urbes, por ejemplo, de Nueva York (Rudolph Giuliani) o de Bogotá (Antanas Mockus).
El tiempo dirá si tuvo o no razón y no faltará mucho para saberlo, cuando el PRD designe a su candidato a la presidencia para el año próximo.
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