20 septiembre, 2011

Eugenio Garza Sada



  1. Eugenio Garza Sada (11 de enero de 1892 – 17 de septiembre de 1973) fue un empresario y filantropo mexicano de ascendencia judía a quien mejor se le conoce como el fundador del ITESM en 1943. Murió el 17 de septiembre de 1973 en manos de un grupo terrorista que pretendió secuestrarlo, dajando a su esposa y sus ocho hijos.

    En el 11 de enero de 1892 nació Eugenio Garza Sada en la ciudad de Monterrey, México, el cuarto de los ocho hijos de Isaac Garza, importante y destacado emprendedor propulsor de la industralización de Monterrey, y de Consuelo Sada Muguerza de Garza. Cursó su educación primaria, secundaria y preparatoria en un colegio marista de Monterrey y en el Colegio de San Juan, en la vecina ciudad de Saltillo.

    Uno de los acontecimientos que marcaron su vida sucedieron en el año de 1913, cuando debido a la Revolución Mexicana, su familia se ve obligada a dejar el país y exiliarse en los Estados Unidos. En esta etapa las empresas de su padre, Isaac Garza, estuvieron prácticamente inactivas, por lo cual la familia Garza Sada sufrió limitaciones y privaciones, por lo que sus miembros se vieron en la necesidad de trabajar para sobrevivir. En el caso de Don Eugenio Garza Sada trabajó como dependiente de una tienda de ropa y acomodador en un cine.

    Durante su estancia en los Estados Unidos], Don Eugenio Garza Sada estudió la escuela preparatoria en la Western Academy, la cual era una academia militar, y posteriormente estudió ingeniería civil en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), se graduó en 1917

    Al terminar sus estudios en los Estados Unidos, Don Eugenio Garza Sada regresó a México de Boston en 1917, incorporándose a Cervecería Cuauhtémoc Moctezuma -empresa que fundada por su padre y su tío-, en la que comenzó su carrera como auxiliar en el Departamento de Estadísticas y con el paso del tiempo fue ocupando puestos de mayor responsabilidad. En los años siguientes, el comenzó un gran número de negocios incluyendo una compañía de vidrio conocida como Vitro. En 1943, arrancó lo que hoy es la empresa pilar de Grupo Alfa: Hojalata y Lámina (Hylsa). Anteriormente había creado también, Fábricas Monterrey, S.A. (FAMOSA), Empaques de Cartón Titán y Grafo Regia.

    Muriendo su padre quedó como Director de Cervecería Cuauhtémoc Moctezuma. Una de sus primeras decisiones fue que la compañía produjera sus propias materias primas y procesara los desperdicios en alimentos, para ello creó Malta. Asimismo sustituyó la importación de corcholatas y creó una fábrica para producirlas.

    Don Eugenio Garza Sada tuvo la visión de crear, apoyado por un grupo de empresarios, una institución educativa capaz de formar hombres integrales y no sólo técnicos capaces: hombres generosos para ofrecer lo que saben en beneficio de la sociedad. Producto de estas ideas, surgió el Tecnológico de Monterrey, el 6 de septiembre de 1943, cuando don Eugenio y otros empresarios constituyeron una sociedad civil denominada Enseñanza e Investigación Superior (EISAC), la que creó ese mismo año el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, con la esperanza de crear una escuela con fuertes principios morales y un alto nivel académico, que inició sus actividades con Preparatoria, Facultad de Ingeniería y Facultad de Estudios Contables, así como un internado.

    Una de las primeras muestras de interés por los trabajadores fue la Sociedad Cuauhtémoc y FAMOSA, a través de esta sociedad sus empleados recibían muchas prestaciones de diversos tipos, una de las que más destacaron fueron los servicios de salud (antes de la creación del Seguro Social en México). Asimismo, creó en Monterrey la Colonia Cuauhtémoc en 1957 (años antes de la creación del Infonavit), cuya fundación fue con la finalidad de tener un complejo habitacional para los trabajadores de las empresas que dirigía. Asimismo, a través de la Sociedad Cuauhtémoc y FAMOSA canalizó recursos para la impartición de cursos, y para el otorgamiento de becas para los hijos de quienes trabajaban en sus empresas.

    Garza Sada siempre mostró su gran simpatía por el Rey de los Deportes. En 1939, con el primer equipo Carta Blanca, impulsó el auge del Beisbol. En 1973, hizo realidad el sueño del cronista capitalino Alejandro Aguilar Reyes “Fray Nano” de que México tuviera un Salón de la Fama donde se inmortalizaran las hazañas de quienes han destacado en el Beisbol Profesional de México.

    Otras de sus actividades filántropicas incluyen los hospicios Melitón Villarreal y León Ortigosa.

    El clima político en México hacía creer a Eugenio Garza Sada que existía la posibilidad de que fuera secuestrado. Sin embargo, se afirma que él no estaba dispuesto a permitirlo, consideraba que la obligación de un empresario era impedir que lo secuestraran y que se lo llevaran vivo. Se argumenta que en una plática con su hijo mayor, sobre la posibilidad de que fuera secuestrado, comentó: "¡Evitar que se lo lleven a uno vivo será la mejor garantía para los demás!".

    Finalmente, el 17 de septiembre de 1973, Garza Sada fue asesinado por un comando de la Liga Comunista 23 de Septiembre. En el libro "Eugenio Garza Sada", se describe de la siguiente manera el fallido intento de secuestro:

    "La luz roja del semáforo en la esquina de la calle Quintanar lo distrajo de sus pensamientos, pero la alerta surgió de pronto cuando una camioneta Falcon los interceptó impidiendo el avance de su auto. Dos hombres jóvenes, armados, bajaron rápidamente para someter al conductor y a su ayudante, mientras uno más sacó con violencia al industrial del asiento trasero. La resistencia que opuso el anciano hombre en su intento por defenderse con la vieja pistola que portaba, desató la balacera en la que el empresario fue abatido".

    Su muerte impactó a México entero. Su funeral se llevó acabo en Monterrey y congregó a más de doscientas mil personas.

    Hoy, es reconocido como un visionario en Monterrey y su nombre lo tiene una de las principales avenidas que atraviesa la Ciudad y en donde se encuentra la universidad que él creo.

  2. Ideario de Don Eugenio Garza Sada

    A pesar de su muerte las ideas de Garza Sada aún son promovidas por las empresas fundadas por el y por las organizaciones sociales que apoyó o creó. A continuación se presenta su ideario que aún es promovido por Cervecería Cuauhtémoc Moctezuma y el ITESM:

    I. Reconocer el mérito en los demás. Por la parte que hayan tomado en el éxito de la empresa y señalarlo de manera espontánea, pronta y pública. Usurpar ese crédito, atribuirse a sí mismo méritos que corresponden a quienes trabajan a las órdenes propias, sería un acto innoble, segaría una fuente de afecto e incapacitaría para comportarse como corresponde a un ejecutivo.

    II. Controlar el temperamento. Debe tenerse capacidad para dirimir pacífica y razonablemente cualquier problema o situación, por irritantes que sean las provocaciones que haya que tolerar. Quien sea incapaz de dominar sus propios impulsos y expresiones, no puede actuar como director de una empresa. El verdadero ejecutivo abdica el derecho a la ira.

    III. Nunca hacer burla. De nadie ni de nada. Evitar las bromas hirientes o de doble sentido. Tener en cuenta que la herida que asesta un sarcasmo, nunca cicatriza.

    IV. Ser cortés. No protocolario, pero sí atento a que los demás encuentren gratos los momentos de la propia compañía.

    V. Ser tolerante. De las faltas que puedan encontrarse en la raza, color, modales, educación o idiosincrasia de los demás.

    VI. Ser puntual. Quien no puede guardar sus citas, muy pronto se constituirá en un estorbo.

    VII. Si uno es vanidoso, hay que ocultarlo. Como el secreto más íntimo. Un ejecutivo no puede exhibir arrogancia ni autocomplacencia. Cuántas veces los fracasos de hombres bien conocidos confirman el adagio de "el orgullo antecede a la caída". Cuando uno empiece a decir que otros empleados son torpes, o que los clientes son mezquinos o necios, habrá empezado a meterse en embrollos.

    VIII. No alterar la verdad. Lo que uno afirme, debe hacerlo reflexionando; y lo que prometa, debe cumplirlo. Las verdades a medias pueden ocultar errores, pero por poco tiempo. La mentira opera como un búmerang.

    IX. Dejar que los demás se explayen. Especialmente los colaboradores, hasta que lleguen al verdadero fondo del problema, aunque tenga que escuchárseles con paciencia durante una hora. Haría uno un pobre papel como director, si dominara una conversación en vez de limitarse a encauzarla.

    X. Expresarse concisamente. Con claridad y completamente, sobre todo al dar instrucciones. Nunca estorba un buen diccionario a mano.

    XI. Depurar el vocabulario. Eliminar las interjecciones. Las voces vulgares y los giros familiares debilitan la expresión y crean malentendidos. Para demoler verbalmente a sus enemigos, los grandes parlamentarios nunca emplearon una sola expresión vulgar.

    XII. Asegurarse de disfrutar el trabajo. Es muy legítimo tener pasatiempos predilectos e intereses en otras cosas, pero si se estima como un sacrificio venir los sábados o quedarse en la oficina más allá del horario en caso preciso, entonces lo que se necesita es un descanso y otra compañía en donde trabajar.

    XIII. Reconocer el enorme valor del trabajador manual. Cuya productividad hace posible la posición directiva y afirma el futuro de ambos.

    XIV. Pensar en el interés del negocio más que en el propio. Es buena táctica. La fidelidad a la empresa promueve el propio beneficio.

    XV. Análisis por encima de la inspiración o de la intuición. Este debe ser el antecedente para actuar.

    XVI. La dedicación al trabajo. Beneficia al individuo, a la empresa y a la sociedad entera. En esto se asemeja a un sacerdocio.

    XVII. Ser modesto. Si no se comprende que nada tienen que ver con el valor de la persona -el tamaño del automóvil o de la casa, o el número de amigos y de los clubes a que se pertenece, o el precio del abrigo de pieles de la esposa y el rótulo de la puerta del despacho- y si estas cosas significan para uno más que la tarea bien y calladamente cumplida y los conocimientos y el refinamiento espiritual para adquirirlos, entonces se precisa un cambio de actitud o de trabajo.

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