De poco servirán las acciones que se tomen si éstas no vienen acompañadas de cambios profundos...
Ángel VerdugoSi usted lee la nota informativa del Informe Semanal de Hacienda correspondiente a esta semana, de inmediato le vendrá a la mente La Chimoltrufia, famoso personaje de la comedia por sus frases que muchos hemos hecho nuestras al repetirlas con desparpajo sin reparar en la tontería que expresan.
El segundo párrafo de la nota, es todo un poema escrito en estilo “chimoltrufiesco”; diga usted si no: “Si bien esta volatilidad internacional comienza a afectar las perspectivas de crecimiento global, incluyendo a la economía mexicana, es importante insistir en que México cuenta con la capacidad para enfrentar la actual coyuntura global, gracias a las medidas de política implementadas en nuestro país en los últimos años y las acciones implementadas recientemente.”
Su lectura me hizo recordar, una de sus frases célebres: “Pos ya sabes que yo como digo una cosa digo otra, es que es como todo, hay cosas que ni qué, ¿tengo o no tengo razón?”. ¿Verdad que en Hacienda -al menos el redactor de la Nota Informativa del l Informe-, dominan bien “el chimoltrufiés”?
El habla chimoltrufiesca, nada tiene de malo y sí mucho de cómica cuando se trata de un particular pues carece de consecuencia alguna; además, de tenerla, sería aquél quien la enfrentaría. Sin embargo, cuando estamos ante un documento oficial que pretende transmitir la posición del Ejecutivo —en este caso, la Secretaría de Hacienda— en un tema tan delicado como es la volatilidad financiera actual y las consecuencias para nuestra economía, es inadmisible el chimiltrufiés e inaceptable la falta de claridad.
Después de leer aquel párrafo, uno no sabe si prepararse para enfrentar los efectos negativos de la volatilidad, o lanzar las campanas al vuelo porque a México y su economía nada le pasará debido, afirma Hacienda, “a las medidas de política implementadas en nuestro país en los últimos años y las acciones implementadas recientemente.”
¿Así hablan Merkel y Cameron? ¿Por qué no copiamos lo bueno y dejamos a un lado el habla que tanto gusta a los Ortega y los Castro, y a los Chávez, Evos y López?
La falta de claridad no para en aquel párrafo pues en el último de la nota informativa que dice: “México, a diferencia de otras economías emergentes, sigue sin presentar signos de sobrecalentamiento, y si bien ahora estamos creciendo a menores tasas, seguimos en una fase de crecimiento económico. No obstante, de poco servirán las acciones que se tomen si éstas no vienen acompañadas de cambios profundos que obedezcan al beneficio de las mayorías y se traduzcan en mejores condiciones de vida para todos los mexicanos.”, la llevan a su máxima expresión.
Tomo estos párrafos de un documento de Hacienda, no porque sean ellos los únicos que no hablan claro; todos son iguales, ninguno se salva. Lo hago por el tema pero, repito, es mal nacional esto de no hablar claro; asusta nuestra falta de decisión para hacerlo con miras, quizás, a quedar bien con todos.
Ahora bien, ¿por qué nos cuesta tanto trabajo hacerlo? ¿Por qué no decir, crudamente, que de nada sirven las medidas superficiales y cosméticas si no llevamos a cabo las reformas verdaderas, las siempre pospuestas? Sólo con éstas reduciremos los efectos negativos de la volatilidad y creceremos, lo otro, es vana ilusión.
Por lo demás, si los que saben —los de Hacienda—, no lo hacen, ¿quién entonces? Para eso de los votos, falta mucho; hablemos claro hoy, y mañana solitos llegarán.
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