La crisis de la deuda que atraviesa la zona euro ha restado atractivo a la moneda única como divisa de reserva alternativa al dólar. En menos de 20 sesiones, el euro ha pasado de 1,46 dólares a 1,35, y ha llegado a tocar los 1,33. Los expertos creen que el euro mantendrá su tendencia bajista y finalizará el año entre 1,25 y 1,30 dólares.
Morgan Stanley estima que el apoyo internacional al euro decaerá ante el desafío que supone para la moneda única la evolución de las políticas económicas, monetarias y constitucionales en Europa. Para Morgan Stanley, “el atractivo del euro como divisa de reserva alternativa es probable que se reduzca” y destaca que los acontecimientos recientes que han tenido lugar en Europa, como el cambio en el discurso de Trichet tras la última reunión del BCE, la dimisión de Jürgen Stark del Comité Ejecutivo del BCE y la decisión del Tribunal Constitucional alemán, sumados a la deteriorada situación económica del Viejo Continente apuntan a un euro más débil.
En este sentido, el banco de inversión estadounidense ha revisado recientemente a la baja el tipo de cambio del euro frente al billete verde, fijándolo en 1,30 dólares para final de año y 1,25 unidades en el primer trimestre de 2012, para estabilizarse en la segunda mitad del año que viene.
Los flujos internacionales de apoyo al euro, que han protegido a la moneda única de las noticias negativas de los últimos meses, parecen que comienzan a disminuir, según Morgan Stanley. El euro ha sido uno de los mayores beneficiarios de los programas de diversificación de reservas de divisas de los bancos centrales. Sin embargo, la evidencia de una desaceleración económica global sugiere que el ritmo de acumulación de reservas por parte de los bancos centrales se ralentizará.
En esta misma línea, Miguel Ángel Rodríguez, analista asociado de XTB, recuerda que toda la subida del euro hasta sus máximos se debió a convertirse en moneda reserva y las compras de China y los bancos centrales asiáticos, que iban convirtiendo dólares a euros.
Con la elevada incertidumbre que vive Europa, la decisión ha sido dejar las compras en “standby”. Para Rodríguez, si se solucionan los problemas, “el euro volverá a ser moneda de refugio por su capacidad de absorber tal cantidad de dinero”, aunque cree que “no se van a resolver de un día para otro. Alemania y Francia están dejando morir a Grecia lentamente para un ‘default’ y, posiblemente, su salida del euro. Se ha roto la confianza”.
El analista asociado de XTB cree que el euro podría subir hasta 1,38-1,385, pero su próximo objetivo es 1,33 unidades, para cerrar el año entre 1,27 y 1,30 dólares. Rodríguez no descarta que si se produce el default de Grecia, el primer impacto sería un ataque a España e Italia a través de la venta de sus bonos, lo que podría llevar al euro a caer a 1,20 dólares.
Goldman Sachs también ha rebajado su previsión para la divisa comunitaria, pero se muestra algo más optimista, ya que prevé que se situará por encima de sus niveles actuales. El banco de inversión estima un tipo de cambio para el euro frente al dólar de 1,40 dólares a tres meses, 1,45 a seis y 1,50 a 12 meses, con un descenso de cinco centavos de dólar en cada plazo respecto a su anterior informe.
Goldman Sachs destaca que los problemas fiscales del área euro continuarán y que la negociación e implementación del segundo tramo del programa de ayudas a Grecia ya ha llevado a varios países a un endurecimiento de su política fiscal, incluyendo a Italia e incluso a Francia. Sin embargo, a pesar de reducir el punto de partida en sus previsiones, considera que no ha cambiado la situación subyacente. La tendencia dominante en el mercado de divisas sigue siendo claramente la depreciación del dólar, ya que hay muchos factores que no han cambiado, como el déficit comercial estadounidense, su política económica, más relajada que la del BCE, o la debilidad de la actividad en EEUU.
De todos modos, la mejor forma de analizar una “divisa reserva”, para Steen Jakobsen, economista jefe de Saxo Bank, es mirar el tamaño del mercado de capitales subyacente. En este sentido, recuerdo que solo en renta variable, Estados Unidos tiene unos 15.700 billones de dólares, el 31% de total mundial. En renta fija, el mercado es al menos tres veces más grande. Por su parte, en Europa, la bolsa supone entre 5 y 6 billones con un mercado de renta fija entre 3 y 5 veces mayor. La capitalización bursátil de Asia es de entre 3 y 4 billones de dólares, pero sin mercado de renta fija.
Además, “para ser una moneda reserva necesitas que la moneda fluctúe libremente. En realidad sólo el dólar, la libra esterlina y el euro lo son. El yen y el franco suizo tienen grandes limitaciones por las intervenciones y los controles actuales”, apunta Jakobsen, que considera que el euro podría terminar año en 1,25 dólares y dentro de un año situarse en 1,15 unidades.
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